Ella lo observaba constantemente. No es que fuese acosadora pero era inevitable fijarse en él cuando pasaba con una hermosa sonrisa adornándole el rostro. O cuando caminaba con amigos, contándoles historias que ella pagaría por escuchar.
Pero a veces lo veía con su novia. Y sin importar lo acostumbrada que estuviese a su indiferencia, algo dentro de ella aún seguía rompiéndose.
Estaba destinada a ser invisible a sus ojos, solo un juguete más entre una colección. Pero seguía observándolo por sobre todo porque no hacerlo la entristecía más.
Ya no esperaba una conversación, un breve “te vi ayer” era suficiente.