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Pasajeros al Nuevo Mundo - por Francis
El pavimento de las vías céntricas de la ciudad resplandecía como un espejo. La tormenta amainaba y los transeúntes, amparados en refugios improvisados, empezaban a circular con rapidez por el centro sevillano.
Aquella mañana, Darío, un joven investigador mexicano, se dirigía al Archivo de Indias. Era su primera visita a aquel edificio emblemático con el que tantas veces había soñado y, mientras intentaba calmar su emoción, recordó con credulidad a la inolvidable Audrey Hepburn cuando, haciendo alarde de su dicción en una mítica película, repetía insistentemente: "La lluvia en Sevilla es una maravilla".
Al llegar al Archivo, un guarda jurado se le acercó con diligencia.
—¡Buenos días! Su documentación, por favor.
Darío accedió complacido.
—¿Necesita aclaración sobre las normas de la sala de investigación? —insistió el agente.
—No, gracias. Solicité toda la información desde mi país.
Ya en su interior, le abrumó la vigilancia exhaustiva que había, pero comprendió que la documentación allí guardada lo requería y, sin perder más tiempo, se dirigió a un encargado.
—Por favor, ¿podría facilitarme el "Libro 1 del Registro de Pasajeros"?
Pasados unos minutos, le entregaron el manual. Había soñado con este momento muchas veces y ahora tenía en sus manos el primero de los seis libros que tendría que revisar con lupa, si es que quería volver a su país con la misión cumplida. Sin lugar a dudas, estos ejemplares, encuadernados en pergamino becerro y muy manoseados en su tiempo por los escribientes de la Casa de la Contratación, eran el retrato y la estadística oficial más fidedignos que tenía para su investigación.
En los días sucesivos, se involucró tanto en la lectura que, en muchas ocasiones, no se percataba del tiempo que llevaba sin descansar y que le hacía manifestar externamente un cierto estado de agitación. Alguien en la sala lo había advertido; era Carmen, una investigadora de la Universidad de Sevilla que, un día, decidió interrumpirle.
—Perdona, hace poco tiempo que te veo por aquí, ¿te apetecería salir a tomar un café? Te encuentro algo agobiado.
—Te lo agradezco. No sé cuántas horas llevo sin levantarme…
Se presentaron y salieron en dirección a una cafetería cercana.
—Como has notado, soy nuevo por aquí. He conseguido en mi Universidad una beca de seis meses para investigar el origen de los apellidos mexicanos, procedentes de España en la época de la colonización.
—Interesante. Ya verás cómo tienes suerte, Darío. El Archivo guarda documentos increíbles, porque para mantener unido un Imperio tan grande, tuvieron que anotarlo todo: lo que salía, lo que entraba… Ahí radica su riqueza. Precisamente, en estos días que tanto se habla del hallazgo del galeón San José en el Caribe, veremos llegar a investigadores de todo el mundo.
—Es curioso, el fondo marino ha guardado tesoros durante siglos, cuyos detalles históricos hay que desvelarlos aquí —apostilló Darío.
La conversación iba tomando cada vez más interés y Darío agradecía haber conocido a aquella mujer instruida y responsable, que podría serle de gran ayuda en los momentos difíciles de su trabajo.
Las notas de aquellos libros fueron revelando el destino de los pasajeros y la investigación se fue completando: el día y el año de la partida, el nombre y apellidos de los mismos, junto con el de sus padres y madres, el lugar de donde eran naturales o vecinos, el nombre y maestre del galeón, el Reino de las Indias de destino, hijos, criados…
Coincidieron muchas horas en aquella sala y se hicieron buenos amigos. Sin embargo, el día de la partida, Darío le confesó algo que nunca le había mencionado.
—Carmen, me voy con la satisfacción de haber realizado un buen trabajo, pero mi familia y yo teníamos la ilusión de encontrar alguna referencia sobre el origen de nuestro apellido, pero, por mucho que lo he buscado, no he encontrado nada.
—¡Ah, eso era lo que te tenía tan ofuscado! Me lo podrías haber comentado antes, Darío. Tu apellido es de origen judío y las personas con antecedentes judeo-conversos no podían embarcar, al menos, de forma oficial. No encontrarás ningún dato del apellido Bosque en esos libros, lo siento. De todas formas, sois la prueba fehaciente de que esos legajos no son todo lo completos que aparentan ser. Muchos españoles, sin certificación de limpieza de sangre, consiguieron llegar al Nuevo Mundo por vías extraoficiales; eran los "llovidos".
—Gracias, Carmen. Una vez más, te agradezco la ayuda. ¡Hasta siempre!
Comentarios (7):
DIASPORA
17/12/2015 a las 19:10
Hola Francis.
Mi respeto y admiración por la manera tan fluída de escribir. Además lo haces de una manera elegante, y bien documentada, hasta con hechos recientes.
Tenés una buena pluma.
Wanda Reyes
18/12/2015 a las 00:24
Hola Francis, concuerdo totalmente con Diaspora, disfrute mucho de tu relato, la manera en que la historia esta estructrada hace que el lector no se aburra. Te invito a que leas y comentes mi relato es el 15.
https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-30/4478
Basilisa Nogales
18/12/2015 a las 15:34
Hola Francis:
¡Por Dios! ¡Qué bien escribes! Es un gustazo leerte.
Aunque le veo un fallito mínimo a tu relato. Literautas propuso en la consigna que el espejo y el bosque fueran, en la medida de lo posible, algo importante para la historia y el bosque aquí sí lo es, pero el espejo no. Claro que no sé si yo puedo hablar mucho porque el bosque tampoco es muy importante para la mía.
Te ha quedado un texto bastante informativo, con una información atractiva, pero con poca emoción. Quiero decir que no veo conflicto. Para otros cuentos deberías tener en cuenta que lo que los hace interesantes es la resolución del conflicto.
Ánimo. Sigue escribiendo.
Un saludo. Feliz Navidad
Oda a la cebolla
18/12/2015 a las 18:17
¡Hola, Francis!
A mí también me ha gustado mucho esta historia. Muy original poner “Bosque” como apellido, y centrar el relato en la búsqueda de sus orígenes. Ahí es donde yo veo la emoción, en el intenso interés de Darío. Es una emoción interiorizada. ¡Te ha quedado muy bien!
¡Felices Fiestas! Hasta pronto.
Verónica Ortega
24/12/2015 a las 12:43
Francis te felicito por tu estilo y tu manera de escribir. Un tema muy interesante en el que has sabido encajar un hecho reciente.
Gracias por tus consejos y comentarios. Es la primera vez que he participado. Los he tenido en cuenta y he reformado el texto. Felices Fiestas a ti también. Nos leemos
beba
06/01/2016 a las 02:41
Hola, Francis:
Felicitaciones por tu excelente manejo de la forma.
Aunque tu relato no es realmente conflictivo;(podría haberlo sido, por ejemplo, si Darío entraba a destruir archivos, debido al estrés de la falta de descanso y a la carencia de los datos que busca.)De todos modos, sin ser ostentoso tiene gérmenes de intriga, que tal vez se resuelvan en otro capítulo: una noticia sorprendente de Carmen, por ejemplo.
Adelante y Felicidades.
Pato Menudencio
12/01/2016 a las 21:56
La forma en que está escrito el relato es fluída y hace que se lea de un tirón. Muy bien documentado.
Creo que le faltó conflicto, o tal vez que pasara algo con la investigadora.