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La Gran Mentira - por T. Arévalo

Web: http://buscandolasmusas.blogspot.com

Bernardo era un personaje extraño, más cerca de los cincuenta que de los cuarenta. Nadie podía decir su edad con exactitud, y no es porque lo llevara en secreto, es que un día decía cuarenta y al siguiente cincuenta, para a continuación decir que tenía cuarenta y cinco. Esto, que puede resultar extraño, se explica con facilidad, y es que Bernardo tenía un problema: siempre mentía. Y no solo sobre algo importante, sobre cualquier cosa. Que tenía un buen día, pues decía que era el peor día de su vida. Estaba hambriento, pues decía que no podía comer más porque ya estaba lleno, arriesgándose incluso a desfallecer de hambre.

Desde que tenía memoria había estado mintiendo, todos y cada uno de los días de su vida y eso le había ocasionado numerosos problemas. La zapatilla de su madre siempre estuvo atenta para castigar todos sus embustes, pero o bien ella no anduvo muy ágil a la hora del zapatillazo, o la mentira estaba demasiado arraigada en el corazón de Bernardo.

Fallecida su desdichada progenitora, el mentiroso no tuvo otra ocurrencia que ir hablando de ella como si estuviera viva. Fue entonces cuando la gente del pueblo comenzó a darle esquinazo, hartos de tanta patraña.

El pobre Bernardo, víctima de sus mentiras, había visto su vida social reducida a cero. Pero recientemente sus vecinos, que antes se conformaban con no dirigirle la palabra, saltaban literalmente cuando se lo cruzaban, y huían de su presencia; algunas veces los alaridos se oían desde el otro extremo del pueblo. Y es que el aspecto de Bernardo dejaba mucho que desear. Nunca había sido un ejemplo de pulcritud, más bien de lo contrario <<no entiendo a estos vecinos, si estoy más limpio que nunca, mi cara reluce de buena salud >>. Preocupado más de lo normal, por la reacción exagerada de sus vecinos, decidió acudir a la vieja Braulia, la bruja oficial del pueblo.

A la pobre mujer se le demudó el rostro al verle. Pero bien por su costumbre de tratar con seres del más allá, o porque no podía casi levantarse de su vieja silla, lo cierto es que la bruja no salió corriendo.

— Ante el mal que te aqueja, querido Bernardo, no queda otro remedio que buscar la verdad en los poderes ocultos del Bosque Alto — dijo Braulia, y se quedó dormida.

Bernardo decidió seguir cuanto antes el consejo de la bruja, harto de ser un apestado en su propio pueblo, y a pesar de que se sentía lleno de salud y vigor.

El Bosque Alto no estaba lejos, cercano a la cima de El Camorro, el pequeño monte que dominaba el pueblo desde las alturas. Bernardo atravesó con gran trabajo el bosque de alcornoques que rodeaba la villa. Sus fuerzas iban a menos, le estaba costando grandes esfuerzos ascender. Por supuesto nunca lo hubiera reconocido ante nadie, habría dicho que aquello era como dar un paseíllo por la ribera del río. Incluso a pesar de encontrarse en los comienzos del invierno, no sentía frio. Pensó que era por la caminata, y como la gruesa chaqueta le estorbaba, decidió quitársela. Cualquiera que lo hubiera visto, se habría preguntado por el extraño motivo que tenía aquel hombre para ir en manga corta en pleno mes de diciembre. Bernardo siguió adelante a pesar de todo, y cuando se encontraba cerca de la cima se percató de que la niebla había bajado de repente y se había adueñado del lugar. Tropezó con algunas rocas al no poder ver más allá de lo que daba su brazo extendido. Los árboles habían cambiado, alzó la vista, sin poder llegar a ver la copa de aquellos extraños y desconocidos árboles. Aquel debía ser el Bosque Alto.

Algo llamó su atención más adelante, un brillo atravesó la niebla. Allí, entre rocas, un pequeño estanque, la niebla se deslizaba suavemente por la quieta superficie del agua, sin llegar a tocarla. Bernardo, impelido por un extraño impulso se arrodilló, y se asomó al interior. El espejo acuático le mostró su propia imagen: la carne de su rostro colgando en tiras, el blanco de sus huesos. El entendimiento llegó con fuerza, cayó muerto al instante. La verdad le había sido revelada al fin. Porque la mentira era tan poderosa en aquel pobre diablo, que le había privado incluso del descanso eterno. El engaño, en sus ansias de vivir, había burlado a la propia Parca; Bernardo se había mentido así mismo, viendo vida donde no quedaba más que muerte.

Comentarios (20):

Juana Medina

17/12/2015 a las 21:17

Hola T. Arévalo,
Tu relato me ha parecido excelente, y el final,¡redondo!
Felicidades y Muy buenas fiestas.

Oscar Noel

18/12/2015 a las 01:02

Muy bueno me pareció. Bien contado y como te vas imaginando que Bernando está muerto (pues como siempre miente y después dice que se seinte “muy vivo”) produce la necesidad de corroborar esa idea y te lees el relato en un instante.
Bien hecho.

Lalaith

18/12/2015 a las 12:46

Me ha encantado este relato. Engancha desde el principio y se va haciendo más interesante a medida que avanza. Y el final, como han dicho antes, es redondo, perfecto. Además está muy bien escrito y con gran riqueza léxica. ¡Enhorabuena!

Manoli VF

18/12/2015 a las 13:49

Uff! Poco a poco haces que el lector vaya entrando en el personaje hasta conducirlo al bosque, al espejo y a la desolación total, T. Arévalo. Te aplaudo por ese giro.
Te invito a leer el mío (38)

Felices fiestas.

P.D. Me he pasado por tu blog y me ha gustado mucho (lo que ocurre es que no puedo seguirlo de momento, porque mi cuenta es de wordpress y en la de google tengo un problema que estoy pendiente de solucionar)

Bruno Molina Espinoza

18/12/2015 a las 21:04

Me pareció un buen relato, ejecutado con una prosa correcta. Interesante final. Lo que no me ha gustado es cómo inicia. Muchas palabras huecas. El recurso de la bruja, muy desesperado. Bueno, es solo mi apreciación.
Pero de hecho eres bueno narrando. ¡Felices fiestas!

T. Arévalo

18/12/2015 a las 21:38

Muchas gracias por vuestros comentarios, prometo pasarme por vuestros relatos.

Bruno, el comienzo del relato está escrito de esa manera porque quería darle un estilo costumbrista. Es cierto que no son frases llenas d significado, pero sirven como introducción a la personalidad del protagonista.

Un saludo muy grande a todos y….¡felices fiestas!

Bruno Molina Espinoza

19/12/2015 a las 00:28

Como dije antes y ahora repito, compañero en letras, es solo mi opinión; la cual por cierto hoy por hoy no es la gran cosa. Tiendo a soltar lo primero que pienso, simplemente.

En realidad me gusta cómo narras. Y, si vuelvo a escribirte es porque deseaba invitarte al blog que creé justo esta mañana, para que por favor me comentes. Yo ya te he leído antes y sé de tu potencial como escritor; es por ello que tus comentarios me serán de utilidad sin dudas. Este es: http://cuentistaviolento.blogspot.pe/

Ahí justo tenía el cuento que redacté para esta edición, pero que no pude subir, por hacerlo muy extenso.

Un abrazo. Suerte en todo.

T. Arévalo

19/12/2015 a las 12:40

Eso está hecho Bruno. Tu opinión está razonada y por tanto me es de gran valor.
Me paso por tu Blog y te comento.
Un abrazo muy grande.

Sandra Adrian

19/12/2015 a las 16:01

Hola T. Arévalo, me vuelves a dejar con la boca abierta. Un final extraordinario, no hay duda.

Escribes muy bien, me gusta mucho, y más después de leer “Te cogeré”, por ello he buscado tu relato y el mes que viene te aseguro que lo volveré a buscar.

Te deseo una muy feliz navidad, un próspero año y mi deseo de que las musas no te abandonen nunca. Un abrazo.

Ichabod Kag

19/12/2015 a las 19:59

Debo decir que me gustó el final y la premisa en general del relato, llevando el alcance de sus mentiras aún más allá. El estilo en general es fluido y bastante sencillo de comprender sin perderse en descripciones innecesarias, aunque creo que los dos último párrafos son un poco largos. Igual y con un poco más de extensión el final podría abarcar algo más.

Andrés Scribani

21/12/2015 a las 00:54

T. Arévalo, muchísimas gracias por tu comentario en mi relato, me ha indicado la dirección precisa en la que debo cambiar para mejorar. En serio te lo agradezco.

Respecto a tu relato, me ha gustado tanto que apenas lo terminaba ya te estaba anotando en mi pequeña lista de compañeros Literautas que son simplemente geniales. Prometo mantenerme al tanto de tu trabajo. ¡Magnífico¡

Solo un detalle, cuando dices “Aquel debía ser el Bosque Alto” causa un pequeño choque por el tipo de narración por la que optaste (el narrador en tercera persona es omnisciente y allí parece dudar). Quedaría mejor si lo colocas como pensamiento del personaje o cambias la frase por “Aquel era el Bosque Alto”.

Volviendo a mi relato, es una pena no haber podido saberlo llevar. Lo que intentaba era dejar el mensaje a la reflexión y jugar con los detalles (pues la canción del disco que menciono existe y explica mejor de qué se trata todo lo que describo en el relato). Te invito a escucharla y al menos pensar sobre lo que planteo ;).

Saludos. Felices fiestas y hasta una nueva entrega.

Christian Joseph White

21/12/2015 a las 22:57

¡Que final! Perfecto. Me ha gustado tu relato cargado de ritmo y fluidez. Has sido ingenioso a la hora de seguir la premisa del taller: de entrada, un personaje mentiroso. Te felicito por una historia tan pulida y con un cierre magistral. Un gusto leer semejante relato. ¡Felicitaciones! Hasta la próxima, T. Arévalo.

¡Saludos!

Earendil

21/12/2015 a las 23:16

¡Hola T. Arévalo!
De todos los mentirosos de los relatos que he leído, sin duda este es el peor de todos. Su mentira ha trascendido a su propio existencia, que ya es decir.
El relato te atrapa desde el principio y se lee en un instante. Las frases son claras y sencillas, pero el léxico es adecuado.
Yo, sinceramente, me he sorprendido con el final, no me lo veía venir. ¡GENIAL!
Si quieres pasarte por el mío, es el 58.
¡Felices fiestas!
Nos leemos el año que viene.

pato

22/12/2015 a las 18:40

Hola T Arevalo.
Me uno a las felicitaciones de los compañeros. Es un relato muy bueno. lo vas llevando a buen ritmo para mantener el interés pero cuidando el final que es sorprendente, muy bueno.
Felicidades.

A. Pantaleón

22/12/2015 a las 21:10

Hola T!
Yo también creo que has escrito un buen relato aunque para mi gusto es un poco naif. Saludos y felicidades.
P.D. Muchas gracias por tus comentarios a mi relato.

T. Arévalo

22/12/2015 a las 21:18

Gracias Pantaleón
Era mi intención reflejar la inocencia del ambiente de pueblo.
Un abrazo.

Carolina

23/12/2015 a las 00:35

Hola Arevalo me ha encantando tu relato, con la narracion introduces lentamente a la vida de un mentiroso empedernido generando mucha intriga. Y a la vez, permite reflexionar sobre el valor de la mentira y la verdad. Excelente!!!

Ryan Infield Ralkins

23/12/2015 a las 15:29

Muy buena la dosis de intriga, buen personajes que en cierto modo tiene algo de cómico (al menos así me pareció…quizás mi humor es retorcido, XD) y un final redondo, totalmente inesperado.
Muy buen relato. Excelente.
Felicitaciones y saludos.
P.D.: Gracias por tu comentario en mi relato.

Leonardo Ossa

30/12/2015 a las 04:02

Hola T.Arévalo ¿cómo has estado? Encuentro en tu relato un protagonista que es la máxima expresión de la mitomanía. Me parece que lo has descrito bien y el final que nos presentas es un acierto.
Nosotros, los que nos recreamos con escribir historias ficticias (en algunos casos), tenemos fibras que nos identifica como semejantes a tu personaje.
Felices fiestas y un 2016 con mucha creatividad.
Saludos.

Servio Flores

31/12/2015 a las 02:49

T. Arévalo, buen relato!
Me ha gustado la simpleza con la que se puede tomar a un personaje ya etiquetado y llevar la historia en un crescendo hasta un excelente final.

Felicidades por cumplir el reto de incluir a un personaje mentiroso y más en este caso por hacerlo protagonista.

En mi cuento (el # 41 que lo invito a comentar) también cumplí el reto sólo que de una manera más sutil.

Felicidades y nos seguimos leyendo.

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