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La maldición - por Emmeline Punkhurst+18
Web: http://senderosdeletras.wordpress.com
Mi querida y adorada Madeleine:
Desde que nuestros caminos se volvieron a cruzar en la cena-homenaje a mi buen amigo Benedict, no he podido dejar de pensar en tus orejas. Probablemente me llames loco, pero tu pabellón auditivo es una bendición tan singular y fuera de lo común, que hasta el hombre más recto se deleitaría con sus perfectas líneas.
Tu lóbulo es de un aspecto aterciopelado, similar a la envoltura de los más jugosos melocotones. Mirar a ambos lados de tu rostro es un ejercicio de reflexión que me ha llevado a encontrar mi misión en la vida: despojarte de alhajas y adornos innecesarios que pudieran estropear la consecución de los más estrictos cánones de belleza.
Por eso no entiendo el por qué de tus gritos cuando te arranqué la pasada noche esos inmundos pendientes que se balanceaban pretenciosos, desfigurando lo mejor de tí. ¿No veías, amor mío, que tan solo deseaba liberarte de los artificios y baratijas que te ensombrecen? ¿Acaso tus progenitores no te advirtieron de la maravilla que los genes te habían tenido a bien regalar?
Sí, hinqué muelas y caninos en tu tierna carne. Su aspecto afrutado era engañoso, aunque la dulzura de tu sangre constató que no había estado tan equivocado.
Te escribo hoy desde aquí, con el corazón en la mano. Los médicos dicen que mi locura ha provocado que los cirujanos tengan trabajo contigo durante una larga temporada. Te ruego, mi pequeña rebelde, que me envíes fotos del resultado a este sanatorio. Ardo en deseos de comprobar lo que la restauración quirúrgica ha sido capaz de hacer.
Mientras tanto, quiero que sepas que me estoy entreteniendo con un nuevo pasatiempo. La enfermera que me proporciona la medicación tiene unos labios de lo más apetitosos. Pronto me apoderaré también de ellos.
Tuyo siempre.
Charles
Comentarios (17):
juanjohigadillo
28/04/2015 a las 12:02
¡Enhorabuena! Breve pero intenso, me ha gustado mucho. Quizá, por decir algo, en vez de “mirar a ambos lados de tu rostro es…” yo habría escrito “…era…”, pero es sólo una opinión.
Felicidades de nuevo.
Peter Walley
28/04/2015 a las 13:44
Qué bueno! Me ha recordado a algunos cuentos de Poe. Está muy bien escrito, y el contarlo a través de una carta me parece que ha sido un acierto. Enhorabuena 🙂
Pato Menudencio
28/04/2015 a las 17:26
Por fin encontré tu texto!!!!!
Con esto de que todos los títulos se llaman igual me ha costado encontrar los textos que comenté de forma anónima (si, soy uno de los comentaristas).
Quería felicitarte, me gustó mucho la forma en que llevaste el texto (fui el que señalo que era como si Hannibal se declarara por medio de una carta).
Saludos y felicitaciones.
Maureen
28/04/2015 a las 17:39
Jo, qué horror. Me has dejado una sensación de lo más desagradable, así que está súperconseguido. Enhorabuena.
Demetrio Vert
28/04/2015 a las 19:32
Hola Emmeline. Buen relato. Es el giro final (la apetencia hacia los labios de la enfermera) lo que me ha provocado la sonrisa.
Buen ritmo, en el que se va descubriendo poco a poco la locura del protagonista, y cuando crees que todo va a acabar con un ser sobrenatural, plas, descubres que es un loco ¿O no?
Felicidades.
Zory
30/04/2015 a las 00:56
Me encantó! Bien intenso y muy bien logrado tu relato, no tiene desperdicio.
Exitos!
Fabián
30/04/2015 a las 15:47
Genial y breve, no le hace falta nada ni le sobra nada.
El personaje desborda personalidad por todos lados. Muy buen trabajo.
Servio Flores
30/04/2015 a las 16:45
Que buen relato!
Una epístola digna de ser puesta en boca (a propósito de mordidas) de Hannibal.
Un relato genial, con un final exquisito. Felicidades.
Roger/NHICAP
30/04/2015 a las 21:07
Hola Emmeline,
Una estupenda fábula para recordarnos que, en ocasiones, nuestra pareja es una maldición. No se si éste era el propósito. Imaginativo y muy bien escrito, como nos tienes acostumbras.
Felicidades y un abrazo
Ratopin Johnson
30/04/2015 a las 22:37
Que bien escrito Emmeline. Que vocabulario. Cómo fluyen las palabras según vas leyendo, supongo que igualmente pasaba según ibas escribiendo. Muy bueno
Y claro, me he acordado de Hannibal Lecter
Rubia Alubia (aka A. Losa)
01/05/2015 a las 15:40
Y yo que empecé riéndome con lo de los lóbulos de las orejas, no debí pasar por alto la calificación +18. Pero no me ha decepcionado descubrir la realidad del texto.
Es corto, pero no necesita más; me quito el sombrero ante tu capacidad para retratar a una persona con esa profundidad sin recurrir a nada que no sea su propia voz.
Como a otros, me ha recordado a Hannibal Lecter, pero eso no le resta originalidad.
Enhorabuena.
Emmeline Punkhurst
02/05/2015 a las 20:23
Muchas gracias por vuestros comentarios. Como había comentado anteriormente, el título no tiene mucho que ver con el contenido. Es tan cogido por los pelos que está relacionado con el comentario del autor de la misiva de que las orejas de la chica agredida son una bendición. Lo que para él es algo tan positivo, para ella es una condena. Sin embargo, es uno de los meses que más he disfrutado escribiendo.
Me iré pasando poco a poco por vuestros relatos 🙂
marazul
03/05/2015 a las 21:47
Hola Emmeline
Te has metido en la piel de Hannibal Lecter, personaje tortuoso donde los haya. Bien….bien…..indagando en las mentes enfermas y criminales. Un tema muy interesante escrito con tu habitual buen hacer.
A ver que se te ocurre con los tambores. Yo aún estoy en blanco.
Un abrazo. Marazul
Adella Brac
04/05/2015 a las 11:29
¡Genial! Me ha parecido maravilloso; elegante y sobrecogedor.
Buen trabajo 😉
Un saludo.
José Torma
04/05/2015 a las 21:55
Hola Emmeline.
Que gran relato. Nos empiezas a atrapar con una idea linda y luego das un 180 para llevarnos en un frenesi de locura de un tipo que merece mas relatos de tu parte, que buen personaje seria ese Charles.
Me ha gustado mucho.
Felicidades.
beba
07/05/2015 a las 02:12
Hola, Emmeline:
Comparto los comentarios anteriores; no me explayo para no ser reiterativa. Muy buen relato: buen manejo del ritmo y la intriga; excelente giro final.
Felicitaciones.
Wolfdux
21/05/2015 a las 19:20
He pensado que me encontraría un relato con pinceladas de humor, pero no ha sido así. Una historia intrigante a la par que aterradora, jeje. Felicidades. Un abrazo.