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La maldición - por Pluma de fénix

Nunca perdió la esperanza, la oscuridad inundaba el lugar, frente a él creyó ver su reflejo, mientras el enigma tomaba forma en su mente. ¿Qué hacia allí? ¿Por qué esa noche? ¿Por qué justo aquella noche? La realidad salió a relucir más rápido de lo que esperaba. Solo podía esperar en aquella oscura habitación, aceptando el castigo impuesto, algo que no lograba entender pero que a fuerza de acostumbrarse había tomado como su verdad.
Lo que no sabía era que arriba estaba ella, enjugada en lágrimas, rodeada de pañuelos, desconsolada, temblando de frío. Lo que no entendía era que el tiempo había actuado en su contra pues ella supo que mentía. Lo que no quiso creer era que estaba maldita y aquel espejo era una puerta al otro mundo. Donde los ángeles lloran, donde la sangre estorba, donde los débiles retornan en sombras de lo que una vez llegaron a ser, donde lo que uno fue nunca lo será.
Cada minuto que pasaba buscando su reflejo, le acercaba más y más a aquella realidad de la que quería escapar. Cada lágrima que ella derramaba caía en la tierra que pisaba, cada pañuelo que desechaba era un recuerdo que se perdía.
Nunca perdieron la esperanza de que algún día se amarían por encima de todas sus locuras, dejando a un lado sus rarezas, pero la maldición tenía otros planes para ellos.

Poco a poco fue impregnándolo todo, cada susurro, cada suspiro, cada palabra, cada momento, cada gesto. Ya no salían a divertirse, no llamaban, no escribían, lo único que hacían era vivir sumidos en la oscuridad de su nuevo hogar. Pero él de alguna forma lo supo, varios detalles le hicieron ver lo que se negaba a creer. Estaba maldita y no lo podía soportar.

Una tarde, mientras ella cuidaba del jardín, decidió que era el momento, que tenía que hacerlo y tenía que ser ya. Vertió el contenido de la jarra en dos vasos y añadió el polvo blanco en uno de ellos. A simple vista era imperceptible. Funcionaría. Tenía que ser así.
No supo cómo pasó, pero al final del día, mientras esperaba se durmió. Cuando despertó decidió esperar, pronto ella dejaría de respirar y entonces él haría lo necesario para que aquel episodio de su vida fuera un recuerdo lejano. No supo cuánto tiempo había pasado, no supo cómo fue posible, pero allí estaba ella, despierta como todas las mañanas, le miró sin verle, le esperó con paciencia hasta que horas más tarde supo lo que había pasado.

La maldición. Tuvo que ser eso, si no no se habría equivocado, jamás se equivocaba. Tenía que ser la maldición. Supo lo que iba a hacer, lo supo incluso antes de que él lo decidiera. No vio como ella cogía el otro vaso, no vio como buscaba pulso en su cuerpo la mañana siguiente, no vio la ambulancia, no vio la ceremonia, ni el entierro.

Sólo la veía a ella, arriba, llorando, sobre el césped que cuidaba todas las tardes, frente a su lápida.
– Yo no quería…- dijo ella mientras las lágrimas empañaban su vista – yo no…no…no lo sabía.

Siempre quisimos que nos enterraran en nuestro jardín. Al menos en eso fue benévola la maldición. Su maldición.

Comentarios (5):

Aner

30/04/2015 a las 14:22

Creo que hay algo de desequilibrio en el texto, tanto en lo formal como en lo conceptual, aunque no soy analista experto 😉 Hay oraciones realmente bien elaboradas, descripciones apropiadas y una narración, en general, sugerente (me gusta el juego que haces: “Lo que no sabía / Lo que no entendía / Lo que no quiso creer…”). Sin embargo, algunos párrafos no los veo demasiado claros, y puede que por ello el conjunto del relato me cueste entenderlo bien. Sospecho que en tu cabeza hay una historia preciosa, pero no acaba de alcanzarme como lector.

Pikadili

01/05/2015 a las 14:01

Estoy completamente de acuerdo con Aner. Hay partes muy buenas, y otras en las que no has puesto tanta atención. Creo que necesita un repaso en las comas y la gramática, así como en el concepto, que aunque se entiende, podría quedar mejor plasmado todo. Cuidado con repeticiones como: “mientras esperaba se durmió. Cuando despertó decidió esperar…”, que a mí, personalmente, me chirrían un poco.
De todos modos creo que la idea es buena. Como ha dicho el compañero, seguro que hay una gran historia ahí, pero le falta algo de desarrollo y equilibrio en el espacio que ocupa cada parte del relato.Nada que no se arregle con un buen repaso.
Un saludo!

beba

04/05/2015 a las 02:23

Hola, Pluma de Fénix:
Me gustaron las imágenes poéticas de tu cuento: “Lo que no sabía era que arriba estaba ella, enjugada en lágrimas, rodeada de pañuelos, desconsolada, temblando de frío”;”Donde los ángeles lloran, donde la sangre estorba, donde los débiles retornan en sombras de lo que una vez llegaron a ser, donde lo que uno fue nunca lo será”.
Creo que tiene buenas ideas básicas; pero con tener ovillos de lana no hacemos un tejido; hay que entrelazar, acomodar, aumentar, disminuir… elaborar.
Creo que ese es el problema con tu historia:falta elaboración para poder seguir la trama.
Revisalo y encontrarás los engarces que están faltando.
Adelante.

Darkristal

06/05/2015 a las 13:49

Wow, me ha encantado el texto, aunque hay cosas que me marean un poco, resultandome confuso.
Creo que en algunos momentos me parecía que ella mataba a ella cuando ella estaba dormido (?)
No importa, ha quedado muy bien el trabajo, pero hace falta pulir, sigue así n,n

Pluma de fénix

21/05/2015 a las 11:32

Vaya! Pensaba echar un ojo por si acaso alguien había comentado mi microrrelato pero no me esperaba tantos comentarios y que fueran totalmente distintos a los que recibí.

Si bien es cierto que esas frases que me comentas, Pikadili, a mi también me chirriaban, después de darle vueltas y vueltas no conseguí encontrar la forma de contar lo mismo de otra forma, con otras palabras.

A veces me ocurre que una parte del texto es llevaba por mi musa y la otra me toca tirar de ella y se nota, jeje.

Gracias por los comentarios, por si acaso procedo a explicar el texto para futuros comentaristas dudosos.^^

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EXPLICACIÓN (LEER DESPUÉS DE LEER EL MICRORRELATO Y OPINAR):

Básicamente ella estaba maldita de alguna manera que él nunca llegó a comprender, pero lo supo. Y desde que lo supo decidió que tenía que hacer algo.

En la historia el lector ve todo a través de él, en espíritu, en el ataúd enterrado en el jardín donde siempre quisieron ser enterrados ambos.

Cuando él decidió envenenarla (o drogarla o lo que sea eso se deja a interpretación del lector), la maldición lo supo antes y se le adelantó. Pero fue benévola (la maldición, se entiende) y dejó que ella pudiera enterrarle en el jardín que tanto cuidaba.

El principio del relato y hasta la mitad más o menos, cuando se nos cuenta cómo ocurrió todo, el lector “vive” el desconcierto que sufre él al no saber dónde está y descubrirlo todo, poco a poco, a la vez que el lector, recordando sus últimos momentos de vida.

(por eso ella está “arriba”, encima de su tumba, encima de la tierra que cubre el ataúd en el que él está enterrado)

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