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La maldición - por Dante

— ¿Sabés lo que pasa Tomás? Pasa que yo no siento lo mismo que vos —sentenció Mercedes clavando sus enormes ojos azules en los míos, mientras sus finos dedos jugueteaban con sus largos rizos dorados y sus delicados pómulos se levantaban al juntar sus labios. Luego reinó el silencio, en un instante que sufrí como eterno.

Ese inexorable momento, que tanto había temido, llegó al fin. Su mirada cristalina se había transformado en un glaciar que helaba hasta el rincón más recóndito de mi ser. Sus mejillas se habían confabulado con su boca para crear una mueca siniestra y burlona. Y sus palabras se habían transmutado en un sórdido puñal que me desgarraba el alma.

Todo había terminado. Incontables dudas me invadieron, junto con la invariable certeza de que ya no habría vuelta atrás. Juré no amarla, quise odiarla e intuí que no podría olvidarla. Interminables noches de insomnio me demostraron que no me había equivocado. Su recuerdo lo invadía todo y cada día era igual al anterior.

Mi trabajo llegó a ser mi único refugio, por lo que traté de ser tan buen cardiocirujano como pudiera. Pasaron cinco largos años, que apenas sobrellevé gracias al consuelo que me proporcionaba saber que podía brindarle una segunda oportunidad a algunas personas; esa misma que percibía que yo ya no tendría. No conocía lo que era el descanso, ni tampoco me importaba. Sin embargo, llegó un punto en que no podía ignorar que necesitaba descansar.

—No se lo voy a repetir dos veces. Tómese vacaciones, no menos de un mes —ordenó el director del hospital. Sin otra alternativa, decidí irme lejos.

Viajé a París y allí resolví visitar el Louvre. Una vez dentro de él, una antigua estatua de mármol concitó toda mi atención. El guía me explicó que se trataba de Némesis, la diosa griega que entre otras cosas, vengaba a los amantes infelices o desgraciados. Súbitamente sentí un escalofrío: una vez más su fantasma había logrado aprehenderme. Y entonces no pude evitarlo. Cerré mis ojos y la maldije desde lo más profundo de mi ser. “Maldita seas por siempre Mercedes Schmidt. Que tu infelicidad tenga la misma medida que mi felicidad. Que sufras como yo sufrí”, dije para mis adentros sorprendiéndome a mí mismo, ya que nunca había creído en supersticiones ni tampoco había conseguido odiarla a Ella.

— Es hermosa, ¿verdad? —susurró una voz dulce.

— Sí, es imponente —respondí mientras abría mis ojos.

— Soy Jazmín —se presentó sonriendo.

— Tomás —contesté extrañado. Me di cuenta que yo también sonreía. Todo había cambiado.

Inmediatamente quedé cautivado por Jazmín. Sus chispeantes ojos verdes, su cabello rojizo, sus pequeños labios y los hoyuelos de sus sonrosadas mejillas conjugaban mágicamente una sutil mezcla de inocencia y picardía. La recorrí una y otra vez con mi mirada y me detuve en un tatuaje que se encontraba un poco más arriba de su tobillo derecho. Parecía ser un ideograma chino.

— “Ten cuidado con lo que deseas porque puede hacerse realidad” —aclaró. Los dos echamos a reír. Podíamos adivinar lo que pensaba el otro. Desde entonces sentimos que nos conocíamos de toda la vida.

Un año y medio después nos casamos y vivimos una maravillosa luna de miel.

Al regreso, el primer día de trabajo fue relativamente sencillo. Antes de volver a casa, decidí pasar por la sala de descanso para tomar un café. Como de costumbre, el televisor estaba encendido. El noticiero informaba acerca de un terrible accidente ocurrido dos días atrás, del cual sólo había sobrevivido una mujer que se encontraba muy grave. Al cabo de unos minutos salí al pasillo y me estremecí de horror: sacaban a Mercedes del quirófano y su estado aparentaba ser muy delicado. Comprendí todo en el acto: ella era la única sobreviviente de aquel luctuoso evento. Incapaz de controlarme y tratando de disimular, interrogué al colega que la había intervenido. Me aseguró que viviría, pero su rostro ya no sería el mismo, no volvería a caminar ni tampoco podría ser madre. Él siguió su camino y yo emprendí una alocada carrera hacia el ascensor. Subí hasta la azotea, me cercioré de estar solo y rompí en un amargo llanto: el deseo se había hecho realidad.

Supe que nunca más sería feliz, y en mi desesperación, mientras contemplaba desde lo alto el parque adyacente al hospital, temí que la maldición alcanzara a Jazmín. Entonces conjeturé que tal vez tenía el poder de impedirlo…

Comentarios (46):

Ángel Gabriel

29/04/2015 a las 03:03

Un relato muy interesante, bien construido, el pedido de la maldición hecho frente aquella estatua, y sus repercusiones, es un mensaje claro en el cual muchas veces caemos porque pedimos cosas contra otras personas que sin darnos cuenta por algún juego del destino puede hacerse realidad, y el problema es la repercusión que hacia nuestros seres queridos pueda tener esa maldición.
¡¡¡¡¡¡FELICITACIONES!!!!!!!!!
LEE EL MIO ES EL NÚMERO 84 Y COMENTA.

Denise

29/04/2015 a las 23:57

Muy buen relato. La contrucción del protagonista es sólida, lo cual no quita que evolucione dentro de lo que permite la extensión del texto. El comienzo in medias res engancha enseguida y el ritmo es ágil, pero no acelerado. Y el final abierto es un remate perfecto.

Lo único que diría es que en los pasajes descriptivos hay un exceso de adjetivos para lo que es la extensión del cuento. Sugiero dejar sólo los imprescindibles. Pero en general está bien narrado, es un buen comienzo, espero leerte seguido por acá!

grace05

30/04/2015 a las 00:09

Me encantó tu relato. como dicen los compañeros, muy bien escrito, bien llevado, de fluida y ágil lectura. Mantiene en tensión y el lector busca el final, que por demás esta muy bien realizado.
¡Te felicito!!!!!
Te invito a comentar 106

beba

30/04/2015 a las 03:13

Hola:
Muy bueno el relato; una idea original, bien construida. Buen manejo del lenguaje.
Felicidades.

Tim Galano

30/04/2015 a las 15:29

Hola Dante, me uno a las felicitaciones de los compañeros. Es difícil crear tantas escenas con tan pocas palabras y que no resulte atropellado, y lo has logrado.
Por otra parte, a mí las descripciones como estas me gustan, plagadas de adjetivos, es un gusto personal.
El final abierto es perfecto, no sé si estará buscado, pero el “tal vez” de la última frase abre incluso una duda de si todo ha ocurrido por su maldición, lo cual le da verosimilitud al texto. Me gusta!!

El mio es el 96, por si te apetece pasar. Te leo!!

PAULATREIDES

30/04/2015 a las 17:17

Felicidades también de mi parte. Sobrecogedora historia. Digo historia porque parece más larga de lo que realmente es. Relación rota, viaje, nueva relación, boda, salto en el tiempo, trabajo… muy bien aprovechadas todas las palabras.
Mi gusto personal es contrario al de Tim Galano, prefiero describir a medias y que el lector imagine el resto.
Yo veo al protagonista haciendo salto base sin paracaídas.
Muy buen trabajo.
Un saludo.

Leonardo Ossa

30/04/2015 a las 21:20

Hola Dante. La historia es interesante. Manejas muchas escenas en un poco espacio, eso le da una velocidad vertiginosa al escrito.
Saludos.

Servio Flores

01/05/2015 a las 04:14

Vaya que relato! Me parece haber leído una novela!
Me encantó, felicidades Dante.

janna30

01/05/2015 a las 06:43

Hola Dante, que buen relato. Los parrafos no son aburridos, sino que tienen lo justo para manejar las ideas. Están muy bien distribuidos. El ritmo lo mantienes, vas vertiginosamente pasando por varias escenas, llevándonos de una a otra sin verse forzado el relato.
Me gusta el tema, porque es muy cotidiado esto de las rupturas amorosas, los amores dificiles de olvidar y que duelen. Muy bien explicado. Empatice rápido con el conflicto.. Me encanto!

Muchas felicidades!

P.D.: Gracias por tus comentarios en mi relato 😀 un abrazo.

J.Sfield

01/05/2015 a las 09:38

Hola Dante,

la historia me ha parecido buena y bien escrita, ¡enhorabuena! Pero me queda una duda con respecto a la frase que utiliza para conjurar la maldición: “Que tu infelicidad tenga la misma medida que mi felicidad.” Lo lógico sería desear que sufriera lo mismo, o más, de lo que a él le ha hecho sufrir, en cambio, entiendo que le desea que sufra en la medida que él es feliz (como en ese momento él no es feliz, que no sufra). Aunque recobra sentido al final, puesto que Mercedes sufre el accidente cuando él ha conseguido ser feliz, por fin.

Un saludo.

Leosinpirsa

01/05/2015 a las 10:17

Hola, parece mentira en tan poco espacio, hayas narrado sobre toda una vida y además, no necesites nada más para describirla. Enhorabuena.

grace05

01/05/2015 a las 16:42

No podía dejar de pasar por tu espacio para agradecerte tus comentarios en mi relato. No solo te lo agradezco sino que te admiro por haberlo complementado con una nueva mirada.
Es cierto que nuestras mascotas entablan con nosotros una relación de afecto muy particular, les permite percibir sensaciones y sentimientos más allá de nosotros mismos. Esto es lo que realmente quise mostrar entre Michi y Juan y por supuesto siempre la “maldición ” surge desde el inconsciente de Juan. En una primer fase cuando pensé mi cuento, el final iba a ser más esclarecedor sobre el sentimiento de Juan pero luego, y vos sabés como es esto, la misma escritura me llevó a “darle la vuelta” para, como bien lo descubrís , queda flotando detrás del texto. Nuevamente felicitaciones por tu “mirada complementaria” y muchas gracias por permitirme aprender desde tu perspectiva. Abrazo

Fabián

01/05/2015 a las 20:54

Leí por ahí que éste es tu primer taller, así que vengo a darte la bienvenida antes de nada, y ¡a cagarme en tó que casi matas a mi Merche! <:c (Mi pareja se llama Mercedes XD)

Ahora si, habiendo dejado claro que lo mio es el humor, (si alguien quiere mi numero que lo pida, actúo en bodas, bautizos, comuniones, barnitzbas,etc), vamos a lo que interesa. (Hoy me comí un payaso)

•Forma

Creo que los diálogos de los personajes deberían de estar entre comillas, ya que están en su recuerdo y los está citando, como bien hiciste hacia el final, después del deseo.

Quizá la única parte que creo que se sale un poco del “formato” recuerdo, son las frases que intercambia con Jazmín, que parecen mas de presente que de algo pasado.

La estructura te quedó perfecta, vas dosificando la información y cada párrafo aporta algo mas a la trama, sin dejar cosas sueltas o relleno.

La puntuación la vi muy correcta y el vocabulario también, le da mucha naturalidad al personaje haciéndolo muy creíble.

•Contenido

Me gusta que no dejes claro si al final salta o no, solo se lo plantea.

Normalmente este tipo de relatos dónde se resumen largos periodos de la vida de un personaje no me suelen atrapar mucho, pero el tuyo si, por qué te detienes y ahondas solo en los detalles importantes para la trama y el desarrollo del personaje. No me da la sensación de estar leyendo un resumen como me pasa a veces.

Muy buen trabajo compañero

Job Peró

02/05/2015 a las 00:08

Felicidades, Dante. Atrapas en seguida al lector con una forma de escribir sencilla pero bien adornada, relatando detalles concretos que dotan de realismo a una historia que se presume que transcurre durante varios años. Muy bien conseguido. A ver si tienes tiempo y puedes comentar el mío. Soy uno de los últimos, y por allí detrás estamos algo abandonados 😉

Leonardo Ossa

07/05/2015 a las 05:20

Dante, cuanta generosidad en tus palabras con respecto a mi escrito. Estoy muy agradecido con la nota que dejaste en mi narración.
Trataré de mejorar en los aspectos que otros compañeros me indicaron.
Saludos.
leonardo_ossa@hotmail.com

Roger/NHICAP

10/05/2015 a las 18:39

Hola Dante,
Bienvenido al grupo y muchas gracias por tu extenso comentario a mi relato.
Has escrito un buen relato de muy agradable lectura. Madejas una narración fluida, com un buen uso de las palabras. A mi me ha gustado mucho, en la primera mirada, la intercalación de muchas metáforas que enriquecen la narración.
Una observación que puede a sonarte contradictoria. En la primera parte, en mi opinión puedes haber empleado demasiados adjetivos, ¿algo empalagoso? Fue una percepción,
Felicidades y saludos

Wolfdux

19/05/2015 a las 12:20

Hola Dante,

he buscado tu relato al ver varios comentarios tuyos en textos que he leído, y que me parecían muy acertados y bien argumentados.

Venía con unas expectativas altas y no me has defraudado en absoluto. La historia esta muy bien contada, dando la información necesaria cuando es debido, el cambio de tono en el Louvre me ha encantado, cambia el relato al instante. En un abrir y cerrar de ojos.

Como no soy partidario de historias de amor, este final en que Tomás sube a la azotea no me acaba de agradar del todo. Pero ya es cuestión de gustos…

Felicidades por el relato y se bienvenido a Literautas. Has empezado con buena letra, digo con buen pie, jeje.

¡Nos leemos!

Dante

21/05/2015 a las 01:23

Muchas gracias a todos por sus profundos y respetuosos comentarios. Gracias por la cálida bienvenida que me han dado a Literautas y por los elogios que he recibido. El comienzo no pudo haber sido mejor.

Estoy muy satisfecho por la sinceridad de sus palabras, la solidez de sus criterios, el respeto y la sensibilidad desde la que emiten sus opiniones y las observaciones y críticas que, sean positivas o negativas, son siempre constructivas.

Gracias por darme lo que vine a buscar al taller: observaciones y críticas positivas o negativas respetuosas que ayuden a reflexionar, aprender y crecer, y que a su vez me motiven para continuar participando y escribiendo.

Este agradecimiento lo hago extensivo a todos los que han comentado y en el caso de los compañeros que han efectuado alguna observación o crítica negativa, o bien han introducido algún aspecto que suscita un interesante intercambio de enfoques y opiniones o han planteado alguna duda, les voy a dirigir un mensaje en particular. Para ello, y a los fines de facilitar la lectura, voy a separar esos comentarios particulares, colocando su nombre en mayúsculas antecedido de la palabra “para”.

Gracias nuevamente a todos. Sus constructivos comentarios, al igual que el de los comentaristas anónimos, me han sido de mucha utilidad. Estoy muy contento de que a todos les haya gustado el relato, y espero que nos sigamos leyendo y comentando.

Saludos a todos.

Dante

21/05/2015 a las 01:24

PARA DENISE:

Gracias por tu comentario. Me alegro que te haya gustado el relato, y en cuanto al comienzo “in media res”, la intención fue esa: que el lector se vea inmerso hasta involuntariamente en una historia, como si fuera testigo de ese momento en el que todo termina (aparentemente) para Tomás, pero todo comienza para el lector que ignora su vida. Me pareció que sería un recurso interesante que el protagonista, que tiene la “generosidad” de participarnos acontecimientos tan íntimos de su vida, nos presente ese momento fatal no como un recuerdo lejano, sino como si lo estuviera reviviendo nuevamente. En virtud de tu comentario, me quedo conforme entonces: el objetivo se cumplió y agradó a una lectora.

En lo atinente al final abierto, consideré que era el que mejor se ajustaba a la historia que quise contar, y me parece que también encajaba con la idea ambigua de maldición que quise manejar, a fin de permitir que cada lector pudiera “hacer su lectura”, es decir, interpretarlo con los datos que surgen del texto y los que se omiten, todo con la ayuda de su sensibilidad, su razón y su imaginación. Me alegro que también esto te haya gustado y que el objetivo se haya cumplido.

Finalmente, en cuanto al tema de los adjetivos, te confieso que al igual que los compañeros que se han referido al tema, sea coincidiendo con mi decisión narrativa como los que la han observado críticamente como vos, me han hecho reflexionar. La discordancia entre personas cuyos relatos y comentarios he leído y que denotan tan buen criterio me revela que es una materia bastante opinable y con un tinte de subjetividad. De esa reflexión extraje una conclusión: algunas veces será conveniente utilizar más adjetivos, otras veces menos, algunas veces habrá que describir más, otras menos, y en cualquier caso, unas veces la intensidad será mayor y otras menor. Todo depende, en mi opinión, del clima que se quiera crear, la historia que se quiere contar, y qué es lo que se calla (para que “quede flotando” detrás del texto y el lector luego lo complete) cuando hay un exceso aparente o real. Independientemente de las preferencias personales, mi intención fue utilizar muchos adjetivos y descripciones para crear el clima de la historia y graficar ese momento tan terrible desde la óptica de Tomás (protagonista) y no desde la mía (autor). Utilicé esos adjetivos y descripciones como una forma de disociarme como autor del protagonista, dado que la voz elegida es primera persona del singular. A su vez, esos adjetivos y descripciones, con todo lo que dicen, tal vez por demás, “callan” muchos detalles que podrían ser importantes: dónde pasó, cuándo exactamente, quién lo presenció, etc. No sólo por el límite de extensión, sino porque quise dejar un margen para la libre interpretación de cada lector respecto de esos “huecos”, preferí concentrarme en algunos aspectos para que el lector pudiera hacerse una idea de quién y cómo era Mercedes para Tomás. Porque me parece que ese es el primer detonador que da paso luego al nudo de la historia y para el desarrollo del conflicto. No voy a extenderme más porque estimo que, como autor, no debería decir quién y cómo era Mercedes para Tomás. Eso corresponde que cada lector lo interprete.

Sin embargo, quiero dejar aclarado que las consideraciones precedentes de ningún modo implican refutar tu observación ni una mera justificación. Simplemente revelan algunas intenciones que tuve como autor para elegir una de las opciones disponibles (utilizar más adjetivos o descripciones en lugar de menos) en una materia que se evidencia opinable, sobre todo cuando discrepan personas con un criterio muy bien fundado y respetable como el de todos ustedes. Por supuesto, el hecho de que yo haya elegido esta opción no implica que sea la correcta ni la mejor, si es que en el ámbito de la creación literaria puede hablarse de lo correcto o lo mejor. Pero tuvo una intención que espero se haya concretado, aún cuando a criterio de algunos lectores, como es tu caso, pareciera excesiva la adjetivación. Por último, quiero decirte que al haberme hecho reflexionar sobre el punto, como también lo hicieron muchos de los demás compañeros que han comentado, es altamente probable que en algunos relatos futuros, las descripciones y adjetivaciones sean menores.

Nuevamente gracias por haber leído y comentado mi relato con dedicación, respeto y profundidad.

Saludos.

Dante

21/05/2015 a las 01:25

PARA TIM GALANO:

Gracias por tus elogios.

Dado que te has referido a las descripciones y manifestás que te gustan que estén plagadas de adjetivos, al ser tu caso opuesto a la preferencia de Denise y de otros compañeros, creo que debo remitirme a lo que le expresé a ella respecto del uso de los adjetivos. Las opiniones en uno y otro sentido me han hecho reflexionar y concluí que todo es cuestión de medida en función de los parámetros que surgen de la historia que vamos a contar. Las razones de esta conclusión, que me pareció la más equilibrada en una materia opinable en las que discrepan personas con muy buen criterio y fundamentos, son las que expuse al agradecer el comentario de Denise y para no incurrir en una reiteración innecesaria te remito allí.

Me alegro también que te haya gustado el final abierto, y te agradezco el calificativo que le dispensaste, je je. Pero no sé si es perfecto. Creo que es apropiado y que si al lector le gusta, podrá además ser más o menos atractivo en cuanto al contenido y pertinente en cuanto a la forma. Muy especialmente te agradezco la interpretación que ofreciste del final. Veo que el relato cumplió uno de mis objetivos, que además es coherente con la opción narrativa del final abierto: un lector pudo interpretar el texto a su manera, partiendo de él y llenándolo con su sensibilidad, razón e imaginación, y esa lectura, resultó completamente plausible. Y si esa lectura conduce a la conclusión de que el texto es verosímil, me doy por más que satisfecho, ya que considero que lograr la verosimilitud es la meta a la que debe aspirar todo escritor, aún cuando escribiese fantasía, ciencia ficción o algo absurdo. Si lo que hacemos no es “creíble” y no hay una “lógica” interna del “mundo o ambiente” literario, el lector no tendrá interés en leer y probablemente nosotros no lo tendremos en escribir, o si lo tuvimos, lo perderemos. Y probablemente, sin verosimilitud no hay historia que contar.

Te agradezco nuevamente haber leído y comentado mi relato y estoy contento de que te haya gustado.

Saludos.

Dante

21/05/2015 a las 01:25

PARA PAULA TREIDES:

Gracias por tus felicitaciones. Me alegro mucho de que te haya gustado el relato. Los términos de tu comentario me confirman que los objetivos que me propuse al escribir la historia en lo atinente a lo que buscaba despertar en el lector, se han cumplido.

En cuanto a tu opinión acerca de las descripciones, donde manifestás que tu gusto personal es contrario al de Tim Galano, reitero sintéticamente lo ya dicho: tanto la opinión de Tim como la tuya y la de otros compañeros que coinciden con vos me han movido a la reflexión. De ello concluí que ni una ni otra opción son erróneos en sí, sino que algunas veces será conveniente describir y/o adjetivar más y otras menos. En lo concerniente a las razones, para evitar reiteraciones innecesarias, te remito a lo que ya le expresé a Denise al respecto, ya que allí me referí tanto a quienes opinan como Tim como a los que participan de tu criterio.

Por último, me quedo con la parte que más me llegó (y confieso: me halagó y me gustó!) como escritor. Realmente fue un gran elogio, que te agradezco profundamente, que hayas calificado al relato como “sobrecogedora historia”. Y me alegro que vos lo sientas y lo pienses así como lectora. En este caso, más que cumplir mis objetivos como escritor, tal vez logré ir más allá, y eso me alienta a seguir participando del taller y a continuar escribiendo.

En este sentido, te confirmo también que tu sospecha es cierta: es una historia, y es más larga de lo que es en el relato. De hecho, para llegar al relato que se publicó, tuve que hacer varias revisiones y abreviarlo. Más aún: uno de los recursos narrativos que te gustó fue el “salto en el tiempo”. Ese salto en el tiempo fue también obligado por el límite de extensión. Probablemente, en un ámbito más extenso me hubiera planteado si utilizaba ese salto, o si narraba al menos lo más relevante que pasó “en el medio”.

Ahora sólo me queda hacerte unas preguntas, cuya respuesta podría constituir un valioso aporte para mí: ya que te parece que la historia es más larga que el relato, ¿creés que daría para más, para algo más extenso? En caso afirmativo, ¿qué género o forma literaria sería la apropiada para contar esa historia (por ejemplo: cuento, novela corta, novela, etc)? ¿Te parece que en caso de escribirse sería interesante para leer?

Te agradezco mucho tus comentarios que denotan una fina sensibilidad y un gran respeto, y te agradecería si pudieras responderme esas preguntas que me ayudarían a continuar aprendiendo y escribiendo.

Saludos.

Dante

21/05/2015 a las 01:26

PARA SERVIO FLORES:

Me pone muy contento que el relato te haya encantado.

Al igual que a Paula Treides, me gustaría hacerte unas preguntas: ya que decís que te pareció haber leído una novela, ¿creés que daría para escribir una tomando como base el relato? ¿Sería interesante para leer?

Gracias por tu comentario que me alienta a continuar participando del taller. Te agradecería también si pudieras responderme esas preguntas porque eso me ayudaría a continuar aprendiendo y escribiendo.

Saludos.

Dante

21/05/2015 a las 01:26

PARA JSFIELD:

Gracias por tus elogios. Me alegro que te haya gustado el relato.

En cuanto a la duda que se te plantea respecto de la frase “Que tu infelicidad tenga la misma medida que mi felicidad”, cuando Tomás piensa esto, lanza y no lanza una maldición propiamente dicha. Digamos que cuando le cuentan quién es la diosa y le hacen la referencia a que vengaba a los amantes desdichados recuerda su dolor y a quien él le atribuye la causa y ahí la maldice (como quien insulta) y le desea el sufrimiento a través de esa frase. Esa frase que te plantea la duda, en realidad juega con la idea de que la felicidad o la infelicidad no son un concepto cuantitativamente mensurable sino que son predominantemente cualitativos y su medida es la intensidad y la subjetividad. Lo que a una persona le causa un gran sufrimiento, a otra podrá causarle menos o serle indiferente. Así, Tomás desea salir de su estado y ser feliz y que al conseguirlo, Mercedes sufra con la misma intensidad que sufrió él. Lo que después sucede, deja la puerta abierta para que el lector imagine la intensidad de los sufrimientos de cada uno y la “relación proporcional” entre ellos, si así pudiera llamarse. Efectivamente, más que “recobrar sentido al final”, yo creo que termina de cobrar sentido. Sin embargo, no creo que sea inválida tu lectura del texto, y el sólo hecho de que se exprese de modo diferente, me deja satisfecho porque el relato cumplió uno de mis objetivos: que brinde la posibilidad de que distintos lectores tengan distintas interpretaciones e igualmente lo disfruten.

Gracias nuevamente por tu comentario.

Saludos.

Dante

21/05/2015 a las 01:27

PARA FABIÁN:

Gracias por tu comentario. Por el humor inicial y por la profundidad y respeto con el que expusiste tus opiniones.

Vamos con el humor primero: no fue mi intención hacer daño a tu Merche. Esa seguramente es buena, porque de lo contrario no estarías tan preocupado. Esta parece ser una Mercedes mala (o al menos eso alguna vez sintió o intuyó Tomás). Y a la Mercedes del relato, tal vez le hubiera convenido morir en el texto, ¿no?.

Bromas aparte, me alegro que el relato te haya gustado, y te agradezco la calurosa bienvenida al taller. Sobre todo cuando proviene de alguien que se coincida o no con sus opiniones, siempre las expone con sólidos fundamentos y el mayor de los respetos, y es además, como lo prueba el nivel de sus relatos, un destacado escritor.

Tomo en cuenta las observaciones que me has efectuado respecto de los diálogos, aunque también partiendo de ellas quería hacer unas aclaraciones.

Como has visto, recurrí a pocos diálogos. Es verdad que los diálogos con Jazmín parecen más de presente que de pasado. Sin embargo, los demás también tuvieron una intención similar, porque más que un recuerdo lejano, actúan a modo de “flashes” o disparadores, y en cierto modo, más que recordar, Tomás los “revive” y a partir de eso, comienza a narrar (la fatal sentencia de Mercedes) o avanza en el desarrollo de la historia (la orden del director del hospital). Luego, lo que (después de muchas dudas, confieso) entrecomillé no es tanto un diálogo sino que es algo que Tomás se dice a sí mismo o piensa para sus adentros. Me alegro de haber acertado con esa opción, ya que los otros diálogos, aún cuando ese aspecto pudiera ser pasible de observación desde tu punto de vista, podían ser estructurados con la raya de diálogo, pero ese pensamiento o habla interna, no me parecía que pudiera estructurarse igual. En cuanto a los demás diálogos, si no he podido transmitir la idea que he explicado, lamento no haber sido todo lo claro que debiera haber sido desde el punto de vista formal.

De todos modos, tengo presente tu observación y es posible que en futuros relatos cuando los diálogos sean un simple recuerdo lejano o algo que aparece como una mera cita, utilice las comillas.

Por último, si algo me deja conforme es que a pesar de que se trate de una clase de relatos que no te suelen atrapar, éste lo haya logrado y que, como dijiste, no de la sensación de estar leyendo un resumen.

Para el final de los finales dejo lo mejor: tu frase: “Me gusta que no dejes claro si al final salta o no, solo se lo plantea”.

Más allá de que esta frase es para mí un gran elogio en sí misma considerada, me deja muy satisfecho porque justamente ese es el meollo del final abierto al que quise llegar. Allí en ese párrafo hay algunas palabras que podrían pasar de largo pero que veo que las has detectado y que también cuando lo hiciste, partiste de una interpretación acerca de la maldición. Lo que también revela que se cumplió otro objetivo: la maldición fue interpretada de diferentes maneras, que es lo que busqué al delinearla de una manera un tanto ambigua y al recurrir a un final abierto. Quería que el lector sea quien complete lo que falte y que además de disfrutar leyendo el relato, pudiera gozar con su imaginación. En cuanto a tu interpretación del final, no voy a decir nada más para no revelar la mía… 😉

Gracias una vez más, y espero seguir recibiendo tus aportes al igual que el de todos los compañeros. Es un honor recibir comentarios tan profundos y respetuosos que sirven para seguir creciendo.

Saludos.

Dante

21/05/2015 a las 01:27

PARA ROGER/NHICAP

Gracias por tu comentario y tus elogios.

Debo decirte que tu observación no me suena en absoluto contradictoria. Más bien confirma mi teoría de que el uso de adjetivos y descripciones (en cuanto a la cantidad y/o la intensidad) es una materia opinable, y en cierto modo, altamente subjetiva. Se pueden encontrar muy buenos fundamentos de uno y otro lado, y también depende de los gustos y preferencias personales. Tu comentario, al igual que el de los compañeros que se expidieron en uno u otro sentido, me movieron a la reflexión y obtuve una conclusión, llamémosle “equilibrada”: alguna vez será conveniente usar más adjetivos o descripciones o que sean más intensos, y otras veces, lo conveniente será lo contrario. Todo dependerá, sobre todo de varios parámetros que en definitiva surgen de la intención narrativa que tengamos, de la que surgirá una u otra necesidad o conveniencia. En cuanto a los fundamentos de esta conclusión, para evitar reiteraciones innecesarias te remito a lo que le expuse a Denise al respecto, ya que ahí me referí respetuosamente a una y otra postura. Creo que mi conclusión permite aunar lo mejor de las preferencias de los compañeros (los que piensan que es mejor describir y/o adjetivar más y los que consideran lo contrario).

Gracias nuevamente.

Saludos.

Dante

21/05/2015 a las 01:28

PARA WOLFDUX:

Muchísimas gracias por tu cálida bienvenida a Literautas, por tu comentario del texto y por tus elogios hacia mi persona e intervenciones. Siempre trato de exponer los comentarios de manera respetuosa, tratando de hacer un balance general y de detalle, elogiando lo que me gusta o me parece correcto, destacando si sólo se trata de un punto de vista subjetivo e indicando que cuando disiento, lo hago también respetuosamente. Sólo intento ayudar a los compañeros, tal como me gusta que me ayuden a mí, porque creo que para eso compartimos este espacio tan maravilloso como interesante. No imaginé que eso fuera a crear alguna expectativa, pero ya que las creó, me alegro de haber podido estar a la altura, y ese elogio sincero me motiva a seguir trabajando, escribiendo y aportando dentro de lo que me sea posible.

Me alegro que el relato te haya gustado, al menos en lo formal y en algunos aspectos de contenido que detallás. Sobre todo, teniendo en cuenta que no sos partidario de las historias de amor. No puedo negar que esta lo es, pero bueno, tal vez no sea sólo eso, y en definitiva, esta historia de amor terminó “al servicio” de la historia mayor que es la de la maldición. O esa es sólo una posibilidad… Especialmente me deja satisfecho tu comentario respecto al cambio de clima en el Louvre: fue exactamente lo que me propuse, y me alegra que como lector eso te haya impactado positivamente.

En cuanto al final, lamento que no te haya gustado del todo. Reconozco que no es el único que se le podría haber dado a la historia, pero me pareció bastante coherente con la forma de ser de Tomás y pertinente para la idea de maldición que manejé expandiéndola a lo largo de todo el relato y de diferentes maneras. Pero como ya lo dijiste, gustos son gustos, y lamento que un lector al que le gustó el relato no le haya gustado más por causa del final.

Gracias nuevamente por tus cálidas palabras y tu respetuoso comentario, que deslindó sinceramente lo que te gustó y lo que no, aún cuando esto último fuera una parte importante (el final).

Finalmente, debo decir que estoy en deuda con vos. Tengo que leer tu relato y comentar. Pero como ves, siendo esta vez la primera vez que participo en el taller, no le “agarré la mano” todavía al manejo del tiempo. Hubiera querido agradecer antes los comentarios, y comentar más, pero pensé que tal vez debería dejar más espacio a otros compañeros. Se me acumularon comentarios sin agradecer. Luego llegó la época de escritura y entrega del nuevo relato. Después, el de los comentarios anónimos. Recién ahora estoy encontrando tiempo para agradecer los comentarios y realizar nuevos.

Saludos.

KMarce

21/05/2015 a las 04:05

Saludos Dante, y bienvenido a este espacio con las participaciones que hayas tenido.
Me ha gustado tu relato, lo veo bien construido y es ameno para leer. Te empatizas con el personaje, porque no sabes las razones por las que su primera novia lo deja, y eso no tiene importancia, quizá es de esas mujeres que sueltan hombres buenos por patanes..

Leí algunos de los primeros comentarios, y estoy de acuerdo con ellos. Pero estoy en cama enferma y no pude seguir leyendo, pero si eran como los primeros, todo esta bien por mí.

Creo que por ahí te escribió Fabián, él es muy metódico y casi siempre escribe lo mismo que yo pudo observar, pero esta vez, no lo sé porque si soy honesta no miré pelo en la sopa… 🙂

Te cuento que lo único que no se me caló mucho fue el final, sí el ya esta enamorado, tiene una hermosa mujer, se ha casado, etc… ¿Por qué se piensa que no va a ser feliz? ¿Porque piensa que su desgracia alcanzará a Jazmin?
Tendré una mente muy sórdida quizá, pero un accidente le pasa a cualquiera, y creo que él se ha tomado demasiado a pecho su deseo ante una imagen de piedra…Creo que si él deseó que mientras más sufriera Mercedes, más feliz él sería… ¿No sería entonces ahora, terriblemente feliz?
Quizá esa vuelta de tuerca no la comprendí, adicional que prefiero a un ser que se venga a uno que salta de una azotea. Lo diré siempre a lo largo de este espacio cuanto aborrezco la palabra suicidio, ya que conocí a dos y es lo peor que le puede pasar a una persona; no me importa mucho si alguien escribe sobre “intento” pero que logre… Ay, ahí me causa honda pena. Así que como recurso literario, yo me lanzaría a pensar que él mata a Mercedes, por aquello del refrán, “muerto el perro…”

Me leeré con cuidado lo que has comentado, por si acaso también se me aclara alguna duda, ya cuando me sienta mejor.
Saludos y felicidades, me ha parecido un buen relato y bien llevado.

beba

21/05/2015 a las 13:19

Hola, Dante:
¡Qué buena tu actitud de comentar uno a uno a los que te hicieron tan detallados comentarios!
Acerca de la adjetivación, es como dices: la intencionalidad del escritor determina los usos; los lectores son un elemento que se toma en cuenta con humildad e interés; pero no deben marcarnos siempre el estilo porque viviríamos sumergidos en la incertidumbre.Y lo más lindo de escribir es sentirse seguro y feliz con la sonoridad de lo que se dijo.
Un abrazo, y adelante con tu novela, si tienes ganas de escribirla.

Denise

21/05/2015 a las 21:44

Estoy de acuerdo con Beba, qué flor de trabajo te mandaste al responder de a uno!
Con respecto a lo de los adjetivos, estoy totalmente de acuerdo con vos: es materia opinable, y depende de cada relato, según la intención del autor. Por eso fue que traté de fundamentar (mínimamente, lo sé) mi opinión, basándome en la extensión del relato. Tu actitud frente a los comentarios es un modelo a seguir, me alegro de que estés contento con esta primera experiencia, espero leerte seguido!

Saludos!

Dante

21/05/2015 a las 22:36

BEBA Y DENISE:

Gracias por sus palabras. Creo que lo menos que podía hacer era responder respetuosamente a los comentarios de los compañeros. A todos en general primero, lo que en esta oportunidad coincidió con los elogios. Y a quienes plantearon observaciones, críticas o dudas, les respondí en particular. Es verdad que a todos nos gusta recibir elogios o que nos digan cosas lindas, sobre todo cuando está tan bien fundamentado desde el punto de vista subjetivo y objetivo. Pero me parece que con respecto a ellos, salvo un caso puntual, sólo queda agradecer. En cambio, en lo que sean observaciones, críticas, preguntas y dudas, es conveniente para todos, primero agradecer y después aclarar o responder. Creo que lo merecen todos los que tuvieron la generosidad de leer y de comentar y, además, así se produce una retroalimentación que nos beneficia a todos.

En las sucesivas participaciones, le iré agarrando la mano al manejo del tiempo. Como ven, se me acumularon varios comentarios. Sin embargo, tal vez haya sido mejor así, dado que si hubiera respondido antes a uno por uno, tal vez hubiera coartado la libertad de leer y de comentar. Me parece que es mejor que los compañeros opinen primero, porque brindan una opinión subjetiva (la que proviene de sus gustos, preferencias, emociones, recuerdos, experiencias y sentimientos) y relativamente objetiva (conocimientos, ideas, argumentos, etc.) a la vez. Además, esa opinión o comentario tiene un valioso doble punto de vista: como escritores y como lectores. Luego, creo que le corresponde al autor que quiera hacerlo, agradecer, aclarar, responder, etc. De esta manera, el taller cumple su objetivo de aprendizaje continuo.

Yo también espero leerlas seguido. Saludos.

Dante

21/05/2015 a las 22:41

BEBA:

Acerca de la última parte de tu comentario: “adelante con tu novela si es que tienes ganas de escribirla”. Me gustaría escribir por lo menos una algún día. Sin embargo, con respecto a la historia de este relato no me lo plantee. Abrí la pregunta a los compañeros que hicieron comentarios específicos al respecto (PAULATREIDES y Servio Flores), y por supuesto quedan abiertos a los demás. Me interesa contar con la opinión de ustedes como lectores acerca de si le ven viabilidad para desarrollar la idea en otros ámbitos más extensos o aún distintos. En base a esa óptica, con observaciones y aportes respetuosos de su parte y con inspiración, imaginación, documentación en su caso, y sobre todo (y siempre) mucho trabajo, tal vez este u otros relatos, puedan transformarse en algo más. Me gustaría que me dieras tu parecer al respecto.

Saludos.

Dante

21/05/2015 a las 23:49

PARA KMARCE:

Gracias por tu cálida bienvenida, por tus palabras de apoyo y por tus elogios. Me alegro que el relato te haya gustado. Antes que nada, te deseo que te mejores ya que nos contás que estás enferma y eso te impide leer y hacer tus aportes al 100% (aportes que espero puedas continuar haciendo porque nos benefician a todos).

Con respecto a tu comentario en general, creo que debo responderlo por partes.

En primer lugar, me quedo con algo inesperado: tu reacción frente al tema del suicidio. Lamento muchísimo que hayas conocido dos. Es verdad. Es algo terrible. Obviamente como escritor siempre quiero llegar a la subjetividad de mis lectores, pero nunca quise, quiero ni querré afectarla negativamente como sucedió en tu caso.

Sin embargo, me parece que es pertinente efectuar unas aclaraciones, las que apartaré de mi punto de vista personal y de los comentarios que te efectuaré en torno al relato en sí.

En este contexto, estimo que, simplificando un poco la cuestión, podría decirse que un texto puede narrar, describir, reflexionar, mover a la reflexión, enseñar, parodiar, hacer humor, moralizar, cuestionar o criticar, proponer, fomentar, etc. Son muchas las acciones que se pueden realizar con un texto, las que hasta pueden combinarse, y muchos y distintos pueden ser los objetivos del autor.

En cuanto a este relato en sí, te aclaro que se trata de un texto que sólo se limita a narrar una historia y no pretende dejar enseñanzas, ni moralejas (como las fábulas) ni moralizar, ni nada que se le parezca. Sin perjuicio de que algún lector como Ángel Gabriel (el primer comentarista) pueda extraer algún mensaje, enseñanza o conclusión que lo haya querido transmitir yo o no como autor, tiene apoyo razonable en todo lo expreso o implícito en el texto y en un análisis global y contextual.

Reitero: sólo quise narrar una historia, no promover, ni fomentar ni alentar ninguna conducta. Y mucho menos algo tan terrible como el suicidio.

En lo que concierne a mi punto de vista personal, te aclaro también que estoy totalmente en contra del suicidio, que me parece algo terrible, que no se lo deseo a nadie y que no juzgo a quien lo comete. Solamente me apeno mucho por esa persona y sus seres queridos, y en lo que a espiritualidad respecta, espero que Dios lo perdone y lo reciba. Creo firmemente que mientras un acto tan terrible se pueda desalentar y se pueda brindar toda clase de apoyo a quien está en esa horrible situación, debe hacerse todo lo que esté al alcance de la mano.

Pero lo dicho en el párrafo anterior es una síntesis de mis creencias personales. Nada tienen que ver con mi relato ni conmigo como autor/escritor. Mi texto es un humilde relato. No es un libro sagrado de alguna religión ni, aunque me guste mucho la filosofía, se trata de un ensayo filosófico o algo que se le parezca. Por lo tanto, un tema tan serio no se analiza, ni se juzga ni se promueve en el relato.

Asimismo, en el relato en sí, no se menciona el suicidio ni se lo sugiere como consecuencia inexorable. Luego profundizaré sobre esto, ya que antes de ir al argumento o contenido de la historia, me parece pertinente referirme al autor y a su relación con su obra.

Yendo al tema del autor y de la obra, creo que una cosa que debe quedar siempre clara es la disociación entre el autor y la obra. Y nunca soslayar al “puente” o término medio entre uno y otro extremo: los personajes.

Cierto es que esta disociación nunca será total y que en el fondo todos los personajes y todas las historias siempre reflejarán poco, algo, más o menos o mucho de nuestra subjetividad, ideas, creencias, experiencias, pensamientos, etc. Pero sí es posible realizar una razonable disociación mediada y potenciada por la imaginación, la sensibilidad, la razón y la creatividad, pues de lo contrario no habría literatura ni ningún arte sino meras copias pálidas de nuestra vida real. O cuanto menos, de lo que llamamos nuestra vida real y cotidiana.

Así las cosas, y aunque el relato esté escrito en primera persona – narrador protagonista, no soy yo quien habla o cuenta, sino que es Tomás, el personaje. Es él quien adquiere “vida propia”, ya que su historia está en “otro mundo”, en el mundo literario y si como autor hice mi trabajo mínimamente bien, el lector será transportado a ese mundo y quedará atrapado allí, y se “creerá” todo. Si esto sucede, la historia (aún cuando pudiera ser de ciencia ficción, fantasía, vampiros, algo absurdo o lo que fuere) será verosímil y se producirá un pacto implícito e invisible entre autor y lector y ambos se prestarán a esa “mentirita” que asumen como verdadera, tal como celebran un contrato análogo el espectador de teatro o cine con la obra, actores y director o con la película y quienes la hacen posible. Esto a su vez procede de esa dimensión narrativa ínsita en la naturaleza humana que nos convierte a todos en seres ávidos de que les “cuenten historias”. Eso que nos atrae desde niños y nos acompaña durante toda la vida (si así no fuera, la industria del cine, el teatro y la literatura serían grandes fracasos, y la realidad demuestra exactamente lo contrario).

Si se comparte este punto de vista, me parece que siempre hay que evaluar cómo es la historia, cuáles son sus circunstancias dadas expresas y/o las implícitas, y cómo son los personajes (en todo sentido pero sobre todo espiritual y psicológico) para que, partiendo desde ahí, se puedan realizar las lecturas e interpretaciones. En este ejemplo, no quiere decir que yo como persona o como autor esté de acuerdo con todo lo que hace, dice o puede decir, hacer o sentir Tomás, ni que vos o cualquier otra persona estén de acuerdo, ni que nosotros o el mismo Tomás (personaje) propongamos algún estilo de vida o conducta. Basta con que Tomás plantee o adopte una decisión posible y razonable en función de su forma de ser, sentimientos, configuración psicológica y circunstancias dadas del texto, para que sea verosímil. Ahí se agota todo.

Con esto no quiero justificar ni defender nada de la forma o el contenido de mi relato, ya que habrá quienes por motivos subjetivos y/o en función de criterios más o menos objetivos gusten de él o no. Sólo quiero mostrar cómo debe interpretarse el tema del suicidio en relación a la historia, al relato y a la intención del texto, que fue fundamentalmente narrativa y que no busca abrir juicio ni tratar un tema tan delicado, el cual, por lo demás, no es una consecuencia inevitable ni es un tema principal.

En efecto, el eje a partir del cual gira todo es la consigna: la maldición. Alrededor de ese eje, se agrupa todo: la forma y el contenido en general y en cada detalle de ellos.

Volviendo al tema del suicidio y para ir cerrándolo, el final es abierto y como bien lo indica Fabián, no se deja claro si Tomás salta o no. Sólo se lo plantea. Pero justamente por ser abierto, también caben otras interpretaciones que no tienen nada que ver con esa (por ejemplo, los comentarios de Tim Galano y su alusión al “tal vez” o de JSfield y la duda que plantea).

Deliberadamente, mi opción e intención narrativa como autor en relación a la maldición fue tratarla ambiguamente. Se la puede ubicar en uno u otro pasaje, en varios, se podría hablar de más de una maldición, se podría interpretar que la causó la diosa o, como dijo un comentarista anónimo (que no tengo todavía el gusto de conocer) en una expresión que me atrajo mucho, que sugerí a la estatua como causante. Las interpretaciones posibles y razonables son muchas, y ese es un objetivo que me propuse y espero haber conseguido.

En realidad, en todo el relato quise que eso sucediera. A veces me “excedí” voluntariamente en algunas descripciones y/o adjetivaciones para que coadyuvara a la caracterización de Tomás y de su subjetividad y para que el lector empatizara con él y sacara “conclusiones”. Y también callé muchas cosas, para que, en contraste con todo lo que se dice, a juicio de algunos compañeros o al menos en apariencia, por demás, el lector pudiera con su imaginación, sensibilidad y razón “llenar los huecos” y a partir de ahí hacerse “su” propia idea de Tomás, de la historia y de los demás personajes. Tal como podría suceder si leyera otro texto (cuento o novela) o si viera una película u obra de teatro.

De hecho, tu propio comentario me confirma que a pesar de ese impacto negativo del final que tanto lamento, el objetivo se cumplió.

Esto se evidencia en uno de los primeros párrafos donde decís: “Me ha gustado tu relato, lo veo bien construido y es ameno para leer. Te empatizas con el personaje, porque no sabes las razones por las que su primera novia lo deja, y eso no tiene importancia, quizá es de esas mujeres que sueltan hombres buenos por patanes…”

La sola formulación de ese párrafo revela mucha subjetividad. Y eso es lo que buscaba que mis lectores manifestaran. Es así: no se saben las razones por las cuales Mercedes lo deja. Vos decís que es “su primera novia”. Sin embargo, no se dice quién es Mercedes. Sólo sabemos que fue o ¿es? muy importante para Tomás. El resto, lo imagina el lector. “Quizás es de esas mujeres que sueltan hombres buenos por patanes…” El texto no dice que Tomás era bueno ni que Mercedes era mala, ni que lo hubiera dejado por otro, patán o no… El quizás que lo precede demuestra que tu imaginación ofreció esa interpretación. Resalto con énfasis que todas las interpretaciones que contiene este párrafo encajan absolutamente dentro de los límites, dentro del “mundo” del texto.

Vamos ahora a tus dudas y a tu opinión ¿crítica? respecto del final. (Ya vas a ver por qué puse entre signos de pregunta el adjetivo “crítica”). En relación al final decís: “Te cuento que lo único que no se me caló mucho fue el final, sí el ya esta enamorado, tiene una hermosa mujer, se ha casado, etc… ¿Por qué se piensa que no va a ser feliz? ¿Porque piensa que su desgracia alcanzará a Jazmin?
Tendré una mente muy sórdida quizá, pero un accidente le pasa a cualquiera, y creo que él se ha tomado demasiado a pecho su deseo ante una imagen de piedra…Creo que si él deseó que mientras más sufriera Mercedes, más feliz él sería… ¿No sería entonces ahora, terriblemente feliz?
Quizá esa vuelta de tuerca no la comprendí, adicional que prefiero a un ser que se venga a uno que salta de una azotea….Así que como recurso literario, yo me lanzaría a pensar que él mata a Mercedes, por aquello del refrán, “muerto el perro…”

Empecemos por lo último, por la vuelta de tuerca que no manifestás que no comprendiste. Dado que el final es abierto, tengo una noticia que darte: no habría ningún obstáculo para el recurso literario que planteás. El lector podría imaginar eso. Aunque el texto sugiere que él evalúa la posibilidad de saltar, no dice si salta, y en caso de que no lo haga, siguen estando en pie muchas opciones. El relato termina, pero la vida de Tomás sigue, y si él ya no cuenta más, la imaginación del lector completa lo que falta. En cuanto a tu interpretación, Tomás tendría los conocimientos necesarios y estaría en una situación bastante privilegiada para matar a Mercedes sin dejar rastros si quisiera…

Ahora analicemos tus otras dudas. En esto, trataré de ser cuidadoso. Yo podría contestarte esas preguntas, pero salvo que insistas, no quisiera hacerlo para no arruinar tu experiencia como lectora ni la de los demás compañeros que todavía no hayan leído el relato o que, por la razón que fuere, quisieran volver a leerlo. No me corresponde a mí como autor dar el lujo de detalles, y menos a alguien que con su comentario ha demostrado tener una aguda inteligencia y una sensibilidad excepcional. Sólo te voy a dar algunas pistas para que, a partir de ahí, vuelvas a reconstruir tu interpretación: primero, supongo que te hiciste una idea de Tomás (por lo que decís al principio, parecería que pensás que es un “hombre bueno”). Fijate qué elementos hay en el relato que permitirían deducir cómo es o cómo podría llegar a actuar aún en las situaciones más difíciles o impensadas; segundo, no es casual la introducción de la diosa Némesis (al respecto, podrías buscar qué cuenta la leyenda que le pasó a un tal Creso…); tercero, no debería perderse de vista quién fue, ¿es? Mercedes para Tomás; cuarto, el tatuaje de Jazmín que le llamó la atención. Por algo también Jazmín le “leyó” la mente a Tomás en ese momento. No es que Jazmín sea una bruja que ve el futuro ni nada parecido (salvo que lo quieras imaginar, y estaría bien). Todo tatuaje significa algo y es habitual que alguien decida hacérselo por algún motivo. (Punto aparte: personal no me gustan los tatuajes ni los promuevo, pero argumentalmente era pertinente y como autor aproveché el recurso). Estas pistas, probablemente, puedan aclarar algunas de tus preguntas. Y con respecto a lo otro que decís, “Tendré una mente muy sórdida quizá, pero un accidente le pasa a cualquiera, y creo que él se ha tomado demasiado a pecho su deseo ante una imagen de piedra…”. Podría pensarse que Tomás también podría tener una “mente tan sórdida”, bastante parecida, o que una idea sórdida lo asaltó, y que, en efecto, un accidente le pasa a cualquiera y que se tomó demasiado a pecho ese deseo ante una simple imagen de piedra… La formulación de tu pensamiento ya revela de por sí una interpretación ajustada al texto acerca de la idea de la maldición. Y de hecho, es una de las ambigüedades con las que jugué ex profeso.

Como ves, de este análisis de tu opinión, yo extraería una conclusión: no es crítica del final, ya que tu imaginación pudo construir posibles interpretaciones, y nada obsta a que en una relectura del texto, de este comentario, del de los compañeros o según las pistas que te di, puedas construir otras. Esa era y es la idea: que los lectores llenen todo con su imaginación y así disfruten leyendo el relato tanto como yo disfruté al escribirlo.

Pese a todo ello, es posible que aún así el final no te guste. Perfecto también, estarías en todo tu derecho al igual que aquellas personas que no les gustara el relato. Esto no es una ciencia exacta, y las cuestiones de preferencias subjetivas tienen un gran peso en esta materia. Yo no puedo enojarme ni puedo imponerte que te guste el final de un relato que te gustó y que bien podría no haberte gustado. Pero sí creo que debí formular algunas aclaraciones y comentarios porque sin quererlo llegué a un lugar psicológico que no quería ni quiero.

Te pido disculpas por haber despertado involuntariamente esa asociación con esos casos terribles que conociste. Sin embargo, a la par desearía confesarte algo y espero que no lo tomes a mal, porque creo que me viene bien a mí, a vos, y a todos los que lean este comentario. Muchas veces he reprimido la formulación de algunas ideas de textos, canciones, etc., y terminé no escribiéndolas, pensando cómo podría caerle a alguien que estuviera en x situación (ejemplo, enfermedad, discapacidad, dolor, un estado irreversible, etc.), lo que leyera, viera o escuchara. Y censuré la posibilidad de crear y deseché proyectos. Más aún: casi me pasó al escribir este relato, al describir la desgracia de Mercedes, a la que quise pintar como muy terrible. Llegué a la conclusión de que es imposible prever las reacciones de los demás y que no es posible para un autor “hacerse cargo” totalmente de todas las consecuencias. Sí, en cambio, considero que sabiendo que algunas consecuencias pueden producirse, hay que tratar el tema que de manera principal o secundaria, directa, indirecta o incidentalmente se introduce, tratarlo con mucho respeto, no incurrir en el mal gusto, no hacer referencias intencionales para que alguien se sienta mal o identificado, y todo eso, siempre según el contexto del texto y la intención narrativa, y, por supuesto, siempre que ese recurso sea tan pertinente como estrictamente necesario. En consecuencia, y por favor te pido no lo tomes a mal, y no en relación a mi texto, sino a cualquier texto literario (o con humildes pretensiones de tal al menos), te invito a que puedas disociar ese recurso literario de la realidad, y a que, en todo caso, examines qué funciones están en juego (narrativa, descriptiva, moralizante, etc.), cuál es la intención del autor, y si está tratado o no con respeto. Creo que esto te podría ser útil como lectora y como autora, para disfrutar más aún de lo maravilloso de leer y de escribir. Intuyo que, en caso de que receptes esta humilde invitación, la sensibilidad y la inteligencia que has demostrado en tu comentario te permitirán poder lograr esa disociación.

Por último dejo aclarado que esto no lo digo por mi relato ni por el final del mismo. Mi relato puede gustarte o no. Mucho, poco o más o menos. Tu opinión la valoro como tal, en forma integral y todo lo que digas lindo o “feo” del relato, mientras sea dicho con el respeto con el que te expresás, es para mí un aporte para reflexionar y en su caso cambiar, y por supuesto, para aprender y estimular la creatividad. Me permití extenderme en lo anterior y espero que me disculpes, porque me sentí mal por la consecuencia no deseada que provocó el relato, porque está lejos de mí querer que quienes tengan la generosidad de leerme sientan algo desagradable fuera del texto pero por causa del texto.

Muchas gracias por tu comentario y espero que nos sigamos leyendo. Estoy en deuda con vos, ya que tengo que leer y comentar tu texto.

Saludos.

KMarce

22/05/2015 a las 08:39

Saludos Dante:
Antes que nada, muchas gracias por desearme mejoría. Te confieso que soy vegetariana por necesidad,(mi estomago se me reveló hace tres años) ya que la carne me hace daño, pero cumplí años el Lunes 18 y el domingo me comí una enorme parrillada con el pretexto de “Una vez al año no hace daño”… Oh terribles consecuencias, ahora siento que tengo un Alien queriendo salirme de la panza… 😛

En primer lugar, quiero decirte: !Chico tu si que escribes! Como he disfrutado tu comentario, muy puntual de verdad. Y quiero que sepas que nunca sugerí “que tu incentivarás al suicidio”, tu personaje tal como lo vi yo, solo subió a la azotea (yo lo hacia cada vez que estaba estresada también), sino que surgió como una “posibilidad” en la interpretación de alguno de los comentaristas creo, por ende yo dije que me alegraba que tu no lo describieras como tal, también dije que acepto el intento de suicidio como recurso literario. Perdona si no me exprese correctamente, porque mi intención nunca fue cuestionar tu libertad como autor. Sino solo quise hacer un énfasis muy personal mío, que penosamente fue una experiencia cercana, (un compañero de colegio de solo trece años) y una buena compañera de trabajo. Al igual que tu, tampoco juzgo sus acciones y creo en la misericordia de Dios, más que en su juicio. (De hecho estoy en un proyecto, y uno de los personajes intenta el suicidio no una vez, sino tres… sin éxito por supuesto).

Tal como tu dices, los autores, guionistas, etc., apelarán a cualquier recursos disponible para provocar una reacción o emoción en el público. No tengas pena conmigo, que no he pensado en ninguna manera que eres promotor o participe; eres un autor y todo es subjetivo e interpretativo según una narrativa con final abierto.

Te diré que soy una persona curiosa, y tengo manías por averiguarlo todo, así que me tomaré en serio la tarea de averiguar sobre Némesis y Creso, porque solo sé que ella se le asigna como diosa de la venganza, pero has dado datos que no sabía de ella en tu relato. Seguro que eso ampliará mi campo de visión. También me tomaré el tiempo de leer tus comentarios, cuando mi panza no me haga llorar cada cinco minutos.

Agradezco que me dieras esas referencias para buscar mis propias conclusiones, y tu respeto a los que aun no lo han leído, creo que relatos como estos en donde el final queda abierto, tal cantidad de lectores, cada uno encontrará una continuación a lo no leído, como en mi caso que yo le he dado un final más trágico a la pobre de Mercedes.

Voy a decirte de nuevo, que no fue tu texto el que provocó en mi esos recuerdos, sino alguna linea de algún comentario, y tampoco dije que no me gusto, sino que no comprendí la parte que expresé; pero el relato en si, tal en su conjunto me ha gustado mucho y me dió un hondo placer leerte, porque vi los detalles en él, soy quisquillosa en muchas cosas (por aquí te darás cuenta) pero al tuyo no le encontré fallas, y eso habla muy bien de ti, eres cuidadoso con lo que escribes, sientes una historia y la relatas como debe ser contada, estoy de acuerdo contigo, el autor debe “hacer una separación” con sus personajes en el sentido moral, porque le impediría escribir sobre esos contrastes tan necesarios para las historias. De todo lo que he escrito, solo tengo un relato a través de la perspectiva de una mujer como personaje principal, siempre lo hago poniéndome en los zapatos de un hombre y me fascina. Adicional, aunque hay temas que yo no soy partidaria, no significa que no los acepte como recursos literarios, así que no tengas cargo de conciencia, por las razones que ya te expliqué.

Siempre he dicho que puedo hacer alguna sugerencia, (mi manía con la ortografía por ejemplo), pero cada quien escribe lo que escribe y nunca cuestiono el talento y la creatividad de un autor; siento hondo respeto por aquellos que aman las letras como yo, me fascina leer gente joven tan talentosa aquí en el taller y personas mayores que han decidido arrancar sus pensamientos y plasmarlos en letras. Siempre diré, cada uno de nosotros encontrará su nicho, y yo aplaudo el coraje y la perseverancia en cada uno.
Yo amo los detalles, las frases largas, los párrafos casi infinitos llenos de descripciones, adjetivos y palabras “exóticas como perpetuar…” Bajando hasta el comentario que me escribiste, a lectura veloz leí que alguien dijo que tu relato era como una novela, pienso que resumir una historia completa es muy difícil en un espacio reducido, y leerte no lo sentí forzado, a mi gusto personal, cada palabra está en donde debe estar.

Y por eso me encanta este espacio, porque entre todos nos ayudamos, me gusta mucho la camaradería y el respeto entre todos; y por eso no quiero que sientas que me ofendiste porque no es así. Mi reflexión fue muy propia mía y no un eslabón del tuyo, ya me tocará releer lo que envío para la próxima… o me excuso como decía un pollo raquitico de la tv… “Es que estaba enfermito…”

Voy a leer tu comentario a mi relato… ¡me comen las ansías! a ver si no se me comen los Aliens primero, ya tengo más de una hora y media escribiéndote, llorando del dolor de mi barriga, mordiendo la almohada, bajando santos y volviendo a escribir.
Eres muy gentil Dante, espero seguir leyendo tu trabajo. Y por mi parte, ¡SI! me gusto tu relato. 🙂

¡Nos leemos!

ILLARGUIA

22/05/2015 a las 22:43

Bienvenido compañero. Para ser la primera visita a este blog, no está nada mal. A mï, la primera vez que participé me leyeron 3 ó 4 tan solo, lo que te produce un poco de incomprensión o desdén; pero una vez superado ese bautismo te vas adaptando, mejoras las expectativas, tu estilo se va modelando a lo que realmente quieres expresar. Es curioso cómo logras enganchar o conectar con otros autores de más allá del océano, personas como tú y como yo, con sus problemas, con sus ilusiones en un lenguaje común.
Con esta larga introducción, quiero decirte, que tu forma de escribir, con adjetivos o sin ellos, son tu forma de ver el mundo. Es tu realidad, como la veía el Greco en esos personajes distorsionados que dibuja, y tu realización como escritor pasa por decidir dar un giro y contar una historia. Tu forma de contarla será única, sin dudarlo, si logras hallar el marco en el que te muevas, los objetivos que te motivan, los intereses que te guían. Una novela es un gran reto personal, los personajes viven en ti de una manera anormal, y tienes que saber si vas a ser capaz de soportar todo el dolor y todo el amor que supone matar a un personaje al que amas, o hacerle vivir una historia de amor trágico. Kafka, por ejemplo, no fue capaz de convivir con sus propios fantasmas.
Aquí en Literautas tienes un campo de experimentación, muy amplio, y por supuesto, poco a poco, lo irás descubriendo.
De tu escrito, he notado altibajos, vacilaciones, se nota que es un relato resumido, por ejemplo: saltas del mes de vacaciones al año y medio con luna de miel, pasando al primer día después en el trabajo. El peso y contrapeso se resiente, ya no es “in media res” como le decías a Denise, es decir, sitúas en un punto del espacio a Tomás y a Jazmín, París-Louvre, frente a la estatua de mármol, pero antes era el vacío, y después es el vacío, cuando se enfrenta a sí mismo y comprende que el suicidio es la única solución, su venganza ante un amor que le ha sido negado, sin entender que su vida debe girar alrededor de un quirófano para salvar otras vidas. Némesis, parece representar más bien la venganza divina ante la falta de amor filiar (Orestes matando a su madre Clitemnestra). Por cierto en mi maldición aparece la hija de Némesis: Elena.
Espero que te sirva mi comentario. Un abrazo.

Demetrio Vert

23/05/2015 a las 18:02

Hola Dante. Yo no puedo leer todos los reltos mensuales y menos comentarlos con tranquilidad, cariño y respeto.
He leido el tuyo a raiz de un post aparecido en el de KMarce.

Normalmente no me paro mucho en si la historia me gusta o no, pues los gustos son propios de cada uno. Rn este blog me interes más forma. La estructura primero, si hay núcleos o no (si no los hay no tenemos historia sino anécdota, si se entiende la idea del relato, si está escrito con las palabras justas y precisas; en fín, todo aquello que hace que se escriba bien.

Encuentro tu relato justo y preciso. Con los espacios adecuados para la presentación, nudo y desenlace. Con el ritmo adecuado que crea la tensión necesaria. Perefcto, salvo… por un par de palabras que me han despistado. “Al regreso,…” ¿Qué regereso? ¿De la luna de miel o de las vacaciones de él? Tres líneas antes está en París. En la anterior se ha casado. Al final teme por Jazmín y cree poder conjeturar la maldición. ¿Lo logra y se casa con ella, o ya está casado y lo va a intentar?

Toda mi confusión parte de no tener claro “Al regreso”. Salto en el tiempo.

Muy bien escrito. Felicidades.

Demetrio.

Demetrio Vert

23/05/2015 a las 18:09

Dante, disculpa las faltas en mi comentario. Te aseguro que lo he repasado antes de publicarlo y estaba correcto. Pienso si no son los diablillos de la informática.

reltos=relatos
leido=leído
raiz=raíz
Rn=En
más forma=más la forma
anécdota=anécdota)
regereso=regreso

Saludos.

Dante

26/05/2015 a las 06:08

Gracias por tu cálida bienvenida. Creo que tenés razón en que para ser esta mi primera participación no está nada mal, ya que los compañeros (y esto obviamente te incluye) han sido muy generosos leyendo y comentando. Fueron varios, todos muy respetuosos y con observaciones y aportes interesantes.

Me gusta también lo que decís respecto de enganchar o conectar con otros autores, con problemas e ilusiones en un lenguaje común, y lo relativo a mejorar las expectativas. Estos han sido algunos de los puntos que me han atraído especialmente desde que descubrí este espacio, y son parte de los motivos que me impulsan a continuar.

También quiero agradecerte muy especialmente tu introducción respecto de la forma de escribir, y tu opinión respecto de los adjetivos (o su ausencia) y la forma de ver el mundo que tiene el autor. Me parece un punto de vista interesante que trataré de integrarlo con la conclusión (que estimo equilibrada entre diversas ópticas) que he extraído después de la reflexión a la que me movieron los aportes de los compañeros.

En cuanto a la novela, claro que es un gran reto personal. En lo que aquí respecta, yo le dejé un interrogante a algunos compañeros que tal vez implícitamente sugirieron como (al menos mínimamente) probable esa posibilidad, y me interesaba contar con su doble opinión de lectores y autores. No sé, realmente, si escribiría o podría escribir una novela en base a esta historia. Sí sé que alguna vez me gustaría escribir alguna. Y no dudo que es un gran reto personal, como tan certeramente lo expresaste. Desconozco si has escrito alguna novela, aunque intuyo que quizás sí, pero no dejo de admitir (y de tomar nota) de la situación que describís acerca de cómo viven los personajes dentro del autor y que si éste no lo sabe de antemano, tendrá que aprender a soportar el dolor o sentir el amor que supone tomar decisiones respecto de esos personajes. En tal sentido, el parámetro de Kafka constituye una prudente advertencia, que concomitantemente, eleva saludablemente el listón.

Volviendo a Literautas, coincido con vos en que aquí tenemos un campo de experimentación muy amplio y que en cada participación se pueden ir descubriendo cosas nuevas. Esta fue mi intención al sumarme y es mi intención al permanecer en este espacio.

Vamos ahora a tu comentario sobre el texto en sí.

Lamento que hayas notado que el relato haya sido resumido. Tomaré nota de esto, aunque creo que no será sencillo de corregir y hasta no sé hasta dónde sería aconsejable hacerlo si el “costo a pagar” fuera muy alto. Me refiero a que, como vos mismo lo dijiste, Literautas es un campo de experimentación. Antes de escribir o en el momento de hacerlo, concibo los lineamientos de una historia, o los personajes, o lo que les pasa, o como los imagino (todo esto puede venir combinado o separado, y a veces, otros ingredientes influyen también). Al escribir, trato de que la historia se desarrolle. Es posible, que cuando eso ocurre, me exceda en la cantidad de palabras, aunque trato de ponerle un “filtro previo” para no irme tanto por las ramas. Sin embargo, prefiero no censurarme del todo con ese límite desde el inicio, porque al pretender ajustarme “de una” (es decir, en la primera oportunidad), es posible que se perjudique la creatividad, y con ello la historia y que se torne muy poco interesante para contar. Se trata entonces, de un riesgo que asumo a los fines de que, gracias a los elogios, críticas, observaciones y aportes de los compañeros y algunos análisis y reflexiones propios posteriores a modo de balance efectuado sobre aquellos datos, la historia pueda desarrollarse con mayor naturalidad por fuera de esos límites. Por supuesto que me gustaría poder escribir directamente ajustándome al límite, y trataré de que eso ocurra. Pero antes que nada, prefiero desarrollar la creatividad aprovechando un espacio que permite experimentar. Si, aún con defectos formales o algunos menores de contenido, la historia se sostiene y el balance general (propio y ajeno), integrador de criterios subjetivos y objetivos, es positivo, la historia tiene posibilidades de seguir desarrollándose con naturalidad hasta adquirir la forma que mejor le siente a ésta.

En este orden de ideas, también resalto que el salto del mes de vacaciones al año y medio con luna de miel, pasando al primer día después en el trabajo, si bien tiene cierta relación con el límite de espacio y puede revelar que el relato fue resumido, creo que no debe perderse de vista también que más allá de mis decisiones como autor, también cuenta quién es el narrador, qué punto de vista tiene, y qué le parece relevante a este narrador respecto del/los destinatario/s de su narración. Tampoco estoy seguro si en un contexto más amplio (no digo una novela, pero sí un cuento más extenso) como autor hubiera decidido contar algunos detalles de esos períodos. En este sentido, tanto cuando leo como cuando escribo, tengo presente un comentario que un famoso director argentino hizo sobre el final de una destacada película suya (no diré cuál es el director ni la película para el caso que alguien no la haya visto). En una entrevista cuando le preguntaban acerca de la decisión adoptada en el final, él decía algo así como “no nos corresponde a nosotros saber qué pasó después con esa historia”. Por otra parte, cuando algo no se dice en el texto, o bien para el narrador no es interesante en ese contexto, o piensa que no será interesante para el lector en función de lo que realmente quiere contar (en relación con el eje de esa narración, como por ejemplo fue, en esta escena del taller, la maldición), o bien “no le corresponde al lector/espectador saberlo”, o bien, deja lugar a la imaginación del lector. A mi criterio, esto también empalma muy bien con los finales abiertos.

Con respecto al “media res”, es verdad lo que decís que sitúo en un punto del espacio a Tomás y a Jazmín en París, en el Louvre, frente a la estatua de mármol. Sin embargo, el tema del “media res” lo introdujo Denise en su comentario y lo refirió concretamente al comienzo, es decir, a la sentencia de Mercedes que obra como inicio y disparador de la narración en primera persona de Tomás. Cuando yo le respondí a su comentario, sólo me referí al tema que ella introdujo y también me circunscribí al comienzo. El comienzo es “in media res”, en la mitad de la acción, sin definir el espacio y el tiempo en que tuvo lugar esa acción. De ningún modo pienso (ni creo que lo hiciera Denise, como lo deduzco de sus aportes) que el momento en que se conocen Tomás y Jazmín sea “in media res”.

En relación a lo que decís que antes del momento en que Tomás conoce a Jazmín era el vacío y después es el vacío “cuando se enfrenta a sí mismo y comprende que el suicidio es la única solución, su venganza ante un amor que le ha sido negado, sin entender que su vida debe girar alrededor de un quirófano para salvar otras vidas”, creo que pueden hacerse algunas acotaciones.

Antes de conocer a Jazmín, si nos referimos al texto, creo que más que “vacío”, yo preferiría hablar de hueco, que (independientemente de mis limitaciones de espacio como autor) Tomás deja por el motivo que fuera (porque no le parece relevante en el contexto, porque no lo quiere contar, porque piensa que no nos corresponde saberlo, porque le parece poco interesante, tedioso, etc.). Y yo como autor puedo aprovechar ese “hueco” para que el lector lo llene con su imaginación, sensibilidad y razón, lo que permite que el texto pueda dar lugar a diferentes lecturas e interpretaciones para llegar a un final abierto que, cada uno podrá llenar de acuerdo con la lectura o interpretación previamente realizada.

Si, en cambio, “vacío” fuera sinónimo de vacío existencial, estaría relativamente de acuerdo. Tomás se sentía triste y vacío, aunque ese vacío no llegó a ser total porque encontró alguna motivación para seguir adelante. El “vacío” de después que también marcás, yo no lo vería como “vacío” del texto. En todo caso, también sería un “hueco”, propio del final abierto, que deberá ser llenado por el lector, ya que si esa no fuera la intención del autor (y tal vez del narrador), se hubiera optado por un final cerrado. Ahora bien, el “vacío” que tiene lugar después sí puede tener una entidad “extratextual” (entrecomillo la expresión a propósito), dado que Tomás usa un giro que nos lo aclara “en mi desesperación…”. Donde hay desesperación, en el fondo, hay un vacío. El desesperado está tan lleno de todo que no sabe cómo juzgar, ni qué elegir, dónde está la verdad y dónde el error, y así, paradójicamente, de tan lleno está vacío. Y ese vacío lo puede colocar en el límite de la desesperación y la deseperanza, del que sólo una decisión puede salvarlo.

Retorno a tu frase, referente a Tomás “cuando se enfrenta a sí mismo y comprende que el suicidio es la única solución, su venganza ante un amor que le ha sido negado, sin entender que su vida debe girar alrededor de un quirófano para salvar otras vidas”. En este sentido, considero que esta frase es una interpretación posible que se apoya en los huecos intencionalmente en el texto (aún cuando pudieran ser concomitantemente causados y favorecidos por el límite de espacio) y en el final abierto. Sin embargo, no es la única, ya que por ejemplo Fabián, en su comentario, dice que le agrada que no se deja claro si Tomás salta o no, que sólo se lo plantea. Más allá de tus gustos, los míos o los de Fabián o de cualquier otro/a de los compañeros, y si nos agrada o no el relato y/o el final, todas las interpretaciones son posibles: saltó, no saltó, sólo se lo planteó (no lo sé ni quiero saberlo). Y tal vez haya más. Cuántas más haya, y siempre y cuando tengan apoyo en lo que está expreso o implícito en el texto, y en cuanto la imaginación del lector sea coherente con ello, más satisfecho me sentiré como autor, de acuerdo con la opción que elegí para este relato. Por otra parte, reitero algo que ya he dicho a otros compañeros: nunca hay que pasar por alto el punto de vista de los personajes, su psicología, pensamientos, sentimientos y el modo de ver las cosas o de tomar decisiones que bien pueden coincidir o discrepar con el nuestro como lectores o autores. Cosas que para nosotros serían locuras para un personaje podrían ser completamente razonables o acertadas y viceversa. Además, en lo que al suicidio como opción se refiere, aunque materialmente pudiera cometerse, habría que preguntarse (para quien hubiera escogido “cerrar” así el final), si realmente se trataría de un suicidio o podría catalogarse de otra manera el hecho teniendo en cuenta las circunstancias, narradas por la víctima, y que son conocidas por el lector…

Hechas estas aclaraciones, me gustaría saber si en el escrito se notan algunos otros altibajos, o bien, por qué se trataría de vacilaciones, o bien, si por otras razones, el peso y el contrapeso se resentirían.

Finalmente, en cuanto a que “Némesis parece representar más bien la venganza divina ante la falta de amor filiar (Orestes matando a su madre Clitemnestra)”, de acuerdo con las fuentes con las que me he documentado, es cierto que representa también la venganza divina ante la falta de amor filial, pero también es verdad que vengaba a los amores ultrajados. Creo que estos dos casos son especies de un gran género que sería el “castigo de los excesos” o el castigo como medio para el restablecimiento del equilibrio universal.

De este modo, dado que Némesis puede tener más de una representación, en el relato Tomás nos cuenta: “El guía me explicó que se trataba de Némesis, la diosa griega que entre otras cosas, vengaba a los amantes infelices o desgraciados”. La expresión clave, que trata de concentrar al lector/oyente del relato es “entre otras cosas”. Vale decir que Tomás no desconoce otras representaciones que el guía le explicó. Sólo recorta la información que le parece relevante para el contexto, y a su vez, tampoco entrega toda la información relevante en esa parte, y eso influye en el final.

Las fuentes (generales y específicas) a las que te hice referencia, en síntesis, contienen tanto tu aporte sobre Némesis, pero también el que yo he utilizado en el texto, e incluso nos dan ideas más generales que contienen a ambas, y, por si fuera poco se extienden a otros casos que también serían extensibles al relato (según lo permita la imaginación del lector y la interpretación que éste construya).

Vamos a las fuentes:

Fuentes generales:

“En la mitología griega, Némesis (llamada Ramnusia, la ‘diosa de Ramnonte’ en su santuario de esta ciudad) es la diosa de la justicia retributiva, la solidaridad, la venganza, el equilibrio y la fortuna. Castigaba a los que no obedecían a aquellas personas con derecho a mandarlas y, sobre todo, a los hijos que no obedecían a sus padres. Recibía los votos y juramentos secretos de su amor y vengaba a los amantes infelices o desgraciados por el perjurio o la infidelidad de su amante”. (Wikipedia español. Remite a la fuente: Diccionario enciclopédico popular ilustrado Salvat 1906-1914).

“NÉMESIS… Diosa de la venganza, hija de Júpiter y de la Necesidad, o del Océano y de la Noche. Entre los griegos, era la personificación del sentimiento del derecho, según el cual repartía la suerte y la desgracia, considerándola vengadora de toda maldad y castigadora del orgullo y del amor ultrajado; también se la considera enemiga de toda felicidad…” (Enciclopedia Universal Sopena, Editorial Ramón Sopena S.A., Barcelona, 1965, Tomo Sexto, pág. 5.954).

Fuentes específicas:

“En sus orígenes, Némesis era la personificación abstracta y simbólica de la Venganza divina, pero con el tiempo fue adquiriendo progresivamente los caracteres específicos de una divinidad, con una genealogía y una mitología propias definidas por una tradición más literaria que religiosa. Considerada hija de Nicte, la Noche, y de Océano, forma parte de la generación divina primitiva, no sometida por tanto a la autoridad de los Olímpicos. Como las erinias, castiga el crimen en general, pero sobre todo el pecado de hibris, la desmesura, que hace olvidar a los hombres los límites de su condición humana. La mesura, noción fundamental del pensamiento filosófico y religioso en la Grecia antigua, es el garante tanto del equilibrio universal del cosmos -el universo organizado frente al caos -como la unidad cívica del grupo social, y se opone al desorden y la anarquía. Némesis, cuyo nombre significa «la que distribuye conforme al reparto establecido », vela celosamente por el
cumplimiento de la ley cósmica que establece que la desgracia sucede necesariamente a la felicidad, sobre todo cuando esta es excesiva. Nada ni nadie escapa a su poder regulador: ni el orgullo de los poderosos, ni la vanidad de los ricos, ni la violencia de los criminales”. (MARTIN, René, Diccionario Espasa de Mitología Griega y Romana, Espasa Calpe, Octava edición, Madrid, España, 2005, págs. 308/309)

“1.13. Némesis”

“Esta divinidad es la encargada de reprimir todo exceso. Por ejemplo, el exceso de felicidad en los hombres. Así, cuando al rey Creso todo le salía bien, Némesis hizo que tuviera la idea de declarar la guerra a los persas, lo que acarreó su ruina. Némesis hace también que los reyes purgen su exceso de orgullo”.
“En cierta medida, esta diosa es la personificación de la máxima atribuida a los Siete Sabios «Nada en demasía», que estaba bien visible en el santuario de Apolo délfico. Nemesis es una interesante concepción del espíritu helénico: todo lo que sobresale de su condición tiende a trastornar el orden del universo y debe ser reprimido”.
“La Mitología considera a Némesis una de las hijas de la Noche. Prácticamente carece de leyendas”. (GALLARDO LÓPEZ, María Dolores, Ediciones Clásicas, Madrid, España, 1995, pág. 199).

“Némesis… es una divinidad de funciones no muy diferentes de las de las Parcas, si bien mas activas y a la vez mas imprecisas: Némesis otorga a cada uno su merecido (idea en la que juega su relacion con … ‘distribuir’, ‘dar a cada uno lo suyo’, y con… ‘ley’, pero precisamente ‘ley que regula la justicia distributiva’), con lo que se acerca tambien un poco a la Justicia, a quien veremos luego, y a la propia Titanide Temis; en el mencionado pasaje de los Trabajos y Días puede traducirse por ‘la Santa Colera’; a veces, por ‘Venganza’ o ‘Castigo’”. (RUIZ DE ELVIRA, Antonio, Mitología Clásica, Gredos, Segunda edición corregida, 4a. reimpresión, Madrid, España, 2000, pág. 62).

“NÉMESIS… Némesis es a la vez una divinidad y una abstracción. Como divinidad se le atribuye un mito: amada por Zeus, Némesis, que es una de las hijas de Nix (la Noche), trata de rehuir los abrazos del dios. Para ello, adopta mil formas distintas y acaba metamorfoseándose en oca. Pero Zeus se transforma en cisne y se une a ella. Némesis puso un huevo, que unos pastores recogieron, dándolo a Leda. De este huevo nacieron Helena y los Dioscuros (v. Leda y Helena). Esta leyenda guarda relación con el valor simbólico de Némesis: Némesis personifica, en efecto, la «Venganza divina» -a veces la divinidad que, como las Erinias, castiga el crimen, pero, con más frecuencia, el poder encargado de suprimir toda «desmesura», como, por ejemplo, el exceso de felicidad en los mortales, el orgullo de los reyes, etc.-”
“Es una concepción fundamental del espíritu helénico: todo cuanto sobresale de su condición, tanto en bien como en mal, se expone a las represalias de los dioses, Tiende a trastornar el orden del universo, a poner en peligro el equilibrio universal; por eso debe castigarse si se quiere que el mundo siga tal como es. De este modo, Creso, demasiado feliz por sus riquezas y
su poder, es arrastrado por la Némesis a su expedición contra Ciro, expedición que acaba por ser su ruina”.
“En Ramnunte, pequeña ciudad del Ática situada a poca distancia de Maratón, en la costa del estrecho que separa Ática de Eubea, Némesis tuvo un santuario famoso. La estatua de la diosa era obra de Fidias, tallada en un bloque de mármol de Paros traído por los persas, quienes lo destinaban a erigir un trofeo después que hubiesen tomado Atenas. Habíanse mostrado demasiado seguros de su victoria (signo de desmesura), y jamás conquistaron Atenas. La Némesis de Ramnunte había suscitado el ejército ateniense de Maratón”. (GRIMAL, Pierre, Diccionario de Mitología Griega y Romana, Paidos, pág. 375)

“Némesis. Igual que las Parcas, Némesis fue en sus orígenes una idea moral: la del equilibrio inmutable de la condición humana”.
“De dos maneras puede el hombre disgustar a los dioses: violando la ley moral -con lo que incurre en su cólera- o alcanzando un exceso de felicidad y riqueza, lo cual provoca sus celos. En ambos casos, el imprudente mortal estará expuesto a la Némesis, o ira divina”.

“Si su pecado ha sido sólo un exceso de suerte, podrá esperar que la diosa se aplaque sacrificándole una parte de su felicidad”.
“Polícrates, tirano de Samos, asustado por la buena suerte que lo acompañaba en todo momento, quiso prevenir los celos de los dioses arrojando al mar un anillo de gran valor que estimaba en mucho. Pero cuando se lo devolvió un pescador que lo había encontrado en el interior de un pes, comprendió que Némesis no aceptaba su sacrificio, y que pronto la desgracia caería sobre él, como así sucedió poco después”.
“A Némesis -convertida después en una verdadera divinidad -le fueron atribuídas distintas genealogías. Según una tradición, es hija de Océano. En otro lugar, sus progenitores son la Noche y el Erebo, con lo que se convirtió en una potencia fatal. Por último, cuando se le atribuye como madre a Dice, se convierte en la diosa de la equidad y la justicia. Por
“Por otra parte, siempre aparece con la misión de velar por el mantenimiento del orden. Uno de los epítetos que se le aplican es el de Adrastea, «la inevitable». A veces se representa con el codo doblado -el codo es la medida que el hombre no debe rebasar jamás- y con un dedo en los labios, simbolizando que lo mejor es callar para no atraer la cólera divina…” (GUIRAND, Félix -director-, Mitología General, Labor S.A., segunda reimpresión, Barcelona, España, 1965, págs. 234/235)

“Némesis castigaba terriblemente a los hombres malos, como consta de los escritores griegos y latinos, que la llaman también Rhamnusia, de un templo que loro en Rmnnunte, ciudad de Asia. La creían muy poderosa, como consta de Stacio, lib. 13…” (LORENTE, Francisco, Compendio elemental de la mitología, Imprenta de Repullés, Madrid, 1847, pág. 92).

“NÉMESIS. Llamada también Adrasteia y Rhamnusia, de Rhamno en Ática, el principal centro de su adoración, era una personificación de la venganza que parecía dominar cada acto de maldad. Era la diosa del castigo, y como tal se colocó una figura suya junto al banco de los jueces. Con un poder misterioso, que vigilaba la propiedad de la vida, se la concebía como dando forma a la conducta de los hombres en sus tiempos de prosperidad, castigando el crimen, alejando la suerte de los que no se lo merecen, persiguiendo cada mal hasta encontrar su malhechor y manteniendo la sociedad equiparada. Era representada como una figura pensativa, bella, con aspecto de reina, con una diadema o una corona en la cabeza, alada, excepto en las esculturas más antiguas, o conduciendo un carro tirado por grifones. Entre sus diversos atributos se encuentra una rueda, para indicar la rapidez de sus castigos; una balanza, una brida, un yugo, un arado, un látigo, una espada y una rama de manzano. En Atenas y en Esmirna se celebraban festivales especiales llamados Nemesianos, acompañados por sacrificios para asegurar su buena disposición”.
“Erebo unas veces y Océano otras son mencionados como su padre, mientras que se dice que Zeus fue su amante y Helena su hija”.
“Tenía tres ayudantes para ejecutar sus órdenes: Dike, Poena y Erinas (respectivamente, justicia, castigo y venganza). Era un terror para los malhechores. Al mismo tiempo se reconoció que sus intentos para tratar a todos los hombres con la misma justicia surgieron de un amor profundamente asentado, y por tanto se la colocó junto a las Gracias. En Esmirna se alabaron varios seres alados de este mismo tipo”. (MURRAY, Alexander S., Quién es quién en la mitología, M. E. Editores, pág. 118).

“NÉMESIS.

Pocas divinidades fueron más respetadas por los pueblos de la Grecia y de Roma: hija del Océano, según Pausanias, de la Justicia en opinión de Amiano Marcelino; de Júpiter en concepto de Eurípides, Hesíodo la da por madre a la Noche, que la engendró sin auxilio de ningún dios. Sus castigos, aunque severos, se fundan en la equidad: como Adrastea no hay persona que se libre de sus golpes. Castiga la menor falta contra las leyes, la ambición y el orgullo; así como recompensa a los hombres honrados y observadores de las leyes. El nombre de Némesis significa en los Griegos, según Hesichio, buena fortuna. Phornuto le deriva de Nemesao (indignor) de la indignación que causaba a Némesis la vista de los crímenes de la Tierra: o de Misos (venganza), porque se la invocaba para vengar sus ultrajes y castigar a sus enemigos. Se la nombraba Némesis, según Aristóteles, porque acuerda a cada uno lo que merece: Ancharia la llamaban los Asculanos, Phalerios, y algunos pueblos de la Toscana, siendo siempre elegidos sus sacerdotes de la familia Ancharia: Fortuna le decían los romanos: Nortia los Faliscos, Toscanos, Volaterranos, y Volsinios. Némesis, con el sobrenombre de Gran Diosa que le dieron en otras partes como a Cibeles, en su sentido filosófico era el símbolo de la Providencia y del cuidado que tiene de todo lo que acontece en el mundo.-Esta divinidad soberana de todos los mortales, juzga de los motivos secretos que le impulsan a obrar, ordena, según creen los pueblos de Italia, al ciego Destino, y acuerda la salida a su gusto, de la urna del dios de las felicidades o desgracias. Ejerce sus venganzas con esquisito cuidado en los agravios que los hijos hacen a sus padres: se complace sobre todo en humillar a los que por un loco orgullo quieren sobreponerse a los demás, y a los infatuados con su amor propio que creen someterlo todo a sus ideas y caprichos.- Demetrio Scepsio considera a Némesis por Diana ó Hécate: otros autores han visto en ella un sobrenombre de la Parca Atropos: Phurnuto la ha contado en el número de las Furias; pero generalmente ha sido siempre reputada como una divinidad particular.- Némesis, en fin, que castiga el orgullo y la injusticia de los hombres, venga por este motivo a los amantes desgraciados por la infidelidad de sus amadas… El narciso servía también en su corona; y esta flor, que se refiere a un joven orguilloso enamorado de sí mismo, víctima del amor propio, debía naturalmente ser consagrado a la diosa que castigaba a aquellos que solo se aman a sí propios”. (CARRASCO, Juan Bautista, Mitología universal, Imprenta y Librería de Gaspar y Roig Editores, Madrid, España, 1864, págs. 626/627)

Tal como se puede ver, de acuerdo con estas fuentes, Némesis encaja bien dentro de la trama y como autor me proporciona la ventaja de trabajar con una idea ambigua de maldición y me permite “jugar” de tal modo que sea el lector quien termine concediéndole o negándole importancia a ella al respecto, y también todo ese “bagaje” resulta razonable para influir en Tomás, al menos en el ámbito de la posibilidad, y dentro de ésta, en el cálculo o intuición de probabilidad, más allá de su acierto o error “objetivamente” considerado.

Pasando a otra cosa, según me comentás en tu relato aparece Helena, la hija de Némesis. Ese dato y tu atento y detallado comentario me brindan dos poderosas razones para pasar por tu relato, leerlo atentamente (e intuyo de antemano, disfrutarlo) y comentarlo. Estoy en deuda y espero saldarla muy pronto.

Por último, quiero decirte que se ha cumplido tu deseo “espero que te sirva mi comentario”. Claro que me ha servido. Me ha movido a la reflexión en algunos puntos, me ha motivado a efectuar algunas aclaraciones y a continuar con el intercambio de opiniones. Al igual que me ha sucedido con todos los compañeros que me han comentado (incluidos los comentaristas anónimos), he notado que has expuesto tu comentario con sinceridad, buena intención, respeto y buenos argumentos. Eso lo torna útil por sí mismo, y más útil es aún cuando se reflexiona en torno a él y se lo analiza. Comentarios como el tuyo y los de los compañeros estimulan a continuar trabajando y a permanecer en Literautas.

Un abrazo.

Dante

26/05/2015 a las 06:24

Aclaro: el comentario N° 37 es la respuesta al comentario de ILLARGUIA. (A diferencia de los demás, involuntariamente omití consignarlo arriba para su mejor identificación). Aprovecho para agradecerle nuevamente su comentario.

Dante

26/05/2015 a las 06:30

PARA DEMETRIO VERT:

Hola Demetrio. Gracias por tu comentario, y gracias, sobre todo, por haber decidido leer el texto a raíz de un post mío en el relato de KMarce. Esto demuestra que nuestras participaciones nos retroalimentan positivamente a todos y motivan a seguir en Literautas.

Con respecto a las faltas que enunciás en el comentario N° 36, no te preocupes. Los diablillos de la informática a veces juegan malas pasadas, y no hay nada que hacerle. Por más que no quieran, podemos entendernos igual :). Muy atento de tu parte, por las dudas, el haber aclarado esas palabras que no salieron bien.

Vamos ahora a tu comentario en sí.

Veo que tenemos un criterio algo similar en cuanto a cómo efectuar los comentarios. Si bien yo les manifiesto a los compañeros si la historia me gusta o no, siempre dejo en claro que es mi gusto personal. Coincidimos en que yo también me detengo más en la forma, y en lo atinente al contenido, salvo que detecte una grave incoherencia, me cuesta más formular críticas y observaciones porque quien imaginó, concibió y estructuró la historia es el/la compañero/a y, por ende, con sus recursos y los aportes que podamos hacerle (eventualmente, con observaciones y críticas), es quien puede crear la mejor versión de la historia. Pienso que, exceptuando casos de extremo mal gusto (aquí no me refiero al criterio subjetivo, sino al recurso inútil a cosas desagradables, poco estéticas y ofensivas, sin necesidad y con mala intención o con desaprensión del lector/espectador o de un grupo, sociedad, decoro o criterios éticos y morales) o graves incoherencias o contradicciones, no es posible para el observador externo “tocar” el contenido. El contenido, desde un punto de vista subjetivo, me podrá gustar o no, lo podré preferir más o menos o no preferirlo en absoluto, y de acuerdo con criterios más o menos objetivos, podré analizarlo. Pero no cambiarlo, porque si lo cambio, varía la historia. En cambio, la forma sí puede ser analizada desde el punto de vista subjetivo y/u objetivo y pueden sugerirse más cambios, porque en todo caso, se trata de contar la misma historia de otra manera, o al menos de una más aconsejable, conveniente o pertinente en relación al contexto o tipo de historia, o de un modo que haga brillar más al contenido. En definitiva, como vos decís, la forma hace en gran medida a todo aquello que hace que se escriba bien.

Aclaremos ahora tu confusión:

“Al regreso”, se refiere al regreso de la luna de miel (ya que es el último hecho narrado). Aquí podés remitirte a mi respuesta a ILLARGUIA en el comentario N° 37. Si bien ha incidido la limitación espacial, tampoco tienen (y menos en un relato tan corto), tanto interés (a los efectos de lo que Tomás quiere contar en torno a la maldición) los hechos transcurridos desde sus vacaciones en las que conoce a Jazmín y su luna de miel. Lo mismo vale para su luna de miel. Lo “interesante” (y lo que va a interesar a quien escuche/lea su historia relativa a la maldición) sucede a su regreso al trabajo, al final de su luna de miel.

Tomás sí se casó con Jazmín. Por haberse casado con ella, se siente feliz. Después de que pasa todo lo que pasa con Mercedes, después de que siente, piensa y recuerda algunas cosas (no todas se dicen, se deja lugar a la imaginación del lector), teme que la maldición pueda alcanzar a Jazmín. Lo que conjetura es que podría impedir que la maldición alcance a Jazmín. El final es abierto. No nos dice si intenta algo o no. El texto se detiene en la conjetura. El resto, corre por cuenta de la imaginación del lector en base a la interpretación previa que construyó del resto del texto.

Espero haber aclarado tus dudas.

Gracias por tu comentario y por tus felicitaciones.

Saludos.

Demetrio Vert

26/05/2015 a las 17:49

Hola Dante. De acuerdo en todo lo anterior, excepto en una cosa. Es verdad que el autor construye la historia a su libre albedrío y es la que és, pero tambien es cierto que si la historia es inintelegible por los lectores (cosa que en absoluto pasa en la tuya, pues eso se queda en …
Dicho esto, yo entendí la historia, de hecho la apunté tal como tú dices, pero como lector, en una primera pasada tuve esa paradiña que interrumpe la fluidez de la lectura. ¿Es importante la opinión de un lector? Para mí, en este blog, en el que yo trato de aprender, sí. Muchas veces los autores tenemos clarísimas las historias en nuestras cabezas y perdemos la visión externa de quién va a leerlas sin conocerlas. Es ahí cuando un lector puede aportar algo.
Repito, no sucede en tu historia, bien tramada y con ritmo. Mi aportación solo intentó ser un granito de arena a considerar.
Es un placer leerte y debatir contigo.

PAULATREIDES

27/05/2015 a las 10:01

Antes que nada agradecer el comentario que hiciste sobre mi relato, y sobre las preguntas que me haces te las respondo una a una.

¿crees que daría para más, para algo más extenso?

Evidentemente sí. Como tú mismo comentas “es una historia, y es más larga de lo que es en el relato.” Y ¿cómo de larga?. Todo lo que se quiera. Depende de las subtramas que quieras poner, de los personajes secundarios que introduzcas…

Si se quiere algo más extenso, se puede incluir la evolución de la felicidad de Tomás desde que conoce a Jazmín y desarrollar esos saltos temporales (no dejarlo sólo en noviazgo, boda, viaje, niño) y por contra, el desarrollo de la desdicha de Mercedes (desde un simple corte en el dedo, con un cuchillo en el momento que Tomás conoce a Jazmín, hasta el accidente).

¿qué género o forma literaria sería la apropiada para contar esa historia (por ejemplo: cuento, novela corta, novela, etc)?

La respuesta a la forma está en la pregunta anterior.
En cuanto al género, casi todas las historia se pueden adaptar a cualquier género (estoy haciendo una Space Opera de Moby Dick).
Todo depende de lo que quieras modificar el relato original.
Puedes hacer desde un relato altamente dramático hasta una novela de terror. Cuando aparece Jazmín en la historia, mi primera impresión fue que era una personificación de Némesis, elemento fantástico. Imagina un ente que se alimenta de las desgracias, en este caso del infortunio de Mercedes, pero que lleva a Tomás a su drástica decisión.
Si te centras en la relación de Jazmín con Tomás puede hacerlo en un tono romántico e incluso erótico 🙂
Personalmente (si fuera yo quien lo desarrollara) me iría a la fantasía-terror, siendo Némesis la encargada material de las desgracias de Mercedes, al tiempo que afianza su relación con Tomás. El salto al vacía sería el triunfo sobre Némesis y situaría a Tomás de nuevo en el Louvre frente a la estatua, pero esta vez no formularía su maldición.

¿Te parece que en caso de escribirse sería interesante para leer?

Sobre gustos, los colores; es lo que se suele decir. Raramente leo algo que no sea fantasía, ciencia-ficción o terror. Sé que me pierdo mucho, pero es que hay tanto donde elegir que hay que delimitar (para mí la fantasía empieza con La Odisea). La mitología en general, y la griega en particular, da para mucho.
No leemos.

Dante

29/05/2015 a las 00:03

PARA DEMETRIO VERT:

Gracias por tu punto de vista. Creo que tenés mucha razón en que muchas veces como autores tenemos muy claras las historias, pero perdemos la visión externa de quien va a leerlas sin conocerlas. Es cierto, y por supuesto, como muy bien decís, la opinión del lector es muy importante. Más importante aún es la opinión de un lector que a su vez es autor, ya que nos permite intercambiar opiniones, aclarar cuestiones e incluso explicar la “trastienda” de nuestro proceso creativo. Y ahí puede suceder que con los aportes de los compañeros algo se cambie total o parcialmente o que se confirme. Eso, en cuanto a su punto de vista como autores y en relación a los recursos que podemos utilizar. Sin embargo, puede que pese al intercambio de opiniones, como lectores las cosas sean diferentes y que no hayamos sido del todo claros en alguna ocasión (o en varias). Por eso, además, de charlar sobre cuestiones técnicas y recursos creativos y literarios, ciertamente es muy importante la opinión del lector. Tu granito de arena ha sido más que eso para mí: ha sido un aporte muy interesante. Yo agregaría que no sólo podemos tener claras las cosas en nuestra mente, sino que a veces (al menos en esto hablo por mí) puede que ocurra que tengamos miedo de “vender” la trama por adelantado, o que queramos darle algún espacio más a la imaginación del lector, o que no queramos decirlo todo, o que queremos desafiar al lector para que se entretenga resolviendo algún enigma o algo así, etc. y en esas saludables intenciones como autores puede que dejemos algún cabo suelto, aún pese a que nuestras opciones literarias se encuentren justificadas y pese a que la opinión de nuestros compañeros como autores coincida o enriquezca la nuestra. Me interesa muy particularmente este “doble juego” o doble nivel de análisis, y por eso tanto en los comentarios que mis compañeros me hacen como en los que yo les hago, me resulta enriquecedor intercambiar nuestras visiones sobre recursos literarios y confrontar también los por qué de nuestras observaciones, críticas o elogios o los por qué de nuestras opciones creativas, y luego ver si como lectores podemos arribar a una conclusión concordante. Cuando del intercambio fundado de opiniones surge que la conclusión del análisis de los compañeros en cuanto autores y en cuanto lectores va en el mismo sentido, considero que el texto va por el buen camino. Y cuando no es así, gracias a los aportes que mutuamente podemos hacernos, fácil le será a nuestro texto retomar el buen camino.

Para mí también ha sido, es, y espero que será, un placer leerte e intercambiar nuestras visiones. Y muy particularmente te agradezco haberme hecho notar lo del punto de vista del lector. Quizás pese a mi intención del “doble análisis”, en esta primera experiencia puse más el acento desde el punto de vista del autor. Nuevamente: más que un granito de arena tu comentario me ha abierto otra perspectiva.

Saludos.

Dante

29/05/2015 a las 00:13

PARA PAULATREIDES:

Gracias por tu comentario. Es verdad que dependerá de mi intención como autor y de las subtramas que pueda poner, la extensión o genero al que puede adaptarse la historia.

Sin embargo, también me interesaba (y me interesa) contar con visiones ajenas y aunque teñidas con la subjetividad y gustos personales (que son una enriquecedora parte del análisis), serán más objetivas que la mía propia. En otras palabras, si como lectora y autora le ves más potencial, quiere decir que no sólo mi opinión va en ese sentido. No lo he definido, pero creo que en algún momento esta historia puede tener algún otro desarrollo, aún sin modificar demasiado las “líneas maestras” del relato.

Me gustaron muchos las ideas que te disparó la historia. Eso me confirma que tiene potencial para expandirse. Puede resultar increíble, pero poco antes de que respondieras las preguntas, tuve como un “flash” acerca de Jazmín y Némesis, aunque nada detallado como tu interesante aporte. Ese “flash” fue casi cinematográfico y la “revelación” vendría dada al final. Así que te imaginarás cómo me atrapó este comentario cuando propusiste ideas que imaginaste en función de la “base” que estaba dada en este breve relato. Me puse doblemente contento: por el relato en sí, que pese a los defectos que pudiere tener, creo que pasó esta primera “prueba” (que fue mi primer experiencia en Literautas), y por el potencial desarrollo que pueda tener la historia, que fue contada en el relato pero lo trasciende.

Gracias por tu aporte y espero que nos sigamos leyendo.

Saludos.

Demetrio Vert

29/05/2015 a las 18:36

Hola Dante. Se nota que eres un especialista en el análisis. Yo no lo soy tanto. Simplemente un aficionado que lee atentamente los textos de los compañeros para comentarlos con devoción y aprender lo que pueda de esa práxis.

Todo lo que dices en tu mensaje lo entiendo perfectamente razonado y lo comparto. Espero poder ir aprendiendo de tus interesantes conocimientos.

Un saludo.

ILLARGUIA

30/05/2015 a las 08:55

Descompensado y altibajos ¿porqué?
A pesar de que el relato forma un conjunto muy compacto, de principio a fin, voy a detenerme para darle una vuelta de tuerca, para elevar un poco el nivel crítico. Observo al menos 5 partes bien diferenciadas en cuanto al argumento:
1 El adiós de la despechada
2 Trabajo de cardiocirujano, cinco años, viaje a París
3 nuevo noviazgo, año y medio, boda, luna de miel
4 reencuentro con el fantasma, mito y maldición
5 el miedo y el vacío
Y en cuanto al aderezo destacaría otros 5 aspectos:
A Los nombres, y el carácter moral del personaje
B La localización y el cronograma (Espacio y Tiempo)
C Ambiente
D Descripciones
E Diálogos
Cruzando ambos cuadros se podrían analizar tramas y subtramas hasta lograr encontrar cuáles son las razones por las que algo no encaja.
Si te fijas, en el punto 4 coloqué mal, a propósito, el mito y la maldición, que debería ir en el punto 3.
Teniendo presente este esquema, desde mi punto de vista de escritor, de personaje y de lector, es más fácil descubrir donde ocurre un salto, o un desencuentro, o si quieres un desliz.
En tu relato a mí no me terminan de convencer los nombres de los personajes (A); la localización y los tiempos (B), la ambientación (C) y los diálogos (E) son poco contundentes.
En el apartado A, Mercedes es demasiado largo, y si le añades el apellido alemán resuena como un motor de cuatro tiempos; Tomás no le pega a Jazmín, un nombre bíblico junto con otro de folletín.
El B: día tras día, casi siete años, es mucho para no olvidar. El televisor informa sobre un suceso ocurrido hace 2 días. 
Como no quiero extenderme, sí haría mención a otros detalles:
Los personajes ¿tienen aire, o se ahogan?, la línea argumental ¿es simple o compleja?, ¿Están en una isla?, ¿Solo hay un hospital? 
Como es lógico todas estas preguntas tienen su respuesta, pero no debes confiar solo en que el final es abierto, y dejar los problemas para el lector. Este puede exigir, si no le gusta la película, que le devuelvan la entrada. 
Un apunte final, Némesis, como diosa lunar representando al viejo mundo, negra como la noche, solo actúa cuando hay lazos de sangre, Aquiles, el mismo Hércules, Edipo, tienen que huir de las furias. Generalmente se deja en manos de los enamorados frustrados a aquel que puede ver la belleza y no la puede conseguir: Tiresias,  que ve bañarse a Atenea; Narciso que se enamora de su reflejo, y el mejor de todos, el relatado por Apuleyo, el de Amor y Psique. 
En cuanto a la trama, y ahora sí te prometo finalizar, a mí (perdona que me apropie por un momento de tu obra y me ponga en la piel del autor), le daría giros argumentales: 
Mercedes y Tomás se reencuentran cuando son novios, o mejor, después de la boda. Ella está más gorda, se ha separado, y él es ahora un médico famoso. Jazmín pasa a ser el objeto de la maldición, ve como su esposo se aleja de ella cada vez más, por su trabajo en el hospital, pero cuando descubre la infidelidad, intenta un suicidio con barbitúricos…
Como puedes ver sí hay materia para una novela.
Hasta el próximo comentario, un abrazo.

Dante

30/05/2015 a las 19:11

PARA ILLARGUIA:

Nuevamente gracias por tu comentario. Me gustó mucho un giro que utilizaste “elevar un poco el nivel crítico”. Quiero decirte que tu comentario anterior ya era de gran nivel crítico. Elevarlo aún más, me hace sentirme honrado. Al igual que los demás compañeros, tanto aquellos a los que les gustó todo, a los que les gustó algo, a los que les disgustó otra cosa, a los que dispensaron elogios, y a los que formularon críticas y observaciones, como es tu caso, he notado que todos se han expresado con respeto, con muy buenos fundamentos y que han expuesto algunos criterios más o menos objetivos con otras dosis tan necesarias como atendibles de subjetividad (qué sería de los escritores o de los autores en general si no llegaramos a la subjetividad del lector o el espectador). Ese nivel de análisis, sumado a la generosidad de haberme leído y haberme dedicado su tiempo, realmente me halaga y me motiva a continuar en este espacio.

Me pareció interesante tu estructuración en dos cuadros de la trama, y el haberlos cruzado. En tu opinión, allí se encuentran algunos “puntos flojos” (resultado de tu análisis) y otros que pueden no ser de tu preferencia (emergente de tus gustos). Es posible que otras personas tengan otra visión al respecto (tanto en el análisis como en sus gustos), pero me pareció muy original e interesante el descomponer la trama para poder expresarse sobre ella. Sitúa muy bien a quienes quieran participar brindando sus aportes, y a mí me es útil para reflexionar al respecto. Cualquiera sea la decisión final (ya que suelo meditar pros y contras, elogios, observaciones y críticas y sopesar diversas alternativas para luego obtener una conclusión fundada, que luego será expresada literariamente), tus aportes y los de los compañeros, sobre todo aquellos críticos o que han requerido aclaraciones, son muy útiles si alguna vez decido volver a trabajar esta idea para plasmarla en un ámbito más extenso. De ahí que me detenga aquí con eso de los dos cuadros que me ha parecido interesante. Asimismo, el hecho de haberla podido descomponer tan claramente (elogiable por tu calidad analítica) me revela que, sin perjuicio de las observaciones y críticas, la estrucutra base está delineada y sobre eso se puede reflexionar y en su caso mejorar. Si no pudiera detectarse la estructura base, estaría en un serio problema.

No obstante, quisiera detenerme en algunas de tus apreciaciones.

Es verdad que el punto A), la introducción de Mercedes es un poco larga. Es cierto, y ya también lo han marcado algunos compañeros. Fue una decisión que elegí para luego dejar algunos “huecos” al lector. O sea, puede ser opinable e incluso cuestionable, pero responde a una decisión mía como autor a nivel de contenido y a la confianza que le he dispensado al lector. (Luego, a nivel global volveré sobre este punto para referirme a una frase tuya que me pareció muy realista y atinada).

En cuanto a los nombres, confieso que no elegí a Tomás porque fuera un nombre bíblico. Esa podría haber sido una motivación de sus padres al bautizarlo (en el caso que en la historia los padres aparecieran expresa o implícitamente, directa o tangencialmente o se hiciera referencia al nombre, su significado y por qué se lo pusieron). Jazmín supongo que te suena a folletinesco por aquellos libritos que se suelen divisar en algunos kioscos de revistas, cuya colección lleva ese nombre y según supongo por las ilustraciones de la tapa, deben versar sobre novelas rosas o algo así. Bueno, ciertamente no vino por ese lado la elección más allá de esta asociación. Cuando imaginé al personaje (sobre todo sus reacciones y expresiones faciales, su modo de vestir y algunos otros aspectos), creí que este nombre le encajaría bien. Tenía que ser un nombre que sonara dulce (en contraposición a la fortaleza de Mercedes) y que correspondiera a una chica más joven. La idea era, justamente, que la contraposición “resuene”. Y hablando de resonar, si bien tu comentario es extremadamente serio, respetuoso y profundo, no pude evitar sonreír cuando leí que si a Mercedes “le añades el apellido alemán resuena como un motor de cuatro tiempos”. Obviamente no pensé en la famosa marca automotriz, sino que aposté a que sonara imponente y complementara la descripción física (según algunas ideas previas que pudiera tener el lector, incluso estereotipos). Pero no pude evitar sonreír con lo de “motor de cuatro tiempos” porque en lunfardo (que es una jerga rioplatense) “camión” designa a una mujer muy atractiva e imponente. Con lo cual, pese a que la elección de ese nombre y ese apellido podrían resultar opinables, cumplieron su objetivo. Creo que en un ámbito más extenso, donde la ambientación incluyera nacionalidades, ciudades, etc., tal vez tu apreciación podría cambiar. O tal vez no, porque no habría necesidad de cambiarla y estás en todo tu derecho como lector o como autor de opinar de esa manera y tu juicio merece respeto más allá de que pudieramos discrepar en ese punto. (Luego, a nivel global volveré sobre la remisión al lector para referirme a una frase tuya que me pareció muy realista y atinada).

En cuanto a la ambientación (punto B), debo decirte que me hubiera gustado precisarla más, pero tuve que atenerme a los límites de extensión. En cuanto a lo que decís “día tras día, casi siete años, es mucho para no olvidar. El televisor informa sobre un suceso ocurrido hace 2 días”, creo que se puede hacer una distinción. El “día tras día” refiere a los cinco años de desilusión cuya causa es Mercedes. Los casi siete años se completan con su vida posterior, después de conocer a Jazmín. El televisor informa de un suceso ocurrido dos días antes de su vuelta al trabajo después de la luna de miel, y sitúa nuevamente al personaje en tiempo y espacio, y prepara el final. Puede ser opinable o cuestionable, pero creo que esto es claro, y ciertamente no forma parte de los “huecos” que he dejado a la imaginación del lector. En cuanto a que “casi siete años” es mucho para no olvidar, sería cierto si nos atuvieramos a una lógica binaria “recuerdo/olvido”, donde el alcance de los conceptos traducidos lingüísticamente por esos términos fuera absoluto. Sin embargo, y aún cuando pudiera ser cuestionable o cuando pudiera haberme equivocado, quise trabajar con una idea más psicológica, humana y realista. Es cierto que Tomás podría y debería haber olvidado a Mercedes en tanto tiempo. Pero lo cierto es que la memoria, y sobre todo en su faz afectiva, puede tener idas y vueltas, el recuerdo y el olvido pueden convivir -cual síntesis dialética- pese a ser contradictorios, y a veces uno de los extremos puede prevalecer sobre el otro en la resolución de esa contradicción. En el momento menos pensado, el recuerdo más doloroso aunque no menos agradable puede volver. Por eso “Súbitamente sentí un escalofrío: una vez más su fantasma había logrado aprehenderme”. Aquí, aún a riesgo de equivocarme, más que a la imaginación recurrí a la psicología del lector y a su propia experiencia de vida, ya que en alguna medida creo que cualquiera pudo haber pasado por una situación similar (aún cuando no consistiera en una desilusión o desengaño amoroso). Aposté aquí a una noción particularmente interesante que considera al ser humano como un “ser simbólico” y aún de modo inconsciente, puede que lo haya relacionado con alguna corriente de psicología del aprendizaje, puntualmente la del “aprendizaje significativo”. La vida es aprendizaje, y particularmente tendemos a aprender construyendo nuevos conocimientos y nociones en base a otras anteriores, las que al igual que las nuevas en construcción, nos resultan significativas. Por el motivo que fuere, Mercedes era significativa para Tomás y siempre influiría en él, aún cuando la “olvidara”. Aún cuando encontrara el clavo que sacó al anterior. Y no debe perderse de vista cuál es la personalidad de Tomás. Algunos de sus rasgos pueden intuirse, otros los dibujará el lector con su imaginación. Además, el hecho de que no haya olvidado del todo después de ese período tan largo, algo quiere decir de Tomás y de su relación psicológica y afectiva con Mercedes. (Luego, a nivel global volveré sobre el punto de la remisión al lector para referirme a una frase tuya que me pareció muy realista y atinada).

Siguiendo con el tema de la ambientación, creo que si los personajes tienen aire o se ahogan y en lo atinente a la línea argumental, puede ser cuestión de puntos de vista del lector, o de otro autor que lo analice y lo exponga. Puntualmente, en cuanto a la línea argumental, puede ser compleja para un espacio tan breve, y tal vez podría ser simple para uno más extenso. Si tuviera que valorarla, creo que es simple en cuanto a estructura y que lo complejo aparece en sus derivaciones. Que además, se vuelve más compleja por los “huecos” dejados intencionalmente para la imaginación y subjetividad del lector. (Luego, a nivel global volveré sobre el punto de la remisión al lector para referirme a una frase tuya que me pareció muy realista y atinada).

Ya que estamos aclaro: no están en una isla, aunque podrían estarlo. De hecho, por motivos de extensión no mencioné ninguna ciudad ni país de residencia. Y en lo atinente a la pregunta de si hay sólo un hospital, me parece que podría ser ésta la respuesta, como también podría contestarse lo contrario. De hecho, puede haber multitudes de hospitales, pero bien puede pensarse que ese es el Hospital de Emergencias o el más cercano al accidente. Creo que más allá de la remisión a la imaginación, cualquier lector podría suponerlo. Aunque, concedo, en un ámbito más extenso este punto debiera circunscribirse, ambientarse y justificarse. En este relato, basta con las posibles interpretaciones que uno pudiera construir. En un ámbito más extenso, tu observación tendría mucho peso, e incluso podría ser determinante. Omitir esas aclaraciones en un ámbito más extenso sería imperdonable. (Luego, a nivel global volveré sobre el punto de la remisión al lector para referirme a una frase tuya que me pareció muy realista y atinada).

No entendí bien si tu reproche de falta de contundencia alcanza sólo a las descripciones y diálogos o también a la ambientación (dado que a la ambientación te referís in extenso y de las descripciones y diálogos sólo consignás que son poco contundentes). En uno u otro caso, creo que lo de la ambientación ya fue tratado. En cuanto a las descripciones, si bien respeto y valoro tu opinión, no creo que no sean contundentes. Me parece que lo son, más allá de que sí puede resultar discutible el modo en que se efectuaron (ya que hubo un saludable debate con los compañeros acerca de si conviene, pueden o deben usarse más o menos adjetivos, o si las descripciones deben ser más o menos detalladas). De hecho, vos mismo me dijiste en tu primer comentario que eso es parte del modo de ver el mundo del autor y que así se expresará en consecuencia. En respuesta a ello, te manifesté que iba a integrar ese novedoso enfoque a la conclusión que obtuve respecto de aquél intercambio de opiniones. Por todos estos motivos, creo que las descripciones tienen la contundencia que ha permitido este espacio. En lo atinente a la contundencia de los diálogos, creo que tienen la contundencia necesaria para el tipo de historia en la que se incluyen. Si bien contribuyen a modo de disparador (frase de Mercedes) o para hacerla avanzar a modo de “giro” (caso del director del hospital o introducción de Jazmín), no son el eje de la trama ni de la historia. En otros relatos de otros compañeros (ejemplo los de Wolfdux, o el mismo que publicaste vos), los diálogos son esenciales no sólo para el desarrollo de la historia, sino para su misma presentación o narración. Probablemente, este mismo relato podría ser escrito sin esos diálogos. Perdería peso, lo sé, y yo como autor no estaría para nada de acuerdo en suprimirlos. Pero lo cierto es que la estructura no se resentiría. Por eso pueden no ser excesivamente contundentes, porque tampoco estaba justificado. Pero tienen la contundencia justa, en mi opinión, en función del contexto dentro del cual se introducen. Y en cuanto al diálogo entre Jazmín y Tomás, la idea es que, justamente sea breve y algo “tenso” si se quiere, porque es propio de dos personas que “rompen el hielo” para acercarse. De hecho, Tomás contesta con su nombre, sin verbos. Lo que revela el impacto que le causó esa persona. Ahí está su contundencia.

Como habrás visto, en muchas oportunidades puse entre paréntesis esta oración o una parecida: “(Luego, a nivel global volveré sobre el punto de la remisión al lector para referirme a una frase tuya que me pareció muy realista y atinada)”. Llegó el momento de cumplir la promesa.

Trazando un interesante parangón entre el lector y el espectador de cine, dijiste: “Este puede exigir, si no le gusta la película, que le devuelvan la entrada”. Qué frase tan realista y atinada. Estoy totalmente de acuerdo con ella. De hecho, cuántas veces he visto alguna película que a mí no me convenció en algo de forma o contenido o no me gustó, y a otras personas sí, y cuántas otras veces se produjo la situación inversa. Te cito un ejemplo personal: no he visto muchas de sus películas, pero nadie duda de que Woody Allen es un director muy prestigioso. A mí me gustó y me pareció interesante “Medianoche en París” (“Midnight in Paris”) y no me convenció y casi que no me gustó “Magia a la luz de la luna” (“Magic in the moonlight”). Si bien son dos películas diferentes y acá estamos hablando de un solo relato, la ambientación histórica, aunque sea parcial, es parecida y en ambas se recurre a la fantasía a modo de realidad o de enigma propio de la trama. En el primer caso me pareció bien manejado, en el segundo, hubo detalles de trama y actuaciones (de gente talentosa) que no me convencieron. Aunque no sé si tanto como para exigir que me devuelvan la entrada:). Lo que quiero decir: a mí mismo me ocurrió (en relación a gente mucho más capacitada que yo) esa sensación de que no me guste la película y casi quisiera exigir que me devuelvan la entrada. Cómo no me va a parecer realista y atinada tu frase. Sin embargo, creo que si bien es valorable tu aporte en torno a que esas preguntas tienen su respuesta pero que no debería confiar en que el final es abierto y dejar los problemas al lector, no es menos cierto que siempre hay riesgo de que después de habernos leído nuestros lectores quieran que les “devolvamos la entrada”. Esto no quita que después de comentarios tan bien fundados como el tuyo el autor deba proceder a un nuevo reexamen si tiene la oportunidad de recrear la idea en el mismo ámbito o en uno más extenso, pero aún después de ese reexamen y aún cuando cambiaran algunos elementos a instancias de tu comentario, de otros compañeros o de mi decisión personal (o de todos esos factores juntos), no voy a quedar relevado (creo que nadie los estaría) del riesgo de que el lector quiera que le “devolvamos la entrada”. Mi propia experiencia personal como lector y espectador me lo confirma.

En cuanto a tu apunte final en relación a Némesis, quiero decirte que mantengo y mantendré mi decisión argumental. Como habrás visto en mi respuesta a tu comentario anterior, te cité varias fuentes con las que me documenté, y a la luz de ellas vi que la introducción de Némesis era viable desde el punto de vista argumental. Sin embargo, no me parece extraño ni anormal que todavía expreses algún desacuerdo, ya que si bien hay algunas fuentes comunes en las que se basan los autores dedicados al estudio de la mitología, cierto es que los mitos propiamente dicho que sirvieron de base a esas fuentes procedían de tradiciones orales y que a veces las formulaciones eran distintas. Por lo que no me sorprenden, mejor dicho lo hace gratamente, algunos de los datos que me aportás. Sobre todo los de Tiresias viendo bañarse a Atenea y el relato de Apuleyo acerca de Eros y Psique. No conocía estos episodios, y creo que valdrá la pena leer al respecto. El caso de Narciso sí lo conocía, y, en cierto modo, (perdón que vuelva de nuevo al lector), podría tener alguna incidencia en relación a Mercedes. De hecho, ya que lo mencionaste a Narciso, creo que lo voy a tener muy presente para un posible desarrollo de la historia en un ámbito más extenso. Te agradezco por eso.

En cuanto a tu apreciación final: “perdona que me apropie por un momento de tu obra y me ponga en la piel del autor”, nada hay que perdonar ni disculpar. Al contrario, viendo cómo “te apropiaste” de la obra y lo que sugeriste, al igual que ha sucedido con las sugerencias que me ha formulado Paula Treides, veo que mi intención de dejar “huecos” para que cada uno los llene, se concretó. Y además compruebo que si autores, cuyos relatos y comentarios he leído y me han parecido de gran nivel, pueden ponerse en mi lugar y hacer sugerencias respecto de la trama, significa que la idea merece seguir siendo trabajada. La concordancia en este punto entre vos y Paula Treides como autores y la riqueza de todos los comentarios recibidos (que también incluyen el punto de vista del lector), entre los cuales quedan comprendidos tus aportes, me revelan que la idea base de la historia no sólo tiene potencial sino que merece ser trabajada. Espero tener la inspiración y el tiempo necesarios para hacerlo y trabajar lo que sea necesario para estar a la altura de ese desafío.

Finalmente, gracias por tus palabras finales de aliento: “Como puedes ver sí hay materia para una novela”. Veremos si será novela o no. Pero creo que algo va a haber que hacer con esta historia, después de haber pasado el filtro de tantos puntos de vista, tan respetuosos y tan bien fundados.

Gracias por tu comentario y por tus aportes. Un abrazo.

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