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El último beso - por Marcelo KisiR.
Web: http://www.contarelcuento.wordpress.com
Hay moribundos que saben despedirse. Mirala a Claudia, pobre mujer, carcomida por el cáncer. Ya sabe que quizás no pase la noche, y justo vino una multitud a visitarla. Por lo menos entran de a uno, que si no, nos despiden a todos. Entra una chica embarazada. Debe ser la hija. Se la banca bien, no llora ni nada. Habla bajito, para no molestar a los de al lado. "No sabés cómo se mueve, ma. Vení, tocá". Toma la mano de su madre, conectada a cables y sueros, y se la coloca en el vientre. A Claudia le duele, casi intervengo, pero ella se la banca y toca la panza de la chica. Apenas puede hablar. "¿Es varón?" "No, ma, nena. Ya te había dicho. Vas a ver qué linda que va a ser. No me jodas y ponete bien, ¿dale? Todavía la tenés que llevar a la plaza y hamacarla." Claudia le dice que sí con la cabeza, y abre la boca para decirle algo. Su hija la abraza para escucharla mejor. Ahora sí, la joven llora.
Entra un muchacho. También le agarra la mano, en cualquier momento se le sale el suero, yo alerta. El pibe no para de hablar. Le cuenta de la facultad, de los exámenes, de la novia que lo dejó, "pero por lo menos tengo otra mina en vista". Le cambia de tema, ahora es el fútbol y los goles de Messi que "no sabés qué bien que la toca, se ganó el quinto balón de oro y ni se mosqueó. Y, es Messi". Me acerco, le rozo el hombro. "No queda mucho tiempo", le digo, "si quieren que pasen otras personas es mejor que…" El pibe se da vuelta y me fulmina con la mirada. Después se calma, se da vuelta hacia la madre. "Dale, fenómena, nos vemos mañana". Claudia le pone la mano en el pecho, frenando el abrazo. Lo mira fijo. Toma otra bocanada de aire y le dice, "Te quiero mucho". Él no le da importancia, sigue su discurso motivador. "Sí, ma, yo también te quiero, cuidate y no hagas resongar acá a los doctores, vengo mañana, y si te portás bien nos bailamos un tanguito acá en la sala, ¿dale?" Entonces le da un beso rápido.
Claudia lo abraza, más fuerte de lo que en realidad puede, y lo besa también. Es un beso largo, como en cámara lenta. A la boca le cuesta llegar a la mejilla, se mueve como un caracol vencido y, cuando llega a la meta, parece que se ha olvidado cómo se hace, cómo se transforman los labios en un círculo, cómo se cierran mostrando esas ranuritas arrugadas. Entonces el beso sale contrahecho, como media sonrisa que toca una pared mientras la otra mitad se queda huérfana y abierta, dejando entrar un aire desinfectado de hospital. Entonces, cuando se sueltan, ella dice en un susurro, como para compensar ese beso incompetente: "Estudiá". Y se relaja. El chico se da vuelta desde la puerta y se le ríe: "No cambiás nunca, ma", y sale al pasillo.
Eso me desarma. El pibe todavía no sabe que su madre le ha dado el último beso, que el "te quiero" fue su despedida, y que el "estudiá" su legado. Después va a querer volver, la va a querer abrazar otra vez, besarla varias veces y tenerle paciencia para que ella lo bese de nuevo con su boca inútil. Pero será tarde. Va a llorar mucho, el pibe, y ese último beso torpe que sí recibió, y el "te quiero mucho" y el "estudiá" lo van a acompañar como tres agujas dulces y molestas a la vez, eternas.
Después de otros parientes y amigos, entra el marido con ojos brillosos. No intenta levantarle el ánimo. Solo le habla, despacio. Me acerco disimuladamente para escuchar. "… hombre más feliz de la tierra. Yo quería irme antes, pero uno propone… Vos no te preocupes por nada. Descansá. Yo no me muevo. Me quedo acá con vos". Le besa la mejilla, le acaricia el pelo y, creo, le canta una canción. Ella lo mira fijo y respira.
Tengo que salir a hacerme un café. No conviene que los médicos me vean moqueando. Cuando vuelvo, el marido todavía está allí. Después, cuando ella se duerma, él se irá a su casa y, a la mañana temprano, recibirá un llamado. Cuando el corazón de ella deje de latir, a medianoche, yo apretaré un botón rojo. No servirá de nada, pero es la rutina.
Comentarios (48):
Coral Mané
18/01/2016 a las 21:33
Hola Marcelo! Como viene siendo tradición he decido ver tu relato el primero, para ver con que nos sorprendes en esta edición del taller.
Para que te voy a engañar, casi se me saltan las lagrimas con tu relato. Es estremecedor cómo logras captar el ambiente del hospital, la serenidad de la moribunda que sabe que es la última vez que verá a sus seres queridos y el dolor que los hijos intentan ocultar a la madre a la vez que tratan de engañarse a sí mismos, con algo que saben que no ocurrirá, que Claudia logre superar el cáncer.
Como ya te digo, la historia me ha encantado. Creo también que has clavado el reto opcional, se aprecia perfectamente el narrador testigo. No estoy muy segura de sí es una enfermera quien lo está presenciando y que indica ese botón rojo al final del cuento.
Opino que está muy bien redactado aunque me ha costado un poco leerlo, ya que no estoy acostumbrada al acento argentino y he tenido que releer las frases varias veces.
La temática es muy similar a la de mi relato, así que espero que te pases y me des tu opinión.
¡En definitiva enhorabuena y gracias por este cuento tan emotivo!
Cryssta
18/01/2016 a las 21:41
Querido Marcelo, esta vez no voy a comentar tu relato para decirte los fallos, primero porque has escrito en argentino y lo que a esta española le puede parecer mal allí puede estar requetebién, y segundo porque no me da la gana.
Esta vez escribo para decirte que tu relato me ha encantado, está lleno de poesía o al menos yo así lo he leído. Aunque aún no he comentado relatos sí me he leído unos cuantos y este tuyo es el que me ha emocionado. Dejo las lecturas por hoy para quedarme con buen sabor de boca.
Si quieres leer el mío es el 76. Un cariñoso abrazo.
Marcelo Kisi
18/01/2016 a las 22:18
Coral y Cryssta, emocionadas gracias por vuestras palabras, la verdad es que este tema me toca de cerca y por eso quizás se notó la emoción que puse.
Me alegra que les haya gustado, me disculpo por lo “argentino” del estilo en este caso. A veces lo sacrifico en pos del público de Literautas (aunque en esta casa hay de todo) y otras veces prefiero ser más “artístico”, o sea pensar menos en el público y más en el fluir de la creación. Admito, sin embargo, que tenemos un tema ahí. Pero no creo que lo sobrellevemos tan mal, no?
Otra vez, mil gracias de corazón!
Ratopin Johnson
18/01/2016 a las 22:34
Muy buenas Marcelo,
Muy bueno tu relato. A pesar de lo que cuenta, la proximidad de la muerte, está lleno de detalles de vida. Ese ir y venir en la habitación, la hija embarazada (qué momento “”No sabés cómo se mueve, ma. Vení, tocá”, la nieta que no conocerá). El chico hablando de los goles de Messi, el beso, la madre diciéndole que estudie, al final el marido. Y me pongo filósofo, ejem, qué es la muerte si no una parte inseparable de la vida.
Me ha gustado mucho y el vocabulario argentino está relindo che
Saludos
Cryssta
19/01/2016 a las 00:28
No te disculpes Marcelo, es enriquecedor leer otras formas de expresión y yo me alegro por ello.
Manoli VF
19/01/2016 a las 00:34
Una vez más, nos dejas un gran relato, Marcelo. Admirable la forma coloquial de narrar el drama, el dolor que se palpa en el aire sin renunciar a la naturalidad. Enhorabuena.
Por cierto, nunca había oído esa expresión: “Se la banca” no se muy bien qué significa. Todo el relato es un cuadro, muy visual.
Has dicho que es un tema que te toca de cerca, ay, este tema nos toca a muchos. Tú lo has narrado con una fluidez que hace ligero lo pesado. Un abrazo.
Marcelo Kisi
19/01/2016 a las 00:46
Ratopin gracias por el comentario! Me alegro que te “reguste” el lenguaje argentino 😉
Manoli, qué alegría que te pases por aquí!
Me encanta que te haya gustado. “Bancársela” es “aguantársela”. Es como enfrentar una adversidad y hacer algo a pesar de lo difícil que es.
Fuera de eso, yo también estoy aprendiendo toneladas con ustedes los españoles. Con vos ya empecé por “beber los vientos” por alguien. ¡Qué preciosura de expresión! Pero el comentario ya te lo hago por ahí mañana.
Abrazos!
Wanda Reyes
19/01/2016 a las 02:16
Hola Marcelo, no puedo mas que unirme al sentir de los comentarios y felicitarte por tan bien logrado relato. La tematica no toca a todos de alguna manera.
Wanda Reyes
19/01/2016 a las 02:41
Se me olvido invitarte a que leas mi relato, es el 147.
Lemo
19/01/2016 a las 10:16
Hola Marcelo:
Te felicito por el relato, cuando el mensaje es tan emocional la forma y contenido queda en un segundo lugar. Aunque por mi parte no aprecio ningún fallo.
Me gustó sobre todo el comentario del narrador ante la falta de visión del muchacho, pero quizás detrás de esa actitud exista una personalidad mas compleja que el narrador no conoce, juzgar sin conocimiento no es bueno en ningún caso.
Por otro lado me encanta leer localismos argentinos.
Un abrazo
Cesar A. Martín
19/01/2016 a las 13:40
Hola Marcelo,
Un relato muy bonito y sentido. El acento argentino le da mucha verosimilitud, y hay pequeños detalles que hacen saltar las emociones. Como siempre buen trabajo.
Enhorabuena y un saludo
Karen Katina
19/01/2016 a las 16:52
Hola Marcelo.
Excelente relato no sabes como me llegó.
Una situación dolorosa muy bien descrita, la visual de la escena, es decir, de como me resultó facil imaginar todo como si yo fuera el narrador.
Felicitaciones creo que cuando un escritor logra que el lector “vea” la escena desde su propia perspectiva ha dado un paso gigante.
dalu
19/01/2016 a las 17:15
Hermoso relato Marcelo! lamento muchísimo que te toque de cerca, casi siempre los “sanos” queremos engañar al enfermo, pero más que nada, autoengañarnos y pensar en la eternidad. Tarde nos damos cuenta de tremendo error. Por eso me encantó la despedida de su esposo, tan sincera y ofreciéndole algo que amaba: su canción. Te felicito! muy bien logrado la narración de un tercero! Espero con ansias el próximo!
Demetrio Vert
19/01/2016 a las 20:21
Hola Marcelo.
Leyendo otra vez tus magistrales relatos. Tan bien construidos y de tan dejarte llevar.
Felicidades.
J. Colmarias
19/01/2016 a las 23:19
Marcelo! Es la primera vez que leo algo escrito por usted. Lo de “usted” se lo aclaro en un momento, le trato con tal respeto porque me ha parecido encontrar un ESCRITOR entre sus líneas.
Del texto poco se puede decir, es magnífico.
Del estilo argentino, solo puedo decirle que soy un español que ama a Borges y Cortázar, de modo que ya sabe lo que opino sobre esa forma de escribir.
Mi relato es el nº 162 y, salvando las distancias, también trata sobre una pérdida. Pásese si tiene un tiempo. Un saludo.
Bea
19/01/2016 a las 23:50
Hola Marcelo:
Antes de nada me gustaría darte las gracias por pasarte por mi relato y darme todos esos útiles consejos. Los aplicare en relatos futuros.
En cuanto a tu relato, que decir…¡me ha encantado! Que manera de describir la situación de la pobre protagonista, los sentimientos, sus vidas…casi se me salta la lágrima.
A sido un placer leerte, te seguiré en relatos futuros.
¡Felicidades!
Brenda
19/01/2016 a las 23:59
Hola!
Sinceramente no me suele gustar el estilo Argentino pero vos lo sabes llevar excelentemente! Un relato, como siempre, increible! Sin más que decir, me despido.
Saludos, una fan!
Efraín Velasco.
20/01/2016 a las 08:09
Gran texto, sumamente emotivo, creo que das en el clavo con la conducta de los hijos y su esperanza vana que de pronto les impide comprender que es una despedida.
No puedo comentar nada acerca de la técnica, sólo felicitarte por tu trabajo e invitarte a pasar al mío, es el número 13.
Celeste
20/01/2016 a las 08:35
Hola Marcelo, este mes no participé en el taller pero voy a comentar a mis preferidos de siempre y algunos más.
Tu relato me gustó mucho, y el narrador testigo, logradísimo.
Te felicito, y seguí escribiendo con ese “estilo argentino” que le da un toque a tus escritos que me encanta! Saludos!
Melisa
20/01/2016 a las 14:50
¡Hola, Marcelo!
Este mes no participé, así que sólo pasé a disfrutar de tu relato.
Tengo que decir que me conmovió mucho. Los personajes se sienten muy reales y el dolor, también. ¡Excelente trabajo!
Me encanta el narrador testigo que creaste, contando lo que ve en tiempo presente. Me gustan también sus juicios totalmente subjetivos (y un poco fríos) sobre los sentimientos de los familiares de Claudia.
En cuanto a fallas, sinceramente no encontré. Sólo tengo una gran duda: ¿En qué idioma está tu relato??? jaja XD
Abrazo desde Argentina.
Tavi Oyarce
20/01/2016 a las 22:30
Hola Marcelo:
Bueno estabas con la inspiración a “full” para conseguir semejante ambientación. No hay nada que agregar, tu historia se vive, no se lee. El lector observa al relator y a los personajes que desfilan por ese día terminal y es como si uno quisiera también despedirse de Claudia.
Excelente.
Saludos
Juana Medina
20/01/2016 a las 22:42
Salud compañero!
Esta sí, quedó redondita. Todo muy bien logrado: el clima, el desarrollo y muy especialmente ese conflicto que se da en la mayoría de los seres humanos frente a la muerte de un ser querido por el prejuicio de que hay que darle ánimo; prejuicio que tapa el propio dolor ante la pérdida. Y luego las diferentes maneras de vivirlo en los jóvenes contrastada con la madurez del marido. Un relato tan emotivo como lo que le pasa a tu relator testigo.
¿Una pavada? Rezongar va con z
Un abrazo
matkow
21/01/2016 a las 09:55
Hola Marcelo. Casi se me saltan las lágrimas con tu relato. Como consigues que nos metamos en la historia. Me ha encantado tu estilo de narrar las cosas y el sentimiento que provoca.
Ese toque argentino muy original, me ha sorprendido y agradado al mismo tiempo
Me encanta el narrador testigo contando lo que ve en tiempo presente.
Muchas gracias por valorar mi relato. He tenido en cuenta todas las correcciones. “Lástima” que no te pueda ayudar yo ya que creo que es un relato redondo 🙂
Saludos y nos leemos.
lunaclara
21/01/2016 a las 13:07
Hola Marcelo: Precioso tu relato. Es curioso compararlo con el de Coral. En uno, la muerte acecha; en el tuyo, de forma indirecta, la vemos detrás del doctor.
A mi quien más pena me da es el marido, pobrecito, y qué bien la trata.
Escribes genial y no he visto nada raro que corregir. Es un placer leerte, como siempre.
Felicidades!!
Alejandro Bon
21/01/2016 a las 16:41
Hola Marcelo,
Hemos tocado mismo tema, parece. Tu relato es más descriptivo de ese momento nefasto de la vida en que todos sabemos que el otro va a morir. Enterramos a mi primo de 43 años la semana pasada—no es el caso que cuento en mi relato—y fue tal cual lo describes: todos a su alrededor, esperando que deje de respirar. Leer esta reconstrucción de una parte de nuestras vidas, por la que casi todos pasamos, me lleva a preguntarme si el que muere, sabe que es el final, o si hasta el último suspiro cree que va a sobrevivir. Esta mujer que describes, como que sabía que se moría. La aceptación del marido y de su hija, la negación del pibe…terrible.
Buen relato, como siempre. Felicitaciones.
Escritores anónimos
21/01/2016 a las 17:05
Emotivo, bien escrito, y con la paciencia de un buen escritor. ¡Adoro tu acento “cuqui”! Le da un aire distinto. Lo cuentas con un narrador testigo increíblemente bien, siento las emociones a torbellinos, y me dan ganas de animar a los familiares en tan dura situación. Es la primera vez que leo un relato tuyo, y creo que me voy a hacer adicta.
Así que para el próximo relato espera mi visita! Nos leemos!
PD: mi relato es este (por si tienes un ratillo): https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-31/4701
Basilisa Nogales
21/01/2016 a las 19:07
Hola Marcelo:
Sin palabras me has dejado.
Enhorabuena. Eres un escritorazo como la copa de un pino.
¡Qué envidia me das!
Un saludo.
Isolina R
21/01/2016 a las 20:15
Hola Marcelo:
Me propuse leer todos los textos este mes y cuando he pasado por el tuyo no he podido pasar al siguiente sin comentarte. Pensaba hacerlo después, pero ya lo hago hoy mismo.
Logras emocionar y eso es estupendo. Maravilloso.
Me parece un texto espectacular. Pero le veo un fallito mínimo.
El narrador en primera cuando habla en presente es un poco peligroso. Puede dirigirse a un interlocutor y expresarse desde la oralidad o puede no dirigirse a nadie y pensar.
En tu texto no hay interlocutor. Es decir, el narrador está pensando.
El problemilla es que no se piensa así. No pensamos de esa manera, por lo menos en algunos momentos del relato.
El narrador de tu texto dice: “Mirala a Claudia, pobre mujer, carcomida por el cáncer. Ya sabe que quizás no pase la noche, y justo vino una multitud a visitarla. Por lo menos entran de a uno, que si no, nos despiden a todos. Entra una chica embarazada. Debe ser la hija”. Con el “Mirala” pensé que la narradora se dirigía a alguien, pero puesto que todo está en presente y luego cuenta que entra una chica embarazada, el interlocutor lo estaría viendo del mismo modo. Es decir, es un pensamiento, no hay interlocutor. Y si uno piensa no se dice a sí mismo: “Entra una chica embarazada”. Aquí hay una información que hay que hacer llegar al lector pero que no encaja con la forma de pensar que tenemos los seres humanos. No nos informamos a nosotros mismos de lo que estamos viendo. Podemos valorarlo, preguntarnos sobre ello, dudar, conjeturar, mostrar rechazo… pero informarnos no. La información que queremos hacer llegar al lector o bien se hace en pasado y entonces no chirría porque no queda como un pensamiento o bien si se quiere mantener el presente hay que meter un interlocutor al que dirigirla. Si la narradora se preguntase: “¿Quién será esa chica embarazada que acaba de entrar?” y añadiese: “La hija, seguro”. Ya has metido la información que quieres que llegue al lector y no canta como un pensamiento imposible.
Creo que el presente es muy importante mantenerlo en este texto para que no disminuya la emoción. Así que te sugiero dos opciones: o meter interlocutor o cambiar aquellas oraciones meramente informativas.
De todos modos, vaya relato tan espectacular.
Yo también siento envidia. Y no sé si muy sana. Es broma. Te dije desde que te leí la primera vez que ya era de tu club de fans y ahora más todavía.
Saludos.
Leonardo Ossa
21/01/2016 a las 22:15
Marcelo, debo confesar que cuando entró el marido a despedirse de Claudia, eramos dos “con ojos brillosos”. Una historia que ha logrado conmoverme, y me ha hecho pensar en mis hijos.
Un escrito magno.
¡Felicitaciones!
Lesly Bosco
21/01/2016 a las 22:16
Un relato muy emotivo y muy bien ambientado.
Me ha encantado y creo que el narrador esta perfectamente encajado.
A traves de la descripción que hace la enfermera vemos lo que sienten los personajes sin necesidad de que el os lo digan.
Muy buen relato.
Un saludo
Robert W. Peterson
21/01/2016 a las 22:49
No me gustan este tipo de escenas. Me parecen efectistas y, a menudo, se aprovechan de la dosis extra de emociones que nos suscitan las enfermedades duras y cercanas como es el cáncer.
Yo soy un tipo duro e impermeable para estas historias de muerte y enfermedad. La ventaja de que mi vista no se empañe con lágrimas en medio del relato, es que soy capaz de apreciar las cosas buenas que nos aporta el escritor.
En este caso abunda lo bueno. Y no estaría mintiendo al afirmar que es el mejor relato que he leído en el taller desde que participo, o uno de los más efectivos. Lo hiciste todo bien y se podría poner como ejemplo de muchas cosas.
He llegado por la recomendación de Isolina y no quería extenderme mucho en el comentario, pues ahora no dispongo de tiempo y estoy en deuda con los compañeros que comentaron el mío. No quiero ser descortés con ellos, pero ya llegados este punto, voy a destacar algunos de los puntos que considero fuertes:
1. El tono propio que emplea el narrador testigo es fabuloso. Sobrarían algunas aclaraciones que le acaban robando cierto protagonismo a la enferma y nos separan un poco de la historia. Sin embargo, es realista, creíble y, sobretodo, está justificado, no es un mero añadido o adorno.
2. La personalidad de cada uno de los personajes que intervienen está perfectamente reflejada y caracterizada por medio de sus acciones, y las frases que eliges aportan un gran dinamismo a la escena.
3. La expectación que consigues crear desde la primera línea se mantiene estable hasta el final. Todos acabamos de leer para saber si se vivirá o no.
3. Finalmente creo que el contenido reservado al narrador, está perfectamente medido, dejando que sean los protagonistas los que nos cuentan lo que sucede. Esto permite que empaticemos a cada momento, creando emociones de un modo natural y dinámico.
No me gusta excederme en los elogios, si le dijese a todo el mundo que su relato es genial, ¿qué podría decir cundo realmente siento que lo es?
Mi más sincera enhorabuena, has hecho un gran trabajo. Bien planificado y bien ejecutado.
José Luis Troconis Barazarte
21/01/2016 a las 22:51
me gusta! lo único que prefiero los guiones largos para los diálogos “—” estos!
Marcelo Kisi
21/01/2016 a las 23:32
Hola compañer@s querid@s!
La verdad es que me hicieron emocionar hasta las lágrimas. Porque hasta ahora lo mío era el humor, la ironía, o lo cinematográfico y la acción. Pero emocionar al lector no es mi fuerte. Y si he logrado hacer mover algunas fibras y de todos modos llegar con un relato que a la vez da placer leer y de todos modos no sea “golpe bajo y fácil”, para mí es una realización esperada.
A todos les iré devolviendo las visitas, pero justo llegó un aluvión de trabajo que hay que atender.
A los que todavía no me referí o no contesté aún en sus relatos:
Lemo, cuánta razón tenés, esa es precisamente la riqueza del narrador testigo, y es que no está dentro de las mentes de los personajes sobre los que narra, está puesta ahí también su mirada, prejuicios y malentendidos incluidos. Gracias por los elogios!
Cesar Martin un honor tus felicitaciones, se te estaba extrañando por aquí, pronto llego a tu relato!
Karu querida, gracias, palabras entrañables que hacen bien!
Dalu, qué gusto que te haya gustado, gracias!
Demetrio querido, lo mismo digo, ya llegaré al tuyo, gracias!
J. Colmarias, un gusto y qué halago, que no merezco. Ciertamente no el del “Usted”. Todos acá tenemos altos y bajos, y en este me resarcí de un ejercicio mediocre el mes pasado. Todos podemos mejorar! Y para eso yo tengo esta casa que es Literautas. Nos leemos!
Bea, gracias! Me alegro que mi comentario te haya servido, yo también espero que nos sigamos leyendo mutuamente, a ver cómo crecemos 🙂
Brenda hola! Mil gracias por tus palabras, viniendo de una escritora joven que promete. Ya leí tu cuento y me gustó, te comentaré!
Efraín, un gusto grande, y muchas gracias por tus palabras, me alegro mucho que te haya llegado, ya te iré a visitar.
Celeste hola! No me aflojes, espero leerte el próximo mes, que te va muy bien. Mil gracias por tus palabras! 🙂
Melisa te busqué yo también y no estabas! Pero qué alegría que te hayas pegado la vuelta por acá, me hacés un honor inmenso. Jajaja,y buena pregunta, ¿en qué idioma estará escrito? 😛
Tavi qué lindo comentario! Si un lector no “lee” sino “vive” la historia, alguien que intenta escribir dando eso a los demás, ha logrado una cima invalorable. Gracias por darme eso!
Juana, amiga! Gracias por tu cálido comentario, es cierto lamentablemente que a determinados temas no podemos llegar si no es por una situación personal. Nunca creí eso de “el artista tiene que sufrir”, pero en determinados temas parece que no hubiera otra, porque quién puede meterse en la piel del que sufre? Gracias por estar y también por la debida corrección
Matkow, es un gusto que nos hayamos leído, yo también te agradezco tus palabras, me alegro muchísimo que te haya gustado y claro que nos vemos la próxima!
Lunaclara, compañera! Gracias por pasarte por acá, y me alegro tanto que te haya gustado, ya andaré por el tuyo, que se te extraña! Abrazos!
Alejandro Bon, qué gusto conocerte. Lamento lo de tu primo, hace poco tuve una desgracia similar, aunque no inspiró esta historia específica. Sí, lo de la persona que sabe que va a morir es un misterio insondable. Parece que algunos sí lo saben, estoy convencido porque lo vi. Y los que están alrededor no pueden sino… hacer lo que pueden. De eso, un poco, se trató esta historia. Gracias mil!
Escritores anónimos gracias! Me alegro que te haya gustado, y por supuesto que leeré el tuyo!
Basilisa, gracias! Espero que sea una envidia que te sirva de motor, mirá que yo escribo hace mucho, pero solo es este segundo año consecutivo en Literautas el que me pone bien en ruta, constancia, trabajo, aprender de los compañeros. Somos eso, aprendices. Mil gracias por tus palabras, de verdad!
Isolina, qué decirte: como se diría en España, me pillaste! De verdad hubo pensamientos sobre un interlocutor. Lo descarté cuando entendí que la enferma y los inminentes deudos podían escuchar, pero ahí quedó ese “Mirala” y otros detalles. Tu pulida en ese aspecto es sencillamente brillante y la voy a aplicar. Ya me enseñaste dos veces este mes. Y encima me recomendaste en el foro, ¿qué hice para llegar a semejante honor? Gracias por tu generosidad, y lo del “club de fans” me queda grande, pero en todo caso es mutuo!
Leonardo Ossa, gracias por tus palabras, me emocioné con tu emoción. Yo también pienso en mis hijos. Es algo fuerte. Abrazo!
Lesley Bosco, gracias por tus generosos elogios, me alegro muchísimo que te haya gustado!
Roberto W. Peterson, cuánto te agradezco! Hasta ahora leí tus excelentes comentarios a otros compañeros, pero no alcancé a leerte. Parece que nos ha llegado la buena hora de cruzarnos. Aprecio y me honra tu honestidad intelectual. Tomo cada una de tus observaciones como sinceras y pensadas, me llena de felicidad que no te haya parecido un golpe bajo o “fuegos artificiales”, porque no la llevo fácil por el lado de emocionar. Te agradezco profundamente tu tiempo. Nos leemos!
José Luis Tronconi Barazarte, me alegro que te haya gustado. Sobre los guiones, opino igual, pero creía recordar que en talleres anteriores vimos que el narrador que es también personaje no construye diálogos en formato guiones. Solo después de enviar mi relato recordé que, en realidad, es lo que habíamos aprendido para el caso de que el relato tenga formato carta. Aquí pude haber usado, entonces, los guiones largos o rayas. Pero hay que practicar con todo, no? Creo que no es del todo incorrecto lo de las comillas. Gracias sinceras!
charola
22/01/2016 a las 06:38
¡Hola Marcelo! Llego bastante tarde, pero me da mucho gusto leerte. Este relato es como un cuadro, muy visual y perfectamente narrado. Sólo ví un error en “rezongar” que ya te hicieron saber.
Por lo demás me gusta tu estilo. Y este relato es de lo más natural y sentido. Felicitaciones.
earendil
22/01/2016 a las 10:08
Saludos, Marcelo.
Llego tarde , no, tardísimo, aunque tengo que reconocer que fue de los primeros que leí.
No puedo dejar de felicitarte por tu excelente trabajo en todos los aspectos: utilización del narrador testigo, los diálogos, el ritmo, la cadencia…
Lp que pasa es que tengo un problema con los escritos con tanto “acento” argentino. Por favor, no me malinterpretes!
Es que no sé cómo corregirlos. Lo que para mí son faltas de ortografía, evidentemente no deben serlo por esos lares, pero me gusta ser sincera y te confieso que me condicionan bastante cuando està tan plagado de ellos.
En cuanto a la temática, tampoco es mi plato fuerte, en eso coincido con Robert W. Peterson, cuando dice que las escenas tan duras eclipsan todo lo demás.
Hasta el próximo taller. Nos leemos.
Mariaje
22/01/2016 a las 19:21
Un relato redondo. Me ha gustado mucho, me ha emocionado.
Chapó el uso del narrador testigo. Me encanta como a través de él cuentas hechos tan dramáticos con distancia, consiguiendo en el lector el efecto contrario: emoción, implicación, porque te permite participar activamente, dejando entrar a tu propia interpretación, tus experiencias personales en este tipo de situaciones tan dramáticas, que desgraciadamente todos hemos vivido en algún momento. ¡Felicidades!
Si quieres leer mi relato es el número 93, un saludo.
L.M.Mateo
22/01/2016 a las 20:58
Hola Marcelo:
¿Qué quieres que te diga? Sencillamente magistral, lo has bordado de nuevo. Los pequeños apuntes de Isolina y Robert me han parecido de lo mas interesante para aclarar el narrador testigo.
Un beso Marcelo, y que no se te acabe nunca la creatividad.
P.D: no me busques este mes, que he andado muy ajetreada y no he podido participar.
Peter Walley
22/01/2016 a las 21:04
Plas plas plas, me quito el sombrero contigo. Me ha encantado, de lo mejor de este mes y de todos los meses. Lo bien contado que está, la precisión en el lenguaje y todo lo que consigues provocar en el lector…emotivo e íntimo a la vez.
Pido que a ti te dejen 7500 palabras a partir del mes que viene 🙂
Enhorabuena otra vez, da gusto leer relatos así.
Nic-Is
23/01/2016 a las 04:38
Hola Marcelo.
Es el mejor relato entre los que he leído. Decir más, no puedo.
José Luis Troconis Barazarte
23/01/2016 a las 07:05
les recomiendo el 197
Leosinprisa
23/01/2016 a las 14:55
Hola Marcelo, la verdad que quitado expresiones que no logro comprender como banca o hamacarla, el resto del relato es impecable, dramático e intenso como la vida misma. Ver morir a una persona es duro y escribir como lo has hecho puede indicarme que has manejado una situación parecida.
Y si así no fuese, debería alabar esa empatía que te hace conocer los sentimientos de una forma tan acertada. No es fácil, nada facil trasladar esa fuerza a unas palabras sencillas que unidas forman un conjunto tan admirable.
Mi enhorabuena Marcelo, un placer leerte. Un saludo.
Manuel Pla Martí
24/01/2016 a las 22:23
Hola Marcelo. Primera vez que te leo y lo he hecho motivado por la cantidad de comentarios. No puedo decir otra cosa que genial. Lo del narrador testigo lo has conseguido de manera perfecta. Se siente, te llega, ese ambiente en la habitación con la mujer en sus últimos momentos. Muy bien logrado.
He visitado tu blog y he podido comprobar que estoy frente a un narrador de garra. He leído “Solicitud a Dachau”. Muy buen cuento. El cinismo que contiene es lacerante. Muy bueno. Estás en la línea de mi literatura, yo por detrás, por supuesto.
Si te apetece puedes leerme en el 188, un tema casi idéntico al tuyo pero tratado de otra forma, y en mi blog.
Saludos y espero que nos sigamos leyendo
Osvaldo Mario Vela Sáenz
24/01/2016 a las 23:56
Hola Marcelo, que gran historia acabas de otorgar a mi entendimiento. En Primer lugar me hizo vizualizar los tres meses que pasé en una cama de hospital instalada en el recibidor de la casa de familia para poder recibir a mis compañeros de escuela cuando me visitaban. Una ves se ocultaba el sol la única diversión que tenía eran las películas Argentinas en un programa llamado “cine en su casa”. Al empezar la lectura de tu texto el contenido me llevó a esos aciágos años que logre salvar. Al igual que en muchas películas de verdad que se me rodaron las lágrimas.
tienes en tus manos un guion que bien podía lograr imitar aquellos filmes. Felicidades y enhorabuena.
Marcelo Kisi
28/01/2016 a las 07:20
Amigos queridos!
Ya estoy alcanzando por suerte a devolver todas las visitas, aquí igual quiero responder a uno por uno:
Charola, mil gracias por tu cálido comentario, me alegro que te haya gustado. Y si, ya me resongaron con el “rezongar” 😉
Earendil gracias! Con lo argentino siempre tengo el dilema de cuánto “querer gustar” al público no argentino, y cuánto sacar lo que me sale de adentro. Es el dilema eterno del arte: para quién creamos? Dependiendo el estado de ánimo, a veces también escribo más “neutro”. El relato del mes pasado lo había situado en España, así que de argentino no tenía nada… En cuanto a la temática o los géneros, yo intento no tener platos fuertes, por momentos creo que se me da mejor para la comedia, o por lo menos lo tragicómico, pero igual me parece importante, por lo menos en el taller, poder incursionar en las temáticas más variadas posibles.
Mariaje, mil gracias, me alegro que te haya gustado el uso del narrador testigo, y más todavía el haber podido llegar a tu corazón y que te emociones. Para mí no es obvio, en general la parte de “emocionar” o conmover que debería estar en toda obra en algún grado mínimo, no ha sido mi fuerte nunca. Gracias!
L.M.Mateo, efectivamente se extraña tu relato este mes! Gracias por pasarte igual, no es nada obvio. Mil gracias por tus elogios, viniendo de ti son una verdadera medalla 🙂
Peter, maestro! Nada más feliz me hace que tu aplauso fraternal. Me alegro haber podido disparar tantas cosas en el lector, lo que no siempre es fácil. Gracias!
Nic-Is, mil gracias por tu generosidad, me alegro que te haya gustado!
Leosinprisa, mil gracias por tu cálido comentario. Sí, de verdad conozco esa situación de cerca. “Se la banca” en este caso podría traducirse como: “Lo soporta estoica”. “Hamacar” es simplemente columpiar. Gracias mil!
Manuel Pla Martí, un gusto enorme y gracias por tanta atención! Gracias por lo elogioso de tu comentario, son palabras que llenan el corazón. Por supuesto que llegaré a tu relato muy pronto y nos seguiremos leyendo. Abrazo!
Osvaldo Mario Vela Sáenz es increíble lo que me contás, y a mí me recorrió un escalofrío cuando lo leí, porque significa más que nunca de qué manera, muchas veces, las emociones que logramos despertar en nuestros lectores están ligadas a vivencias personales. Que hayas estado en el lugar del enfermo que recibe las visitas, y que hayas podido identificarte con mis personajes para mí es una revelación y un logro importante. Me emociona que hayas querido compartirlo conmigo y con nosotros aquí. Lo de guiones para películas es algo con lo que solo -por ahora- puedo soñar. Mil veces gracias!
Wolfdux
28/01/2016 a las 21:42
Buenas Marcelo, tras 44 comentarios, poco más puedo añadir. Felicitarte por el sentimiento que irradia todo el relato, un gozada. Felicidades, y un abrazo.
¡Nos leemos!
Roger/NHICAP
31/01/2016 a las 10:20
Hola Marcelo,
Estupendo relato y perfecto empleo del narrador testigo. Te digo lo mismo que en cierta ocasión Alejandro Dumas mencionó sobre un vino: “beberlo (aquí leerlo) de rodillas y con la cabeza descubierta”. Un placer Marcelo.
Un abrazo
Marcelo Kisi
31/01/2016 a las 16:45
Wolfdux y Roger, compañeros! Millones de gracias por vuestros comentarios, que son una alegría y un honor viniendo de ustedes. Nos leemos!
Caritobel
10/02/2016 a las 05:31
Hola.
He estado leyendo algunos relatos por simple curiosidad. Este me conmovió hasta las lágrimas. Felicitaciones.