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El lápiz mágico - por Alejandro Moreno
El sonido del despertador rompió el silencio reinante en el dormitorio. Tras unos segundos, él reaccionó y se despertó. A tientas buscó el despertador encima de la mesita y lo apagó.
Permaneció unos segundos tumbado, mirando al techo a oscuras, después se incorporó para sentarse al borde de la cama. Cogió el batín que descansaba encima de la silla y comenzó a andar en dirección a la puerta, tratando de no hacer ruido.
—Estoy despierta —dijo ella—, llevo desde las 5 dando vueltas. Puedes encender la luz.
—Vaya, lo siento. ¿Quieres un café?
—Sí —dijo mientras apartaba el nórdico y salía de la cama —, y bien cargado.
Él entró en la cocina y enchufó la cafetera eléctrica. Mientras esperaba que ella saliera del baño, se sentó a la mesa con una taza de café y del cajón sacó una libreta y un bolígrafo. La abrió, pasó unas cuantas hojas y añadió una nueva línea a lo que ya estaba escrito; luego cerró la libreta y la guardó de nuevo en el cajón. Entonces entró ella.
—¿Qué tal la noche? —le preguntó mientras le acariciaba el pelo con las manos— ¿Mejor?
—Pues hoy ha sido un poco extraño, surrealista diría yo —y le dio un sorbo al café—. Tenía un lápiz en la mano que me permitía volar. Con el brazo estirado, apuntaba con la punta del lápiz hacia arriba y salía volando en esa dirección. Luego, ya en el aire, lo usaba para dirigir la trayectoria; recorría la ciudad por las alturas, llegando hasta el campo y después al mar. Ha sido un sueño intenso y en cierta manera relajante.
—¿Lo has apuntado?
—Sí.
—¿Alguna idea de lo que significa?
—No —respondió él—, pero luego tendré que buscarlo.
—Me alegro —le dijo ella y le dio un tierno beso en la cabeza.
Más tarde, salió de casa en dirección al trabajo. A mediados de octubre, las mañanas eran cada día más oscuras y a esa hora aún era de noche; además había empezado llover y no había cogido paraguas.
Cuando llegó a la parada, el autobús no había llegado todavía, así que se resguardó de la lluvia en un portal cercano mientras esperaba. A sus pies, en mitad de un charco, vio algo que dibujó una pequeña sonrisa en su cara. Era un lápiz de color azul. Se agachó para observarlo de cerca, parecía nuevo. Lo cogió y lo secó con la manga del abrigo. Durante unos segundos lo miró detenidamente… «Qué casualidad» —pensó—. «Esto tiene que ser una señal».
El autobús llegó, metió el lápiz en el bolsillo del abrigo y salió corriendo bajo la lluvia.
Tomó asiento en la parte trasera y sacó su teléfono móvil. Tras leer las últimas noticias, decidió buscar el significado de aquel sueño. Entre diferentes interpretaciones, hubo una que le llamó la atención: «…soñar que estas volando es el símbolo de la libertad, este sueño ofrece buenos presagios». Copió la frase y se la envió en un mensaje de texto.
—A ver si es verdad —dijo mientras su mirada se perdía a través del cristal, entre la lluvia y las luces del tráfico—. Ya va siendo hora de que note alguna mejoría.
Guardó el móvil, sacó el lápiz del bolsillo y empezó a jugar con él entre los dedos de la mano… «Es cómo los que usábamos en el colegio» —pensó—. «Se lo daré esta tarde cuando llegue a casa, seguro que le hace ilusión. Un lápiz de la suerte, mágico».
El autobús dio un frenazo y con la brusquedad del movimiento la punta del lápiz se rompió entre sus dedos.
—Debido a obras en la calzada —dijo el conductor a través del micrófono—, los pasajeros de la próxima parada tienen que bajar aquí.
Era su parada. Sin tiempo para nada más, se levantó y se dirigió a la puerta de salida.
Se abrieron las puertas, la lluvia había crecido en intensidad. Salió corriendo a través del tráfico y tras unos pocos pasos, el lápiz se le cayó de la mano. Volvió y se agachó para recogerlo, pero al reanudar la marcha una luz se le vino encima. Se escuchó el sonido de un claxon y las ruedas de una furgoneta se deslizaron sobre el agua del asfalto.
Durante esa décima de segundo, sólo pudo pensar en él.
Fue un golpe seco, que impulsó a la chica un par de metros hacia adelante. Volaba. Y en la mano derecha sujetaba un lápiz, un lápiz común y corriente.
Comentarios (11):
Sandra Adrian
29/11/2015 a las 19:16
Hola! Que buena idea, un lápiz que te permite volar!! Yo también he tenido mala suerte, solo dos comentarios. Esperemos que la próxima vez tengamos tres.
He leído tu historia y me ha gustado, muy entretenida, la veo correcta, fluye muy bien y la forma de escribir me gusta. Me ha gustado mucho el final, el momento de la furgoneta es genial, incluso he querido cerrar los ojos! Solo una cosa que mejoraría: describir un poco más al personaje principal, pues no se sabe nada de él, pero claro, setecientas cincuenta palabras no dan para más.
Te invito a leer mi texto, es el 198. Saludos!
Coral Mané
29/11/2015 a las 19:51
Hola Alejandro! Como ya te he comentado en mi relato, muchas gracias por tu opinión. ¡Ahora es mi turno!
Francamente, tu historia me ha encantado. La narración fluye muy bien y sabemos en todo momento donde nos encontramos. Los diálogos también parecen reales, a excepción quizás, de la primera intervención del novio o marido de la protagonista. Ese “vaya, lo siento”, me choca un poco, en mi opinión es demasiado formal y meditado para acabarse de levantar de la cama!
En cuanto a la idea, creo que es muy original y me gusta mucho la relación del sueño y el trágico desenlace, no está nada forzado, el argumento fluye sin problemas. Me gusta también la idea del significado de los sueños y la única pega que le pongo es que, no sé si por fallo mío a la hora de la primera lectura o porque no está muy bien expresado, no sabía si era la protagonista o el protagonista. Me he dado cuenta las últimas líneas y he vuelto a releer el texto.
En definitiva, enhorabuena, me ha gustado mucho!
Wanda Reyes
29/11/2015 a las 20:03
Alejandro me gusto mucho tu relato, es facil de leer y muy bien las descripciones, aunque coincido con los comentarios anteriores sobre el hecho que en algun momento me perdi pensando que el protagonista era hombre y al final habla de que la chica salio volando. Asi que me quede en duda de si se referia a alguien mas. Te invito a que leas y comentes mi relato es el 136.
Alejandro Moreno
29/11/2015 a las 20:10
Muchas gracias a las dos por vuestros comentarios.
La idea principal del texto era mostrar la confidencia y la relación de una pareja normal, cuando uno de los dos no está pasando por un buen momento. No he querido (dado el limite de palabras era muy difícil) entrar en detalle de sus personalidades o contar qué es lo que le pasa a él. Prefería dejar eso abierto a la imaginación del lector.
En cuando al cambio del personaje a mitad de texto, es intencionado. No pretendía caer en trampas y he intentado hilvanar la continuación del texto con cierta ambigüedad y sorprender al final. También era una manera de contar cómo ella se preocupa por los problemas de él.
Lo de los diálogos es algo complicado en lo que siempre estoy aprendiendo cosas nuevas. Gracias por los consejos.
Nos leemos.
Christian Joseph White
30/11/2015 a las 01:14
Felicitaciones, Alejandro. Hilvanaste muy bien la historia para llegar hasta ese desenlace fatídico. En donde todo acaba por encajar. Es un relato bastante original, ingenioso. Lo del aparente cambio de protagonista ya lo explicaste tú así que no agregaré nada al respecto 😉 ¡Saludos, nos leemos!
dalu
30/11/2015 a las 04:35
Hola Alejandro! yo soy una de las que comentó tu relato ( que por cierto me gustó mucho!)´.Lamentablemente no puedo decir lo mismo del mío al que nadie comentó y ni siquiera publicaron y no sé porqué. Por lo pronto te felicito y como ya te dije ¡sigue escribiendo!
Luis Ponce
01/12/2015 a las 00:49
Hola Alejandro: a pesar de tu explicación, sigo confundido con el personaje del accidente, para mi era él, no se en donde me perdí.
Los diálogos son muy reales y la ambientación ayuda a ubicar a los protagonistas.
Podrías haber fantaseado al final y dejar al lector con alguna interrogante sobre las posibilidades mágicas del lápiz.
Saludos.
Dianet
01/12/2015 a las 23:28
Hola Alejandro a mi me hubiera gustado saber más sobre ese lápiz mágico.
Saludos.
karu
03/12/2015 a las 15:57
Hola Alejandro!!
Yo también tuve la confusión de quien de los dos sufrió el accidente, pero tras una segunda lectura ya quedó claro. La historia me ha parecido brillante, te metes perfectamente en el ambiente, te imagina a ti mismo bajo la lluvia, con el abrigo todo calado…
Un par de cosillas:
– “El sonido del despertador rompió el silencio reinante en el dormitorio. Tras unos segundos, él reaccionó y se despertó. A tientas buscó el despertador encima de la mesita y lo apagó” . En estas dos frases repites ‘despertador’. En la segunda ocasión tal vez optaría por un sinónimo o simplemente no poner nada. Ya se entiende dentro del contexto.
– y lo mismo ocurre en la siguiente frase: “Cuando llegó a la parada, el autobús no había llegado todavía…” con el verbo llegar. Se podría poner “el autobús estaba al caer, o tardaría x tiempo…” Son ideas 🙂
y finalmente: “además había empezado llover”, simplemente te has comido una ‘a’
En definitiva, buen trabajo!!
Te invito a pasarte por el mío
https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-29/4329
Un saludo!!
Denise
03/12/2015 a las 17:33
Qué tal, quería agradecerte el comentario que dejaste en mi relato 🙂
Con respecto a este lápiz mágico, estoy de acuerdo con todo lo positivo que te marcaron: el estilo es natural y fluido, lo que hace que la lectura sea ágil y nos enganchemos fácilmente. Lo que más destaco es que la información es la justa, no falta ni sobra nada.
Prácticamente no encontré erratas, salvo por algunas cuestiones mínimas:
“Permaneció unos segundos tumbado, mirando al techo a oscuras, después se incorporó para sentarse al borde de la cama.” Hay un problema con la segunda coma. Debería ser equivalente a la primera, porque separaría la construcción de gerundio, pero lo que sigue parece un cambio de tema, por lo que considero que conviene reemplazarla por una pausa mayor, como un punto y coma. Por otra parte, el “después” me parece innecesario porque se entiende que lo que sigue pasó después. Es mi opinión, al menos.
“Qué tal la noche? —le preguntó mientras le acariciaba el pelo con las manos— ¿Mejor?” Falta un punto después de la raya de cierre.
“Pues hoy ha sido un poco extraño, surrealista diría yo —y le dio un sorbo al café—.” La acotación debe comenzar con mayúscula porque no comienza con un verbo de decir.
“…recorría la ciudad por las alturas, llegando hasta el campo y después al mar.” El gerundio se usa para indicar acciones anteriores o simultáneas; este uso de acción posterior no corresponde.
“Ha sido un sueño intenso y, en cierta manera, relajante.” Agregué comas ahí porque se trata de una acotación del hablante.
“Durante unos segundos lo miró detenidamente…” En este caso, considero que los puntos suspensivos no están bien usados porque la oración no está sin terminar. Al igual que en los otros momentos en que aparecen, creo que es mejor reemplazarlos por un punto, salvo en la cita sobre los sueños.
“…al reanudar la marcha…” Conviene que esta parte vaya entre comas porque está cambiado de lugar dentro de la oración (hipérbaton).
Con respecto a la omisión del sujeto, en lo personal creo que no es necesario para sorprender al lector, porque con el accidente basta y sobra. A lo largo del texto ya creaste una expectativa de que va a pasar algo bueno, con la interpretación del sueño y eso, por lo que el accidente es inesperado. Es mi opinión. El cuento está muy bien escrito y se nota el trabajo que tiene detrás.
Saludos!!
Andrés Scribani
05/12/2015 a las 00:58
Hola Alejandro.
Tienes una estructura bien planteada en un relato bien llevado. Felicitaciones.
Sólo pude percibir un par de detalles a corregir con los acentos de unas pocas palabras.
Respecto a lo del cambio de personajes que explicas en tu comentario, me parece que aunque esta bien la idea, hace que se pierda claridad en el relato. Cuando es necesaria la explicación del autor para entender algún detalle puede que haya un fallo.
Saludos.