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La Maldición - por CHIRIPA
Los rayos del sol que comenzaba a esconderse todavía permitían apreciar aquella belleza. A contraluz, el alcázar se alzaba, magnífico y elegante, con su torreón principal en el centro del patio interno y cuatro garitas de vigilancia en cada una de las esquinas de la muralla exterior. Altos ventanales de forma abovedada dejaban pasar la luz de aquel sol que caía cansado sobre el mercurio horizonte. Había sido construido sobre un terreno de aspecto árido, marcado con delgados surcos, esmirriados riachuelos y diminutos lagos que el mar dejaba ver toda vez que se retiraba a ganar marea.
Esa tarde los príncipes habían trabajado durante largo rato en la construcción del fuerte y ahora, cercano el ocaso, disfrutaban de cierto ocio que les permitía jugar con su imaginación.
Emiliana acariciaba su juguete y se veía a sí misma vestida con un hermoso traje largo, volando sobre el lomo de su hermoso caballo alado.
-Vamos Pegaso, llévame a tocar la noche -le decía ella en voz muy queda. Y, con los ojos cerrados, se tumbaba e imaginaba su viaje a las estrellas.
Santiago afilaba la espada que acababa de construir con el palo de una escoba, limpiaba el escudo protector que le había robado al basurero y planeaba acabar con los dragones que, con frecuencia, como si fuese una maldición, bajaban en picada desde el cielo, con la intención de robar lo que podría dar calma a sus entrañas.
La princesa y su hermano recorrieron los alrededores en busca de tesoros. En aquella superficie desgarrada y sin vegetación ella recolectó bellas conchas nacaradas con las que haría un collar para su madre.
El príncipe, a su vez, atrapó pequeños animalejos que luego colocó junto al portón abovedado de su alcazaba. Nunca imaginó que ese acto desataría aquella destrucción.
Más rápido que enseguida una nube de seres voladores, se aglomeró sobre sus cabezas. Algunas gaviotas se abalanzaron en picada sobre el castillo, las fauces abiertas emitiendo desgarradores chillidos, queriendo apoderarse de los cadáveres de peces y cangrejos que él había dejado bajo el portón.
Emiliana tomó a su caballito por el cuello de silicona y largó a correr gritando a su hermano:
-¡Apura Santiago, que nos atacan. Es la maldición de la gavĭa que se vuelve a cumplir. Corre y cierra los ojos, que nos los van a sacar!
Pero él no corrió sino que se agazapó bajo su escudo cuando las bestias se abalanzaron contra la fortaleza. Aguardó. Y de pronto, cuando el valiente príncipe decidió que ya era el momento de contraatacar a los hambrientos dragones, se levantó de un salto, desahogando un grito de guerra:
-¡Se acabó, malditos, dejad el botín o pereced!
Llevaba la espada en su mano izquierda y el escudo en la derecha. Lanzaba brazadas a diestra y siniestra espantando a las gaviotas, hasta que no quedó en tierra un solo espécimen volador y ni siquiera el castillo que había construido con su hermana.
Mientras los infantes se carcajeaban por lo acontecido, a lo lejos oyeron a la reina madre gritar: -Niños, ya vengan, que comienza a hacer frío. A bañarse y cambiar los trajes antes de sentarse a comer. La mesa estará servida en 30 minutos.
Comentarios (23):
Chiripa
28/04/2015 a las 19:25
Les informo a mis lectores que, según la RAE, la palabra gavĭa, con tilde en forma de “c” invertida sobre la i , viene del latín y significa gaviota
Osvaldo Mario Vela Sáenz
29/04/2015 a las 00:27
Chiripa, agradezco estos momentos que supiste substraer de mis recuerdos. Una niñez aderezada con los juegos sencillos de otros tiempos. cuando no era la casa del arbol, o castillos en la arena o sombras sobre la blanquecina pared creadas por la luz de una lampara de keroseno al ritmo que las manos las creaban. Al final todo terminaba con una orden para acudir a la mesa. Gracias y Enhorabuena.
mondregas
29/04/2015 a las 13:44
Un bonito cuento con un lenguaje sencillo y ameno, que pueden leer tanto niños como mayores. Me gusta
Aner
29/04/2015 a las 13:51
Bonita historia, sencilla y épica a la vez. Buen lenguaje y descripciones completas e imaginativas. Me gustan mucho expresiones como “…limpiaba el escudo protector que le había robado al basurero”, o “…tomó a su caballito por el cuello de silicona”. El final es muy evocador. Diría que el eje en torno al cual realmente se construye el relato no trata de una maldición, pero aún y todo, precioso cuento.
Paola
29/04/2015 a las 18:41
Muy bien, la maldición de los dragones y con todas sus “Tes”.
Yo tampoco he “aceptado el reto”, no lo entendía y la verdad, ahora que he leído varias historias comprendo que eso también enseña.
Volviendo a tu relato, me ha gustado mucho, es muy fresco y original, uno no entiende lo que pretendes hasta el final.
Tuly Vanderman
29/04/2015 a las 20:23
Bien lograda, lo lei medio a las apuradas si te soy sincero, lo leo mejor más tarde,
te dejo el mio aqui: https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-25/3098
Juana Medina
29/04/2015 a las 21:18
Salud, Chiripa! Qué relato encantador. Sencillo, bien escrito, buen ritmo. Se le con ganas hasta el fin y nos deja un sabor a recuerdo de infancia de los que no se olvidan.
Mi relato es el 70 ¿lo miras?
Saludos
Pikadili
30/04/2015 a las 09:01
Me lo leería una y otra vez. Un relato precioso, muy quijotesco y muy bien llevado. Esta perfectamente escrito, lo he devorado. Quizás me faltó una abuela-bruja. Pero bueno, eso para el proximo.
Enhorabuena por este trabajo tan bonito.
Saludos!
Luis A.R. Selgas
30/04/2015 a las 10:54
Hola Chiripa.
He leído varios relatos tuyos ya, y este es sin duda el que más me ha gustado. Encuentras en la imaginación infantil el medio perfecto para narrar una aventura inventada, que a fin de cuentas es lo que hacemos todos cuando leemos una novela. Maravilloso.
Como pequeña puntualización, en español es gavia. La tilde en forma de c es un recurso fonético del diccionario.
Muchos saludos y nos leemos.
Denise
30/04/2015 a las 15:29
Un relato lindísimo. Me hizo acordar a una serie que miraba de chica que se llamaba Rugrats (Aventuras en pañales), pero esta historia es como más poética.
Ryan Infield Ralkins
30/04/2015 a las 16:02
Excelente relato, Chiripa. Me encantó mucho eso de los dragones atacando y que en realidad fueran gaviotas, ja ja, me hizo reir mucho. Pero me parece una excelente historia y muy bien narrada, como siempre. Y eso del escudo que le robo al basurero, rayos, lo imagino y todo, XD.
Felicitaciones y saludos.
Servio Flores
30/04/2015 a las 16:13
Bello!
Todo lo que recrea la infancia tiene ese atractivo exquisito.
Muy buenas descripciones, me encantó esa tarde que nos ha compartido.
Felicidades Chiripa.
José Torma
01/05/2015 a las 23:23
Hola Chiripa.
SAbes que es lo que mas me gusta de leerte? que siempre me sorprendes y agradas. Este texto de dos niños jugando, nos lleva en una maquina del tiempo a aquellos felices momentos donde solo importaba levantar el torreon y protegerlo de las olas. Muchas gracias por eso.
Te agradezco que te pasaras por el mio y por tus palabras.
Felicidades.
Leonardo Ossa
02/05/2015 a las 01:24
Chiripa la descripción que haces de esa tarde que va terminando mientras los niños van jugando, y mezclando su imaginación con su entorno real, te resulta muy bella. ¡Felicitaciones!
lunaclara
02/05/2015 a las 22:04
Qué bonito, Chiripa! Lo has bordado. Admiro Tu soltura y como nos sorprendes siempre con esos finales. Ya son pequeños hijos tuyos.
Felicidades!
José M Quintero
03/05/2015 a las 03:07
Hola Chiripa, me gustó mucho tu texto.
Es increible lo que los niños pueden hacer con su imaginación.
Esta muy bien escrito aunque cuando supe el final le di una nueva leida para entenderlo mejor.
Excelente historia 🙂
Roger/NHICAP
03/05/2015 a las 09:29
Hola Chiripa,
Bonito relato y bien escrito. El mundo de los niños y sus sueños lo muestras con mucha sensibilidad y en un lenguaje fresco. Gracias por enseñarme esa palabra gavîa. Felicidades y un abrazo.
ILLARGUIA
03/05/2015 a las 15:52
Chiripa, los mejores los voy dejando para el final. Este cuentito con reminiscencias infantiles, por qué será que deja impresa en nuestra alma la ternura y la belleza del tiempo pasado. Recuerdas el poema de Neruda: “En el fondo de ti y arrodillado, un niño triste como yo, nos mira. Por esa vida que arderá en sus venas tendrían que amarrarse nuestras vidas.”
Un abrazo.
marazul
03/05/2015 a las 18:42
Hola Chiripa. Con tu estilo natural escribes un bonito cuento y nos das una lección de sencillez. No hacen falta juguetes complicados ni caros: el palo de una escoba, unas conchas nacaradas…..y mucha imaginación.
Yo también me he sentido identificada con tu cuento. De niña me he creído princesa mil veces….también granjera y vaquera…. y he disfrutado de lo lindo…..hasta que la voz de “la reina madre”, como tú bien la llamas, me devolvía a la realidad.
Un abrazo Chiripa
beba
04/05/2015 a las 00:39
¡Qué hermosura, Chiripa!Parecen mis nietitos (de 4 y 5) jugando en la plaza del barrio. Ritmo de juegos y de sueños.
Me encantó el vaivén realidad- fantasía, que manejas con tanta suavidad como una hamaca empujada por abuelos.
Sin tacha en lo gramatical.
Felicidades.
Y gracias por comentar mi relato.
Adella Brac
04/05/2015 a las 12:19
Tienes una forma de narrar muy bonita, mágica. Aunque quisiera, no podría ponerle ninguna pega. ¡Buen trabajo! 🙂
Un saludo.
Leonardo Ossa
07/05/2015 a las 16:11
CHIRIPA de nuevo paso por tu página para agradecer las palabras con que comentaste mi versión sobre “La maldición” son muy generosas.
Ratifico lo comentado más arriba sobre el gusto que ha sido leerte.
Saludos.
leonardo_ossa@hotmail.com
Wolfdux
20/05/2015 a las 18:13
Una historia muy divertida. Pese a intuirse un poco la real situación, ha sido un placer ser participe de la mentalidad y visión de los niños en un día de playa. Felicidades. ¡Nos leemos!