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El lápiz mágico - por Pato Menudencio
Web: http://menudencio.wordpress.com/
Les voy a contar la historia de cuando casi me convertí en millonario.
Mi sueño era triunfar en las letras. Era joven y talentoso, pero nadie me valoraba como escritor. No lo entendía, mis historias tenían todo lo necesario. Eran originales, con excelente ritmo, de esos relatos que atrapan en un instante. Sólo los críticos ignorantes no entendían la magia que brotaba de mis manos. Aún ahora no entiendo que calificaran mi obra como una mierda de proporciones épicas. ¿Qué saben ellos? Mi historia del travesti que se hace monja y que luego embaraza a todo el convento estaba destinada para brillar en el mundo y esos envidiosos cortaron mis sueños.
Ahí estaba yo, treinta años, un trabajo aburrido, poco dinero, sin sexo en varios meses; en otras palabras, una situación de lo más jodida para alguien como yo que ansiaba fama y fortuna.
¿De qué se escandalizan? ¿Fue porque dije fama y fortuna? No sean hipócritas, en el fondo ustedes también lo piensan. Por más que nos guste escribir por amor al arte, todos alguna vez fantasearon con la idea de ser millonarios escribiendo. Las giras firmando libros, los lanzamientos en los que tú eres la estrella, el séquito de aduladores, que tu novela sea adaptada al cine, y por qué no, de vez en cuando llevarte a la cama a alguna universitaria hipster pseudointelectual era un sueño recurrente en mi cabeza, y les apuesto que en las suyas también.
Merecía un destino mejor y estaba dispuesto a vender mi alma con tal de lograrlo. Eran tanta la angustia que todas las noches bebía hasta la inconsciencia, maldiciendo a los hijos de puta que tenían el monopolio literario.
Una de esas noches en las que odiaba a todo el mundo, alguien golpeó la puerta de mi piso. Me puse los pantalones, me rasqué las bolas y al abrir, una mujer de cuarenta años, con pintas de “golden MILF” de películas “softcore” me miraba de pies a cabeza.
— Hola— dijo—, soy Lucy Fernández, agente literaria, pasaba por fuera y tus quejidos han sido tan patéticos que he decidido ayudarte.
— ¿Cómo sabes de mis quejidos? Eres un poco acosadora…
— Eso ahora no importa. ¿Quieres mi ayuda si o no?, tengo entendido que decías algo de vender el alma.
— ¿Acaso eres el diablo?— pregunté.
— Vaya que tipo tan astuto, por algo mi nombre es más que obvio, creo que deberías reconsiderar ser escritor, y por tus aptitudes intelectuales podrías trabajar en Mc Donnalds.
— No me vengas a insultar en mi propia casa— dije enojado—, y si es verdad lo que dices ¿Cómo me ayudarías?
— ¿Ves el lápiz que tengo en mi mano? Es el lápiz mágico, y antes que lo menciones, si, es un nombre de mierda para un artículo tan maravilloso. Usarlo es fácil incluso para un escritor fracasado como tú. Lo que debes hacer es vendar tus ojos, tomar el lápiz, y de inmediato este se moverá por si mismo en el cuaderno. Eso si, no debes ver la obra hasta que esté terminada. Ahora debo irme, es hora del castigo nocturno a Hitler.
Con un estruendo desapareció dejando una nube de azufre en la sala. Casi me cago en los pantalones, pero estaba dispuesto a correr el riesgo. Me senté y seguí las instrucciones de Lucy, de inmediato mi mano se movió a una velocidad inigualable, apenas podía adivinar lo que ella escribía, estuve toda la noche escribiendo. Por un momento pensé que a lo mejor la obra demoraría varios días en escribirse y moriría de hambre al no poder alimentarme.
Por suerte el punto final llegó antes de lo que esperaba. La muñeca no me dolía tanto desde que tenía catorce años (ustedes entienden) y empecé a leer ansioso, por fin sería millonario escribiendo.
Leía cada página con cuidado, y ya en la número veinte sospeche que algo andaba mal. Aún así debía cerciorarme al terminar mi lectura de que sólo era un miedo infundado. Sabía que esa novela pavimentaría mi éxito, sin embargo el horror se apoderó de mí cuando vi el resultado:
Era una puta novela de autoayuda.
Quemé el borrador y cancelé mi contrato con Satanás. Nunca más volví a ser escritor. Abandoné esa vida con todos mis anhelos de fama. Aunque no me rendí, al cabo de un tiempo inicié una fructífera carrera como crítico literario.
Si no podía crear, me ganaría la vida destruyendo…
Las universitarias desnudas pueden esperar…
Comentarios (25):
Ana
29/11/2015 a las 18:55
Pato, qué risa con el final!!
Mejor retirarse que ser escritor de libros de autoayuda. Muy bueno!
No sé yo si se puede cancelar un contrato con Satanás tan alegremente…
Como siempre, sorprendes. Genial!
Un abrazo
Wanda Reyes
29/11/2015 a las 19:04
El relato me gusto mucho bastante ocurrente y con un tinte comico. Disculpa no pueda darte consejos sobre la estructura de la novela y su gramatica pues no soy experta. Creo que la mayoria de los lectores no lo son, pero como lectora te digo que si volveria a leer algo que tu escribieras. Te invito leas mi relato es totalmente diferente al tuyo pero me gustaria escuchar tu opinion aunque sea dura es el 136.
L.M.Mateo
29/11/2015 a las 20:59
Hola Pato!!!
Fui una de tus correctoras y disfruté mucho con la historia, tal y como ya te dije. Creo que a algún comentarista no le cayó muy bien XD
Te invito a que te pases por el relato 91, que no es tan divertido como el tuyo, pero del que me gustaría conocer tu opinión.
Espero que me envíes pronto al par de suecos.
Saludines!
lunaclara
29/11/2015 a las 23:39
Vaya, vaya, Pato, qué carcajada he soltado al leer lo del libro de autoayuda. El diablo no es nada original, ya lo creo, jajaja….
Es muy bueno tu relato, escrito con mucha soltura, descarado y con un final q no me gusta mucho, porque me hubiera gustado ver cómo se hace famoso escribiendo mas libros…
Felicidades!
Christian Joseph White
30/11/2015 a las 00:17
Jajaja, me has sacado más de una sonrisa con tus líneas tan recurrentes. Y eso de “Lucy Fernández”, sumamente original 😉 Un texto lleno de humor, muy hilarante. Excelente manera de explotar la temática fijada, sobre el lápiz mágico.
¡Felicidades!
Luis Ponce
30/11/2015 a las 01:32
Tienes la imaginación desbocada, el vocabulario utilizado es el que usamos cotidianamente los que queremos ser escritores. Pero no nos atrevemos a ponerlo en el papel por aparentar una puritana intelectualidad. Pero lo del libro de auto ayuda ya me parece el sumun del castigo, lo único que faltaba. Me imagino, por el lenguaje utilizado en este relato, que hubiera sido un libro de auto ayuda para portero de antro.
En cuanto al diablo, temo que para embaucarte, haya cambiado su apellido de Ferrata a Fernández.
Aplaudo tu creatividad y como siempre me ha gustado leerte.
El Ciervo Alado
30/11/2015 a las 01:33
Jajajajajajjaajjajajajaj ¡Qué relato más maravilloso (no me sorprende de vos)! Qué giro el del final, increíble, sinceramente. He notado que están mal escritos los diálogos, date una vuelta por los artículos sobre ellos. Pese a eso y un par de errores pequeños, es un relato espectacular.
“Mi historia del travesti que se hace monja y que luego embaraza a todo el convento estaba destinada para brillar en el mundo y esos envidiosos cortaron mis sueños.”, JAJAJAJA.
Lo del libro de autoayuda es muy original y divertido.
Pasate por mi relato, quisiera saber tu opinión (que respeto mucho).
El Ciervo Alado
https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-29/4237
Miranda
30/11/2015 a las 02:34
La verdad, es que cada vez te desenvuelves mejor en ese terreno provocador e irónico con humor, una mezcla muy difícil, la verdad. Te ha salido una historia ingeniosa, que aunque ya la había leído me ha encantado volverla a leer.
Creo que algún día te regalaré un libro de Paulo Cohelo, para que te sigas inspirando. Jeje.
Coral Mané
30/11/2015 a las 15:11
Hola Pato!
Es la primera vez que leo un relato tuyo y… ¡Me ha encantado!
El tono irónico y burlesco del protagonista es un verdadero soplo de aire fresco en esta recopilación, ya que todas las narraciones que he leído tenían un tono más formal, incluso trágico.
La idea me parece genial y el final es… JAJAJAJAJJA
Enhorabuena y desde ahora me pasaré por todos tus relatos. El mío es el 182, por si te apetece leerlo.
Abrazos!
Wolfdux
30/11/2015 a las 16:26
¡Grande Pato! Esperaba con ansia poder echarle un ojo a tu relato sobre el lápiz. Como siempre un placer leerte y reírme con tus historias. Tienes un estilo único que me encanta. Felicidades. Por contra, como apunta Ciervo Alado, revisa los diálogos y quedará un relato perfecto. Un abrazo. ¡Nos leemos!
Jose Luis
30/11/2015 a las 19:31
Hola
Un gran relato, lleno de humor y, por qué no decirlo, un poso de amargura. Se lee muy bien, porque te lleva desde el principio hasta el final en un pispás.
Un saludo
Mirta Garcia
30/11/2015 a las 19:46
Muy ingenioso tu relato, me hizo reír. Espero que el lápiz mágico me ayude a exprimir mis ideas y logre relatos que atrapen al lector.
Comienzo este mes con mi primer relato.
Saludos.
Dianet
30/11/2015 a las 19:57
Hola tu relato es bueno y hace que el lector sonría. Felicidades, saludos.
José Torma
01/12/2015 a las 00:53
Irreverente hasta la muerte jaja, felicidades Pato Torbellino.
pepe
01/12/2015 a las 09:53
Muchas gracias por el relato! Es un verdadero placer leerte. Buscaré con ansia tus próximas historias.
Manoli VF
01/12/2015 a las 13:09
Genial Pato! No tengo otro calificativo. El relato s una muestra de ingenio que no solo se sostiene en su estilo sino que aumenta gradualmente y acaba con un cierre de oro. ¿Quién quiere un lápiz, a esas alturas, en que ya hemos calado al personaje, para que escriba letras imperecederas? La crítica es lo suyo, está claro. Y lo de la novela de autoayuda un puntazo. Me he reído todo el tiempo, y eso no tiene precio.
Si te gustase dibujar te diría que considerases hacer cómic, he visto la escena desde el principio.
Un Placer leerte. (Te invito a leer el mío -80- mucho más insulso, me temo)
Un saludo.
Cryssta
01/12/2015 a las 14:06
Gracias por escribir este relato tan divertido, tengo sonrisa en la cara para rato y risa en el corazón para más rato aún.
Me ha encantado la imagen del “demoño” con forma de mujer y el nombre tan acertado “Lucy Fernández”.
Me parece además que está bien escrito, sólo decirte que “sí” se escribe con tilde cuando es afirmación y como te ha dicho un compañero dale un repasito a los guiones de los diálogos.
Por favor, sigue escribiendo relatos tan divertidos, estoy deseando leer el próximo.
charola
03/12/2015 a las 01:45
Jajaja ¡Qué relato tan divertido! No esperaba ese final. Además convertirte en crítico literario, sería una venganza. Muy bien hecho. Felicitaciones.
Ryan Infield Ralkins
04/12/2015 a las 21:07
Te aconsejo…mejor dicho, te pido que escribas la historia del sujeto que se disfrazo de monje por que si esta me hizo reir mucho, apuesto a que esa tambien lo hará.
Un libro de autoayuda, ja ja, te quedó brutal, Xd.
Felicitaciones y saludos.
Andrés Scribani
04/12/2015 a las 23:41
¡Qué manera de alegrar la tarde de cualquier lector!
Buen trabajo. Hasta el próxima taller.
Leonardo Ossa
05/12/2015 a las 20:32
Hola Pato, nuevamente una historia divertida que hemos disfrutado todos. ¡Felicidades! Hasta pronto.
beba
07/12/2015 a las 14:13
Hola, Pato: Una buena sátira de las peripecias del escritor. Muy logrado tu cuento. Muy propio de tu estilo, como ya te han señalado los compañeros. Imágenes divertidas, giros bruscos y ocurrentes.
Yo soy medio maniática del punto y coma; creo que algunas pausas de tu texto la ameritan:”astuto, por algo”; “ser escritor, y por tus aptitudes…”, aquí, le quitaría la “y”
Muy bien; espero haber contribuido a tu formación de escritor y a que no te envanezcas demasiado. Ja, ja, ja.
Adelante. Muy bueno
Peter Walley
08/12/2015 a las 16:55
Hola Pato,
Me ha gustado el descaro con que has contado la historia, un placer leerte. Apoteósica desde el principio hasta el final. Enhorabuena.
A. Pantaleón
08/12/2015 a las 22:06
Hola Pato!
Qué bueno tu relato. Divertido y mordaz. Saludos.
Sandra Adrian
15/12/2015 a las 15:22
ALUCINANTE, SIN PALABRAS, JAJAJAJA
Es buenísimo, de verdad, me he llevado una grata sorpresa leyendo tu relato. Ahora mismo tengo una sonrisa enorme. La novela del travesti que se mete a monja, me parto; el libro de autoayuda… no me lo esperaba y mucho menos que se retirase! jajajajaja.
No me queda nada por decirte, todo lo han comentado ya los compañeros, sólo que a mi me gustaría poder escribir como tú, con esa naturalidad a la hora de mandarlo todo a la mierda y decir las cosas tal cual son, si hay que decir puta novela se dice, pero yo siempre intento sonar algo más suave. Seguiré leyendo tus relatos.
Por cierto, el mío es el 198, por si te gusta la fantasía.