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Lucia - por Wanda Reyes

Web: http://consejosutiles123.blogspot.com

Lucia

El sol entraba radiante por la ventana abierta, el calor era sofocante aquella mañana, pero Lucia no podía animarse a abrir los ojos aquel día. Cansada todavía por la preparación de la comida para la venta la noche anterior, sentía que los años se colgaban de sus huesos y se balanceaban en su andar. Suspiro resignada y se sentó a la orilla de la cama todavía rehusándose a abrir los ojos. Abrió apenas uno para buscar sus sandalias y levantarse tambaleante de la cama. Entró al baño y se paró frente el espejo, recordó a su abuela cuando en sus últimos días se le daba un espejo y decía, "esa no soy yo", Lucia se miro fijamente y sonrió, comprendió lo que sentía su abuela, a lo que se dijo casi en un susurro, "esa no soy yo".
Se arregló rápidamente y salió a la cocina, que quedaba a unos pasos del cuarto, y que consistía de un viejo fogón bajo un techo sombrío, una mesa y una sola silla. Con trabajo encendió el fogón y miro a Sasha, su perro, que se estiraba y andaba cada vez más lento debido a su edad. "Mira Sasha cada vez lo hago mas rápido!", partió un pan y se la dio a esta que contenta y agradecida comía mientras movía la cola. Puso el café a calentar y empezó a empacar las cosas que llevaría esa tarde a vender a la feria del pueblo. Era una época buena para Lucia, pues el pueblo se convertía en una explosión de colores y de personajes llamativos que buscaban captar la atención de los turistas. Aquel pueblo olvidado la mayor parte del año, hoy significaba una gran oportunidad para la subsistencia de mucha familias, además de regalarle a Lucia una ruptura en su monótona rutina, que consistía de animarse cada día a levantarse de su cama, encender el fogón, caminar por aquella desolada casa en la que las risas y las voces de sus seres queridos habían pasado a ser susurros atrapados en las paredes, recuerdos fantasmas de una mejor época.
Lucia tomo su café y se sentó en su vieja silla, contemplo el jardín, cerró sus ojos y sintió el olor de los jazmines que su difunto esposo había plantado para ella, este, antes de morir le pidió que todas las mañanas que tomara su café ahí sentada y sintiera el olor del jazmín, imaginara que estaba ahí sentado junto a ella. Lucia abrió sus ojos y miró hacia donde su esposo se sentaba, sus ojos se llenaron de lágrimas porque cada vez era más difícil imaginar aquello y ahora aun más, porque la silla de este ya no estaba, pues ya la había usado hace mucho como leña para encender el fogón. La vida de Lucia se volvió cada vez más dura cuando tuvo que hacerse cargo de la casa y de su subsistencia luego de que su esposo muriera y de que sus hijos partieran en busca de mejores oportunidades.
Se secó las lagrimas, ya no había más tiempo para llorar, recordar, reprochar el porqué la habían dejado sola, así que guardo su tristeza muy en el fondo de su ser, como lo hacia todos los días, tomo sus canastas, llamo a Sasha a lo que esta respondió con paso lento , “Hoy será un buen día, lo presiento”, dijo mientras se arreglaba la blusa. Salió, cerró la puerta y se dirigió hacia el camino de tierra que llevaba hacia el pueblo, con dificultad apresuro el paso, pues el bullicio de la gente ya se escuchaba a lo lejos, quería ser de las primeras en llegar y conseguir un buen lugar en la plaza del pueblo, y así vender sus dulces artesanales. El viento soplaba fuerte y traía el olor del campo hacia Lucia, su pelo largo y gris flotaba en el viento , su rostro se iluminaba con el cálido sol de la mañana, respiró profundo llenándose de esperanza y alegría, ya estaba cerca y todo estaba a punto de comenzar pues los tambores comenzaron a sonar.

Comentarios (3):

beba

29/05/2015 a las 16:49

Hola, Wanda:
Muy bueno el potencial de tu historia. La ternura emana desde el personaje, los jazmines, la silla que ya mo está…
Has hilado muy bien el relato, y le has dado un desenlace que es resignado y esperanzador.
Los tambores están muy “colgados”, podrías relacionarlos, diciendo,por ejemplo, que la feria de ventas se abría con un toque de tambores; y si te sobraran palabras puedes eliminar algunos detalles descriptivos que no son fundamentales, como “se abrochó la blusa”; o englobar el párrafo de la rutina, diciendo, al principio, mientras se levanta Lucía,”comenzaba su rutina”.
Como apoyo para mejorar, te marco algunas fallas en la puntuación:
“se sentaba, sus ojos”, aquí hay que marcar con punto y coma o punto y seguido el comienzo de otra oración. Lo mismo aquí:”paso lento , hoy”; “Lucia, su pelo largo” y algunas otras.
También te aconsejo fraccionar los párrafos demasiado largos, que encierran muchas ideas a la vez y entorpecen la lectura.Con tu permiso, te pongo un párrafo ya corregido: “La vida de Lucía se volvió cada vez más dura;cuando murió su esposo y sus hijos se fueron, tuvo que hacerse cargo de la casa y de su subsistencia.”
Bueno, querida Wanda; bienvenida, y adelante.

wanda

29/05/2015 a las 21:10

Gracias lo tomare en cuenta.

PAULATREIDES

31/05/2015 a las 12:16

Saludos Lucia.
Relato conmovedor. La soledad de la protagonista muy bien relatada.
Encuentro algunas frases demasiado largas que se podrían corregir con una mejor puntuación.
Los tambores suenan sim saber por qué, tendrías que haber hecho una referencia previa.

Aún así , muy buen relato.

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