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Guiños - por Leonardo Ossa
Ayer cuando partió mi hijo de esta selva a la ciudad para estudiar la secundaria, comprendí que volvería siendo un hombre. Entonces decidí obsequiar sus juguetes dejados en el cuarto a un niño indígena.
El pequeño aborigen convocado no encontró la utilidad de las canicas, trompos, tableros de bingo, damas o ajedrez y menos de las herramientas plásticas. No aceptó los soldaditos ni los cromos, aunque finalmente se sonrió, bromeó, y se llevó el mejor juguete diseñado para hacer los guiños o la mímica ocurrente celebrada allí por su protectora madre.
Satisfechos llevaron al bohío ese modesto espejo.
Comentarios (41):
Paola
28/06/2015 a las 12:46
Muy original. Me ha encantado. Solo le interesó el espejo…
Demetrio Vert
28/06/2015 a las 14:01
Hola Leonardo. He visitado el tuyo lo antes posible.
Muy buena historia. Cuántas cosas suceden en la misma. Cuánto contenido hay en tan pocas palabras, siempre con tu forma suave de escribir.
Me gusta mucho, pero se escapa dela forma de lo que es un microrelato. la voz narrativa del micro es diferente. Las frases deben ser más lapidarias. Ya te escribo.
Sin embargo, repito, qué condensación de hechos. Qué bien descritos están los personajes, el ambiente. Cuánto hay en tn pocas líneas.
El relato, aunque no lo vea estructurado como un micro, me ha encantado. Es genial.
El mío el 220
Ratopin Johnson
28/06/2015 a las 17:42
Hola Leonardo.
Como siempre, me gusta el vocabulario que destilas. Sencillo pero sí, suave, como dice Demetrio; las palabras desfilan una tras otra como si nada, sin llamar la atención por lo pedante o engolado, si no por todo lo contrario.
Un saludo
Demetrio Vert
28/06/2015 a las 18:03
Leonardo, me identifico totalmente con el comentario de Ratopin.
Si lo repito es porque élha encontrado las palabars mágicas para describir tu forma de relatar. Y me uno a ellas.
“… las palabras desfilan una tras otra como si nada, sin llamar la atención por lo pedante o engolado, si no por todo lo contrario”.
Así percibo yo tus textos.
Saludos.
Juana Medina
28/06/2015 a las 18:19
Creo que no concuerdo con Demetrio en que el microrrelato requiera forzosamente un lenguaje más contundente. Me parece un trabajo muy logrado si en apenas cien palabras te deslizas relatando como si tuvieras el tiempo y la cantidad de palabras del mundo.
Felicitaciones
Osvaldo Mario Vela Sáenz
28/06/2015 a las 19:11
Leonardo Ossa, Que gran regalo de comparabilidad nos acabas de dar, lo que para unos es atrayente a otros no les llama la atención. Lo haces con tu lenguaje sencillo. Quiero comunicarte que ya seleccioné un relato de la naturaleza que se de antemano te va gustar, Solo necesito tu correo para enviártelo.
KMarce
28/06/2015 a las 19:22
Leonardo,
Me ha gustado tu micro, aunque si coincido que se lee como un micro cuento, no deja de tener esa fuerza que se necesita en un micro y evocar una vivencia en pocas palabras.
No sé porque me imaginé ese espejo, quizá por la misma ingenuidad que ha acompañado a los mas sencillos de espíritu, el nene que prefiera la caja, la bolsa o espumilla de los paquetes. Para mí, esa es la verdadera infancia.
Muy lindo de verdad.
¡Nos leemos!
José M Quintero
28/06/2015 a las 20:06
Hola Leonardo.
Me ha gustado mucho tu micro, como dice Osvaldo, lo que es atractivo para unos no lo es para otros.
Es un gran trabajo, felicitaciones!
Carlos Rosae
28/06/2015 a las 23:01
Sencillo y tierno. Buen micro-relato. Con pocas palabras logras contraponer las diferencias de dos mundos distintos.
Demetrio Vert
29/06/2015 a las 10:34
Hola Leonardo. Gracias por tu comentario. Pero vuelvo a tu relato. Es el cuento mas bonito y mejor escrito que he leido jamás. Sinceramente admiro tu prosa llena de poesía.
Lo que sucede es que soy muy obstruso y disciplinado, y si el trabajo a realizar es un microrelato, yo pienso en la estructura, en la voz narrativa y el tono narrativo que debe tener. No es que yo lo consiga, pero es más facil ver estos aspectos en los demás que en uno mismo.
Tal vez debí ser menos brusco y guardar ciertas opiniones para cuando te escriba personalmente. Solo para comentar los aspectos formales y con el único fin de intercambiar opiniones y aprender.
¡Ya me gustaría a mí tener tu sencilla y maravillosa prosa poetica!
Un abrazo. Te escribiré más adelante. Ahora me debo a otros compañeros.
Anoide
29/06/2015 a las 15:49
La verdad es que coincido con Demetrio. Las frases se me hacen demasiado largas para lo que es la longitud total del texto. Creo que haciendo ciertas pausas, tu micro ganaría dinamismo.
Dejando eso de lado, me parecen muy original el tema y su desarrollo. Qué cortos de vista somos a veces, que pensamos que le alegraremos la vida a un niño con cosas que ni siquiera necesita…
Un micro que deja buen sabor de boca y te hace reflexionar. Muy bueno 🙂 ¡Saludos!
beba
29/06/2015 a las 21:09
Hola, Leonardo:
Me encantó tu micro. Es posible que las oraciones largas y el poco espacio distorsionen la estructura. Seguramente el destino del hijo y la enumeración de juguetes no son imprescindibles y amortiguan el excelente desenlace que creaste…
Te lo señalo, más que por “ceñirte al micro”, por mostrarte como lograr que un cuento esté equilibrado sin que importe su extensión.Me gustó el argumento y tu estilo es muy personal: fluido y calmo.
Este mes no participé; borré “ayer” cuando lo estaba revisando.
Si tienes tiempo y ganas, el mío es http://ahorayodigo.blogspot.com.ar/2015/06/paraiso.html
Karen Katina
29/06/2015 a las 22:31
Hola Leonardo.
Sencillo es la palabra clave en tu micro. Sobretodo la sencillez del aborigen no encontro utilidad en nada mas excepto el espejo.
Leonardo,siempre es un gusto leerte.
Mi relato es el #97 por si quieres pasarte.
Wolfdux
30/06/2015 a las 11:08
Un final excelente que sirve de guinda para ensalzar si cabe más tu micro. Felicidades.
Chiripa
30/06/2015 a las 19:28
Me ha gustado mucho tu relato, Leonardo, con un hermoso vocabulario que adorna poéticamente la prosa. ¡Enhorabuena!
Me gustaría invitarte a considerar eliminar “dejados en el cuarto”
Y a visitar mi Depredador @ https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-27/3685
Janna30
01/07/2015 a las 00:40
Hola Leonardo !!
Tu micro está muy bien relatado. La intro te lleva directo a la situación, lograste dar un interesante inicio que luego nos hace no poder parar de leer para conocer el resto.
El título muy bien colocado ya que intriga pero no revela demasiado.
Dejas justo para el final lo que debías dejar jejeje muchas felicidades !!
Ah y gracias por tu comentario en mi micro 😀
Chiripa
01/07/2015 a las 02:13
Paso de nuevo por aquí para agradecerte hayas compartido lo puntualizado por Marcelo di Marco, sobre “Las Ratas, de José Bianco.
Me alegra mucho que te haya gustado el micro.
¡Feliz semana!
Carolnefer
01/07/2015 a las 09:28
Hola Leonardo,
Me ha encantado tu micro, coincido con los compañeros en la originalidad del mismo y en lo bien que está escrito.
Gracias por comentar el mío, y Felicidades. Sigue así
Un saludo
Marcelo Kisi
01/07/2015 a las 10:03
Hola Leonardo!
Gracias por pasarte por mi relato, y por tu comentario tan elaborado, donde incluso me recordás a García Márquez, todo un honor!
En cuanto a tu relato, me uno a los aplausos. Un micro sencillo y hasta tierno, que cubre, como sin proponérselo, una gama de temáticas. La principal es la interculturalidad. Hay otros, como lo existencial, donde nos cuesta entender lo relativo de la felicidad en la posesión de bienes o en la calidad de vida. Es entender que siempre estamos en el medio: siempre tenemos mucho; siempre queremos más. Siempre seremos pobres frente la mirada de algunos, y extremadamente ricos en la de otros. Nuestro mundo siempre será más rico y amplio que el de algunos, y más estrecho y limitado que el de otros. Por lo tanto, y dado que siempre será así, ser felices con nuestra calidad/nivel de vida y nuestro mundo, se convierte en un asunto de decisión.
Bravo!
Ismael Tomas Perez
01/07/2015 a las 17:54
Hola Leonardo:
Una historia muy bonita, llena de ternura y realidad. Nos enseña que muchas veces lo mas simple es lo mejor. Como siempre genial. ¡Felicidades!.
Un abrazo, el mio es el 131-Recuerdo
Conxita Casamitjana
01/07/2015 a las 18:32
Muy bonito, tierno y describes tan bien la escena que casi he podido verlo, e imaginarlo mirando el espejo. Cuanto valor se da a muchas cosas que realmente no tienen valor, ¿quien es más rico o más pobre? Buen mensaje del micro.
Anaid
01/07/2015 a las 20:13
Hola Leonardo. Gracias por pasarte por mi micro. ¡Me sentí halagada! Bonito relato el tuyo. Muy suave y cumple con el requisito de 100 palabras. Me parece que no se le puede quitar ninguna palabra,de otra manera se perdería la claridad.Al leerlo,ví la escena. Es profundo. ¡Somos unos ricos pobres! Gracias.
marazul
02/07/2015 a las 11:30
Hola Leonardo
Tu “micro” significa más de lo que pueda parecer por su sencillez en cuanto a la forma. Me explico: forma sencilla e importante contenido es la fórmula ideal, según mi opinión. Es mi estilo y lo que me gusta leer. No hay que perderse en florituras para decir algo tan importante como lo que tú has dicho.
Un abrazo
Roger/NHICAP
02/07/2015 a las 16:58
Hola Leonardo,
Excelente micro, con las palabras justas y precisas. Me parece una acertada reflexión, poética y dulce, respecto al diferente valor de las cosas para cada persona.
Me ha gustado.
Un abrazo.
Ome Técpatl
03/07/2015 a las 02:23
Que tal, Leonardo.
¿Quién dicta las reglas de lo que debe ser un micro? Al contrario que Demetrio, yo te agradezco que me hayas mostrado una forma diferente de redactarlo, basada en una aparente sencillez que no lo es tanto.
Felicidades!
Carme Bureu
03/07/2015 a las 19:42
Que tal Leonardo.
Tu relato me ha parecido muy sencillo y natural, a la vez de un gran sentido práctico por parte del protagonista, un espejo.
Es curioso a veces damos vueltas a los objetos, a las palabras y ¡zas! basta tan solo una palabra o un objeto para mostrar que la vida está hecha de cosas simples.
Enhorabuena, me ha gustado y nos seguiremos leyendo.
Te paso el enlace de mi bloc.
https://www.google.es/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=1&cad=rja&uact=8&ved=0CCEQFjAA&url=https%3A%2F%2Fcarmenbureu.wordpress.com%2F&ei=63xxVdf7E8vxUIvogZAN&usg=AFQjCNHMJ3zQfcqXFjNgxRk2LeZrHiq1uA
Saludos.
Christian Joseph White
03/07/2015 a las 22:21
Excelente micro, muy original. Y con un matiz de alegría en su desenlace. Sumamente sencillo, evitando la ampulosidad. Un gusto leerte, felicitaciones por tu relato. ¡Saludos!
Luis Ponce
03/07/2015 a las 23:55
Leonardo: la ingenuidad, el conservar los propios límites, el tener capacidad para que cada día le sorprendan, el quedarse con la boca abierta ante lo generalmente simple, mesa es la infancia que la vamos perdiendo día a día y que cuando nos hacemos viejos rememoramos y extrañamos.
La fuente de la eterna niñez deberíamos buscar y seríamos felices.
Hay normas para escribir un micro relato pero los buenos escritores son los que pueden romper las normas, los otros serán del montón. Me gustó mucho. Te felicito.
lunaclara
05/07/2015 a las 13:18
Qué chulo, Leonardo! Lo que más me ha gustado es tú capacidad de sorprender. Solo con un aborigen y un espejo me has sacado una sonrisa. Eso lo valoro mucho.
Y también haces que caigamos en la cuenta de que hay muchos aspectos en la vida que descubrir… Hasta un juguete, o lo que menos te esperas, puede ser el punto de inflexión.
Felicidades!
Troya
06/07/2015 a las 11:32
Hola, gracias por tu comentario en mi texto y me alegro de que te guste.
Tu microrrelato, me ha gustado mucho, me ha hecho sonreír y reflexionar. Es muy tierno. Yo creo que no le sobra ni le falta nada, todas las palabras son adecuadas para lo que describes.
Me encantan los microrrelatos, y he leído muchos. Algunos se adaptan más a las reglas que hay y otros menos, pero todos coinciden en que transmiten mucho en pocas palabras y sorprenden, y el tuyo, a mi parecer, lo cumple. Te da una grata sorpresa al final.
Saludos.
José Torma
07/07/2015 a las 16:18
Como lo llevas Leonardo? 30 comentarios y los que nos sumemos.
Yo te digo que a mi me gusto. Como siempre he dicho a mi la forma y lo “correcto” me eluden y siempre leo por el placer de hacerlo.
Si algo te pudiera comentar que pienso le daria mas fuerza a tu relato, seria utilizar los punto y a parte para enfatizar.
Saludos y felicidades.
juanjohigadillo
08/07/2015 a las 09:59
¡Felicidades! Me ha parecido un precioso relato en el que se ponen en valor las cosas más sencillas. Yo cambiaría algún signo de puntuación, pero el trasfondo del relato está estupendo.
Saludos desde Pucela.
Wuldoak
08/07/2015 a las 11:29
Hola Leonardo.
Muchas gracias por tus comentarios.
Tu texto muestra una acertada y necesaria denuncia social sin recurrir a tonos moralizantes ni juicios de valor. Gran lección sobre el consumismo de nuestra sociedad “avanzada”.
Si tuviese que señalar algo, me faltó una coma tras “ayer”, aunque puede ser cuestión de estilo.
Enhorabuena.
charola
08/07/2015 a las 14:31
¡Qué buen microrrelato! Es lo que sucede muchas veces que en las cosas simples encontramos la felicidad y muchas veces las cosas complicadas o caras no nos sirven de nada.
¡Felicitaciones!
Un saludo. Te invito a comentar el mío. Soy nueva #52
desiree
10/07/2015 a las 15:43
Un micro muy interesante!!! Derrocha genialidad!!
Enhorabuena!!
leonardo
12/07/2015 a las 11:50
Hola Leonardo, me encantó tu relato, mas allá de las estructuras y las formas, me transmite mucho y en definitiva es lo que mas importa, la habilidad de conseguir que el que lo lee se sienta emocionado es la parte mas difícil de la escritura, lo demás con práctica e consigue, felicitaciones y gracias por comentar el mio, saludos y ya nos leeremos mas.
Pato Menudencio
15/07/2015 a las 20:52
El mensaje que transmite el micro es de lo mejor.
Saludos.
Féli Eguizábal
16/07/2015 a las 09:53
Hola Leonardo Ossa,
Me ha encantado tu relato. Muestra imagenes duras con trazos sencillos y dulces. En cuanto a la estructura, desde mi aprendizaje, estoy de acuerdo con Demetrio, Anoide y alguno más, pero tampoco ensombrece la historia tan real como la vida misma.
Nos leemos.
Dante
22/07/2015 a las 18:41
Hola Leonardo. Me encantó tu micro y más la historia que contiene y narra. Me uno a las felicitaciones de los demás compañeros y agrego las mías.
Te han dicho cosas muy buenas y muy profundas, todas ellas interesantes y atinadas, a pesar de que en algunos casos son contrapuestas.
Como para ir estructurando un poco el comentario y ofrecer mi visión para unirla de modo complementario a la de los demás, voy a señalar que voy a tratar tres aspectos: formato, forma y contenido. Aunque suene parecido, distingo “formato” de “forma”. Para mí, la forma tiene que ver con el modo de expresión, la manera en que el escritor condensa, concreta o expresa las ideas en el texto, lo que se relacionará con aspectos sintácticos, gramaticales, etimológicos, semánticos, semióticos, de puntuación, etc. Esto es lo que puede convertir a cada texto en literario, lo que distingue a un escritor de otro y donde creo que hay mayor margen para hacer sugerencias, ya que el contenido es, en principio, el dominio reservado del autor. Hay que ser muy cuidadosos respecto del contenido porque a veces, un mínimo cambio implicaría un cambio de historia y por algo el autor quiso contar esa historia y no otra. En cuanto a la forma, habrá aspectos objetivos y otros meramente subjetivos (pero siempre tratando de fundamentar o dejando en claro, si esto no es posible, que se trata del mero gusto o de la intuición) que se puedan señalar. Al formato, en cambio, lo veo no como interno al texto, ni tampoco como global y detallado a la vez, sino simplemente global. Al formato lo veo como aquel aspecto formal que hace a la estructura general o global. No es lo mismo el “formato” de una novela que el de un cuento, el de un relato que el de un micro. A pesar de que, siendo el mismo autor, la forma de cada texto fuera similar. No sé si he sido claro, pero estas categorías analíticas que he inventado para esta escena del taller, tal vez carezcan de fundamento académico y un crítico literario podría ser lapidario conmigo, pero al menos me han resultado útiles desde un punto de vista práctico y creo que ayudan a disciplinar un poco los comentarios, a fin de que la atención no se disperse y se incurra en equívocos. En este sentido, me remito a los comentarios de Demetrio, a los que si se les aplicara estas categorías analíticas (que distinguen “formato” de “forma”), me atrevería a decir que él aplaude la forma de tu texto (y hasta diría de tu estilo que se vuelca en la forma de cada texto que has escrito y que vas a escribir o a mostrarnos) y discrepa en relación al formato.
En consecuencia, si me lo permitís, voy a construir mi comentario sobre esa distinción, porque me parece que, incluso, podría ayudarte a aprovechar mejor los riquísimos y excelentemente fundados comentarios de los compañeros, todos ellos válidos y destacables a pesar de ser contrapuestos algunos con otros.
Con respecto al formato, creo que este es el aspecto discutible del texto. Aclaro que sé muy poco de microrrelatos porque esta era la primera vez que escribí uno y había leído muy pocos. Por lo tanto, tengo en la más alta estima la visión de quienes, como Demetrio por ejemplo, sí conocen el formato (más allá de cómo logren aplicarlo o no) y aspiran a concretarlo. No obstante, voy a dar mi parecer, no al nivel de “episteme” sino de simple “doxa” (Platón distinguía entre “episteme” y “doxa”, reservando la primera palabra para la ciencia o conocimiento verdadero y el segundo término para la simple opinión basada en la creencia). En mi opinión personal y meramente subjetiva, creo que tu texto podría encuadrar dentro del formato microrrelato, aunque sin embargo, no lo hace de modo puro, sino de un modo un tanto personal y particular. Diría que es un caso que está en el borde, que ha desafiado los límites académicos del formato sin dejarse encarcelar por ellos y jugando con ellos. Es una apuesta, consciente o inconsciente, de altísimo riesgo, y creo que si el texto ha salido bien parado, ha sido por la belleza de la forma y la riqueza de su contenido. Desde una óptica muy ortodoxa puede que no sea un micro puro, o ni siquiera se lo califique como micro, pero me parece que este caso amerita una visión un tanto heterodoxa a la luz de la cual podríamos decir que sí ha cumplido con el formato del microrrelato, aunque con particularidades.
Sostengo esto también porque me parece que este es un texto artístico verdaderamente literario y eso es lo que habilita a jugar con el formato. Muchas veces, grandes escritores han mixturado géneros o modos de expresión de modo que ciertas obras se tornaron inclasificables o exigieron que se introdujeran nuevas categorías analíticas. Pienso en que hubiera ocurrido si grandes escritores como Borges o García Márquez, por recordar nomás a algunos, hubiesen escrito algún micro como este en el cual el formato aparece tan discutible… (tal vez ese texto exista aunque no lo conozco). Probablemente, eso nos obligaría a adoptar un criterio un tanto heterodoxo y decir que se trata de un brillante micro que presenta particularidades de formato.
De todos modos, dejo a salvo que esta es mi opinión personal (solamente una opinión, no una postura objetiva o que, sin serlo, cuente con fundamentos académicos) y resalto que viene muy bien, tanto a mí como a vos y a todos, tener en cuenta la visión de personas como Demetrio que han estudiado en profundidad el aspecto del formato y lo comparten generosamente con nosotros. Esto es especialmente valioso para personas como yo que conocemos poco del formato del micro. Y señalo esto, porque pese a que en este caso yo considero que se trata de un micro y que la calidad literaria del fondo y la forma obligarían a un enfoque heterodoxo, nunca está demás para futuras experiencias, tener en cuenta los cánones del formato para que, si vamos a escribir un micro, tratemos de ajustarnos a él. Por eso, pese a que mi simple opinión difiere respetuosamente de la bien fundada posición de Demetrio, reconozco la importancia de su aporte en términos generales.
Pasando a la forma, me parece estupenda, y creo que todos lo han reconocido. Es una prosa poética, que cuenta con un vocabulario riquísimo, que no es alambicado ni rebuscado. Todo lo contrario, es “complejamente sencillo” porque es tan académico como cotidiano. Un punto justo de una exquisita fusión. Creo que tenés ese don, que lo sabés explotar muy bien y que me encantaría que siempre lo explotes al máximo siempre. Este es tu sello distintivo que le da el salto de calidad a tus textos, no obstante lo que se pueda puntualizar respecto de otros aspectos de formato, forma o contenido. En otras palabras, el texto posee “musicalidad en estado puro”.
Ha sido un gran acierto también el haber elegido como voz narrativa la del protagonista, en primera persona. Ha reforzado el clima intimista y ha permitido que los pensamientos, emociones, sentimientos y conceptos fluyan a borbotones. Qué digo borbotones. Permitió que se derramen cual catarata selvática, de esas que abundan en Colombia, Venezuela o en las mismas Cataratas del Iguazú, en el límite entre Argentina y Brasil. Así cae sobre nosotros lectores la riqueza del contenido, todo lo que transmite o puede transmitir y todo lo que subyace en el texto.
La puntuación, aspecto formal importante, también es muy correcta. Sin embargo, al solo efecto de realizar una comparación, te sugiero algunos cambios para contemplar idealmente:
“Ayer cuando partió mi hijo de esta selva a la ciudad para estudiar la secundaria, comprendí que volvería siendo un hombre. Entonces decidí obsequiar sus juguetes dejados en el cuarto a un niño indígena”.
“El pequeño aborigen convocado no encontró la utilidad de las canicas, trompos, tableros de bingo, damas o ajedrez, y menos de las herramientas plásticas. No aceptó los soldaditos ni los cromos. Aunque finalmente se sonrió, bromeó, y se llevó el mejor juguete diseñado para hacer los guiños o la mímica ocurrente celebrada allí por su protectora madre”.
“Satisfechos, llevaron al bohío ese modesto espejo”.
Sostengo que tu puntuación es correcta, y por lo tanto, la puntuación sugerida (que sólo introdujo dos comas y reemplazó una coma por punto seguido) es a título comparativo para que examines si podría ajustarse más a la intención narrativa de forma y contenido que percibo que tuviste.
Aunque me parece que sería un crimen tocar siquiera una palabra de este texto, me permito tocar conjuntamente aspectos de formato y de forma, tratando de variar en el plano de la mera hipótesis (no es esto una sugerencia mía sino una hipótesis teórica al solo efecto del análisis), cambiando algunos aspectos de forma (puntuación y reemplazo de palabras) para ajustar (o al menos intentarlo) el texto al canon del microrrelato, es decir a la puridad del formato. En esa hipótesis teórica, el texto podría expresarse por ejemplo:
“Ayer mi hijo dejó esta selva a la ciudad para estudiar la secundaria. Comprendí que volvería siendo un hombre. Decidí obsequiar sus juguetes a un niño indígena”.
“El pequeño aborigen no les encontró utilidad alguna. Se rehusó a aceptarlos”.
“Finalmente se sonrió, bromeó, y se llevó el mejor juguete diseñado para hacer guiños o mímicas ocurrentes, celebradas allí por su protectora madre”.
“Satisfechos, llevaron al bohío ese modesto espejo”.
Tal vez todavía el texto no se ajuste a lo que es el formato puro de un micro, pero como se puede apreciar, retocando algunos aspectos formales se podría aproximar. Sin embargo, el resultado no me gusta. Reitero: es un crimen tocarle una palabra a esta maravilla de texto. Solamente introduje esta hipótesis teórica, que no es una sugerencia sino sólo eso, una hipótesis que ayuda a fundamentar un poco mi opinión personal acerca del formato y considera que el tuyo sí es un micro. Dado que la mía es una simple “doxa” y no pertenece al ámbito de la “episteme”, solo me queda mostrar un ejemplo que avale esa opinión.
En conclusión: el formato es discutible pero encuadrable (no sin cierta heterodoxia) como micro (gracias a las virtudes del texto, sus implicancias y alcances) y la forma es excelsa. Lo único que podría variarse y sólo en el caso en que lo estimases oportuno para resaltar alguna idea, son algunos signos de puntuación (añadir algunas comas o cambiar alguna coma por punto y seguido).
Finalmente, resta tocar el contenido. Es agudo, inteligente, sensible y poético. Tantas propiedades son difíciles de condensar hasta en una novela, tanto más lo son en un micro. Y lo has logrado, porque has emocionado a todos, nos has permitido gozar una experiencia estética literaria comparable a la de abrir un libro de autores consagrados a los que todos admiramos y nos has dejado espacio también para la reflexión racional analítica, literaria y extraliteraria.
Los compañeros han ofrecido múltiples lecturas en relación al contenido, todas las cuales son válidas y a las que adhiero. Sin embargo, quisiera dejar mi “granito de arena” y exponer mi visión personal.
Yo creo que más allá de todos los sentimientos y emociones, y de todo lo poético que el texto nos transmite (tanto con lo que dice como con lo que no dice, por mostrar más que contar), subyacen en él algunas cuestiones que son susceptibles de una reflexión.
Tal vez sean tres aspectos (o por lo menos tres) los que puedan destacarse.
El primer aspecto, es un elogio de la simplicidad y un reconocimiento a las virtudes de nuestros pueblos originarios, tantas veces olvidados, perseguidos y vituperados (ni que decir, en particular, en la Argentina, donde lamentablemente hay muchos episodios tristes respecto de esa cuestión). La sabiduría de los simples y de la gente que vive en un entorno natural siempre es destacable, y veo que conocés bien la cuestión y la sabés exponer bien, como ya lo has mostrado en algún otro texto como el de la escena de “La maldición”. Tanto aquél texto como este son como pinturas hiperrealistas y detallistas, que de pronto cobran vida y se hacen una película que nos envuelve, de modo que los personajes y su entorno nos rodean y nos colocan entre ellos. Ni falta hace decir que el modo en que has narrado la historia le confiere de por sí verosimilitud a ésta.
El segundo aspecto, derivado del anterior, muestra una paradoja muy interesante: si se hiciera un análisis filosófico, esas personas indígenas que culturalmente se las supone alejadas de las categorías analíticas de la filosofía occidental, y algunos de los cuales probablemente tampoco profesen alguna religión cristiana, tienen más claro que los “civilizados” (léase, las personas que se formaron en esa matriz de pensamiento en un ámbito urbano dentro de algún Estado moderno o posmoderno) algunas cuestiones metafísicas y conceptuales acerca de las cosas. Peor todavía: el que más claro lo tiene es un niño pequeño, que, además de provenir de un ámbito cultural diferente encima es niño y es dable suponer que no ha desarrollado su pensamiento lógico-abstracto.
Pese a tales “obstáculos” aparentes, vive de una manera que más quisieran más de un filósofo o sacerdote que todos vivieran de esa manera.
¿Cuál es la manera en la que el niño indígena vive y cuál es la concepción tan sabia que adopta, que comparte con la filosofía o aún con postulados básicos del cristianismo, pese a que puede no conocer ni a una ni al otro?
Muy simple: la naturaleza instrumental de las cosas. El niño tiene clarísimo, aunque fuera incapaz de expresarlo, que las cosas no tienen un valor en sí ni vale la pena matar o morirse por ellas. Las cosas tienen sentido en la medida que lo tienen para el ser humano que las incorpora en un contexto y con una finalidad, con alguna utilidad. Las cosas se reducen a estar al alcance de la mano, y su utilidad abstracta sólo se concreta en la mano del hombre, en el contexto de un proyecto.
Por eso para el niño carecían de sentido los objetos más sofisticados o culturalmente ajenos, y se quedó con el que le reportaba una utilidad, en este caso diversión y goce estético.
Dicho sea de paso, el niño refleja una carencia de la sociedad occidental (término culturalmente extensible, pienso, a las sociedades latinoamericanas urbanas): la dimensión lúdica del ser humano. Estamos llenos de todo, pero paradójicamente, cada vez estamos más aburridos y más vacíos. El tedio impera y nos llenamos pasivamente de cosas, pero no sale algo de nosotros que nos llene en contacto con nosotros mismos y los demás. El niño carecía del objeto “espejo” pero no de la valoración de la dimensión lúdica del hombre. Aquella que sobrevaloramos en apariencia en la cultura occidental, pero que en realidad desconocemos.
También tangencialmente, la postura del niño y su madre revelaría -aunque esta afirmación no puede ser concluyente pero sí probable dentro de los límites del texto- que al tener clara la naturaleza instrumental de las cosas, ellos saben que las cosas no son fines sino medios y que el que no puede ser un medio es el hombre. No pueden explicarlo pero lo tienen claro. Intuyo esta posible lectura de la probable cosmovisión de estas personas sencillas porque el valor que tiene el objeto espejo (medio) es en tanto me refleja a mí (fin). El goce de la madre y el niño pasa porque ese objeto los conecta con ellos mismos, y el niño llega a “conocerse” a sí mismo, en diferentes facetas. Quedaría para pensar si el niño no intuye de esta manera, ya que metafóricamente podría sugerirlo el texto, el carácter especular de la razón (la razón sería como un espejo que refleja la realidad) sostenido por la filosofía realista aristotélica y si en cierto modo, no hace un elogio del “conócete a ti mismo” de Sócrates. De nuevo: alguien alejado de las bases de la cultura occidental, llega a ellas por vía de la más pura y fina intuición.
Con respecto a este aspecto, noto que tu micro es la contracara del que escribió KMarce (N° 208, “Consentido”), cuya lectura recomiendo, detrás del cual también considero que subyace una reflexión sobre la instrumentalidad de las cosas. Quien lea tu micro y el de KMarce y reflexione al respecto, no quedará defraudado. Son dos lecciones de vida.
El tercer aspecto, que creo que no debe ser descuidado, es el padre del joven que se va a estudiar. El texto dice muy poco, y de golpe, el protagonismo lo adquiere el niño indígena. Sin embargo, hay una tremenda riqueza simbólica y psicológica en relación al padre. El texto me invita a preguntarme con lo que dice y con lo que no dice: ¿El padre no regala los juguetes porque no quiere tener el recuerdo permanente de esa niñez de su hijo que se está yendo y la que no podrá aprovechar nada porque su hijo ha tenido que mudarse a un internado de la ciudad? El dolor del padre, que lo asume porque sabe que su hijo tiene que crecer y que eso es lo mejor para él pero que no deja de ser un dolor, es todo un rico ámbito que le queda por explorar a la imaginación del lector. Y en esta línea, hay otra vertiente: ¿qué pasó con la madre del hijo? ¿Por qué no se la nombra, más allá del límite propio de la extensión de un micro? ¿Su eventual ausencia o muerte no influye indirectamente en la decisión de regalar los juguetes? ¿Habrá algunos juguetes que recuerden a la madre? ¿Renunciar a la idea de la infancia del hijo y proyectar, desear y esperar su adultez al regreso, no es un recurso para paliar otro dolor mayor como la partida de esa persona especial que le dio la vida al ser más preciado para él que es ese hijo?. Las preguntas son muchas y muy interesantes, y como ves, la ternura del lector no se agota en el niño y la madre indígena, sino que se extienden al padre y también a ese hijo que apenas se nombra una vez. Es brillante que hayas logrado que nos encariñemos con todos y cada uno de los personajes, hasta con aquellos que apenas se los nombra una sola y única vez. Y como ves, todas estas preguntas que quedan libradas a la imaginación del lector demuestran que ha cumplido con el cometido propio de un micro que es sugerir más de lo que se relata y dejar amplio margen a la imaginación del lector, con lo cual también desde el contenido podemos encontrar algunos fundamentos para defender la calificación del texto como micro en lo atinente al formato.
Leonardo, nuevamente te felicito por esta excelente y conmovedora historia, y al igual que muchos compañeros, espero seguir leyendote.
Saludos.
P.D.: En mi micro te respondí y agradecí tu comentario. Si querés podés pasar a leerlo. También te invito a leer el mensaje de agradecimiento general y el post N° 56 en el que expuse algunos detalles que me llevaron a escribir ese micro.
Leonardo Ossa
27/07/2015 a las 03:31
Hola Dante. Recién me entero del comentario que haces de mi escrito y me agrada saber que lo hayas señalado como encantador.
Tanto de tu comentario amplio y benévolo, como de los que hicieron en igual sentido otros compañeros, he ido captando la magnitud de cada detalle necesario que deberé mejorar o pulir al momento de escribir. Lograr entender lo que entre todos me proponen, o me señalan como susceptible de corregir, no garantiza por sí mismo una infalible capacidad para proceder en el sentido correcto, pero todo mi empeño estará puesto en ello. Lo que definitivamente jamás haré, es pasar por alto el gesto que muchos han tenido al detenerse a leer mi escrito, para posteriormente brindar un alentador mensaje con el cual he renovado mi deseo de escribir, que andaba algo menguado por razones exógenas a este blog.
Agradezco cada una de las palabras con las que expresas tu magistral comentario, pues he comprendido plenamente la manera en que divides la observación del texto, permitiéndome así ampliar la comprensión de escritos ajenos y propios.
Dejando por un momento el aprovechamiento que haré de toda tu gentil exposición, me referiré a la sorpresa que me has causado cuando planteabas con acierto ese posible análisis filosófico de la historia que conté, ya que interiormente visualicé tales consideraciones para esa y otras historias similares, pareciéndome que tus apreciaciones reflejan lo que intenté describir. En cuanto al tercer aspecto al que te refieres, me dejas pasmado. Las preguntas que allí planteas me estuvieron rondando desde antes y durante el tiempo que escribí el micro. Creí con inocencia que nadie miraría jamás este aspecto, pero cuán equivocado estaba.
Dante, estaría en apuros si tuviera que mencionar una sola de todas las actividades que ejecutas en este blog, para calificarla como excelente, pues considero que sos un escritor, analista y comentarista de primer orden. Tengo mucho que aprender de vos, también de Demetrio, de Marcelo Kisi, de KMarce y de cada uno de los que he venido conociendo en mi reciente incursión por el blog de Literautas.
El beneficio de leerte resulta inconmensurable. Estaré siempre atento a tu participación, y ojalá supiera de todas tus externas publicaciones.
Muchas gracias.
Vespasianp
07/08/2015 a las 21:01
Hola Leonardo:
Gracias por tus comentarios a mi relato.
Después de leer los comentarios de tantos compañeros y principalmente los consejos y puntualizaciones que ha hecho Dante a tu relato, nada puedo añadir que aporten algo más.
Decirte que me ha encantado leerte y que me has transmitido el dolor de la separación de un hijo (en mi caso hija) cuando ha tenido que estudiar en otra ciudad distinta a la que vivíamos.
Por mi edad, muchas veces hay un punto de identificación personal con las historias que se narran en relatos o novelas y que ha veces me emocionan.
Felicidades.