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La maldición - por Paola

Web: http://papan3.blogspot.com.es

Marco leía incrédulo el final de la noticia: no ha habido supervivientes.

Levantó la vista del periódico posándola sobre un punto indeterminado de la pared. Su mente iba tejiendo una red de recuerdos cada vez más nítida y su asombro era evidente por la expresión desconcertada de su cara.
Su hija entró en el cuarto con la respiración acelerada, como alguien que acaba de hacer una carrera.
—En cuanto me he enterado he venido lo antes posible —dijo después de echarle una rápida mirada y comprobar que su padre ya estaba al corriente—. ¿Cómo estás, papá?
Se quitó el abrigo y lo dejó en el respaldo de la silla, se acercó al hombre y se dio cuenta de que reaccionaba aunque no hubiera respondido.
—Papá, ¿Me estás oyendo? —Preguntó poniéndole una mano sobre la frente.
Marco se giró, miró a su hija y preguntó:
—Francesca… ¿Te has enterado?
—Sí, papá, he leído la noticia.
En ese momento entró la enfermera seguida del médico.
— ¡A ver! —dijo el doctor Pieri acercándose a Marco — ¿Cómo progresa esa fractura?
Le miró el fondo de los ojos y sin esperar respuesta alguna le preguntó su nombre y apellido.
Marco contestó sin vacilar a esa y a todas las preguntas que le hizo el doctor acerca de la fecha, el año en el que estaban, su dirección actual y su edad.
—Todo está en orden —dijo el médico a Francesca—no presenta ningún tipo de conmoción.
Marco miró a su hija con expresión interrogativa.
—Estaba asustada, papá, creí que la noticia podría haberte afectado —se disculpó Francesca.
— ¿Qué noticia? —Preguntó el doctor.
—Es una historia muy larga —contestó Marco meneando la cabeza como para dar a entender que no tenía ganas de hablar de ello.
—Es la hora del café, tengo tiempo y me gustaría oírla —contestó el médico apoyándose a los pies de la cama sin dejar de mirar al paciente.

Francesca se sentó a escuchar por enésima vez el relato, el médico quería hacer hablar al anciano para que los recuerdos no quedaran atrapados en su mente.
Marco tomó aire y la expulsó despacio como haciendo un gran esfuerzo para recordar…

—Febrero de 1937, hace ahora cincuenta años, yo pertenecía a una formación militar de voluntarios apolíticos: “Le Brigate Garibaldine”. Estábamos en España, luchando en el bando republicano contra las fuerzas del general Francisco Franco. Lo recuerdo bien, éramos jóvenes, una pandilla de adolescentes dispuestos a dar la vida por un puñado de ideales en un país extranjero… ¡qué atajo de inconscientes! —Contaba el hombre reviviendo esos días como en una película.
Se tomó su tiempo, guardando para sí algunas escenas.
—Tenía dos grandes amigos —continuó—: Pietro y Giovanni. Giovanni volvió a Italia conmigo, Pietro cayó en la batalla del Jarama junto a un montón de compañeros más, fue una masacre.
Cuando me rompí la pierna hace tres días estaba a punto de salir de viaje hacia España con los viejos compañeros de brigada para el homenaje a las víctimas, allí, “in situ”. Cincuenta años han pasado desde entonces, doctor, la friolera de cincuenta años. Medio siglo.
Giovanni y yo habríamos recordado los momentos transcurridos juntos, con Pietro.

El anciano lanzó la mirada al techo y movió la cabeza como para infundirse valor, le costaba relatar lo que acababa de suceder. Miró al médico y decidió continuar, tomó aliento y dijo de un tirón:
—Ayer, el autobús que se dirigía al mausoleo, en el que habría tenido que viajar yo también, se precipitó por un barranco sin dejar ni un solo superviviente. Todos mis compañeros han muerto.
— ¡“Per la miseria”! —Dijo el médico — ¡Qué historia más increíble!
Se acercó a la cabecera de la cama y poniendo una mano sobre sobre el hombro de Marco agregó con voz calmada:
Tranquilícese hombre, ya ha pasado todo, no hay nada que usted pueda hacer y mucho menos sentirse culpable.

Antes de irse el médico se dirigió una vez más al anciano:
— Después de esto creerá usted en el destino, ¡Supongo!
Marco miró su pierna escayolada sujeta al techo por un complejo sistema de cables y tras unos segundos contestó:
—Si admitimos que se puede cambiar, creo que sí.
— ¿Qué significa eso? —Preguntó el médico frunciendo el ceño.
—Verá doctor—explicó el hombre ya más tranquilo — unos días antes de la batalla, una vieja gitana nos leyó la buena ventura y predijo que los tres moriríamos en tierra española.

Comentarios (31):

marazul

28/04/2015 a las 14:18

Hola Paola. Me ha gustado mucho tu relato. Según leemos nos vamos enterando de todo, poco a poco….sin adelantos. Dominas muy bien el tiempo, algo que realmente me parece difícil. Aparte de esto el tema que eliges siempre ha sido uno de mis preferidos: la guerra civil española, las dos guerras mundiales……y lo has podido adaptar al título de “la maldición”. Un relato excelente. ¡Enhorabuena Paola!
Saludos

Luis Ponce

28/04/2015 a las 15:40

Paola: literalmente muy bien escrito, solamente me queda una duda, ¿no existe diferencia entre buenaventura y maldición?
Saludos

Paola

28/04/2015 a las 15:48

Hola, Luis, probablemente tengas razón, las maldiciones y lo sobrenatural no son lo mío, eso del destino,las maldiciones, las predicciones me suenan a lo mismo, yo lo englobo en lo inexplicable y por eso escribí este relato… Me has pillado!(No lo cuentes por ahí)

Cesar A. Martin

28/04/2015 a las 16:33

Hola Paola, gran trabajo. La parte en que Marco relata la historia está muy lograda, parece que la estuviéramos oyendo. Consigues, por lo menos por mi parte, que empatice con el protagonista.
Un saludo.

Tim Galano

28/04/2015 a las 17:00

Paola, me ha encantado tu relato!!
El manejo del tiempo, las narraciones, los diálogos, todo parece llevarte al final de una manera sencilla, lo cual debe ser díficil.
Creo que voy a buscar otros relatos tuyos para leerte! Saludos

PAULATREIDES

28/04/2015 a las 17:33

Fantástica Paola. Muy bien escrito. Para responder a Luis Ponce, si no pagas la buenaventura, te pueden lanzar una maldición.
Saludos.

Bego Asomadaalalocura

28/04/2015 a las 18:14

Hola Paola, primero gracias por pasar por mi relato y segundo decirte que, para no ser tu tema, creo que lo has hecho muy bien. Me ha gustado mucho la historia.
Un saludo.

J.Sfield

28/04/2015 a las 19:05

Hola Paola,

Muy buena historia y muy bien escrita, me ha atrapado desde el principio. En un par de ocasiones hasta se me puso la piel de gallina. Coincido con Cesar en que consigues que se empatice con Marco. ¡Felicidades!

Gracias por tu comentario en mi relato.

Un saludo.

Osvaldo Mario Vela Sáenz

28/04/2015 a las 23:56

Paola, felicidades. Coincido con la mayoría de los compañeros en que supiste llevar la historia sin prisas, mezclando con la filigrana de tu pluma los diálogos y la narración.Enhorabuena

Leonardo Ossa

29/04/2015 a las 04:48

Paola, la manera en que el protagonista guarda silencio, la entrada intempestiva de la hija, y el intento por no contar la historia al médico, hacen de tu relato, una fórmula infalible para captar la atención del lector.
¡felicitaciones!

Jose M Quintero

29/04/2015 a las 17:07

Hola Paola me gustó mucho tu historia, esta muy bien escrita y se lee agíl, esta excelente.
Solo quiero apuntar algunas sugerencia, cuando el protagonista empieza su historia seria mejor que dijera:
—hace cincuenta años, en febrero de 1937…
Con esto creo que se oye un poco más fluido y natural, aunque solo es una sugerencia y tranquilamente la.puedes ignorar.
Por el resto perfecto.
Felicitaciones 🙂

Pikadili

29/04/2015 a las 21:14

Genial, esta realmente bien escrito. La duracion perfectamente medida, y mantienes el interes durante todo el tiempo. Es muy fluido, haces que parezca facil. Felicidades por tu relato!

Chiripa

29/04/2015 a las 23:46

Hola Paola,

Te invito a considerar que en vez de “….nos leyó la buena ventura”….
la gitana lea las palmas de las manos, o lea las barajas.

Creo que sobran los signos de exclamación antes y después de: ¡Supongo! y la inicial de esta palabra debe ir en minúscula, después de la coma

Te felicito por el buen uso de los diálogos, y manejo del tiempo, por lo que pasito a pasito logras captar la atencion de tus lectores.

Me agradó leerte. ¡Enhorabuena!

Gracias por tu comentario a mi relato.

Paola

30/04/2015 a las 10:08

Gracias a todos por vuestros comentarios, tendré en cuenta los consejos que me dais. El de ¡Supongo! estoy totalmente de acuerdo, siempre que puedas evitar una exclamación, evítala y en este caso se puede.

Repasando el texto he visto también algún error de puntuación en los diálogos con eso de los verbos “decir, contestar…” que siempre van en minúscula ¿Es cierto?

tavi oyarce

30/04/2015 a las 14:54

Hola Paola.
Mentiría si leo tus cuentos para analizarlos. Solo los disfruto.
En una segunda lectura si algo me parece extraño volveré a escribir.
Te felicito

Ryan Infield Ralkins

30/04/2015 a las 15:38

Un relato muy bien logrado, narrado y con un uso de vocabulario excelente. Me gusto mucho que todo se va desglozando poco a poco, a su tiempo y sin precipitarse. Creo tienes una forma de narrar excepcional. Todo queda narrado de forma muy natural.
Felicitaciones y saludos.
Y gracias por tu comentario en mi relato.
En cuanto a lo de decir y contestas creo que si van en minusculas.

Demetrio Vert

30/04/2015 a las 17:55

Hola Paola. Lo primero, gracias por comentar mi relato. El 181. Una historia entrañable la que cuentas, tengo mis motivos. En cuanto a los signos de puntuación, ya te han comentado. Te doy un consejo. Cuándo dudes, consulta en la RAE el uso de guiones, rayas, tídes y demás. Aclara muy bien el uso de las mayúsculas y minúsculas precedentes o siguientes al signo. Esto es algo común que vengo observando en la mayoría de los relatos.
Yo hubiera reducido un poco la presentación. Tal vez la hubiera limitado a unos cuantos diálogos y menos descripción. Coincido con Chiripa en qué lo que la gitana hace es “leer la mano”, o “dar la buenaventura”, en este caso, maldición. Tamopoco pienso que los brigadistas, viniesen de donde vinieran, fuesen apoliticos, y aún menos los voluntarios. Por lo otro, un texto muy fluído.

Enhorabuena.

Demetrio Vert

30/04/2015 a las 17:58

Se me olvidó. El giro final, excelente, propia de la sabia sorna de los ancianos.

Paola

30/04/2015 a las 19:00

Gracias Tavi, gracias Ryan, gracias Demetrio.

Decir tengo que cuando el abuelo dijo apolíticos se refería a que en esas brigadas igual daba que fueras comunista, anarquista socialista o republicano pero claramente no se apuntaban fascistas ni monárquicos y no digo falangistas porque en Italia no había o, por lo menos yo le entendí eso de todas formas ya le preguntaré aclaraciones la próxima vez que me lo encuentre. También le comentaré lo de que se lee la mano y se da la buenaventura.
En cuanto a la presentación larga, ese sí es tema mío, ¡Mira que he metido tijera! Se conoce que no está bien afilada.
Os dejo que me voy a mirar lo de los diálogos en la RAE.

Margarita Graña

01/05/2015 a las 09:55

Muchas felicitaciones por tu relato, muy cinematográfico, me lleva del hospital a la batalla y de ahí al accidente de la mano del viejo que narra con arte. Fluye la historia. Bravo!

David Rubio

01/05/2015 a las 13:16

Buen texto, Paola. Como se dice, no hay mal que por bien no venga. Ese accidente sufrido por el anciano solo le supuso una traumatismo craneal pero evitó su destino, ¿o solo lo aplazó?
Esta bien narrado y los diálogos son ágiles. En cada relato se nota que te vas atreviendo con más cosas, que estás soltándote, lo que demuestra tu progresión.
Un gustazo ser testigo de ella.
Un abrazo

grace05

01/05/2015 a las 19:27

Excelente tu historia. Adhiero a los compañeros, nos vas adentrando en los hechos lentamente, forma de tenernos en tensión y en la búsqueda del final. Tu lenguaje es claro y permite una lectura ágil y fluida. Me gustó mucho el giro final, como dice David ¿evitó su destino o lo aplazó?…
¡Te felicito!!!!!
Te invito a comentar 106

José Torma

01/05/2015 a las 22:43

Hola Paola… que rico suena la rima. Gracias por tus palabras a mi relato.

A mi lo que mas me gusto de todo tu relato, fue que nunca tuve en mente la maldicion. fui recordando con el anciano (me confunde la edad, no tiene 87, pero tampoco 50) toda su vida y experiencias.

Tu manera de narrar atrapa. Si algo malo tengo que señalar, es que tenias 15 palabras mas para darle un final mas redondo, pero la inclusion final de la maldicion, quedo de lujo.

Felicididaes.

Paola

02/05/2015 a las 09:06

Margarita, David, Grace y Jose, gracias.
En cuanto a qUe si evitó o aplazó su muerte en España depende de vuestra creencia en el destino, lo dejo abierto.
Como la batalla del Jarama había ocurrido en el 37 y habían pasado 50 años, el relato fue escrito en 1987 y suponiendo que nuestro joven inconsciente tendría entonces unos 20 años, en el momento del relato tiene exactamente 70. Quizás tenía que haber aprovechado la pregunta del médico sobre el año en curso para decir que en el momento del relato estamos en 1987. Gracias por hacérmelo notar.

Antonio Carro

02/05/2015 a las 17:41

Hola Paola.
Muy buen relato. Consigues captar la atención desde el principio, y poco a poco, como debe ser, vas descubriendo los detalles de la historia. Bien narrado y coordinado.
Saludos
Antonio

Iracunda Smith

04/05/2015 a las 21:16

¡Hola Paola!
Buen relato, pero le añadiría un poco más de misterio a la maldición. Es un poco previsible.
¡Sigue así!
Un abrazo, ¡nos leemos!

Pato Menudencio

05/05/2015 a las 17:40

El texto se lee de un tirón. Está bien escrito.

Coincido con lo de lo previsible, aún así no pierde mérito.

A lo mejor podría funcionar con el protagonista decidido para ir a España y afrontar su destino.

Saludos.

Paola

05/05/2015 a las 17:47

Gracias Iracunda, Pato, que buena idea!! El hombre decide enfrentarse a su destino… Lo terminaré de esa forma ahora que puedo pasarme de las fatídicas 750!

Conxita Casamitjana

05/05/2015 a las 20:15

Paola,
tu relato te engancha y estás deseando seguir leyendo para ver qué es lo que pasa.
Consigues que la lectura sea ágil y entretenida.
Saludos

Leonardo Ossa

07/05/2015 a las 04:37

Paola, te visito de nuevo para agradecer los comentarios que hiciste con respecto a mi escrito “La maldición”. Estoy tomando nota de las sugerencias hechas. Me agrada mucho haberte leído.
leonardo_ossa@hotmail.com

beba

09/05/2015 a las 23:46

Hola, Paola:
Como llego medio tarde, sólo te dejo mis aplausos y la adhesión a las sugerencias de Pato y de Demetrio. Muy buen relato. Felicitaciones.

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