Literautas - Tu escuela de escritura

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El lápiz magíco - por Jesús R.G.

El lápiz mágico

Me despierto aturdido… algo confuso. No consigo recordar mi nombre, ni tampoco quién soy o que hago aquí.

Me incorporo con lentitud, aún veo luces y me zumban los oídos. Doy un rápido vistazo a mi alrededor; estoy en una pequeña habitación blanca de paneles prefabricados, sin puertas ni ventanas.

Me pregunto cómo demonios he llegado hasta aquí, cuando un pitido me sorprende. Proviene de un cronómetro dorado que hay en una esquina de la habitación, sobre una pequeña mesita de madera. Se acaba de iniciar una cuenta atrás de una hora. No sé qué significa pero no me gusta. Me levanto de la cama metálica de un salto; parece una mesa de quirófano, sin más vestimenta que el duro y frio metal.

Registro la habitación detenidamente mientras la cuenta atrás continúa. En la mesita opuesta solo hay un lápiz negro junto a un jarrón de cerámica; decorado y con algunas flores de papel en su interior.

En la pared frente a la cama, veo un pequeño diván tapizado en terciopelo blanco y negro a rayas, como una cebra, y colgado en la pared un cuadro pintado con formas abstractas y colores cálidos.

Inspecciono la pared con ambas manos; busco alguna ranura o grieta sospechosa, pero no encuentro nada y me empiezo a inquietar. «¿¡Qué diablos significa esto!?»

Vuelvo a mirar el cronómetro, quedan cuarenta y cuatro minutos. Me pregunto si será todo una broma pesada… pero entonces, ¿porqué no recuerdo nada?… ¿Porqué no hay puerta?… ¿Cómo me han metido aquí? Todas estas preguntas se agolpan en mi cabeza en espera de una respuesta, que por el momento desconozco.

Me lanzo a examinar los objetos de la habitación con avidez. Los inspecciono minuciosamente, prestando atención a cada detalle, en busca de algún indicio que pueda rebelarme sus secretos… lamentablemente no consigo encontrar nada.

Voy a esperar que la cuenta atrás llegue a cero. ¿Qué podría pasarme?… Mi imaginación comienza a volar… Y si las paredes comienzan a moverse como en la guerra de las galaxias, o el techo comienza a bajar como en Indiana Jones y el templo maldito, o podría empezar a salir algún gas letal como en… ¡vaya! No se me ocurre ninguna película en la que… Creo que estoy empezando a desvariar.

Me acerco a la camilla y me siento un momento. La cuenta atrás marca veintiocho minutos. Fijo mi mirada en el cuadro, algo no encaja entre todas esas formas extrañas. Me acerco para comprobarlo y descubro lo que parece ser una cámara. «¡Malditos cabrones hijos de puta! ¡Dejadme salir!» Gesticulo y grito como un loco, pero no obtengo ninguna respuesta.

Me siento en el diván a esperar, ya solo quedan quince minutos. No soporto la espera. Me levanto y comienzo a recorrer la habitación de un lado a otro, compulsivamente sin pensar en nada, como pollo sin cabeza. Al cabo de lo que me parece una eternidad me siento en el suelo, en la esquina opuesta al maldito cronómetro.

Quedan nueve minutos y ya no puedo quitar mi vista de la pantalla; estoy totalmente hechizado por su poder, me siento incapaz de reaccionar. Contemplo como el tiempo va pasando lentamente, a veces parece detenerse pero el siguiente dígito siempre ocupa su lugar, una y otra vez.

Quedan cinco minutos y he comenzado a temblar, siento escalofríos por todo el cuerpo.

Un minuto. Empiezo a sudar, se me acelera el corazón y me falta el aire. Intento respirar lentamente, llenando mis pulmones a su máxima capacidad.

A los treinta segundos para terminar entro en pánico, me levanto, voy a por el lápiz y dibujo una puerta en la pared, intento abrirla mientras miro la pantalla del cronómetro con los ojos desorbitados. Quedan cinco segundos. Golpeo con mi hombro la puerta imaginaria pero no se abre. La cuenta llega a cero. Permanezco inmóvil, pétreo.

De pronto el techo de la habitación sale volando con un gran estruendo, aparece el brazo de una grua de salvamento que porta dos hombres en la cesta de su extremo.

—¿Se encuentra usted bien, profesor? Nos tenía preocupados.

Me quedé estupefacto, sin poder articular palabra alguna.

—Soy su ayudante, Charles. Estaba usted realizando un experimento sobre el ingenio humano en situaciones límite. Este es el profesor Burlukov, fue quién le hipnotizó. No tema, pronto lo recordará todo.

Burlukov avanzó hacia mí y me dijo:

—Míreme a los ojos y escuche atentamente… "El lápiz mágico".

Comentarios (7):

Celeste

29/11/2015 a las 20:24

Hola!! Me gustó mucho!! El final me decepcionó un poco, yo ya me esperaba algo trágico o increíble jaja pero me parece un muy buen relato! Muy atrapante desde el primer párrafo hasta el último, no necesité características del personaje para imaginármelo, porque por momentos era yo la que me veía allí adentro. Enhorabuena!!

Jose Luis

30/11/2015 a las 19:14

Hola
Un pequeño apunte sobre tu relato
En la frase (…) o que hago aquí. ——– ese que debe ir con tilde: “qué”.
En la frase ¿porqué no recuerdo nada? ——– ese por qué se escribe separado, igual que en la frase que sigue después.
En la frase (…) rebelarme sus secretos. ——– se escribe revelarme, del verbo revelar.
En la frase Contemplo como el tiempo ———- ese como va con tilde: “cómo”
Grua de salvamento——— lo correcto es “grúa”
Este es el profesor Burlukov, fue quién le hipnotizó. ——— esta frase se puede redactar mejor, por ejemplo: Éste es el profesor Burlukov, fue él quien le hipnotizó.
Me alegra haber podido ayudar.
Es un relato que crea un suspense tremendo, para llegar a un final feliz, tipo “deus ex machina”. Me ha gustado mucho.
Un saludo

ortzaize

30/11/2015 a las 22:27

yo mientras leia me imaginaba una persona en un manicomio encerrada en una habitacion y haciendo un esperimento con ella.
el final un poco flojito. pero me ha tenido en vilo saludos

charola

01/12/2015 a las 06:16

¡Qué suspenso! En un momento pensé que yo estaba allí y comencé a urdir mil maneras en cómo escapar jeje Me gustó mucho tu relato. Felicitaciones.
Te invito a pasa por el mío(71).

Christian Joseph White

07/12/2015 a las 20:16

Un relato muy pulido, con una atmósfera que rezuma tensión. De lectura amena y fluida, el lector no tiene que volver sobre sus pasos en ningún párrafo. La trama ha sido sumamente ingeniosa, muy original. Te felicito por lo trabajado que está tu relato 😉

!Saludos y hasta la próxima!

beba

15/12/2015 a las 01:42

Hola, jesús:
Gracias por tu visita y tu comentario.
Me gustó muchísimo tu relato cronometrado; juegas con nuestra respiración a la par de la del protagonista. Muy bueno. Te señalo una falta de ortografía: “rebelarme”, es ponerme en contra; aquí corresponde “revelarme”, mostrarme, aclararme.
Por lo demás, adelante. Un saludo.

Jesús R.G.

15/12/2015 a las 22:08

Gracias por sus comentarios chic@s. Tomo nota de las correcciones Jose Luis, se me pasaron unas cuantas jeje Grua creo que ya no se acentúa desde la última revisión de la RAE

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