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La importancia de llamarse Uriel - por Miranda

–¿Qué significa esto? –Ursula levantó la vista del papel, con una expresión de perplejidad absoluta–. Acababa de abrir el sobre de la parroquia que su madre le había entregado.

–Es el certificado de bautismo, que pediste para tu boda, ¿no?. Me la entregó Don José después de misa –contestó su madre–, que siguió tejiendo sin levantar la vista de la labor.

–Pero…. ¡esto no es mío!, coinciden los apellidos y la fecha pero no el nombre

A Ursula el papel le temblaba en las manos, su corazón latía a toda velocidad, un bombardeo de imágenes e ideas se mezclaban en su cabeza, dándole una sensación de vértigo.

Doña Pura, esta vez sí, levantó la vista, se había quedado lívida.

–¡Déjame verlo! –Contestó inquieta–, con gesto rápido lo cogió de manos de su hija, mientras se maldecía por no haberlo revisado antes. ¿Cómo no había pensado que podía pasar?

Aquel certificado estaba expedido a nombre de Uriel Castro de la Vega.

Tenia que pensar algo rápido para tranquilizar a Ursula .

–Tranquila cariño –Doña Pura trato de transmitir calma, aunque su palidez la delataba–, está claro que es un error. Hablaré con Don José y te traeré el certificado correcto mañana, piensa que en aquella época se hacían bautizos múltiples, y el párroco era ya muy mayor, seguro que se lió con las anotaciones

–Y entre todos los nombres con los que me podía confundir, tenía que hacerlo precisamente con ese. ¡Un error demasiado curioso! Me confunde con un chico y además se llama Uriel, que no es precisamente un nombre corriente.

Solo había conocido a un Uriel en su vida, que por supuesto no se apellidaba igual, aunque también era un sagitario, fue su primer y gran amor,

Uriel estaba en la sección de chicos del Colegio en el que la internaron en la capital, cuando quiso estudiar al acabar la escuela, enseguida hicieron buenas migas, era como su alma gemela, se entendían y sentían una conexión tan especial que parecían haberse conocido en otra vida.

Todo había ido bien, incluso cuando terminado el curso volvieron a sus respectivos pueblos.

Habían descubierto que vivían a unos veinte kilómetros, una distancia que les permitía visitarse viajando en bicicleta y encontrarse a medio camino, sin que apenas nadie lo supiera. Fue la época más feliz de sus vidas.

Todo cambió a partir de un pequeño accidente de bicicleta, ella se cayó y como estaban cerca del pueblo de Uriel, este no dudó un momento en ir a buscar a sus padres para que la atendieran y llevaran a su casa en coche. La herida no era grave, pero ella no podía volver en bicicleta.

A partir de ese momento, los acontecimientos se precipitaron, tanto la reacción de los padres de Uriel como la de su propia madre al verlos juntos, parecía absolutamente desproporcionada, se negaron a permitir que se siguieran viendo, se les notaba nerviosos y alterados, era evidente que la causa no era la caída.

Cuando su herida estuvo curada e intento visitarlo descubrió que lo habían llevado a un colegio de verano en otra ciudad, y al poco tiempo sus padres abandonaron el pueblo y se fueron a Barcelona, llevándoselo con ellos.

Decidió esperar a que en Septiembre empezara el curso en el colegio donde se conocieron, estaba segura de que él se pondría en contacto, allí nadie les había creado problemas nunca.

Estaba en lo cierto, recibió una carta y retomaron el contacto, un mes después Uriel le comunicaba su intención de escaparse para huir juntos. Nunca llegó a la cita ni volvió a tener noticias, y de todo eso hacia más de 10 años.

Y ahora, que proyectaba casarse, la confundían con alguien que se llamaba Uriel, tenía sus apellidos y había nacido en la misma fecha.

Una idea se abría paso en su cabeza, una idea que daría sentido a todo.
¿Y si Uriel era su hermano gemelo, pero había sido adoptado? ¿Qué historia se escondía detrás de todo aquello?.

Qué fueran hermanos no era motivo para desaparecer, si acaso para cambiar de relación. ¿Dónde estaba Uriel?

¡Quería respuestas!

–¡Deme el sobre madre!, yo iré a hablar con Don. José –Úrsula extendió la mano, con un gesto firme y una mirada retadora.
–Pero…. creo que antes debería contarme alguna cosa.

La expresión de su madre, ya era de por si, esclarecedora.

De pronto y confabulándose con la situación en un susurro que iba in crescendo, en la calle, los tambores comenzaron a sonar.

Comentarios (30):

Miranda

28/05/2015 a las 12:18

Muchas gracias a mis dos comentaristas. Me alegro que os haya gustado y además he comprobado que el objetivo que tenia está conseguido.

Mi idea, era que la acción se iniciase al sonar los tambores. Queria que quedaran mil preguntas sin contestar, ¿mataron a Uriel? ¿Hay algun secreto más?. La respuesta es que si. ¿Porque no tiene padre Ursula…? De repente se me ocurrio una historia larga y quise saber si tenía gancho.

Para mis dos comentaristas anonimos ha sido si. Y estoy contenta

Eduardo Tapia

28/05/2015 a las 19:41

Interesante historia.
A modo de comentario rápido, me llama la atención que a la madre la trate de usted y que prefieras llamar al cura “Don José” en vez de “padre José”
Yo no echo en falta al padre de Ursula en la historia, porque entiendo que simplemente no estaría en casa durante la escena.
Solo leyendo detenidamente se ve algunos detalles que parecen indicar que solo hay madre, si bien ninguno explícito.
Tampoco soy tan extremista de pensar que mataron a Uriel, mi mente me lleva a pensar que sencillamente le pillaron fugándose y le ataron en corto.

No voy a entrar en tantos detalles como piden en el taller, porque igual me sale más de un folio. Pero te felicito por un texto con buena historia, claro de leer y de entender.

Darkristal

28/05/2015 a las 19:41

Ok, me has tenido durante un largo rato buscando de que me suena el titulo, y , aunque he encontrado algo, aun no estoy satisfecho e.e
Pero bueh, a lo mio.
EL relato comienza despacio, pero arranca a buen ritmo después de la fase introductoria.
La forma en la que la trama nos envía al pasado es un poco incomoda porque hace sentir que la perspectiva en el presente solo era introductoria, sin embargo, cerca del final ,se acomoda correctamente esto.
El final deja muchas intrigas y algo de curiosidad.
Aunque aclaras algo en el comentario, sigo sin saber de donde aparecen los tambores, es que aparecen tan repentinamente que no creo poder encajarlos XD
Igual, es un buen trabajo.

José Torma

28/05/2015 a las 22:27

Que tal Miranda? yo voy con Darkristal. Yo iba temiendo que se te acabaran las 750 palabras y no me dijeras que paso? y mira que fue justamente eso lo que acontecio.

A mi me ha gustado y no soy ningun erudito en letras ni reglas como para demeritar tu texto. Como humilde lector a mi me gusto.

Saludos.

Osvaldo Mario Vela Sáenz

28/05/2015 a las 22:37

Miranda que gran trabajo. Suspenso absoluto, y como decimos en México que tambores tan atravesados; no permitieron aclarle a mi mente todas mis suposiciones. Exelso. Enhorabuena

Diego Manresa Bilbao

28/05/2015 a las 23:45

Muy buena historia Miranda!!!!! Es el principio de algo con gancho… Que ha pasado? Es Uriel su heramno? Los cambiaron al nacer? Que paso con Uriel?
Muy interesante, espero seguir sabiendo de ellos

grace05

29/05/2015 a las 00:15

Me gustó mucho tu historia. Parece ser que nos encontramos con “La luna y el sol” no recuerdo bien si la película se llamaba así pero entiendo que se trataba del amor entre hermanos, cosa que ellos ignoraban. No sé que pasó con Uriel, pero por lo que vas narrando su familia o lo llevó más allá de Barcelona o como Doña Pura le contaron la verdad. En cuanto a los temas gramaticales todo es superable.
¡Te felicito!!!!!
Te invito a comentar 33

Tinta Negra

29/05/2015 a las 00:57

Buenas Miranda, me llamó la atención que escogieses el título del gran Wilde y pensé que le homenajearías en tu texto pero no fue así, o al menos yo no lo vi. Tu relato me crea dudas, estoy con grace05 en que parece indicar que eran hermanos y amantes sin saberlo ¿no? En general me gustó y resaltaría el buen manejo del narrador y los diálogos, están bien mezclados. ¡Un saludo!

Miranda

29/05/2015 a las 02:45

Gracias a todos los que me habeís comentado con educación. Eduardo, Darkristal, Jose Torma, Oswaldo, Diego y Tinta Negra. Me alegro que hayais disfrutado con la lectura. En general vuestros comentarios me ayudan a concretar más la historia.
Me pasaré por todos vuestros relatos.
Como algunos me planteais preguntas os contestaré

Para las preguntas de Eduardo

Te contesto: En mi pueblo cuando el médico, el cura y el maestro eran las grandes autoridades se les llamaba don, pero puede que tengas razón y al cura deba ponerle padre en vez de don, lo consultaré.
El padre de Ursula no está ni en la escena actual, ni cuando 10 años atrás se cayo de la bici. En mi mente te puedo decir que tiene mucha importancia.
Por muy corto que aten a alguien que se quiere escapar, en diez años algo intenta.
Ya te digo que la idea que subyace detrás es que algo muy importante le ocurrió. No te desvelo qué, no fue su muerte, pero hubo sangre.

Para las preguntas de Darkristal.
Tienes razón Darkristal, mi experimento de este mes, era para saber si en el desarrollo de una historia que ocurre en un instante (el que transcurre entre la apertura del sobre y la decisión de Ursula de investigar) se puede interrumpir un dialogo con una reflexión descriptiva introduciendo una historia de otro tiempo. Me pareció arriesgado pero interesante de intentar, quiero utilizarlo en una historia en la que estoy trabajando. Y creo que aunque hay que mejorarlo, es un buen recurso. La mayoria lo habeís entendido.
En cuanto a los tambores, son reales, de una banda que pasa procesionando por debajo de su ventana por algún festejo y que coincide en un momento, que da intensidad a la historia.
Si no lo hubiera requerido la escena, seguramente no se me hubiera ocurrido nombrarlos.

Respuesta a Tinta Negra

Gracias Tinta Negra, la verdad es que en esta escena el titulo lo decidí en el último momento, pero no pensé en Wilde en absoluto. Pensaba la importancia de que tú nombre no este correcto en los documentos y las incertidumbres que eso provoca. A mi por cierto me paso esté mes algo que fue el detonante de la historia.

Los demás creo que tenéis las respuestas en lo que ya he dicho. Excepto Bruno, que como no ha entendido la historia, ni el experimento. Ya le comentaré detalladamente, en otro momento, cuando tenga más tiempo.

Saludos, Gracias a todos y nos leemos.

Ana

29/05/2015 a las 10:43

Miranda,

Pensé que el relato iba a terminar revelándonos que eran hermanos gemelos, lo que no habría supuesto ninguna sorpresa, así que me ha sorprendido gratamente que nos dejes con la duda de si Uriel está vivo, muerto, escondido, o vete a saber.

Leeremos una continuación de esta historia? A mí me gustaría.

Un saludo.

Ryan Infield Ralkins

29/05/2015 a las 13:56

Interesante la historia. Deja muchas preguntas sin respuesta que dan ganas de leer mas a ver que paso con Uriel. Este relato tuyo es uno de los casos en que la historia es mas interesante que una escena de batallas por decir un ejemplo. Estaré pendiente de la continuación y en cuanto a los errores ortográficos, bueno, siempre se pueden arreglar y puedo decir que por lo menos a mi no me molestaron en la lectura.
Felicidades y saludos.

Miranda

29/05/2015 a las 14:57

Mensaje para Bruno.
Aunque tengo pensado contestarte exhaustivamente sobre tu comentario a mi texto, tardaré algunos días en hacerlo, porque lo prioritario en este momento para mi, es leer textos de los compañeros y comentar. Como tú no tienes tema este mes y además te considero un caso aparte, lo dejaré para el final.
Pero mientras, para que te entretengas (he obserbado que solo me has comentado a mi y a Beba y estaras muy aburrido) creo que deberias aprender como se comentan puntos, comas y muchas cosa maás leyendo los comentarios explicitos, detallados, correctos, en tono realmente educado y constructivo que ha tenido KMarce por parte de Dante y Demetrio Vert.
Muy recomendable, de verdad.
Un ejemplo del que deberias aprender para próximos talleres.

Juana Medina

29/05/2015 a las 16:24

Hola Miranda:
Yo fui una de tus comentadores, me sigue gustando la cantidad de interrogantes que se plantean y quedan sin resolver, asi que si quieres, síguela que me gustará mucho leerte.
Un abrazo

PAULATREIDES

29/05/2015 a las 18:08

Saludos.
Pienso que esa vuelta al pasado, esos recuerdos, en medio del diálogo, están donde deben estar. Es la visión de ese nombre en el certificado el detonante del recuerdo. Y son los recuerdos los que motivan a la protagonista a ahondar en su pasado. El final abierto me parece un acierto. Dejar que el lector acabe la historia y cada uno puede imaginar un final distinto.

Sólo eliminaría o cambiaría ese “Tenia que pensar algo rápido para tranquilizar a Ursula” que te hace pensar, muy pronto en el relato, de la implicación de Doña Pura.

Demetrio Vert

29/05/2015 a las 21:15

Hola Miranda. Gracias por nombrarme en tus comentarios.
Como dice Bruno “la historia tiene peso”. En mi opinión mucho peso. Es una buena historia. Al igual que algunos compañeros yo tampoco he podido dejar de leerla hasta el final, intrigado. Y eso que, como también dice Bruno, los fallos al utilizar los signos de puntuación son muchos y distorsionan la lectura. Recomiendo las directrices de la RAE http://lema.rae.es/dpd/?key=coma que dicen entre otras cosas: “No siempre su presencia responde a la necesidad de realizar una pausa en la lectura y, viceversa, existen en la lectura pausas breves que no deben marcarse gráficamente mediante comas”.
En cuanto a la historia, para mí, ni le falta concretar nada ni le sobra ningún hecho.
En este caso quiero por tanto centrarme más en los cambios de voz narrativa: Es muy habitual, y no solo entre nosotros, cambiar la voz del narrador sin darnos cuenta. (Abunda mucho este fallo en muchos autores renombrados, aunque no entre los grandes). El error consiste en cambiar de narrador omnisciente en tercera persona singular a narrador en primera persona singular. Esto, tan sutil, es en mi opinión muy importante, y confunde al lector. Voy a poner un par de ejemplos a ver si logro hacerme entender. El relato se inicia con un narrador omnisciente en tercera persona y describe el diálogo entre madre e hija. Al poco escribes este párrafo:

–Y entre todos los nombres con los que me podía confundir, tenía que hacerlo precisamente con ese. ¡Un error demasiado curioso! Me confunde con un chico y además se llama Uriel, que no es precisamente un nombre corriente

¿Es una respuesta a la madre? (Pones una raya). ¿Es en soliloquio? (Deberías expresarlo con un “pensó ella” por ejemplo. A mí me parece que al inicio del párrafo el autor, tú, se confunde con el narrador y pone en su boca lo que el autor quiere decir. Por eso el párrafo está escrito en primera persona. Si fuera una respuesta a la madre, debería aclararse diciendo “le contestó”, por ejemplo; aunque entonces sonaría extraño el “me”. Si es un soliloquio, también debería remarcarse y sobraría la raya. En mi opinión solo cabe el error en la voz narrativa.
Veámoslo cómo podría ser narrado en tercera persona.

Y entre todos los nombres con los que “la” podía confundir, “el cura lo hacía” precisamente con ese. “¡Un error demasiado curioso!”, pensó ella. “Me confunde con un chico y además se llama Uriel, que no es precisamente un nombre corriente”, se dijo a sí misma. (Aquí aparecen comillas, [“]para marcar los cambios que he hecho porque la aplicación no admite cursivas).

Espero se vea claro. Esta confusión de voces sucede en otros momentos del relato. La utilización incorrecta de los tiempos verbales ayuda también a dudar de la voz narrativa. Veamos otro enunciado:

Estaba en lo cierto, recibió una carta y retomaron el contacto, un mes después, Uriel le comunicaba…

Al utilizar “Estaba…” se da a entender que es un narrador en primera persona, contrariamente al “recibió” que le sigue unas palabras detrás. Míralo así, a ver qué tal.

“Ella estuvo” en lo cierto; recibió una carta y retomaron el contacto. Un mes después, Uriel le “comunicó”…

Bueno Miranda, no me voy a extender más para no ser demasiado fatigoso. Creo que esta visión te ayudará a redondear un relato precioso. Porque escribes una historia. Presentación, nudo y desenlace, ocupando cada fase el espacio preciso. Y hay bastantes núcleos (dilemas que dan giros al cuento); por ellos logras mantener un ritmo extraordinario, una tensión que no decae. Y sí, en mi época, el cura era Don X (con mayúscula) y a los padres se les trataba de usted. En estos aspectos el relato es preciso.

Felicitaciones y adelante. Espero que mis comentarios te ayuden. Al menos con esa devoción los hago.

El mío.
https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-26/3390

Miranda

30/05/2015 a las 10:40

Muchísimas gracias Demetrio:
Por supuesto que me has ayudado con tu comentario. MUCHISIMO, creó que en los dos años que llevo por el taller, con diferencia es el comentario más profesional que me han hecho. Me he sentido como si este texto fuese a formar parte de algo tan importante como para que lo corrigiera un profesional.

Voy a trabajarlo teniendo en cuenta tus propuestas, así como tengo en cuenta las de los demás. Mucho material para aprender. Estoy muy contenta.

Pido disculpas por las comas, fueron principalmente consecuencia de la tijera, al quitar más de quinientas palabras, estaba más centrada en no perder contenido que en la ortografía.

Siempre acepto las criticas, excepto cuando la persona pierde las formas.

No solo hay que tener razón hay que saber comunicarla. Tu eres un maestro. Muchas gracias.

Me apunto a seguirte, espero que estés mucho por aquí, y espero poder disfrutar de tus comentarios.

Nos leemos.

Miranda

30/05/2015 a las 11:10

Muchas gracias Demetrio.
Por supuesto, que me ha ayudado tu comentario. Es un comentario de lujo. No solo te has leído el tema, es que realmente has hecho un comentario profesional, así me he sentido cuando lo he leído. Como si mi trabajo fuera tan importante como para que lo comentase un experto.

Lo trabajaré teniendo en cuenta tus propuestas, igual que tengo en cuenta las propuestas de los demás, cuando están hechas desde el respeto.

Aparte de tener razón al hacer un comentario, hay que saber comunicarlo y tu lo haces de lujo.

Llevo casi dos años por este taller, excepto dos talleres de este año, y es el comentario más completo que me han hecho. Te lo agradezco muchísimo.

Espero que sigas mucho por aquí, me apunto a seguirte, y espero que sigamos comentándonos.

(Había hecho un comentario más extenso para contestarte y agradecerte, pero al publicar ha desaparecido. Igual sale después dos veces)

Hasta el próximo taller.

lunaclara

30/05/2015 a las 16:00

Hola Miranda: Voy a ver si veo ahora tu relato. Te he puesto el texto debajo, corregido, a mi entender. Tampoco es que sea una experta en eso, vale?
A mí el relato me gusta y me deja con ganas de saber más. La lectura se me hizo un poco lenta por no entender bien algunas frases, pero no por su expresión, sino por las comas. Te he propuesto unir o separar algunas frases. Debajo lo verás.
En los dialogos yo usaría guiones largos.
No he entendido muy bien lo de los tambores, supongo que será porque tuviste que acortarlo ¿no? Siempre puedes alargarlo cuando tú quieras…
Esta frase yo te propongo resumirla: “Una idea se abría paso en su cabeza, una idea que daría sentido a todo. ¿Y si Uriel era su hermano gemelo, pero había sido adoptado? ¿Qué historia se escondía detrás de todo aquello? Que fueran hermanos no era motivo para desaparecer, si acaso para cambiar de relación. ¿Dónde estaba Uriel? ¡Quería respuestas! ”
No dejar tan claro lo de que podrían ser hermanos. Esa idea ya la has lanzado a lo largo del relato.. La prota podría hacerse algunas de esas preguntas, no todas. Por ejemplo: “Una idea se abría paso en su cabeza, una idea que daría sentido a todo. ¿Sería posible que ellos dos…? ¿Qué historia se escondía detrás de todo aquello? ¿Dónde estaba Uriel? ¡Quería respuestas! ”
Y creo que nada más. Espero que esto te sirva de algo.
Un placer leerte, Miranda.

Saludos.

Lunaclara.

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―¿Qué significa esto? ―Ursula levantó la vista del papel con una expresión de perplejidad absoluta. Acababa de abrir el sobre de la parroquia que su madre le había entregado.

―Es el certificado de bautismo que pediste para tu boda, ¿no? Me lo entregó don José después de misa ―contestó su madre, que siguió tejiendo sin levantar la vista de la labor.

–Pero…. ¡esto no es mío! Coinciden los apellidos y la fecha, pero no el nombre.

A Ursula el papel le temblaba en las manos. Su corazón latía a toda velocidad y un bombardeo de imágenes e ideas se mezclaban en su cabeza, dándole una sensación de vértigo.

Doña Pura, esta vez sí, levantó la vista. Se había quedado lívida.

―¡Déjame verlo! ―Contestó inquieta. Con gesto rápido lo cogió de manos de su hija, mientras se maldecía por no haberlo revisado antes. ¿Cómo no había pensado que podía pasar?

Aquel certificado estaba expedido a nombre de Uriel Castro de la Vega. [Estas 2 frases las uniría en punto y seguido] Tenía que pensar algo rápido para tranquilizar a Ursula.

―Tranquila cariño. ―Doña Pura trató de transmitir calma, aunque su palidez la delataba―. Está claro que es un error. Hablaré con don José y te traeré el certificado correcto mañana. Piensa que en aquella época se hacían bautizos múltiples y el párroco era ya muy mayor. Seguro que se lió con las anotaciones.

―Y entre todos los nombres con los que se podía confundir, tenía que hacerlo precisamente con ese. ¡Un error demasiado curioso! Me confunde con un chico, y además se llama Uriel, que no es precisamente un nombre corriente.

Solo había conocido a un Uriel en su vida, que por supuesto no se apellidaba igual, aunque también era un sagitario. Fue su primer y gran amor.

Uriel estaba en la sección de chicos del colegio en el que la internaron en la capital, cuando quiso estudiar al acabar la escuela. Enseguida hicieron buenas migas. Era como su alma gemela. Se entendían y sentían una conexión tan especial que parecían haberse conocido en otra vida.

Todo había ido bien, incluso cuando terminado el curso volvieron a sus respectivos pueblos.

Habían descubierto que vivían a unos veinte kilómetros, una distancia que les permitía visitarse viajando en bicicleta y encontrarse a medio camino, sin que apenas nadie lo supiera. Fue la época más feliz de sus vidas.

Todo cambió a partir de un pequeño accidente de bicicleta. Ella se cayó y, como estaban cerca del pueblo de Uriel, este no dudó un momento en ir a buscar a sus padres para que la atendieran y llevaran a su casa en coche. La herida no era grave, pero ella no podía volver en bicicleta.

A partir de ese momento, los acontecimientos se precipitaron. Tanto la reacción de los padres de Uriel como la de su propia madre al verlos juntos, parecía absolutamente desproporcionada. Se negaron a permitir que se siguieran viendo. Se les notaba nerviosos y alterados. Era evidente que la causa no era la caída.

Cuando su herida estuvo curada e intentó visitarlo descubrió que lo habían llevado a un colegio de verano en otra ciudad. Al poco tiempo, sus padres abandonaron el pueblo y se fueron a Barcelona, llevándoselo con ellos.

Decidió esperar a que en septiembre empezara el curso en el colegio donde se conocieron. Estaba segura de que él se pondría en contacto, allí nadie les había creado problemas nunca.

Estaba en lo cierto. Recibió una carta y retomaron el contacto, pero un mes después Uriel le propuso huir juntos. Nunca llegó a la cita ni volvió a tener noticias. De todo eso hacía más de 10 años.

Y ahora, que proyectaba casarse, la confundían con alguien que se llamaba Uriel. Tenía sus apellidos y había nacido en la misma fecha.

Una idea se abría paso en su cabeza, una idea que daría sentido a todo.
¿Y si Uriel era su hermano gemelo, pero había sido adoptado? ¿Qué historia se escondía detrás de todo aquello? Que fueran hermanos no era motivo para desaparecer, si acaso para cambiar de relación. ¿Dónde estaba Uriel? ¡Quería respuestas!

―¡Deme el sobre madre! Yo iré a hablar con don José. ―Úrsula extendió la mano, con un gesto firme y una mirada retadora―. Pero…. creo que antes debería contarme alguna cosa.

La expresión de su madre ya era, de por sí, esclarecedora.

De pronto, y confabulándose con la situación, en un susurro que iba in crescendo, a lo lejos, los tambores comenzaron a sonar.

KMarce

30/05/2015 a las 23:10

Saludos Miranda,

Gracias por leer y comentar mi relato.

Tremenda duda la que has planteado. Creo que entre las subjetividades que planteas, lo que callas y lo que muestras, muchas conclusiones van a aparecer.
Me ha parecido muy interesante relato, vista desde su contenido y temática. Te diré que yo conozco dos personas que han nacido el mismo día y son pareja, con apellidos diferentes; y a otra que si no supieran ellos, y sus padres, pensarías que son hermanos casi gemelos 😛

En fín, la imaginación te ha volado. Y por ello te felicito gratamente.
Ya te han dado los consejos pertinentes, yo también me he liado con las comas que parecieran que fueron mi obsesión; pero eso se educa, se corrige. Poco a poco yo misma he notado esas erratas, es lo bueno que otro te lea y te comente. Y sobre todo, leer a otros, nos hace ver lo que nosotros mismos tenemos o que hemos superado. 😛

Muchos han quedado con dudas, quizá te animes a revelarlas, si lo haces tendrás se superar la barrera de complacerlos a todos. Sigue tu corazón y lo que ve tu mente.

Enhorabuena,

¡Nos leemos!

Pato Menudencio

02/06/2015 a las 17:37

Un texto que deja abierto cientos de interrogantes y que obliga al lector a saber más de la historia.

Saludos.

Dante

03/06/2015 a las 00:22

Miranda:

Te felicito por tu relato. Me gustó mucho, y creo que me corresponde adherir a los elogios que te han dispensado los compañeros. Yo por mi parte te daré los míos y alguna observación, y trataré de fundamentar todo.

Empecemos con las observaciones que, en realidad es una sola. Por lo que infiero de tu comentario N° 12 alguien te comentó algo sobre puntuación. Por lo que puedo comprobar, parece que ese comentario fue borrado, no sé si por razones de moderación del sitio o por qué. Advierto también que suscitó algún problema al respecto por la respuesta que das allí.

Yo no quiero suscitar problema alguno. Solamente daré una visión constructiva del tema puntuación. Comienzo señalando que creo que nadie tiene la verdad absoluta al respecto. Yo tampoco. Por lo tanto, te daré mi visión desde mi punto de vista.

En lo que respecta a la puntuación, es cierto que hay algunas reglas objetivas. Pero en general, son orientadoras, ya que sin dejar de tenerlas en cuenta, las situaciones en las que hablamos y escribimos son múltiples y exigen que esas reglas se adapten a nuestra habla o escritura. No estoy diciendo que las reglas se cambien a nuestro gusto ni que no se cumplan. No. Digo todo lo contrario. La adaptación es contextual, y justamente aún respetándola la “dosificación” (si se me permite la analogía) de puntos, comas, puntos y coma, etc. tiene una fuerte carga de subjetividad. Esto lo digo porque a unos les puede gustar puntuar de una manera, a otros de otra (siempre respetando ambos esas reglas objetivas), pero también hay un elemento subjetivo mucho más importante y más respetable que el mero gusto. El gusto o preferencia no se explican. No tienen justificación racional. Algo nos gusta o no. Y si nos gusta, mucho, poco o más o menos. El aspecto subjetivo relevante al que me refiero es la intención. Yo valoro mucho esto: el cumplimiento de las reglas objetivas de puntuación y la intención narrativa que el autor tiene para puntuar de una determinada manera. Tal vez se puntúa de una manera porque se quiere mostrar algo. Eso es respetable y opinable, aunque debe contarse con fundamentos al respecto.

También puede ocurrir que pese a esa intención narrativa circunscripta a la puntuación, un análisis global de intención narrativa, referida ahora a todo el texto y al contexto donde esa frase u oración se consigna, nos sugiera que la decisión del autor tal vez no haya sido la más aconsejable, o dicho de un modo más humilde y realista, no condice del todo con la intención narrativa que tuvo. En otras palabras: si se reexaminara la puntuación, el texto se reexpresaría de un modo más acorde a la intención narrativa del contenido, lo que lo haría brillar más.

Creo que esto es lo que pasa en tu relato. No creo que sea un tema de “correcto” vs. “incorrecto” ni que pueda “tirarse abajo” a tu relato por esto. Yo noto que tenés un buen manejo del vocabulario y que la trama es sólida, ya que trasciende al relato, y exige fuertemente al lector y a vos como autora. A ambos nos pide imaginación y nos exige interés. A cambio nos ofrece belleza estética y nos “promete” entre líneas seguir en un ámbito más extenso, porque nos dejó a todos con ganas de más (de más extensión, por supuesto 🙂 ).

Quiero ser claro: pienso que podrías reexaminar algunos signos de puntuación, pero que esta observación es mínima. No le concedo una gran importancia, porque es fácilmente subsanable y nadie mejor que vos para elegir la opción más atinada, ya que sos quien creó la historia y tiene esa intención narrativa de la que te hablo. Habría que ajustar la intención narrativa “global de contenido” con la formal y circunstanciada de puntuación, evaluando cómo queda cada idea al reelaborar esa puntuación y listo. Es un pequeño trabajito, pero nada del otro mundo. Distinto sería si nos encontráramos con incoherencias graves de contenido o estuvieramos “flojos” de trama. Ese sería un problema. No es tu caso, ya que tu creatividad se revela en este relato. Sin perjuicio de esto, no he querido mostrar los ejemplos de puntuación porque quisiera contar con tu autorización para eso y además, para que el comentario no se haga más extenso. Para el caso en que quisieras contar con mi visión aplicada al texto, puedo volver a comentarlo aparte, destacándote que se tratará de mi visión personal, y no de la verdad absoluta que trae un “censor iluminado”.

En cuanto al contenido, la observación constructiva que te hace Eduardo Tapia, de la que veo has tomado nota, la comparto. Habría que fijarse si el Don, al menos en el caso del sacerdote, no podría reemplazarse por un “Padre” que creo se ha empleado en toda época y todavía se usa. Se ganaría en claridad y no se rompería tampoco el clima ni la referencia o respeto a una persona que tiene una cierta dignidad eclesiástica y una cierta edad.

Me ha gustado mucho el final, como encajaste una historia que nada tenía que ver con el sonido de los tambores que era la consigna. No ha quedado forzado y si me permitís, a los efectos de este relato breve, sirve como final abierto, y en un ámbito más extenso operaría como un perfecto “distractor de la atención” tanto para los personajes como para el lector, ya que podría pasarse a otra cosa o introducir un diálogo para que la madre “se vaya por la tangente” (es decir, que hable de cualquier cosa para escaparse del tema de la charla).

Hayas leído o no la obra, hayas tenido o no la intención, me quedo con el comentario de Tinta Negra, ya que le hiciste recordar al gran Oscar Wilde. Siempre es un elogio que te puedan asociar con un escritor de esa talla, aún cuando, tu historia sea tuya y no una adaptación ni inspiración de aquella.

Asimismo, suscribo totalmente la opinión de PaulaTreides, quien opina:

“Pienso que esa vuelta al pasado, esos recuerdos, en medio del diálogo, están donde deben estar. Es la visión de ese nombre en el certificado el detonante del recuerdo. Y son los recuerdos los que motivan a la protagonista a ahondar en su pasado. El final abierto me parece un acierto. Dejar que el lector acabe la historia y cada uno puede imaginar un final distinto”.

“Sólo eliminaría o cambiaría ese «Tenia que pensar algo rápido para tranquilizar a Úrsula» que te hace pensar, muy pronto en el relato, de la implicación de Doña Pura”.

Vi en otro comentario tuyo que quisiste experimentar con esto de mezclar el relato de un determinado momento con recuerdos pasados. Como vez, al menos en la óptica de dos comentaristas, que opinamos desde la doble óptica de lector y de autor, parece que cumpliste un objetivo narrativo que te propusiste. Por eso copié el comentario de Paula, para resaltar eso. Sin perjuicio de que es materia opinable, me parece que si dos comentaristas hemos apreciado lo mismo podrías estar conforme con la opción estética asumida y tenés que estar tranquila que el riesgo que decidiste correr valió la pena.

Como dice Paula, y por eso copié su comentario, no vendría mal reformular esa frase para que el lector no piense rápidamente en la implicación de Doña Pura.

También coincido con DemetrioVert en la parte que habla de los cambios de voz narrativa y los modos de consignar los diálogos. En realidad, en mi apreciación al haber leído el texto, no se verificarían los cambios de voz narrativa que él apunta como posible error, pero sí se configura la otra hipótesis que plantea: me parece que la confusión viene dada porque habrían faltado algunas rayas de diálogo y aclaraciones que hubieran facilitado la lectura y despejado cualquier incógnita inconveniente.

Dicho sea de paso, al margen de ese defecto formal en el modo de escribir los diálogos (rayas, comillas, aclaraciones, etc.), los diálogos no son muchos ni pocos, sino los justos y necesarios, con una estructuración adecuada y razonable, perfectamente compatible con el modo en que han sido caracterizados (o al menos se intuyen) los personajes.

Para el final dejo mi último comentario. Creo que los comentarios de los compañeros te están revelando como evidente una verdad, ante la que yo también me rindo: esta historia tiene mucho potencial. Muchísimo.

Para aprovecharlo, creo que tendrías que tomar nota de las preguntas que los compañeros se han formulado como lectores, y hacerte otras vos como autora y como lectora que relee el texto. Luego, imaginar y contestar distintas posibilidades. Así, vas a poder trazar las tramas y subtramas.

En cuanto al campo de desarrollo, creo que es vastísimo: esta historia puede desarrollarse en un cuento extenso, en una novela corta o en una novela. Pero también puede saltar a otros “territorios de frontera” con la literatura: el texto dramático (teatro) o el guión audiovisual (telenovela, serie o película). En el caso que eligieras escribir una obra de teatro, recomendaría retocar el título, porque ahí sí la asociación con Oscar Wilde sería inevitable ya que “La importancia de llamarse Ernesto” es una comedia teatral. Por las dudas, salvo que lo considerases determinante en relación a la historia o que no hay otra opción estética mejor o más adecuada, sugeriría revisarlo de todos modos si vas a escribir en un ámbito más extenso cualquiera sea tu elección. Sería una pena invertir tanto esfuerzo y que alguien al leer o al criticar lo relacione a priori con otra obra literaria y asuman antes de leerlo que podrías haberlo copiado (lo que estoy seguro que no ocurrió, pero aquí hablo por supuestos pensamientos de terceros, que podrían tenerlos) o que quisiste usar una famosa obra como “gancho” o “paraguas”.

Te animo a seguir desarrollando tu historia. Todos los compañeros que hemos comentado estamos de tu lado en eso. A vos te toca decidir cuál va a ser el ámbito más extenso en el que la vas a desarrollar.

Espero que nos sigamos leyendo.

Saludos.

P.D.: En mi relato te agradecí tu comentario. Si pasás por ahí, podés leer en el mensaje, donde también hice una referencia al modo de comentar que sé que es un tema que te interesa y preocupa. Con respecto a la puntuación, como ya te dije, en caso que estuvieras interesada en un aporte en tal sentido, hacemelo saber aquí e intentaré colaborar.

Dante

03/06/2015 a las 01:29

Miranda: mientras comentaba a otro compañero, me di cuenta que me olvidé de hacerte dos comentarios.

Uno, es que además de ser un buen relato, este texto sería una muy buena primera página de una novela (lógicamente con mínimos retoques para ir perfilando mejor la intriga). Y sería una de esas novelas que te quitan el aliento, porque ya entra de lleno en el conflicto, sin más prolegómenos.

Dos, que si tenés pensado desarrollar la historia en un ámbito más extenso, consideres la posibilidad de narrar en primera persona. Me parece que de esta manera podría ocurrir que el lector empatice aún más con los distintos estados anímicos de Úrsula: que sienta con ella la ansiedad, la rabia, el dolor, la tristeza, la ilusión, la falta de comprensión, la desazón, la alegría, etc. Reitero: consideralo como posibilidad, pero decidí lo que te parezca mejor.

Perdón por mi olvido involuntario.

Saludos.

Adella Brac

03/06/2015 a las 08:29

Me hubiese gustado que esos tambores finales estuviesen más integrados en la historia. Pero reconozco que era un reto difícil. Por lo demás, la historia me gusta y se entiene bien, aunque creo que ganaría si pudieras desarollarla sin límite de espacio. Espero que te animes a hacerlo 😉
¡Buen trabajo!

Christian Joseph White

04/06/2015 a las 08:32

El primer relato donde los tambores estan por obligación. Una historia muy atrapante, haste ese final incierto. Saludos!

Leosinpirsa

06/06/2015 a las 10:12

Esto demuestra lo importante que es leer los papeles, sobre todo los oficiales, y no me extrañaría que tu ficción no haya tenido en la realidad alguna réplica semejante. Interesante historia, un saludo.

Roger/NHICAP

13/06/2015 a las 16:32

Hola Miranda,
Llego tarde y comento sin leer lo que te han escrito los compañeros.
Me parece un buen relato, narrado con fluidez y graduando bien la intriga hasta el final. No obstante, el principio y el final merecen, en mi opinión subjetiva, una revisión para mayor claridad.
Lo del principio es una correcta utilización de los guiones en el diálogo.En la primera intervención de Úrsula, sobra el guión largo después de “contestó la madre(-)” pues continúa hablando el narrador, no la madre. Se repite ésto en el quinto párrafo.
El final parece precipitado y demasiado abierto, esa es mi sensación.
En resumen, buen relato que da para más.Me gustó.
Aprovecho para agradecerte que comentases mi texto y me alegra que te gustase la historia.
Un abrazo.

Leonardo Ossa

13/06/2015 a las 17:04

Hola Miranda. La historia ha logrado cautivarme hasta el punto de no entrar en detalles sobre la escritura. No creo que sea necesario ningún otro análisis, pues veo que tienes unos comentaristas que son de lujo, un privilegio contar con sus orientaciones. Creo que es la primera vez que te leo, pero espero volverte a leer. ¡Saludos!

Miranda

13/06/2015 a las 18:46

Gracias a todos los que os estáis pasando este mes por aquí. Durante unos días no he podido comentar, porque la vida real me reclamaba atención. Pero ya hace un par de días, que estoy volviendo a mi ritmo, estoy comentando a todos los que habéis pasado por aquí, si alguno me falta que no desesperé que me pasaré por su relato, pero cada vez somos más y lleva más tiempo leeros y comentaros.

Tengo que decir que este mes, he tenido unos comentaristas de lujo, que me han hecho comentarios más extensos que mi relato. Y lo agradezco.

Aunque cuando el comentario es tan largo me resulta más útil si me lo envían al correo electrónico como ha hecho Lunaclara, ya que ahí las correcciones pueden hacerse con otro color y son más visuales, quedando más claros los detalles.

Dante tienes mi permiso para comentar más sobre este texto, ya que tengo interés en hacer una historia más larga, en principio únicamente para la recopilación, pero puede que me anime con una novela corta, porque los personajes están creciendo mucho.

Y la publique o no la publique, me encantaría contar con tu colaboración como lector beta, igual que con la de Demetrio, Ana, Luna, José y Pato que ya formamos un universo paralelo y todos los que me comentáis tanto los que me siguen desde hace muchos talleres como los que han pasado por un relato mío por primera vez.

El correo para enviarme comentarios más extensos y concretos o comentar otras cosas es:
parmirma@hotmail.com
Seréis bienvenidos.

Bruno Molina Espinoza

15/06/2015 a las 18:14

En breve te enviaré un mensaje a tu correo. Extenso. 🙂

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