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El beso helado - por Marcelo Kisi
Web: http://www.contarelcuento.wordpress.com
Ema miró a Javi por el rabillo del ojo y se preguntó qué pasaría esta vez. Continuó charlando con su madre por skype haciendo como si nada, pero sabía que el volcán haría erupción enseguida. Alargar la charla entre Madrid y Estocolmo ponía en espera el inminente estallido.
Javi iba y venía nervioso por la casa, un poco buscando a ver qué más se podía llevar, otro poco esperando poder hablarle, decirle que estaba equivocada, que no podían separarse.
—No encontré apartamento —le mintió, aunque ella ni lo miraba.
Él no era un hombre de fracasos, seguirían luchando por su pareja, como lo venían haciendo desde hacía… ¿cuánto? Cinco años más o menos, incluyendo una terapia de pareja carísima, fines de semana separados para darse un respiro, algunos días juntos en París o en la Costa Brava, sin los niños. Ni siquiera la decisión de tener otro bebé hace dos años ayudó. Y ahora ahí estaba Agustín, moqueando y pidiéndole que lo levantara porque su madre estaba en otro mundo.
A Ema no le habían enseñado así las cosas. Una mujer debía mantener la paz del hogar. “Si una mujer está bien, toda la familia está bien”, se repetía una y otra vez desde hacía años. Se paró de su silla, antes de que Javi levantara de mala manera al niño de su gateo mocoso, le limpió la nariz y volvió al ordenador.
Ema había aguantado todo. Los estados de ánimo de él, sus críticas a todo lo que ella hiciera. Podía ser un arroz algo pasado, una prenda tirada en el suelo, un mal chiste. Lo peor era el sexo por decreto, casi forzado, sin preguntarle.
Costó mucho hallar una terapeuta de parejas que supiera el lenguaje de señas. Cuando encontraron a Julia, pensaron que todos sus ahorros se terminarían allí. Pero para Ema valió la pena, porque maduró en esos pocos encuentros su decisión de dejarlo. A Javi, en cambio, su ego de jefe de la manada no lo dejaba dormir. Si alguien podía decidir cómo seguía esta historia, debía ser él.
—¡Acaba de una vez, mierda! —gesticuló ahora por encima del ordenador de Ema—. Tienes que hablar conmigo, también, ¿o qué te piensas?
Ema intentó hacerle entender a su madre que debía cortar, pero no era fácil. Javi salió entonces del apartamento y regresó al minuto con Lucía, la niñera. Levantó a Agustín con brusquedad y se lo entregó a la adolescente. Tomó a Ema del brazo y se la llevó. Ella se resistió apenas. El volcán había entrado en erupción, había que aguantar la tormenta, pensó, y era mejor fuera de casa.
Él quería llevarla al bosque de siempre para poder calmarse juntos, como lo hacían cada vez que peleaban. Ya de noche, estacionaron frente al lago. Él comenzó a hablarle, mezclando las señas con intentos de acariciarla, de abrazarla. Ella cerró los ojos y lo empujaba, así que él dejó de hablar y la abrazó fuerte por el cuello. Ema cedió. Él la miró y vio que había abierto los ojos.
—Vamos, mujer, yo te quiero. Desde ahora serás mi reina —le dijo con una mano, pero ella ni siquiera pestañeó.
Javi le dio palmadas en la mejilla todavía sonrosada por la pelea. Al final comprendió: le había quebrado el cuello. Ema estaba muerta.
Se desesperó, miró para todos lados. Fue cuando vio por el espejo retrovisor que un policía con linterna, de esos que importunan a las parejas de jóvenes que hacen sexo lejos de sus padres, se había estado acercando. El agente ya alumbraba dentro del coche y decía algo que Javi no pudo captar.
Entonces, Javi besó a Ema. A su muerte, Javi le impuso todavía un último acto: dos amantes que se besan en el bosque junto al lago, interpretado para un solo espectador. El policía, a quien el cuerpo de Ema daba la espalda, golpeó la ventanilla. Javi la abrió.
—Vamos, no pueden estar aquí. Váyanse a un hotel.
Javi, que leía los labios, entendió perfectamente.
—No entendemos —dijo con el acento típico de los sordos—. Todo está muy bien, agente, le aseguro —agregó, mostrándole el anillo de casados.
El policía dijo algo más, y Javi volvió a besar a Ema ante él repitiendo, con un gesto, que no lo entendía. El uniformado puso los ojos en blanco, levantó su linterna y se fue.
Javi sintió por última vez los labios de Ema, todavía tibios. Después se separó, y pensó qué hacer con el cadáver.
Comentarios (25):
Marcelo Kisi
17/12/2015 a las 14:42
Hola a todos!
Llegué con la lengua afuera y lo mandé una hora antes del cierre (expresión de periodistas). Acá también estuve haciendo experimentos, pero supongo que todo entrelazamiento de palabras con fines estéticos lo es en alguna medida. Espero que lo disfruten, y me cuenten.
Felices fiestas y un gran año para todos!
Coral Mané
17/12/2015 a las 16:33
Hola Marcelo!
Tal y como te dije el mes anterior, te has ganado a una nueva seguidora, así que en cuanto he visto la recopilación, he corrido a buscar tu relato… Uuffff… Es duro ¿eh? Tanto de entender, ya que he tenido que releerlo unas cuantas veces para captar la historia al completo (y aún así creo que tengo algunas dudillas), como de tema, la violencia de género, que es una cuestión difícil de tratar.
Formalmente esta genial, los diálogos son muy buenos, el relato fluye sin problemas y personalmente en este aspecto no puedo ponerte ninguna pega!
La historia creo que es muy original pero como ya te he dicho, tengo algunas dudillas, ¿tanto Ema como Javi son sordos? ¿O solamente es Javi? ¿Antes de matarla en el lago… Ya la había pegado? Supongo que quieres que nosotros imaginemos lo que ha pasado, pero me resulta algo difícil entenderlo…
Pero, en conclusión, tengo que felicitarte, es un relato muy bueno y aunque el espejo y bosque no están muy presentes y tampoco el reto extra, me ha gustado mucho.
Enhorabuena y un abrazo!
L.M.Mateo
17/12/2015 a las 18:30
Hola Marcelo:
Te lo voy a decir claro, que para eso estamos. Después de haberte leído en otras ediciones del taller, se nota que has tenido que apurar el tiempo. Ja, ja, ja.
Me ha gustado la historia, es interesante, los diálogos bien llevados, los gestos igual; pero como ya te ha señalado Coral, es un poco confuso (de ahí lo que te he dicho en el primer párrafo). Yo tampoco tenía claro si los dos eran sordos, o solo uno.
Respecto a lo formal, me ha llamado la atención lo siguiente:
“Él no era un hombre de fracasos, seguirían luchando por su pareja, como lo venían haciendo desde hacía… “. Me choca que hables de él, que de pronto pase a plural, y que más tarde digas que su mujer no ha sido criada con los mismos patrones. Es decir, creo que sería más correcto que hables en singular en esa frase, por mucho que luego expreses que los dos iban juntos a terapia o que lo habían probado todo para arreglar su matrimonio, ya que Ema tiene bien claro que la relación se ha terminado y no piensa seguir luchando por ella.
Un abrazo y Felices Fiestas.
Marcelo Kisi
17/12/2015 a las 22:20
A Coral y L.M.Mateo: Gracias por sus comentarios y gracias por tomarse el trabajo. Realmente habéis dado en el clavo con una inconsistencia o falta de claridad: realmente ambos son sordos. En la edición, para llegar a 750 tuve que eliminar la charla que tiene Ema con su madre, donde Ema al final intenta cortarla pero le es difícil, porque su madre es menos hábil con el lenguaje de señas y hay que tenerle paciencia. Entonces la madre de Ema no es sorda, pero Ema sí. Después en el coche se cruza de brazos y cierra los ojos, cosa que les envidio a los sordos: para no “hablar” y no “oír”, pero ello podría ser porque así se comunica con él, aun si no fuera sorda. Tenía que haberlo aclarado de otra manera.
Después está el tema de si ya antes la había golpeado. No lo sé, jajaja. Aquí, un experimento que quise hacer es el de un narrador equisciente pero metido en dos personajes en lugar de uno solo. Entonces es como que es ella la que cuenta las agresiones de Javi. Muchas mujeres golpeadas se cuentan historias a sí mismas según cómo lo necesiten en cada momento. Una vez escuché una querida amiga decir: “Mi relación con mi marido no está tan mal. Él no siempre me pega”. Quizás Javi le pega a Ema, pero ella tiene como negación. O no, en este caso creo que no, creo que lo diría. El maltrato y la violencia de género son muchas veces más psicológicos que físicos. En la edición también eliminé que él la humilla todo el tiempo ante los amigos, contradiciéndola y tratándola de tonta a cada comentario que hace. Eso termina doliendo más que los golpes.
Y sí, el bosque y el espejo son menos fuertes aquí. Dígase en defensa de mi espejo que en él se basa mi decisión de un matrimonio de sordos: solo por el espejo puede ver acercarse un patrullero y/o un policía. Tal vez, si lo hubiera escuchado, Ema estaría viva.
Otra cosa que no me salió muy fuerte: Javi siempre miente. O casi, porque a Ema la quiere de verdad, como todos los maridos golpeadores quieren a sus esposas.
L.M.Mateo, no sé si está escrita de lo mejor esa frase, puede que tengas razón, porque él es todo ego y no quiere fracasar, y no le importa si ella lucha con él o no.
Gracias a ambas, felices fiestas!!
Manoli VF
17/12/2015 a las 23:27
Hola Marcelo!!
Con las oportunas correcciones y aclaraciones tu relato gana muchísimo. Al igual que los compañeros tampoco entendí que Ema (Conozco el nombre de Enma, Ema me suena extraño)era sorda.
La idea es buena pero al resumirla te faltó tiempo, aún así me ha gustado mucho, sobre todo las explicaciones que se da la mujer a sí misma y el análisis psicológico de ambos que con pocas palabras has hecho muy bien. tengo un relato en mi blog al respecto (Se llama Mario y Mr Hyde) que quedó ganador en un concurso que trata el mismo tema que has tratado aunque desde otro enfoque. Es un tema duro y tu relato lo es desde el mismo título, con algo más de desarrollo te quedaría muy bien.
Como aporte personal te sugiero revisar el siguiente párrafo que, estoy segura desde la distancia tú mismo verás como hay demasiadas oraciones cortas y verbales, seguro que por acortar el texto.
“Él quería llevarla al bosque de siempre para poder calmarse juntos, como lo hacían cada vez que peleaban. Ya de noche, estacionaron frente al lago. Él comenzó a hablarle, mezclando las señas con intentos de acariciarla, de abrazarla. Ella cerró los ojos y lo empujaba, así que él dejó de hablar y la abrazó fuerte por el cuello. Ema cedió. Él la miró y vio que había abierto los ojos.”
En el que la acción se vuelve muy mecánica: el hizo, ella cedió, el…
En su conjunto el relato es muy bueno y profundo, y el recurso de: “le dijo con una mano” muy aclaratorio.
Un placer leerte siempre, Marcelo.
Un abrazo.
Melisa
18/12/2015 a las 01:09
Hola, Marcelo
Me resultó un relato de lo más llevadero, con diálogos oportunos y un desenlace inesperado.
Me gustó mucho, realmente. Una historia original, en la cual el protagonista preso de rabia y emociones inconscientes, se convierte de un momento a otro en un asesino… ¿O ya lo era? Por la frialdad con la que actuó en la última escena, me quedo con esa incógnita. 😉
En el caso de que tu intención no haya sido darle a Javi esa imagen de asesino frío y calculador, yo omitiría la última oración. Por otro lado, creo que “Javi sintió por última vez los labios de Ema, todavía tibios.” sería un final de mayor impacto.
A mí me pareció que Ema era sorda desde la primera lectura, pero sinceramente tampoco siento que necesite estar aclarado ese punto. Bien podría no ser sorda y comunicarse con Javi mediante señas… y la historia no perdería sentido alguno.
Aprovecho para desearte muy felices fiestas y agradecerte por tus comentarios siempre positivos. Realmente contagiás ganas de escribir. 🙂
Desde ya que estás invitado a visitar mi relato:
https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-30/4613
Saludos,
Melisa
Juana Medina
18/12/2015 a las 16:39
Hola Marcelo,
Lo has dicho todo en las explicaciones posteriores. El apuro se nota. sin embargo estoy segura de que saliendo de la prisión de las 750 palabras te quedará a la altura de tus otros cuentos.
Un abrazo grande. FELICES FIESTAS Y UN LITERARIO 2016!
Basilisa Nogales
18/12/2015 a las 19:56
Saludos, Marcelo:
Leí tu comentario a L.M.Mateo y he venido a leerte. Me ha hecho gracia que los dos hayamos coincidido en tratar la violencia de género, si bien lo hemos hecho en un tono muy distinto. Lo mío es un cuentecillo sobre Adán y Eva y lo tuyo es un relato realista duro.
Me ha gustado bastante, aunque creo que le vendría bien una pulida con los consejos que te han dado los compañeros.
Te invito a pasarte por el 19.
Un saludo. Feliz Navidad.
Christian Joseph White
19/12/2015 a las 04:14
Luego de leer los comentarios, pude esclarecer mis dudas. Las mismas que tenían otros compañeros. De modo que ahora todo es más claro y se puede apreciar mejor. El relato en sí, tiene mucho potencial. Aún con lo que conlleva implícito en la trama, fluye muy bien y se deja leer sin mayores problemas. Has elegido una temática compleja de tratar pero lo has hecho de maravillas. El giro final… no lo esperaba. Le ha dado un toque siniestro. Un gusto leer un relato tan pulido y original. Felicitaciones, Marcelo.
¡Saludos!
Leosinprisa
19/12/2015 a las 14:26
Hola Marcelo, coincido con las opiniones de los compañeros y estoy seguro que el texto integro, con mas de 750 palabras, aclararía mucho mejor esa situación, que de por si se comprende, aunque a veces he de reconocer, me perdia un tanto.
No obstante es un tema muy crudo, que has tratado de una forma digna, mostrando la frialdad de ese supuesto “amor” que siente por su pareja.
Un saludo.
Demetrio Vert
19/12/2015 a las 14:49
Hola Marcelo. Aquí estoy.
Verás, el tema de la sordera y/o mudez no queda claro. A mí eso no me ha desconcertado. Es más como al inicio escribes que “otro poco esperando poder hablarle, decirle que estaba equivocada”; hablarle, decirle, yo no he pensado ni por un momernto que tenían tales incapacidades. Es más, cuando habla con el policía igual que un sordo, pensé que era una treta de Javi.
Sí me ha chocado la confusión en los tiempos verbales que te señala L.M.Mateo, pero, bueno, conociéndote lo he achacado a un lapsus que todos solemos tener.
Lo que si he notado raro ha sido el estilo. Demasiada descripción; este no es Marcelo, me he dicho. Bueno, el motivo, las prisas.
Como siempre te seguiré leyendo.
Un abrazo.
Jose Luis
19/12/2015 a las 18:56
Hola
Tu relato me ha gustado mucho, está bien entramado y ambientado, bien narrado y bien estructurado, con final sorpresa.
Es cierto que crea confusión el hecho de que los dos personajes sean sordos y mudos, porque si tienen hijos ¿cómo lo hacen cuando uno de ellos, a solas, llora en su cuarto? Lo que entiendo, o prefiero verlo de esta manera, es que ella es sorda y muda, pero que él no lo es. Pero si ambos son sordos y mudos, como indicas en otro mensaje, pues es lo que son.
Un saludo
Peter Walley
20/12/2015 a las 13:05
Hola Marcelo,
Yo había entendido que el sordo era él pero no ella, será que no me fijé lo suficiente. En cualquier caso eso le da un punto de originalidad al relato. Por algún motivo en varios de los que he leído el tema era el maltrato, pero tú has conseguido que suene un poco diferente.
Si lo has hecho a última hora seguro que con un par de pasadas más te queda estupendo, de hecho ya está muy muy bien. Enhorabuena.
Saludos y felices fiestas.
Leonardo Ossa
21/12/2015 a las 05:25
Hola Marcelo. Leyendo los comentarios que te hacen descubro que he leído tu texto con la voracidad que siempre leo tus participaciones, pues la originalidad de las cosas que cuentas me causa mucho agrado. Tus historias siempre son como esas noticias curiosas, que de cuando en cuando aparecen en las últimas páginas de los periódicos para ser leídas con fruición.
¡Felicitaciones Marcelo!
Un abrazo y un feliz fin de año.
Roger/NHICAP
21/12/2015 a las 16:51
Hola Marcelo,
Me ha gustado la historia, basada en un problema de enorme interés social, y está muy bien escrita, con un estilo gráfico, realista y duro. Todo ello, sitúa al lector en posición de comprender sin esfuerzo las escenas. Resulta admirable tu habilidad para no facilitar hasta la mitad del relato, la primera señal sobre la existencia de, al menos, un mudo en la pareja (el terapeuta que supiera el lenguaje por señas). Más adelante, interpreto que ella es la muda y al final (cuando él habla con el poli) descubro que ambos lo son. Sencillamente genial, Marcelo.
Quizá, en la parte final puedes limpiar el polvo de precipitación, la mencionas tu mismo en tu comentario, que se aprecia un poquito.
Felicidades y un abrazo.
Laurindiel
21/12/2015 a las 21:53
Hola Marcelo,
Acabo de leer tu relato. Coincido con el resto de compañeros, si bien he de felicitarte por cómo has tratado un tema tan duro como es la violencia de género. Me parece que lo has contado perfectamente. A mi me ha gustado.
Un saludo y felices fiestas!
Cryssta
22/12/2015 a las 11:43
Hola Marcelo, por fin me toca comentar tu relato y espero hacerlo bien porque he comentado ya tantos que me sale humo por la cabeza.
Como siempre me voy a los mejorables directamente:
– no conozco el nombre “Ema” ¿es diminutivo? el que yo conozco es “Emma”
– si no he contado mal nombras a Javi en trece ocasiones y a Ema en once, dale un repaso al texto para que no sean tantas
– la frase “Javi iba y venía” es un pequeño trabalenguas, se nota poco pero prueba a decirlo deprisa y verás
– no entiendo la expresión “se paró de su silla” ¿estaba en una mecedora?, tal vez sea una expresión que no usamos en España
– no sé cuando nació el niño desde que se tomó la decisión de tenerlo, yo quitaría “hace dos años” porque da la sensación de que el niño es mayor para gatear (muchos niños andan antes de cumplir el año) y añadiría un “pidiéndole con las manitas” para indicar que todavía no habla
– “Tienes que hablar conmigo también,”
– si en vez “pero no era fácil” pones “pero era difícil” pones una palabra menos y dejas la frase en positivo, eso ayuda al lector
– las tormentas se asocian con agua o con nieve, como hablas antes de un volcán no me cuadra mucho lo de “había que aguantar la tormenta”
– tras “estacionaron frente al lago” a mí me dio la sensación de que habían salido del coche y luego me sorprendí al darme cuenta de que seguían en él
– “Ella cerró los ojos y lo empujó”
– no se “abraza” por el cuello, el brazo abarca más que un cuello, sería mejor “la agarró”
Por lo demás muy buen relato. Felicidades.
Espero seguir leyéndote en el 2016.
Osvaldo Mario Vela Sáenz
23/12/2015 a las 05:44
Marcelo, como siempre tu historia tiene de todo: unos diálogos facil de seguir, una trama que te lleva de la mano y un final conmovedor. Tu escritura es como las buenas vitaminas nos las das por gotas. Enhorabuena y felices fiestas.
El mío 141
Marcelo Kisi
23/12/2015 a las 05:48
Mil gracias a todos los compañeros! Se agradecen los elogios y se anotan todos los fallos marcados y las muy buenas observaciones. Voy a devolver las visitas de a poco, son días muy trajinados pero llegaremos!
Felices fiestas para todos!
Isolina R
24/12/2015 a las 00:36
Hola, Marcelo:
Creo que este texto amerita que lo revises. Debes pulirlo un poco porque se nota algo el apurón. Puede quedar muy bien.
Ya te han comentado algunos aspectos mejorables otros compas, así que no incidiré en lo dicho antes, sobre todo por Crissta y L. M. Mateo.
Una de las cosas que más me llamó la atención en la primera lectura fue la repetición de palabras. Ya te contó Crissta el número de los nombres de los protas, que deberías reducirlos a la mitad. Yo me fijé, además, en el verbo “hacer”:
“haciendo como si nada, pero sabía que el volcán haría erupción” (2), “como lo venían haciendo desde hacía…” (2), “la decisión de tener otro bebé hace dos años”, “se repetía una y otra vez desde hacía años”, “sus críticas a todo lo que ella hiciera”, “intentó hacerle entender”, “como lo hacían cada vez que peleaban”, “las parejas de jóvenes que hacen sexo”, “pensó qué hacer con el cadáver”.
Creo que en este texto repites también algo más de lo deseable el sustantivo “vez” y los verbos “ser” y “estar”.
A veces ponemos el pronombre “se” antes del verbo principal cuando quedaría mejor con el subordinado. Por ejemplo: “qué más se podía llevar” queda mejor: “qué más podía llevarse” aunque justamente en tu texto “llevarse” rimaría con lo que sigue. En: “se había estado acercando” yo pondría: “había estado acercándose”.
Rimas: “otro poco esperando poder hablarle, decirle que estaba equivocada, que no podían separarse”, “darse un respiro, algunos días juntos en París o en la Costa Brava, sin los niños”.
Repeticiones de palabras cercanas: “ver qué más se podía llevar, otro poco esperando poder hablarle, decirle que estaba equivocada, que no podían separarse” (“podía”, “poder”, “podía”), “ahí estaba Agustín, moqueando y pidiéndole que lo levantara porque su madre estaba en otro mundo” (“estaba”), “había aguantado todo. Los estados de ánimo de él, sus críticas a todo lo que ella hiciera” (“todo”).
En la violencia contra la mujer el hombre se considera el jefe. Tú mismo dices en el texto: “su ego de jefe de la manada no lo dejaba dormir. Si alguien podía decidir cómo seguía esta historia, debía ser él”. Esto se contradice con algunas cosillas que hace Javi. Cuando Ema habla con su madre, él dice: “Tienes que hablar conmigo, también, ¿o qué te piensas?”. Un machista no se expresa así. En lugar de “Tienes que hablar conmigo” diría: “Tengo que hablar contigo”. Y desde luego lo que no usaría es ese “también”. El machista obliga a la mujer a cortar los vínculos con la familia y con las amistades. En ese sentido creo que el asesinato de la mujer pilla al lector un poco por sorpresa porque no está muy retratado este varón como un verdadero machista. Aunque se nos haya dicho lo del ego de jefe de la manada y las críticas a todo lo que hiciese Ema. Se produce una pequeña contradicción entre lo que cuenta el narrador y lo que se nos muestra cuando hablan o actúan los personajes.
Espero que mis sugerencias te sirvan.
Saludos y felices fiestas.
Ryan Infield Ralkins
24/12/2015 a las 17:02
Para faltarte tiempo he de decir que esta muy bien el relato. La historia me parece buena, aunque algo triste. Lo único que no me convence aun es la forma en que la mata. Bueno, a mi me han dado abrazos fuertes en que siento que me romperan la nuca y mira, sigo vivo (obviamente pues sino fuera un walking dead literal, ja ja). Fuera de broma, eso es todo lo que me suena raro.
Pero pienso que los personajes son acertados.
En cuanto a lo demas, los compañeros te han dicho todo.
Felicitaciones y saludos.
Wiccan
27/12/2015 a las 18:43
Buenas Marcelo,
Un relato muy interesante, aunque creo que coincido con Ryan en que fuera de los fallos que te puedan comentar el resto de compañeros lo que más raro se hace es pensar que con un abrazo se pueda romper el cuello sin quererlo hacer expresamente. La idea de relatar una relación y conversaciones entre sordomudos está muy bien, porque das los datos pero sin indicarlo directamente, aunque eso lleva a no saber realmente si lo son los dos o uno, pero también pienso que no es importante porque lo bueno que vienes a expresar con este relato es que no hay ninguna diferencia en el fondo del drama ya sean ambos discapacitados, uno solo o ninguno. Gracias por compartirlo.
Un saludo y felices fiestas!!!
José Torma
28/12/2015 a las 23:15
Maestro Kisi.
Que bueno que no fui el unico que me confundi con la mudez de los protagonistas.
Si bien es cierto que es confuso, creo que logras una dimension en el tema de la violencia fisica que va mas alla de lo cotidiano.
Deseo sobremanera que no vaya a quedar impune su crimen. Me parecio muy abruta la escena de la muerte, ya que la describes con una pasividad que no da a entender el grado de violencia que se requiere para quebrarle el cuello a un ser humano.
Temazo y llevado a buen puerto. Muchas felicidades.
Wolfdux
29/12/2015 a las 17:36
A día 29 poca cosa puedo aportar que no se haya dicho. El párrafo que te han comentado, cuando llegan al lago, me ha hecho retroceder y volver a releerlo para entender que había pasado realmente. Pero por lo demás, ahora con tiempo y sin limitación a repasarlo y quedará mucho mejor.
Un saludo.
Pato Menudencio
07/01/2016 a las 21:19
Uf, no me esperaba ese desenlace.
Un texto brutal y muy bien armado.
Saludos.