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El último beso. - por Pato Menudencio
Web: http://menudencio.wordpress.com/
La primera vez que vi a Valentina pensé de inmediato en tirármela.
Era mi segundo año en la facultad, y ella, una alumna de primero. Tenía cara de niña buena y en el acto pensé en la fantasía de la joven angelical siendo pervertida por un sátiro; O sea, yo.
Durante los primeros días, usaba deportiva holgada (un chándal para mis amigos españoles) que no sugería mucho de su sensualidad, sin embargo se podía percibir el contorno de unos seños redondos y perfectos. ¡Como deseaba poder tocarlos!
Cuando se es joven existen dos vías posibles para conquistar. La primera, ser uno mismo. Eso nunca funciona, excepto cuando quieres una relación de verdad. La segunda opción es mentir como político en campaña. Y eso se me daba bastante bien.
Fueron semanas de hacerme amigo de las incomibles de sus amigas, A donde ella iba, ese escuadrón de feas la seguían; hasta que un día en que estábamos solos, luego de paseos y conversaciones intrascendentes, pude al fin robarle un beso.
Era oficial, Valentina y yo ya estábamos saliendo. Y ahora su atuendo era distinto. Falda larga y un pelo liso color azabache que le llegaba a la cintura y que parecía que se levantaba tres horas antes sólo para cepillarlo.
Algo no me calzaba. Sus besos eran tímidos. Cada vez que trataba de llevar un poco más allá mis caricias, su cuerpo se tensaba. Era como besar un maniquí, apenas abría la boca.
Ya iban dos meses y no ocurría nada de nada. Los mayores perjudicados eran mis testículos. Tan acumulados estaban los pobres que ya tenían mala leche.
No aguanté más y usé mi última carta. La invité a cenar a mi departamento para después “ver una película” juntos en mi habitación. La sorpresa fue mayor cuando dijo que si.
A las nueve de la noche llegó a mi hogar. Estaba bella como siempre, con su estilo recatado y algo contenido, imaginé todas las porno que había visto en mi vida, la diferencia era que los protagonistas éramos los dos.
Cenamos, charlamos de cosas triviales y la llevé a ver la película.
Era ahora o nunca. Nos tendimos en la cama y puse la peli. Mi mano en su hombro, mi boca en su cuello. Ella me besó. Traté de meter mi lengua, pero su boca se cerró antes de cualquier cosa. Intenté tocarle una teta. La cara de espanto que puso era digna de la película Carrie. Se puso de pie, y dijo que debía marcharse, porque al día siguiente debía ir al culto y que hablaría e esto con su pastor.
La palabra pastor me hizo “click” en mi torpe cabeza. Ahora calzaba todo, Valentina era (la he visto por fotos en facebook y lo sigue siendo) testigo de Jehová.
Ahora entiendo la falda larga, el pelo largo y la mente (entre otras cosas) estrecha. Pensé que tomaríamos desayuno, pero todo falló.
Que conste, y para que nunca les pase a las chicas que lean esto. Si un hombre las invita a cenar y ver una película en casa, la traducción será: “Vamos a comer algo, que luego serás tú el postre y te lo quiero meter hasta por las orejas”. Así tal cual. Por eso siempre tengan en cuenta estos mensajes.
No se necesita ser un genio para saber que la relación se fue al carajo. Un día se puso distante, otro día me dijo el implacable “tenemos que hablar”.
Sabía a lo que iba, tenía claro que terminaría conmigo. Estaba triste, más por orgullo que cariño. Sus argumentos eran del tipo “eres un hereje”, “dios no quiere eso para mí” y todas esas mierdas que se creen los fanáticos religiosos.
— ¿Puedo darte un último beso?— Aún no entiendo por qué pedí esa estupidez, y aún no entiendo por qué ella aceptó.
Busqué sus labios y por fin logré darle un beso como corresponde, abrió su boca y nuestras lenguas juguetearon un buen rato. Su respiración se hizo más rápida. Mis manos buscaron su cintura, sus muslos, su culo…
— Nos vemos— dije, mientras Valentina no entendía que me marchara cuando la cosa se ponía buena.
Creo que el orgullo pudo más, porque estuve a punto de quedarme y tratar de arreglar las cosas, pero hubo una conclusión que me ayudó a decidir. Si me demoré tatos meses en poder meter mano. Imaginen cuanto tiempo habría perdido tratando de llevarla a la cama.
A veces las relaciones de pareja son una paja. Literalmente…
Comentarios (24):
María Gabriela Sanchez Vallejos
18/01/2016 a las 23:33
Hola Pato: Me gusto mucho tu relato es ágil y veloz, la trama es graciosa y muy autentica, pero creo que omitiría el consejo a las chicas:”Que conste, y para que nunca les pase…” pienso que el mensaje es mejor de manera intrínseca, dejar que el lector lo lea entre líneas o lo descubra implícitamente, dándole un poco de misterio a tanta exposición del personaje. Me gusto mucho, yo no podría escribir algo mejor y tan divertido. felicitaciones. Rayen
Manoli VF
19/01/2016 a las 00:43
Me despistaste un poco, Pato, con eso de la religión, hay un momento en que el ritmo del texto parece bajar pero luego lo retomas estupendamente con esa despedida “de libro”; vamos, que me ha gustado, como no podía ser menos.
Un placer leerte. Saludos. (Si puedes pásate por el número 67 y me cuentas) 🙂
Wanda Reyes
19/01/2016 a las 02:05
Hola Pato, me he pasado porque he leido otros relatos tuyos y me han gustado mucho. Este no ha sido la excepción, me gusta porque siento que pones mucho de ti en tus relatos y te conectas con el lector. Te invito que leas el mio es el 147.
Luciano Sívori
19/01/2016 a las 14:08
“La primera vez que vi a Valentina pensé de inmediato en tirármela.” GRAN comienzo.
La anécdota es muy argentina. Cómo relato humorístico me hizo reír mucho. Yo cuidaría algunos aspectos formales y errores de tipeo.
Está bueno eso de romper la cuarta pared y hablar a los lectores. Lo que sí me llama la atención es la necesidad de aclarar algunos términos a los españoles y referirse, por momentos, especialmente a ellos… siendo que otros quedan en el tintero (desconozco si el sentido de “paja” lo habrán entendido realmente nuestros amigos del viejo continente).
Aún así, es un golpe de frescura frente a muchos relatos que son más o menos lineales y predecibles.
Te invito a darte una vuelta por el mío:
https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-31/4658
Cesar A. Martín
19/01/2016 a las 14:25
Hola Pato,
Un relato muy divertido, directo en el lenguaje y con un personaje lejos de la corrección política. Pero despues de conocer al protagonista lo más normal es que se hubiera aprovechado de la situación y despues se la hubiera quitado de encima.
Gran trabajo. un saludo
beba
19/01/2016 a las 20:32
Hola, Pato:
Muy bueno tu relato en cuanto a forma y estructura.
El argumento no es demasiado insólito, pero lo narras bien con chispa y soltura.
A ver qué me dices cuando me visites.
Diego Manresa Bilbao
19/01/2016 a las 22:19
Buen relato Pato, muy divertido!
Coincido con el primer comentario que la recomendacion a las chicas puede sobrar, esta muy subrayada…
Pero muy bien, como siempre…
Gracias por tu comentario!
Ryan Infield Ralkins
20/01/2016 a las 00:07
Ja ja, tu relato me hizo reir mucho y me recordó a la serie Aida, cuando Luisma se hace pasar por religioso para estar con una muchacha religiosa. Lo único que creo es que Dios va en mayuscula. Al menos, eso tengo entendido.
Tu relato tiene mucho de real y me parecio estar escuchando a uno de mis amigos contandome la historia, ja ja.
Me gusta tu estilo.
Felicitaciones y saludos.
Denise
20/01/2016 a las 01:07
Bueno, como ya te dijeron, es un gran relato, con un gran comienzo. Estoy de acuerdo en que quizás no es necesario aclarar los términos locales, por llamarlos de alguna manera, pero en general creo que está muy bien. Me encanta, ME ENCANTA el tono con que está contado.
Efraín Velasco.
20/01/2016 a las 04:10
Igual coincido en lo de la recomendación a las chicas, me pareció un texto que prácticamente se lee sólo, te conecta tanto que es como si realmente el personaje te estuviera contando la historia en el momento, gran narrativa.
Te invito a leer mi cuento, es el número 13.
María José Triguero Miranda
20/01/2016 a las 11:33
¡Hola Pato!
Te felicito. Parece que tienes un buen club de admiradores. A mí me ha tocado comentar tu relato y modestamente te diré lo que pienso.
En cuanto a la forma me parece bastante bueno, la narrativa es ágil y amena pero creo que deberías cuidar un poco más la ortografía, sobre todo en cuanto a las tildes; tienes tanta energía y tanta urgencia por narrar los hechos que quizás no te fijes mucho en estos detalles.
En cuanto al fondo creo que es una historia corriente, cotidiana, bien estructurada, también estoy de acuerdo en que podrías haberte ahorrado la advertencia, y permíteme decirte que al hacerla introduces una evocación machista poco acertada en estos tiempos. En cuanto al desenlace, el argumento me parece muy bueno pero no deja de rezumar ese tono de machismo y chulería que resulta natural para casi todos los hombres, salvo honrosas excepciones, pero para una mujer no resulta agradable. Con todo mi respeto.
Coral Mané
20/01/2016 a las 15:28
Hola Pato!
Una vez más he decido leer tu relato para ver con que nos sorprendías esta edición del taller y no me has defraudado. La lectura de tu narración es ágil y amena, con su puntillo machista y guasón. Al principio sin embargo me ha costado un poco entender quién era el hombre, hasta que he comprendido que era el profesor, creo que quizás podías haber resuelto mejor ese asunto porque despista un poco al principio. También, en el último párrafo, donde dices si he tardado… Imaginen en… Creo que deberías haber puesto una coma, en vez de un punto.
La historia es divertida y entretenida, te hace pasar un rato divertido. En definitiva, pese a esos fallitos, me ha gustado mucho.
Te invito a que te pases por mi relato (118)
Un saludo!
Miranda
21/01/2016 a las 19:54
Hola Pato.
Como siempre me paso por tu relato. Realmente le has cogido el punto al lenguaje descarado y provocador. Estoy de acuerdo en que el personaje aparece machista, pero es que con ese lenguaje no sería acertado un personaje de otro tipo. Me parece acertado para este texto.
Un par de costillas en el tercer párrafo has puesto seños en vez de senos y en el párrafo que habla del pastor te hasta comido una “d”.
Saludos
charola
22/01/2016 a las 05:33
¡Hola Pato! Me gustó tu relato. Es ameno y divertido, se lee de corrido. Creo que ambos hemos escogido el tema parecido. Te invito a leer el mío (54). Alguna otra cosilla: te faltó una “n” en “tantos” en el penúltimo párrafo. Enhorabuena.
Peter Walley
22/01/2016 a las 20:45
Hola Pato,
Muy divertido, me ha gustado el tono descarado que le has dado al protagonista. Has intentado una cosa diferente y te ha quedado muy bien, enhorabuena.
Me ha hecho gracia lo de las incomibles de sus amigas, al menos para un español suena muy bestia 🙂
Felicitaciones.
L.M.Mateo
22/01/2016 a las 21:19
Hola Pato:
Como siempre, me has hecho pasar un buen rato. Eres un maestro de la ironía (gracias por aclararnos lo de la “deportiva”, yo llevo dos años en Centroamérica y aún no lo había oído).
Sin embargo, y como ya te han apuntado algunos compañeros, debes tener algo más de cuidado en el aspecto formal: hay errores de tipeo y de puntuación, alguna mayúscula errada (hay un “o sea” que debería ir en minúscula pues va tras punto y coma, por ejemplo), cuando se citan títulos, va en cursiva, en este caso como no tenemos la opción, debería ir entre comillas.
Por lo demás, solo me queda aclararle a Luciano que la palabra “paja” también se usa en España de forma habitual en el mismo sentido. 😛
Basilisa Nogales
24/01/2016 a las 11:47
Hola, Pato:
Después del cuento maravilloso de la escena anterior, este texto me ha decepcionado un poquito. Más que nada por el descuido. Parece que no lo has revisado antes de enviarlo y quedaron varios fallos bobos: has comido letras o has cambiado una por otra, has olvidado tildes, has puesto algún signo de puntuación como ha cuadrado…
Que la libertad provocadora con la que usas la palabra guste a los lectores no te exime de respetar las reglas de ortografía. Si eso ocurriese por alguna razón implícita en el texto, el lector aceptaría la libertad del narrador y punto. Pero no hay ninguna razón visible para que pongas “e” por “de”, “tatos” por “tantos”, “seños” por “senos”, “si” por “sí”, “cuantos” por “cuántos”, “como” por “cómo”. “O” por “o”, “A” por “a”.
El narrador es muy libre para provocar, incluso rompiendo la sintaxis; pero siempre siguiendo la propia lógica del texto, cosa que aquí no ocurre con esos descuidos chorras. Creo que conviene mostrarse cuidadoso, y quizás cuando se usa el tono provocador más todavía. Todo debe estar en su sitio, como corresponde, para que la provocación no parezca una ocurrencia insustancial de un cantamañanas.
Puede caerme bien, mal o regular el narrador prota machista de tu relato. Eso no importa mucho, pero sí que lo vea coherente en la narración. Así que teniendo en cuenta que lleva dos años en la Facultad (¿alumno o profesor?), no le perdono la pobreza léxica para que utilice tantas veces el verbo “ser”. ¿O eso se debe a que piensa solo con la polla?
La frase: “Vamos a comer algo, que luego serás tú el postre y te lo quiero meter hasta por las orejas” en España se diría: “Vamos a comer algo, que luego serás tú el postre y te la quiero meter hasta por las orejas”. El uso del femenino, corriente en mi país para ese caso, beneficiaría a esta oración tuya, porque tal como está puede significar que quiere meterle el postre hasta por las orejas. Kafkiana situación si pretende meterla a ella por sus propias orejas.
En resumen, me gustan el tono y la libertad con los que manejas la palabra, pero no el desaliño del texto. Te sugiero que revises bien antes de enviar.
Si quieres devolverme el tironcillo de orejas por mis fallos, tengo el 102.
Saludos.
Sandra Adrian
24/01/2016 a las 20:13
Hola Pato, por tercera vez voy en busca de tu texto, me gusta mucho tu manera de escribir tan directa, sin tapujos, con eses libertinaje… asombroso.
Gracias por la aclaración del chándal, pero me quedé con ganas de que aclarases la última frase, eso de son una paja en España no solemos usarlo.
No machaco más con los pequeños fallos, de modo que te felicito de nuevo.
Sandra Adrian
24/01/2016 a las 20:14
Por cierto, me hubiese gustado recibir ese último beso.
Osvaldo Mario Vela Sáenz
25/01/2016 a las 00:14
Hola Pato,La primera expression de tu relato —La primera vez que vi a Valentina…— capturó mi atención para el resto del texto y para mucho mas si tuvieras algo adicional que contar. Me mantuve durante todo ese tiempo con una sonrisa en los labios que nunca degeneró en carcajadas porque no se le hizo al narrador. Si él supiera lo cerca que se quedó regresaría a completar las 750 palabras. Te felicito y seguiré pendiente de tus trabajos.
José Torma
27/01/2016 a las 04:05
Mi Pato, ya te lo habia comentado, eres un crack. La historia es redonda, divertida y tambien trae un poco de analisis interesante.
Felicidades.
Cryssta
27/01/2016 a las 19:22
Hola Pato Menudencio, por fin he tenido un ratito para pasarme a leer tu relato con calma, y digo con calma porque confieso que cuando se publicaron los relatos corrí a leer el tuyo el primero, no quise comentar porque antes quería hacerlo con los que me correspondían por numeración.
Ya te han dicho unas cuantas cosas, les ha faltado decir que te olvidaste poner que el relato era para +18, hay que tener cuidado con eso porque me consta que aquí hay gente muy joven y aunque ya deben estar hartos de ver de todo en la televisión es bueno avisar. Claro que seguro que muchos van corriendo a leer justo los relatos de +18 pero tú ya me entiendes.
Aunque el relato me ha gustado creo que estuvieron mejor los dos anteriores (sólo he leído tres tuyos). Valoro mucho a las personas que escriben relatos de humor y a ti se te da muy bien.
Espero que participes en el próximo taller, te buscaré seguro.
Leonardo Ossa
28/01/2016 a las 03:51
Hola Pato Menudencio, me ha gustado tu relato por la agilidad con la que transcurre todo y por la frescura con la que hablas del tema. La verdad fue leyendo los comentarios de Basilisa Nogales que supe de uno que otro error de digitación en tu texto, pero me entretuve tanto leyendo el relato que pase por alto lo que ella observó. Manejas muy bien el tono irónico con un cariz de humor.
Hasta pronto.
Wolfdux
28/01/2016 a las 21:28
Excelente Pato, un relato muy divertido. No repetiré lo de las tildes ni errores de tipeo, pero permíteme comentarte lo siguiente: en los dos parlamentos que hay en el texto cometes el error de pegar la raya de diálogo al parlamento y no al inciso. Por lo demás, una maravilla. Felicidades. Un abrazo.
¡Nos leemos!