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El ultimo beso - por Wanda ReyesR.

Web: http://unrincondelalmablog.wordpress.com

Querida Clarissa:

Espero ésta carta aclare tus dudas. Por muchos años callé sobre tu adopción y quiénes eran tus verdaderos padres. Sabes que te amé y el dolor de confesarte antes de morir que no eras mi hija, rompió mi corazón.

Naciste en un pequeño pueblo llamado Cane. Tu madre, era mi hermana Sara y las circunstancias que la llevaron a callar sobre tu nacimiento, te aseguro, la destrozaron.

Sara, era la maestra de la escuela del pueblo. Todos la conocían por su rectitud y admiraban la devoción que ponía en todo lo que hacía. Se hizo cargo de nosotras después de la muerte de papá y la enfermedad de tu abuela.

Ese verano me sorprendió con la noticia que me iría a estudiar enfermería a la ciudad. Con esfuerzo había logrado ahorrar, ayudándome así a cumplir mi sueño.

Para celebrarlo, nos reunimos las cinco a cantar toda la noche mientras Sara tocaba el piano.

La sensación de que nos veían, me hizo ver a la ventana y alcance a ver la silueta del párroco de la iglesia que se detuvo a escucharnos. Acompañándolo, estaba un joven apuesto que nos miraba sonriente. Todas nos levantamos e hicimos una reverencia.

“Buenas noches padre”.
“Buenas noches muchachas, no pude evitar detenerme al escuchar sus angelicales voces, discúlpenme por haberlas interrumpido”.
“¿Nos halaga padre, quiere pasar?” , dije mientras me acercaba a la ventana.
“No hija ahora no puedo, otro día será. Salúdenme a su madre, buenas noches”.

El sacerdote retomó su camino y yo, estando tan cerca de la ventana no pude dejar de observar como aquel apuesto joven miraba fijamente a Sara. Para mi sorpresa ella también lo veía. Un tono rojo se marcó en sus mejillas. No era usual en ella ser tan callada y supe que por primera vez mi hermana mostraba interés en alguien. Nunca había querido involucrarse con nadie a pesar de la insistencia de mamá para que se casara.

Un año pasó desde que partí y la comunicación era poca. Me llegaron noticias que tu madre parecía estar enferma. No esperé más y regresé.

La menor de tus tías llegó a recibirme. En el trayecto me contó que Sara había estado en cama dos meses, lloraba y se rehusaba a levantarse, pensaban que moriría.

Al llegar y sin esperar más entré en la habitación. Tu madre se levantó corriendo y me abrazo fuertemente. Llevaba el pelo despeinado, los ojos desorbitados y el rostro pálido. Me tomó de las manos y me llevó a la cama, pensé que había perdido la cordura.

“Isabel, no sé qué hacer, siento que me muero por dentro, he cometido un terrible pecado”.

Me puso la mano en su vientre y continúo:

“Dentro de mi crece el producto del pecado, lo peor de todo es que no existe el arrepentimiento en mi, amo al padre y al fruto de este amor imposible. Mi escapatoria es la muerte, cada día siento que algo se apaga en mi y solo mantengo las fuerzas esperando que nazca. Tú, con los conocimientos que ahora tienes me ayudaras a traerlo al mundo, sin que nadie lo sepa. Dirás que alguien lo abandonó y tú lo encontraste, lo criaras como tuyo. ¡Prométeme que lo harás! No le dirás nada hasta el día en que mueras. Que no se avergüence jamás de quién es, por la cobardía de su madre”.

Lloró desconsolada por unos minutos.

“¿Quien es el padre Sara?” No me respondió.
“¡Quién es el padre!”, le insistí.
“Es aquel joven que pasó el día en que celebramos tu partida. Era el nuevo sacerdote de la iglesia”. Entre sollozos continuó: “Nos amamos pero las circunstancias hacen que no podamos estar juntos. Los rumores de nuestros constantes paseos por el parque y la amistad que parecíamos tener, llegaron a oídos del obispo, éste dispuso su traslado a otra parroquia. Un día antes de que se fuera, compartimos la noche juntos. No sé a dónde se fue, ni él conoce lo que ha dejado atrás”.

Acordé ayudarla. Dos meses después murió en el parto. Me aseguré que nadie estuviera ese día que empezaron las contracciones, organicé para que todas partieran a visitar a una tía a la ciudad.

Antes de morir tu madre te vio y te amó. Una hora te tuvo en sus brazos y te dio su último beso de amor.

Cuando regresaron, les dije que Sara había muerto de una extraña enfermedad. Al día siguiente en una canasta estabas tú en la puerta de la casa.

Comentarios (17):

Joe S

19/01/2016 a las 01:17

Hola autor o autora.
Antes, quiero aclarar que mis intenciones al escribir esto son las mejores y espero te sean de ayuda.

Primero quiero decir que la historia en sí misma no es muy original, no obstante hay quienes dicen que tomar cualquier idea y escribirla tú mismo lo hace original, por tanto dejémoslo de lado.

En segundo quiero recalcar un par de descuidos con los signos de interrogación:el primero en “nos halaga padre” y el segundo en “quien es el padre”, pues si no me equivoco (y discúlpame si lo hago) en el primer ejemplo los signos no van (la coma no obstante sí está bien colocada) mientras que en el segundo sí.

Espero este par de sencillas observaciones te sean de ayuda.

Wanda Reyes

19/01/2016 a las 01:25

Tienes toda la razón no me percate de ese detalle seria: nos halaga padre, ¿quiere pasar?

Joe S

19/01/2016 a las 01:33

Por favor discúlpame pues no me percaté antes de que tu relato estaba dentro del reto (mi error) y no hice ningún comentario sobre eso, es mi primer mes y apenas me acostumbro a esto. Sin mas,tengo que admitir que no estoy seguro de si la parte del reto está o no bien desarrollada pues se supone debe ser un narrador que no sea el protagonista y creo que, en este caso, dicho papel está un poco sujeto a interpretación. Interpretemos que sí está bien desarrollado 😀

Saludos. Te invito a pasar por el mio que es el 145

Marcelo Kisi

19/01/2016 a las 17:55

Hola Wanda!
Primero mil gracias por pasarte por mi relato, me alegro que te haya gustado.
Tu relato me gustó, y uniéndome a lo que dice Joe, hay pocos motivos literarios que queden por ser inventados. La creatividad consiste en poder tomar esos motivos y crear situaciones y personajes que nos son propios.
Como aporte, se me ocurre sugerirte dos aspectos ligados a la trama: el primero es que cuando una joven soltera quedaba embarazada en la época en cuestión, se la alejaba por nueve meses, no solo para el parto. Pues si se queda durante el embarazo, al 4° o 5° mes ya todo el mundo se ha enterado.
El segundo aspecto es que en tu relato se arregla un pecado con otro. Sara le cuenta de su embarazo y la obliga a cuidar del bebé. Luego, la niña aparece en una canastita. Pero por último, la cría haciendo pensar a todos, incluida a Clarissa, que es su hija! Pero ella también era soltera! Entonces, literariamente, es como que el conflicto no había sido resuelto, o quizás, armado de manera completa: la madre adoptiva que le revela que su madre no era una campesina desconocida que la abandonó (no Isabel) sino su propia tía. Suficientemente dramático! Fijate, creo que ambos problemitas tienen fácil solución.
El resto son tecnicismos, como que no hay que poner coma entre sujeto y predicado (“Sara, era la maestra de la escuela del pueblo.” La coma está demás.) En cambio, antes del apelativo en los diálogos, sí va coma: “Buenas noches, padre”. “Buenas noches, muchachas,…”
Una última cosa técnica que te marco es la repetición de “ver”: “La sensación de que nos veían, me hizo ver a la ventana y alcance a ver la silueta”. Y alcancé va con tilde.
En fin, espero que mis apuntes te sirvan, porque me gusta tu estilo fresco y ágil, creo que hay ahí pasta de escritora para seguir trabajando!
Saludos!

Tavi Oyarce

19/01/2016 a las 18:28

Hola Wanda

Muy bien tratado un tema escabroso y siempre vigente. Un hecho del que todos tenemos conocimiento en cualquier parte del planeta. Cuantos hijos deambulan por la vida intuyendo la verdad, otros definitivamente inocentes, y los menos, que su propia madre o como en el caso del relato, devele la realidad. Además lo relatas con mucho tino.

Solo me gustaría que le dieras una vuelta a lo siguiente: Se trata sobre el verbo ver o mirar, que parecen significar lo mismo pero no es así. si vas a este blog de Alberto Bustos, te quedará todo muy claro:

http://blog.lengua-e.com/2014/ver-y-mirar/

De acuerdo con ello la oración:
“La sensación de que nos veían, me hizo ver a la ventana y alcance a ver la silueta del párroco”. Debiera cambiar.

No te propongo un ejemplo porque sería intervenir en la redacción.

Sin embargo debo confesarte que en una primera lectura la palabra “silueta” me confundió. Ya que silueta me hace ver algo lejano difuso y se contradecía con lo que venía a continuación:
“… que se detuvo a escucharnos. Acompañándolo, estaba un joven apuesto que nos miraba sonriente. Todas nos levantamos e hicimos una reverencia”.
Es decir el cura estaba en la ventana con el joven apuesto fácilmente distinguibles y no una “silueta2.

Wanda: como ves,detalles.

Tu relato me agradó mucho
Saludos

Lidyfeliz

19/01/2016 a las 22:30

Concuerdo con mis compañeros en el tema de los tiempos verbales. Ya te saldrá mejor la próxima vez. Me gustó muchísimo el tema, fuerte y bien tratado. Te felicito por esto.

Ryan Infield Ralkins

20/01/2016 a las 00:43

Una historia muy triste pero me parece muy bien narrada. Los compañeros ya te mencionan algunos detalles sobre los cuales no abundaré. Tienes un buen relato al que tan solo falta pulir esos detalles y ya.
La historia, como dije antes, triste me parece interesante.
Felicitaciones y saludos.

P.D. Gracias por leer y comentar mi relato.

AleO

20/01/2016 a las 03:45

¡Hola, Wanda! Acá paso a comentar tu relato 🙂

En cuanto a la forma, creo que usar el narrador testigo fue la mejor elección. Sé que era parte del reto (y me alegro que lo hayas enfrentado), pero seguro que algo de criterio propio hubo al emplear este narrador y no otro, lo que le dio un punto de vista inigualable al relato.

Siguiendo con la estructura, y en mi humilde opinión, creo que usaste la información más importante (que Sara, la hermana de la narradora, era la verdadera madre de Clarissa) muy tempranamente. Como lectores, nos es revelado ese detalle en el segundo párrafo y ya no queda intriga por resolver. Sí, la historia de Sara y el párroco es interesante, pero creo que, si hubieras revelado ese secreto al final, la sorpresa habría sido mayor. Por ejemplo, pienso que el narrador podría contarle a Clarissa la historia de una tal “Sara” de la que nunca escuchó hablar y, solo al final de la carta, revelar la verdadera identidad. Que Clarissa sepa solo al final que la Sara de quien le cuentan la historia es su mamá.

Cuando decís “No era usual en ella ser tan callada y supe que por primera vez mi hermana mostraba interés en alguien.”, quizás podrías mejorar esta imagen sensorial mostrando más (dejando que el lector infiera el resto) y contar menos. En vez de dejar en claro que la narradora descubre que Sara está enamorada, sería más fructífero dar más señales de eso (como hiciste con el color rojo de las mejillas), en vez de explicitarlo vos, para que los lectores descubramos solos que Sara se enamora del muchacho.

Cuando empezás con el relato, contás todo desde el punto de vista de la narradora, y desde ese lugar construís los referentes (mi madre, mis hermanas). Sin embargo, a partir del párrafo que empieza con “Un año pasó desde que partí y la comunicación…”, los personajes pasan a ser distinguidos según su parentesco con Clarisse (tu madre, la menor de tus tías). Eso me generó un poco de confusión en la primera lectura, porque me costó distinguir quién era quién.

Creo que manejaste los diálogos con mucha exactitud. Ni sobran ni faltan palabras, están justos. Son frescos y suenan naturales, como si estuvieran ocurriendo en la vida real. Incluso la inserción del diálogo indirecto (te pido perdón si no se llama así) en “La menor de tus tías llegó a recibirme. En el trayecto me contó que Sara…” es perfecto, porque un diálogo directo habría sido tedioso para la historia.

Quiero destacar la frase “ni él conoce lo que dejó atrás”. Es muy bonita y, a la vez, desgarradora. Me gustó mucho la elección de palabras, la expresión, todo.

En cuanto al contenido y la construcción de los personajes, me hizo un poco de ruido la personalidad de Sara. Decís que era conocida por su rectitud, pero aún así va en contra de los principios o de lo que se entiende como correcto y mantiene una relación de amor con un sacerdote. Quizás, quisiste marcar que el amor puede hacer que uno vaya en contra de la forma de ser habitual (que Sara era recta pero por amor flaquearon sus principios), está muy bien. Sino, suena incoherente y la construcción de Sara flaquea un poco.

Cuando la narradora entra a la habitación de Sara, solo descubre que su hermana está embarazada cuando esta hace que toque su vientre. Luego, el bebé nace dos meses después, lo que significa que, cuando tuvo lugar el encuentro del que te hablo, Sara estaba de unos 6 o 7 meses de gestación. ¿Cómo es posible que no haya sido notorio, que los demás no supieran de su embarazo? Quizás,la narradora podría entrar a la habitación, ver a su hermana con su panza enorme y escuchar la historia a continuación. Sorpresa primero, explicación después.

Creo que los nombres han sido elegidos exquisitamente. Personalmente, Clarissa (aunque no sé el verdadero significado del nombre), me remite a la idea de “claridad” o “claro”, lo que me asocio a verdad. Y me parece una triste pero certera ironía que alguien tan “claro” haya vivido su vida en la oscuridad de una mentira. De igual manera, Sara me parece un nombre tierno e inocente, lindo pero temeroso, y considero que le queda a la perfección a ese personaje.

La historia, en conclusión, me gustó mucho. Relata una situación triste, pero emocionante a la vez. Me agradó mucho que le hayas dado un giro al título. Al leer “el último beso”, uno suele pensar inmediatamente en un beso de una pareja, y vos le diste una vuelta de tuerca, convertiéndolo en el último beso entre una madre y su hija. ¡Me encantó!

Eso es todo. Sé que escribí mucho, pero es que traté de darte una apreciación lo más completa posible y tomarme esta tarea en serio, desde mi humilde lugar. Es lo que nos sirve para mejorar un poco cada día, y es lo que siempre espero que hagan conmigo. Cualquier duda que tengas, o comentario que no entiendas, no dudes en decírmelo.

Te invito a pasar por mi relato, si querés, que es el número 146: https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-31/4840 . Un placer leerte, ¡saludos!

Ale.

Juana Medina

20/01/2016 a las 17:48

Salud Wanda,
Ante todo gracias por pasar por mi relato. Dejé mi respuesta allí.
En cuanto a las mejoras a tu relato, te han dicho todo. Maarcelo Kissi no es solamente un excelente escritor, es también un muy buen compañero. En cuanto a AleO, es la primera vez que leo sus comentarios pero me han parecido muy justos y atinados.
Historias de hijos alejados de sus padres y criados por otros sin saberlo, hay miles. Las situaciones son muy diversas y bien se puee investigar un poco en las distintas posibilidades para hacerlo más actual y sobre todo más creíble. Coincido en que los nombres están muy bien elegidos, y que hay imágenes muy bonitas.
Un abrazo, seguiremos leyéndonos.

Wanda Reyes

20/01/2016 a las 18:34

Gracias a todos por sus comentarios, siempre son bien recibidos y aprendo mucho de ellos. Solo quiero hacer el comentario a la sugerencia de Aleo que por cierto agradezco el tiempo que se tomo en analizar mi relato. En la parte que me dices que como es que nadie se daba cuenta de su embarazo lo digo por experiencia propia que si es posible, pues hay veces que no se nota y muchas veces la familia por la cercania o porque no creen que algo asi puede pasar, no se dan cuenta ( no hay peor ciego que quien no quiere ver). Yo me case hace 15 años embarazada de 6 meses y nadie lo noto, pensaron que había engordado por la ansiedad quiza. Bueno solo te cuento para que veas que no es tan descabellado.

AleO

20/01/2016 a las 19:30

Tenés razón, al leer tu comentario me acordé de un caso similar en una vecina. Gracias por aclarármelo, no me había dado cuenta 🙂

No dejes de escribir, ¡y espero tengas buen día!

Coral Mané

20/01/2016 a las 20:25

Hola Wanda!
Coincido con los comentarios de mis compañeros. La historia es de las que llegan, lo peor de todo porque sabemos que es real, que ha sucedido muchas veces. No me imagino la angustia de la pobre Clarissa al leer la carta… Una cosa que me a chirriado es el nombre de la destinataria de la carta. Si, como imagino, el relato se ambienta en los años 40-50-60 no me parece un nombre muy común para una joven, algo extravagante para la época y más teniendo en cuenta las circunstancias en las que fue “encontrada” Clarissa. Yo habría usado un nombre más clásico, del santoral, para hacer la narración más verídica, tipo Asunción, Benita, Eugenia…
Por lo demás, nada más que añadir. Enhorabuena y te invito a que te pases por mi relato, el número 118.
Un abrazo!

Pato Menudencio

20/01/2016 a las 22:25

Me gustó la forma en como está narrada la historia. Ya que es una temática que se ha tratado en otras historias.

Hay que hacer una historia en donde padre e hija se conozcan.

Saludos.

Pd: Siempre he pensado que los curas y monjas deberían formar familia.

Don Kendall

22/01/2016 a las 19:46

Hola Wanda,
Me gusta hacer mi comentario, sin haber leído los del resto de colegas. El riesgo es que pueda escribir alguna cosa que se repita o peor aún que pueda decir alguna impertinencia. 😉 Si es así lo siento, de antemano. Bien , vamos allá.
Me gusta la trama. La lectura de una carta que se descubre a la muerte de quien la escribió, y que pondrá a la luz secretos guardados hasta ese momento. La utilización de este recurso requiere habilidad y tiene sus riesgos. En ese sentido te felicito por asumir esa tarea eligiendo ese camino. Ahora bien, con tu permiso apunto un par de cosas;
1 – Aunque la historia principal gire sobre la pasión de un cura y una joven y los “frutos de esa pasión” (ya me impregné del lenguaje romántico ;-), si se muestra así sin más, es solo un papel volando en una noche de tormenta. Falta la cola que aglutine y cierre para que no se pierda en las sombras.
2 – En el cuento debería haber un narrador que no sabemos quien es. (no puede ser la de la carta, porque ya está muerta en el primer párrafo). No me gusta entrar en la obra de nadie a decir como yo lo haría, por eso te comento un planteamiento clásico. En “Los puentes de Madison” los hijos de la muerta leen la carta de su madre en la que les cuenta algo sucedido años atrás en contradicción con el conservadurismo y creencias religiosas de su madre. Eso permite visualizar la historia de la madre en el pasado con un narrador testigo (que desde luego no es la madre;-)).Asi mismo permite plantear un desenlace que cierre el relato de forma redonda.
En Resumen, como lector me hubiese gustado saber la relación de Clarissa con su “madre” y el motivo por el que está leyendo la carta. ¿La encontró?. ¿Se la dió un notario? ¿..?.En mi opinión, ya digo que tan despreciable como la de cualquiera, esos son los condimentos que agradece un lector dado que los temas como se comentó en otro sitio y decía el maestro Borges ya se sabe que quedan en «LA INFANCIA, LA MEMORIA, EL EXILIO, LA MUERTE, EL AMOR». El resto es tarea de las y los escritores.Creo que nada más de momento. Solo agradecerte por compartir tu trabajo. Un abrazo

Demetrio Vert

23/01/2016 a las 21:08

Hola Wanda. Gracias por leer y comentar mi relato.

Yo, al revés que AleO suelo ller los comentarios de los compañeros antes. Así, parte de lo que quiero decir, ya está dicho, y me atengo a lo que creo no dicho.

Marcelo te ha comentado aspectos importantes. AleO, también, pero hay muchas novelas con narrador testigo que escribe cartas.En todo a caso a mi no me importan los retos. Si los cuentos.

Yo veo una cuestión fundamental que pienso que no está bien resuelta. Veamos. Es una carta que una mujer dirige a su hija para que esta la lea cuando la madre haya fallecido. En la carta le cuenta de quién es hija y porqué.

Pues en una epístola me es difícil ver dialogos como los que has puesto. Lo normal es que el personaje le cuente a su hija lo que pasó, con la misma voz y el mismo tono en toda la misiva.

No me veo yo escribiendo una carta a mis hijos en la que les escriba exactamente unos diálogos tenidos años atrás con un familiar. Más bien me veo relatando lo que pasó. Escribienndo que le dije tal cosa y que el pariente rspondió de tal manera.

Esa es mi aportación principal después de lo comentado. Y por supuesto es mi opinión, tan acertada o desacertada como la de cualquiera, pero hecha con devoción y respeto.

En mi opinión si sigues la carta como la empezaste, en este aspecto estará muy bien.

Saludos y adelante.

Dante Tenet

27/01/2016 a las 14:28

Hola Wanda:

Ante todo , mis disculpas npor tardar tanto en responder.

De alguna medida, quienes han comentado antes que yo , y han sido muchos, dijeron casi todo desde la creatividad , hasta las formas gramaticas.

Por lo cual, solo quiero comentar tu relato como lector, y en ese sentido te digo que me ha gustado mucho el ritmo.

Tanto, que considero debes pensar, si este relato no lo conviertes en un pequeño cuento, tienes puertas para desarropllar mas tus personajes, sin llimitacion de las 700 palabras.

Espero seguir leyendo cosas tuyas.

SaLUDOS

Dante

Isolina R

30/01/2016 a las 21:23

Hola, Wanda:
Tu historia me ha gustado, aunque creo que merece que la revises para corregirle algunos fallitos.
Estoy de acuerdo con los comentarios de Marcelo Kisi, AleO, Demetrio Vert, Don Kendall y Tavi Oyarce. Revisa y quita las comas entre sujeto y predicado (“Tu madre, era mi hermana Sara”, “Sara, era la maestra”) y revisa y añade las que separan los vocativos (“Buenas noches, padre”. “Buenas noches, muchachas, no pude evitar detenerme al escuchar sus angelicales voces, discúlpenme por haberlas interrumpido”. “¿Nos halaga, padre, ¿quiere pasar?” , dije mientras me acercaba a la ventana. “No, hija, ahora no puedo”…)
Los demostrativos no llevan nunca tilde (“ésta carta”, “éste dispuso”).
“con la noticia de que me iría”, “Me llegaron noticias de que tu madre”
“y alcancé a ver”.
“observar cómo aquel apuesto joven”
“Me puso la mano en su vientre y continuó”
“Dentro de mí crece”, “no existe el arrepentimiento en mí”, “algo se apaga en mí”, “me ayudarás a traerlo”, “lo criarás como tuyo”, “¿Quién es el padre, Sara?”.
Debes tener cuidado con las tildes.
Nos leemos.
Espero que mis sugerencias te sirvan.
Saludos.

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