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El último beso - por AleOR.
Tic-tac-tic-tac, marcaba el reloj. Tic-tac-tic-tac. En el hospital, ese sonido tenía gusto a cuenta regresiva.
Me acomodé en la cama. No podía dormir, el hueco dejado por el apéndice me apuñalaba. No encontraba una posición que calmara el dolor en medio de esa noche fría.
Mi compañera de habitación estaba despierta también, con la vista fija en el techo. Quieta, su pecho apenas subía y bajaba. De repente, como un fantasma desplomándose sobre ella, comenzó a toser descontroladamente. Curvó su espalda, que dejó al descubierto su extrema delgadez, mientras se esforzaba en respirar mediante silbidos flemosos.
Traspuso la puerta una enfermera joven con ojeras de café. Encendió una lámpara, estabilizó a la paciente acomodándola en la almohada y revisó el suero. Cuando la joven se aprestaba a ir, la paciente la detuvo.
—¿Puedo pedirte algo, querida? –Su voz era quejumbrosa, parecía que necesitaba aceite.
—Sí, claro, dígame.
—Pasame mi cartera.
Cuando la chica se la alcanzó, la paciente buscó algo dentro. El temblequeo de sus manos evidenciaba su edad avanzada. Sacó un labial rojo carmesí y un espejito; mirándose fijamente, se delineó los labios finos. Gran contraste marcaba esto con su pelo canoso despeinado y su bata de hospital. Devolvió el labial a la cartera y sacó de ella un papel cuadrado. Lo vio apenas y se lo entregó a la enfermera, quien lo observó con cortesía.
Tic-tac-tic-tac.
—Veinte años tenía cuando lo vi por primera vez –escuché a la paciente contar—. Me pareció el hombre más lindo que iba a conocer, y así fue. El problema era que no era la única que lo creía, y él no era hombre capaz de resistir. Se casó conmigo, pero fue y vino muchas veces. Entró y salió de mi casa, mi cama y mi corazón sin miedo a ser rechazado. Y es que yo no podía hacerlo, tampoco soy mujer capaz de resistir.
»Veinticinco tenía cuando encontré a mi otro amor. El verdaderamente fiel, el que nunca me abandonó. Lo conocí después de la segunda amante de mi marido. Tan suave, tan dulce, tan adictivo.
»Mire, niña… no creo que me quede mucho ya. Y quisiera despedirme esta noche de él. –La viejita le señaló el bolso. La enfermera miró dentro y dio un salto de sorpresa.
—Señora, yo no puedo… —dijo, nerviosa.
—Solo una vez, una última vez… —imploró la paciente.
—No puedo, voy a perder mi trabajo. Además, ¡por él usted terminó acá! Este amor del que habla, ¡le hace mal!
La viejita rió, mostrando sus dientes pulcros y artificiales. Era un manojo de pelos blancos y puro cinismo.
—¿Y qué amor no hace mal? –inquirió—. Esto ha sido mucho más beneficioso para mí que cualquier hombre…
La enfermera se alejó, llevándose el bolso consigo. La viejita se agitó, viendo desvanecerse su última oportunidad. Sus labios rojos, temblorosos. Sollozó quedamente, interrumpida de a ratos por la tos.
A punto de desaparecer por la puerta, la enfermera se volvió a mirarla. La observó con compasión. Quizás, la vio sola y desesperada. La joven deshizo sus pasos y regresó a la cama. Los ojos de la viejita chispearon de alegría detrás de una cortina de cataratas. La enfermera extrajo del bolso un paquetito que colocó en las manos huesudas que esperaban.
Tic-tac-tic-tac.
Vi el chispeo de un encendedor. Y luego las columnas de humo desparramándose por la habitación. La enfermera miraba hacia la puerta con miedo, mientras agitaba las manos para tratar de disipar el olor. La viejita fumaba ensimismada, saboreando cada pitada, con la experiencia de alguien que lleva años haciéndolo.
Tic-tac-tic-tac.
—Cómo me gusta sentir este beso –soltó la viejita, al fin—. Sobre todo en las noches de invierno como esta. A mi marido no le gustaba que me pintara los labios rojos. Ni que fumara. A mí no me gustaban sus amantes. Pero no éramos personas capaces de resistir…
Un nuevo ataque de tos irrumpió cuando el cigarrillo tocaba su final. La enfermera trató de ayudarla, pero acomodarla en la cama no fue suficiente. Llegaron otras, que lucharon también. Y un médico. La trasladaron a otra sala. Vi cómo partía con sus labios carmesí y su tos salvaje. No volví a verla.
Tic-tac-tic-tac, me recordó el reloj. Sin dudas, ese ruido, en un hospital, tiene gusto a cuenta regresiva. –
Comentarios (20):
Joe S
19/01/2016 a las 00:46
¡Hola!
Bueno iré al grano:me ha gustado. No creo tener muchas observaciones para hacerte mejorar pues creo que el relato está de lo mejor redactado. Me agrada que aceptaras el reto y que lo llevaras de esta forma que me pareció ideal.
Como única observación: creo que abusaste del uso de diminutivos.
AleO
20/01/2016 a las 03:50
¡Muchas gracias por tu comentario! Ya voy a prestar más atención a los diminutivos 🙂
Tinin
20/01/2016 a las 17:50
Es agradable encontrarse historias como la tuya. Que despierte el interés por como será el desenlace.
Tu relato no es de los tres que me corresponde pero me gusta descubrir siempre alguno mas. !Lastima que no pueda leer todos porque sé que en la multitud de escritos se encuentran verdaderas historias que derraman pasión. Me alegra haber encontrado esto en el tuyo.
Un saludo.
Wanda Reyes
20/01/2016 a las 18:50
Hola AleO, antes que nada te agradezco el tiempo que te tomaste en comentar mi relato, tomare en cuenta tus sugerencias y ahi te deje también una respuesta a una de tus interrogantes. Pasando a tu relato, te diria que no le cambiaria nada. Me encanto como utilizaste lo del ultimo beso y la sorpresa que ese amante fiel era su vicio. Esta muy bien pensada y te crea una imagen de aquella anciana consumida y escuchas su voz carrasposa llamando a la enfermera. Te felicito y espero volver a leer algo escrito por ti.
AleO
20/01/2016 a las 19:34
Tinin: ¡muchísimas gracias! Me alegra mucho que el azar te haya traído hasta mi historia. Un saludo para vos también 🙂
Wanda: de nada, fue un placer leer tu historia. Muchas muchas gracias, me alegro que te haya gustado. Lo mismo digo, felicitaciones y espero leerte pronto. Saludos 🙂
Juana Medina
20/01/2016 a las 20:46
Gracias AleO por leer y comentar mi relato. Yo tengo mucho menos que decir del tuyo, porque me ha gustado muchísimo y en general me quedo con la impresión del relato más alguna cosa gruesa que pueda llamarme mucho la atención, pero no suelo desgranar demasiado.
Me gusta la idea, me gusta la resolución del relator testigo, me gusta cómo está llevado a cabo el conjunto.
Felicitaciones!
AleO
20/01/2016 a las 20:54
¡Muchas gracias, Juana! Espero te haya servido y muchas gracias por venir hasta acá a leer el mío 🙂
dalu
20/01/2016 a las 23:44
AleO, que manera literaria de afrontar una adicción! Te felicito! El relato de un tercero está muy bien y en cuanto a la forma, lo siento fluído y llevadero, con un final, eso sí,previsible. Espero el proximo!
AleO
21/01/2016 a las 01:36
¡Muchas gracias, Dalu, por tu devolución! Saludos 🙂
Adri
21/01/2016 a las 21:19
Sabes.. no se mucho de reglas o condiciones con que se escriben los relatos. Creo que lo importante son los relatos en sí. El sentimiento con que se dictan o dicen.
Tampoco puedo ser muy objetiva ya que son muchas las cosas que nos unen. Por ello voy a limitarme a decirte que me ha gustado mucho.
Vas a ser todo aquello que decidas, porque has nacido para triunfar en cualquier empresa que te embarques.
Siempre me sorprendes y sé que seguirás haciéndolo.
Solo una cosa quiero que sepas: espero de una forma u otra poder acompañarte en cualquiera que elijas.
Don Kendall
22/01/2016 a las 20:06
Hola AleO
Me gusta el relato. Una trama inteligente e inteligible.Está muy bien expresada la relación de amante eterno entre la persona fumadora y el tabaco. Recuerdo como el escritor Terenci Moix , poco antes de morir justificó el seguir fumando a pesar de su enfermedad :«Si no dejo el tabaco es porque no quiero, ya tengo tiempo para dejarlo» , ;-).
No obstante por decir algo, estuve probando a leerlo sin el personaje de la enfermera y funciona de maravilla. Respetando, como es lógico, tu autoría te invito a que hagas la prueba. Queda redondo. Una narradora testigo en primera persona, personaje “full time” y la anciana fumadora solas en la noche del hospital. Me gusta. Por cierto lo de “viejita” supongo que es un giro que se me escapa pero que me parece que va más allá que el simple diminutivo ¿es cierto?.
Y nada más . Gracias por compartir tu trabajo. Un abrazo
Mª Luisa Pérez
22/01/2016 a las 20:09
Me ha gustado mucho tu relato. Enhorabuena. Aunque está en primera persona eres un testigo que solo narra lo que ve, como debe ser.
No se pueden leer todos los relatos, pero de los que he leído, creo que es de los mejores.
Te seguiré.
beba
24/01/2016 a las 02:25
Hola, AleO: Un relato excelente. Has manejado apropiadamente la tensión hacia ese final imprevisible, y sin que el relator moviera un dedo, como pide el reto.Excelente trabajo. Saludos.
AleO
24/01/2016 a las 19:59
Adri:muchas gracias, tía hermosa, por pasarte por acá. Es un placer que me leas. Y me alegra saber de tu confianza y eterno apoyo. Te quiero mucho 🙂
Don Kendall: ¡qué devolución tan útil! Muchas muchas gracias por la sugerencia, no se me había ocurrido. Voy a probar. Y gracias por la cita del autor 🙂
Luisa: muchas gracias por el comentario, saludos 🙂
Beba: muchas gracias por la devolución, saludos 🙂
Anabela González
25/01/2016 a las 03:16
Ale que sorprendente!! Realmente tenes mucho potencial. Solo tenes q creer en vos! No hay límites para quien se propone algo que la hace feliz. Aprendé a observar y observarte por sobretodas las cosas! La felicidad es un camino a transcurrir aprendiendo y haciendo lo que a uno le gusta !!
No te olvides que las reglas sólo deben ser aceptadas siempre y cdo no nos hagan sufrir.
Un gran abrazo!
AleO
25/01/2016 a las 16:56
¡Muchas gracias, Ana! Que alegría que hayas pasado por acá. Enormes gracias por tus consejos tan valiosos 🙂
Dante Tenet
27/01/2016 a las 14:47
Hola AleO.
Ante todo, te agradezco tus comentarios a mi relato, han sido de mucha ayuda.
En cuanto al tuyo, me ha gustado, pude sentir la opresion en esa habitacion con la moribunda.
Quizas en el final, dejaria mas en la imaginacion del lector que pasa con la anciana.
Me gusta comentar , desde el lector, desde donde siento el relato, y definitivamente el tuyo valio la pena de ser leido.
Saludos
Dante
AleO
02/02/2016 a las 14:24
¡Muchas gracias, Dante! Te agradezco el haber leído el relato y ofrecerme esa sugerencia. Saludos 🙂
Romi
20/05/2016 a las 05:10
Que hermosa historia! Me encantaron las imagenes que creaste en mi mente, de ahora en mas te has ganado una lectora. Muy lindo Ale
AleO
20/05/2016 a las 18:38
¡Muchas gracias, Romi! Qué lindo que hayas pasado por acá. Beso 🙂