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El último beso - por Efraín Velasco+18
¿Qué color formará el café negro al mezclarse con la sangre?…
…Nueve veces cruzó esa pregunta por mi cabeza desde que desperté, intenté visualizar el color pero por alguna razón me resultó imposible, “ni hablar” me dije a mí mismo “el día debe continuar”.
Las horas pasaron continuas y la tarde llegó pintándose de naranja, para ese momento yo me encontraba degustando un café negro sin azúcar sentado en un establecimiento ubicado a nueve kilómetros de mi departamento en el centro de la ciudad; por delante de mí y un poco hacia mi izquierda había una mesa con un letrero que decía “Reservado” a la cual no después de mucho tiempo llegó un joven alto vestido de manera muy formal que mientras revisaba su celular quitó el papel y se dirigió al mostrador para luego volver con uno de los meseros dándole algunas indicaciones, el mesero asintió y él un poco más tranquilo se sentó dándome ligeramente la espalda y colocando sus pies sobre los travesaños de la silla.
– Bien, llegó el momento – le escuché decir.
Sacó de su pantalón una pequeña caja que miró atentamente durante nueve minutos, en seguida acarició su cabello castaño y abrió el menú que se encontraba en la superficie de la mesa.
– Hola amor – le dijo una bella mujer rubia mientras se acercaba a besarle la boca – ¿llego tarde?
– No corazón, llegas justo a tiempo – respondió él besándola de nuevo y le tomó la mano a la par que le hacía una señal al mesero que se encontraba conmigo porque le había solicitado otra taza de café.
El mesero los atendió, no le di importancia a lo que pidieron pero sí a cómo él sin que ella lo notara, le dio al mesero la caja que tiempo atrás había estado mirando con tanta devoción, luego volteó y juntaron nuevamente sus labios.
Se separaron y miraron fijamente, al instante comenzaron a hablar del trabajo, las presiones, la familia y demás cosas sin sentido, me aburrí un poco y le brindé mejor la atención a mi humeante taza de café, pasaron varios minutos y volví mi vista y oídos hacia ellos.
– Amor – no sabes cuán importante eres para mí, sabes lo mucho que te amo – le dijo él (o al menos eso recuerdo haber escuchado).
– Corazón, no tienes que decirlo para mí es igual, te amo – contestó ella esbozándole una sonrisa.
Rozaron sus labios y el momento romántico fue interrumpido por el mesero que llevaba dos tazas de café y un par de platillos.
– Aquí está lo solicitado.
– Gracias, te llamo si necesitamos algo más, música por ejemplo.
– Como usted guste señor, estoy para atenderle.
– Amor, tú algo estás planeando – dijo inquisitivamente ella.
– No corazón, ¿cómo crees? – respondió mientras la besaba para que no dijera más pero ésta se mostró insistente.
– Ya, en serio, dime qué tramas.
– ¿quieres que te lo diga? ¿en serio?
– Sí, dime.
Aquí fue que se puso interesante la plática, hizo una señal y de la nada salió un sujeto tocando el violín, él hincó una rodilla en el suelo…
– ¿quieres que te diga que quiero pasar el resto de mi vida contigo, que no puedo vivir ya sin ti, que eres lo más importante en mi mundo?
Ella se ruborizó al instante, sus ojos se cristalizaron y agitó su mano cerca de su rostro (supongo que para regular su temperatura) mientras, el mesero llegó con un ramo de rosas en cuyo centro se encontraba la cajita antes vista, él la abrió y sacó un anillo con una gran piedra blanca y brillante.
– Amor, ¿te quieres casar conmigo? – ella asintió con la cabeza, las lágrimas le recorrían las mejillas con un flujo constante mientras probablemente imaginaba su vida juntos.
Le puso el anillo en el dedo y se besaron una, dos y hasta tres veces consecutivas, en seguida se dieron un beso sumamente largo, sus labios se separaron muy lentamente y entonces fue que entre la música se escucharon nueve detonaciones en grupos de tres; él cayó sobre la mesa derramando su café y ella comenzó a moverlo bruscamente y a gritar desesperada, pedía auxilio sin darse cuenta que ella también sangraba. Mientras en el suelo, el café que goteaba por los bordes de la mesa y el rojo de la sangre derramada, se mezclaban formando un peculiar charco de un tinto exquisitamente oscuro.
Comentarios (10):
Laura Ponce
19/01/2016 a las 05:24
Sin duda alguna siempre me sorprende licenciado con sus cuentos. Muchas felicidades y espero su siguiente publicación =) mucho éxito
Baptiste
19/01/2016 a las 09:39
Buenas Erafrain
La historia está muy bien llevada y sobre todo me ha gustado el detalle del café, que toma un sitio importante en la historia.
Quizá me hubiera gustado saber algo más sobre los personajes, sobre su apariencia, en especial la mujer.
Aún así me ha gustado mucho.
PD:Al final quien mata a los personajes? No me ha quedado muy claro
Un saludo
Luciano Sívori
19/01/2016 a las 13:28
Primero: excelente manera de arrancar el relato:
“¿Qué color formará el café negro al mezclarse con la sangre?”
Está buena la historia. Es violenta y directa. Te aconsejaría revisar la puntuación y algunas cuestiones formales que noté. Hay, evidentemente, una simbología con el número nueve =P.
Me hiciste acordar a un corto de Nacho Vigalondo, un director español que seguramente conocés. Miralo, no tiene desperdicio:
https://www.youtube.com/watch?v=F1isC_3Ehdo
Me gustó el relato, felicitaciones.
Te invito a pasar por el mío:
https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-31/4658
¡Saludos!
Denise
19/01/2016 a las 16:03
Un buen relato; en general, estoy de acuerdo con Luciano. Con respecto a la puntuación, te aconsejaría lo siguiente: colocar puntos donde la oración cambia de tema y colocar comas donde hay aclaraciones o alteraciones del orden. Como ejemplo, te dejo el primer párrafo (al cual, además, le hice un par de cambios menores):
“¿Qué color formará el café negro al mezclarse con la sangre?
Nueve veces había cruzado esa pregunta por mi cabeza desde que desperté. Intenté visualizar el color, pero, por alguna razón, me resultó imposible. “Ni hablar”, me dije, “el día debe continuar”.
Las horas pasaron una tras otra y la tarde llegó pintándose de naranja. Para ese momento, yo me encontraba degustando un café negro sin azúcar, sentado en un establecimiento ubicado a nueve kilómetros de mi departamento, en el centro de la ciudad. Por delante de mí y un poco hacia mi izquierda, había una mesa con un letrero que decía “Reservado”, a la cual, no después de mucho tiempo, llegó un joven alto, vestido de manera muy formal, que, mientras revisaba su celular, quitó el papel y se dirigió al mostrador, para luego volver con uno de los meseros dándole algunas indicaciones. El mesero asintió y él, un poco más tranquilo, se sentó dándome ligeramente la espalda y colocando sus pies sobre los travesaños de la silla.”
Por lo demás, el hecho de que el final responda la pregunta del comienzo me parece un muy buen toque. Y el uso del narrador testigo está bien logrado.
Espero que esto te sirva, saludos y gracias por comentar mi cuento XD
Emmanuel
19/01/2016 a las 18:29
Felicidades mi efra, tu cuento me emociono mucho, me puso de malas y despues triste. La mejor de las suertes.
Efraín Velasco.
20/01/2016 a las 02:58
Laura y Emmanuel: muchas gracias por leerme, gusto saber de ustedes.
Baptiste: gracias por leerme, tienes razón creo que pude ser más detallado y respecto al final la clave está en el número 9.
Luciano: gracias por las observaciones, me alegra que notaras lo del número 9 una pequeña obsesión del narrador con ese número ajaja, no conzoco al autor que me comentas pero ahora mismo lo buscaré.
Denise: Muchas gracias, me sirve muchísimo y la intención de participar es aprender. Saludos y no hay nada por agradecer :D.
Alicia
21/01/2016 a las 20:59
Buen relato Efrain.
La redacción limpia, me permitió imaginarme tu actitud en el café y las acciones de la pareja y el mesonero, especialmente cuando escribes:…Ella se ruborizó al instante, sus ojos se cristalizaron y agitó su mano cerca de su rostro (supongo que para regular su temperatura) mientras,…
La verdad que no tengo más que felicitarte porque me cautivó tu relato y la coherencia del principio y el triste final.
Saludos,
Luma
23/01/2016 a las 01:17
Me gustó mucha tu historia.
Solo una cosa:¿quien mató a los personajes?. me hubiera gustado saberlo. igualmente entiendo;ha tenido un final abierto para que cada uno imagine su versión.
saludos.
Marcelo Kisi
23/01/2016 a las 03:31
Efrain, un gusto, gracias por pasarte por mi relato y comentarlo tan generosamente!
El tuyo me gustó, me impactó, tenés algo diferente y refrescante en la manera de meterte en la mente de un psicópata. No tenemos muchos datos de por qué se la agarra justo con esta pareja, quizás la clave también esté en ese número mágico, al que manejás con maestría. El principal mérito está en el ritmo, la creación del ambiente, el manejo de los personajes. Bueno, todo bien, nada más trabajar en el tema puntuación como te marcaron Denise y Luciano, lo que te va a llevar a tu próximo nivel como talentoso escritor! Felicitacioines!
Pato Menudencio
10/02/2016 a las 23:35
Está bien narrada la acción. No se detalla de forma explícita qué acciones hace el narrador, pero logra que el lector sea quien especule acerca de los acontecimientos.
Saludos.