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Invadido por la nostalgia - por T. M. Rocagrís

El rector se dispuso a agacharse sólo lo suficiente para que su abrigo de lana no tocara el suelo. Justo frente a él se erigía una estatua de un metro y medio de alto en forma de búho que miraba hacia el horizonte.
Cerró los ojos por un instante para escuchar con atención a la multitud que vitoreaba alrededor suyo cuando sintió que una mano tocaba su hombro. Al girarse reconoció casi de inmediato al hombre sonriente que le tendía un martillo y un cincel. Sus ojos se encontraron y el rector devolviéndole el gesto tomó las herramientas no sin antes echar un vistazo al grupo de gente que se aglomeraba a su alrededor. Observó a sus ex compañeros de clase y fijó su atención en las personas que siempre habían confiado en él y también en las que nunca tuvieron fe en lo que hacía. Algunos incluso iban acompañados de sus cónyuges y llevaban niños pequeños en brazos. Todos lo miraban expectantes y agitaban banderas con una imagen impresa que representaba el monumento frente a ellos.
Antes de empezar a martillar, se tomó unos instantes para leer lo que decía la placa al pie de la criatura de piedra: «Esta cápsula fue creada hoy lunes 1 de agosto del año 2005. Dentro de ella se encuentran datos de contacto de todos los estudiantes actuales así como fotografías de eventos relevantes llevados a cabo en esta facultad. Será abierta dentro de 10 años por una persona reconocida dentro de la comunidad.»
Uno. Dos. Tres. Al cuarto martillazo la placa cedió al mismo tiempo que la multitud enloquecía. El rector introdujo su mano en el contenedor y pudo sentir un sobre. Con las manos temblorosas se volvió hacia el grupo de personas enseñándoles su descubrimiento y se apresuró a revelar su contenido.
El sobre estaba vacío.

Comentarios (4):

Aner

31/10/2015 a las 01:40

Buenas,
Escueto relato, bien tratado y ambientado. Me es fácil imaginarme el lugar, la escena, los asistentes, el protagonista. El final lo vuelve interesante y deja en el aire una circunstancia tensa y comprometida. Buena historia.

M.M.Puig

31/10/2015 a las 19:31

Perfecta tanto su ejecución como la puntuación. Las descripciones son claras y precisas, nada es superfluo ni distrae de la historia. Sin embargo, dado lo escueto del relato, la revelación final deja la sensación de que falta la segunda parte del relato… al menos yo me he quedado con ganas de más.
Espero seguir leyéndote por aquí. Un saludo.

Fabián

31/10/2015 a las 19:45

Muy bien escrito tanto en puntuación como en ortografía, pero te diré algo que ya les comente a otros compañeros.

Todos conocemos la consigna de este mes, el sobre vacío, por lo tanto no se puede utilizar a modo de sorpresa al final del relato, por que el lector ya sabe de antemano que estará vacío.
Dicho eso, también tengo que decir que no es obligatorio meter sorpresas en los relatos, y que el tuyo es completamente válido. Solo que, como lector “viejuno” que me considero, me gustan mas las historias que intentan marearme para que no sepa por donde va a salir el tiro.

De todas formas, construyes muy bien la expectativa reflejada en el publico. Lastima que todo ese “Hype” se quede en algo previsible.

beba

11/11/2015 a las 11:46

Hola:
Me gustó. Muy bueno y correcto. Comparto lo expresado por los comentaristas anteriores. Pero, también creo que el sobre vacío no lo está, en realidad: tiene un mensaje acerca de lo fatuo de ciertos logros, y lo convencional de algunas amistades.

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