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FUTURO INCIERTO - por Carlos Carrasquero
—¡Vicente! ¡Vicente! ¿Dónde estará ese muchacho? ¡como siempre se perdió!.
Mientras Matilda, busca a Vicente desesperada por las calles, el tiempo se está tornando negruzco, las nubes se desplazan llevando consigo cubetas de agua para ser vertidas sobre todo lo que esta debajo de ellas.
Era una noche como de cuentos de terror: oscura, tormentosa, llena de misterio por los sonidos del viento al hacer remolinos. Las fachadas de las casas parecían como movidas, desdibujadas para dar una sensación de imagen chorreada.
El viento eleva por los cielos un papel, Matilda deja de llamar a Vicente por un instante y ve como el papel se mueve al son del ritmo impuesto por la tormenta que se avecina.
Matilda, se quedó paradita siguiendo con su vista la trayectoria del papel, — carai, ¿Qué será? ¿Por qué se verá tan diferente al resto de los objetos?
Cuando Matilda iba a comenzar a llamar nuevamente a Vicente, un objeto golpeó su cara, — ¿Dios que será esto?. Al tomarlo con su mano derecha, Matilda lo observa muy atentamente.
Era un sobre de color blanco brillante, con letras en dorado, y en el centro estaba escrito una frase que decía: dentro encontrarás el futuro de la vida. Matilda, se preguntó — ¿El futuro de cuál vida? ¿Quién habrá escrito esa carta? ¿Será una profecía?.
Empezó a llover, con furia, los árboles llegan al suelo, caen del cielo las primeras cubetas de agua, suenan las sirenas de los autos, la gente corre para refugiarse, pero no hay lugar para aguardarse.
Matilda regresa a su casa, abre la puerta con rapidez, se sienta en el sofá y al recostarse siente la necesidad de voltear su cara hacia un lado, allí estaba Vicente dormido, acurrucado en almohadones sobre la silla de descanso.
Matilda, suspira con tanta ternura, — ¡Vicente!, ¡Vicente! ¿Por qué me haces esto? Ya me lo decían, Matilda a tu edad, no puedes tener perro y menos, un perrito ya viejo, pero como me has dado satisfacciones, carai, sin tu presencia no sería mi vida igual.
Matilda, era una señora de poco mas de 90 años, delgada, de rasgos finos, el pelo blanquito por el efecto de la edad o de la sabiduría como bien lo decía ella, DIOS no le dio la gracia de tener ni marido ni hijos, solo tuvo una hermana, mayor por 8 años, la cual había fallecido cinco años atrás. Sus padres eran extranjeros llegados a ese pueblo para trabajar en el campo, al morir ambos, Matilda y su hermana se fueron a la ciudad.
Matilda, dedicó toda su vida a la lectura de las cartas del tarot, era como aquellos personajes sobresalientes por sus dotes de adivinación, visitados ocultamente por muchos, pero por los prejuicios sociales, no tenía muchos amigos.
A Vicente un perro sin pedigrí lo encontró Matilda deambulando por las calles, sin dueño, había crecido bajo la venia de DIOS y la bondad de los transeúntes, cuando se vieron a los ojos surgió la más pura atracción que se pueda dar entre dos seres solos en este mundo.
Después de ese lazo espiritual siempre estuvieron juntos, ella le colocó el nombre de Vicente, lo recibió como a un miembro muy especial y, le enseñó a andar siempre a su lado, auque a veces se les escapaba.
Matilda muy a pesar que era pitonisa nunca pudo adivinar su futuro, y eso la intrigaba grandemente, a lo mejor las circunstancia hicieron posible que a través de esa carta, que llegó a sus manos esa noche de lluvia obtendría respuestas de su futuro.
Matilda, se toca el bolsillo de su bata, siente algo duro, mete la mano y saca la carta, — carai, ¡aquí estas! Lee en voz entrecortada. — adentro encontrarás el futuro de la vida.
Cae en una especie de diálogo consigo misma, — el pasado es el fruto de las experiencias vividas en el presente, pero el futuro, es lo no vivido, lo no transcurrido, lleno de incertidumbres, temores, por eso las personas recurren a mis servicios para hallar respuestas a sus inquietudes.
Toma la carta con mucha ansiedad, Vicente empieza a ladrar. — ¡Calla Vicente! ¡Calla!. Rompe el borde del sobre, cierra los ojos, mientras su corazón late con fuerza, invoca los ángeles y les pide que el contenido sea de provecho para su feliz existencia.
Matilda, aun con sus ojos cerrados intenta extraer la hoja contenida en el sobre, siendo infructuoso, abre con lentitud los ojos para ubicar la hoja, su asombro fue gélido cuando se da cuenta que el SOBRE ESTABA VACIO.
Comentarios (4):
ortzaize
30/10/2015 a las 16:55
interesante historia me ha dado el pego al principio.
jaja tierna y bonita historia muy bien estructurada. saludos
mime_thai13
31/10/2015 a las 09:52
Comenté tu texto. Me pareció muy tierno 🙂 Saludos
Miriam
31/10/2015 a las 18:22
Me gustó mucho valorar esta historia.
Es muy tierna y me identifico mucho con Matilde.
Enhorabuena 🙂
Saludos
T. Arévalo
01/11/2015 a las 00:49
Me gustó el relato. Simpáticos los personajes y muy bien resuelta la historia, bien final.
Solo te falta poner algunas comas: “A Vicente(,) un perro sin pedigrí(,) lo encontró Matilda deambulando por las calles”‘
De todas formas, ya te digo que me ha gustado.
Felicidades!