Literautas - Tu escuela de escritura

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El tiempo no borró su herida - por Gladys Ruibal

El tiempo no borró su herida.

Despertó al oír que la llamaba. Lo buscó en su habitación, pero no lo encontró.
A simple vista parecía que todo estaba en orden, sintió alivio. Los juguetes, sus libros de cuentos y hasta su gorra estaba allí.
Había días que no recordaba lo sucedido.
El hoy, el ayer y el mañana no tenían sentido para ella.
Todos le decían que lo iba a superar, que el tiempo lo cura todo.
Pero estaban equivocados, su vida se fue con él aquel día del accidente y el tiempo no pudo aliviar su dolor.

Comentarios (8):

Dante

28/06/2015 a las 16:51

Hola Gladys. He sido uno de tus comentaristas anónimos. Es la segunda vez que te leo. Ya te he leído y comentado (aunque no anónimamente) en “La maldición”. Como era de esperar, no me has decepcionado. Aprovecho la ocasión para reiterarte que tu microrrelato me gustó mucho. A pesar de su extensión mínima, es un verdadero relato, con todas las letras. Es muy verosímil, el clima emocional está muy bien construido, y subyace en él una profunda reflexión filosófica acerca “de si es cierto (o no) que el tiempo cura todo”. En todo lo que dice y en lo mucho que no dice, el microrrelato, nos invita a viajar a las profundidades de nuestro ser: a la imaginación, a la sensibilidad (sentimental y emotiva) y a la razón, aunando esas facultades para que en el mismo momento, se fusionen la experiencia del goce estético literario y la reflexión. Te hago saber que, tal como lo había hecho ni bien comenté tu relato (aunque en esa oportunidad no mencioné el título), he recomendado públicamente la lectura de este excelente relato.

Espero seguir leyendo otros relatos de tu autoría.

Saludos.

Zelfus

29/06/2015 a las 04:35

Hola. Se transmite tristeza en la situación. El final es esperable así que yo buscaría otra manera de contarlo. Tiene impacto!

Mi relato es el 240 y estoy pasando por al menos los 10 siguientes al mío.

Luis Ponce

30/06/2015 a las 22:58

Gladys:
Me gusta el aire emotivo de la narración, creo que no hay dolor más grande que el una madre que pierde a su hijo.
Está relatado con el mínimo de términos y las palabras obligatorias usadas de una manera espontánea y concreta en el texto.
Quizás es muy notorio lo brusco del cambio hacia la frase necesaria para la introducción del “ayer”.
Pero me parece un magnífico relato.
Saludos.

grace05

01/07/2015 a las 20:22

Me gustó mucho tu relato. Triste pero conlleva la realidad de la perdida de un hijo. Tengo mis dudas si en esta situación que sufre tu personaje, “el tiempo cura todo”…
Excelente relato
Te invito a comentar 22

Vespasiano

03/07/2015 a las 19:29

Hola Gladys:
He leido varias veces tu relato, porque quería encontrar una palabra que lo dijera todo acerca del impacto que me ha causado su lectura.
Y creo que la palabra podría ser ENTERNECEDOR.
Yo como Grace05, tengo mis dudas de que “el tiempo lo cure todo”. Creo que hay situaciones y heridas que no las borra ni las cura el tiempo.
Me ha llenado de tristeza pensar en la situación tan dolorosa de esa hipotética madre.
Lo que no me llega a agradar es que en estos casos solo se nombre a las madres.
El padre de ese niño ¿es de piedra?
Muy buen relato. Me ha emocionado.

beba

04/07/2015 a las 21:14

Hola, Gladys:
Me sumo a los aplausos; buen micro. Es acertada la estructura; generas un buen clima emocional; el final va más allá de la muerte del niño; se abre a la duda filosófica acerca “de si es cierto (o no) que el tiempo cura todo”.
Comparto la opinión de que puede ser más impactante si se reordenan las imágenes.
Pero así es un buen relato.
Adelante.

Kathleen

12/09/2015 a las 20:06

Hola Gladys. Me ha gustado mucho tu relato, en pocas palabras logras transmitir el dolor de una madre que acaba de perder a su hijo. Además, he visualizado perfectamente la habitación del pequeño.
Te doy mi enhorabuena y espero leerte de nuevo.
Saludos.

Stephani Bárcenas

17/03/2016 a las 21:55

Gladys… primera vez que te leo y ya quiero leerte siempre, he llorado con tu relato, lo he vivido en carne propia y efectivamente ni el tiempo ni nada ha borrado el dolor, ni siquiera lo ha mitigado.

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