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La maldición - por Mondregas
El autobús paro a las afueras de Porbollón. Un pueblo de pescadores donde el turismo apenas se había asomado. Casas blancas, encaramadas en el pétreo andamio de un pequeño acantilado. Del autobús bajo una joven de unos diecinueve años, menuda, guapilla de cara y bien proporcionada. El conductor abrió los maleteros y Raquel, que así se llamaba la joven, tomo dos maletas. Miro hacia el pueblo que distaba unos dos kilómetros, incrédula pregunto
— ¿tengo que ir andando hasta el pueblo?
— Así es. Antes parábamos en el centro del pueblo, pero ahora no entramos
— ¿Puedo preguntar por qué?
— Claro que puede preguntar
— Usted no me lo puede decir
— No señorita, ya voy con retraso
El conductor subió al autobús y salió de la carretera para tomar un comino pedregoso que rodeaba el pueblo
A pesar de que el día estaba fresco, llego al pueblo sudando y exhausta. Notó que las ventanas se cerraban conforme se acercaba. Los pocos lugareños que transitaban, al verla, se metían en sus casas. No podía preguntar a nadie. Por fin llego a una plaza de casas solariegas, con una fuente seca en el comedio y un pequeño jardín agostado en derredor. Enseguida vio la casa consistorial, un caserón antiguo en piedra sillar, y escudo de armas sobre la puerta. Entro en el zaguán y de allí a las oficinas, donde se hallaba un hombre calvo que frisaba los sesenta años, enjuto y ligeramente encorvado
— Buenos días – dijo Raquel. El funcionario la miro receloso unos segundos y contesto
— Buenos días, ¿Qué se le ofrece?
— Soy la nueva maestra y quisiera saber dónde está la escuela y mi alojamiento
— Tendrá que esperar al alcalde
— ¿y cuando viene?
— El alcalde vuelve del campo a las dos de la tarde
— ¿No sabe dónde está la escuela?, por lo menos
— Le he dicho que no y no me pregunte más
— Daré una vuelta por el pueblo. ¿puedo dejar aquí las maletas?
— Puede
Raquel salió a la plaza y se quedó mirando el reloj de la torre de la iglesia, que estaba parado. En ese momento salía el párroco, un hombre de unos cuarenta años alto y fuerte
— Buenos días padre. El sacerdote la miro unos instantes de arriba abajo y acercándose contesto
— Buenos días hija. ¿Tú no eres del pueblo? Raquel se echó a reír
— Así es, no soy de aquí, soy la nueva maestra
— Me alegro de conocerte
— ¿Por qué no para el autobús en el pueblo?
— Me maliciaba que me preguntarías eso. Tarde o temprano tendrías que enterarte. Ahora me iba a meditar, paseando por el acantilado, si me acompañas te lo explicare
— Le acompaño
— Hace unos años vino a vivir al pueblo una curandera con fama de bruja, el medico la denuncio por practicar la medicina sin estar titulada. Desde entonces solo han caído desgracias sobre el pueblo
— Pero usted, padre, ¿no creerá en las maldiciones?
— Yo no creo en brujerías, pero veo cosas que me hacen dudar. Las cosechas se pierden, los pescadores vuelven sin capturas y la gente ha empezado a marcharse del pueblo, y los primeros que se marcharon fueron el médico y el maestro, porque la maldición termina diciendo que el día que ella se marche llegara otra más poderosa y malvada
— Mentira o verdad si lo abandonan, el pueblo desaparecerá
— Así es
— ¿Qué es aquella torre que se ve en lo alto del acantilado?
— Es una ermita a la cual solían acudir muchos feligreses, ahora ni siquiera yo voy. El motivo es que el camino pasa por delante de la cueva del diablo en donde vive la curandera
— Me gustaría visitarla ¿podemos verla ahora?
El párroco visiblemente nervioso contesto
— Mira hija no te voy a mentir, yo también tengo miedo
— Insisto padre yo quiero verla
— No comprendo tu insistencia pero si tan interesada estas toma las llaves, yo me vuelvo al pueblo
Raquel se dirigió a la ermita. Se había levantado viento y el mar con marea viva intentaba derribar el acantilado, estrellando contra él una ola tras otra. Apenas había andado cinco minutos salió a su encuentro la curandera y a voz en grito dijo
— ¡Qué haces aquí!
— ¿Acaso no me conoces? La curandera cayo postrada y gimiendo suplico
— ¡Perdóname, perdóname no te había conocido, me marchare y no volveré más!
Comentarios (13):
KMarce
29/04/2015 a las 20:52
Saludos Mondregas, gracias por leer mi relato. Sin pena, que a veces nos pasa y son justificables tus razones.
Si acaso vuelves a leer mi relato, te contaré para que comprendas un poco más, el “Sr. Joe Black” es un personaje de una película, sufre un accidente y “la muerte” toma su cuerpo prestado para poder llegar a las personas que van a morir. Es como quien los lleva al otro lado. No he visto la película, pero mi gato “negro” me hizo pensar en él al ver el reto del mes. “La muerte” se enamora de una chica llamada Susan, pero como no es mortal debe dejarla, ella ya enamorada de “Joe”, pero se reenamoraría del verdadero joven dueño del cuerpo, porque ya habían tenido un encuentro previo. Algo así.
A lo tuyo… Me ha gustado el giro final, que por alguna extraña razón esperaba que eso mismo pasara. Me confieso muy fan de los diálogos, y creo que has hecho buen uso de los mismos, quizá una palabrilla que queda en el aire, pero no deja de ser enganchador.
Lo que sí me hubiera gustado saber es ahondar más sobre los temores del pueblo, y que ella tuviera dieciocho años (6+6+6), trata siempre de dar pistas, crear una “historia no dicha” detrás de los personajes.
Me ha parecido muy bueno el marcarla a ella, joven, hermosa e inocente; porque el mal suele decirse que se viste como ángel de luz y eso me ha encantado.
Por otro lado, cuida tu ortografía, algunos verbos pasados sin tílde (bajó, miró, contestó, etc), y siempre marcar el guión narrativo, que no lo encontré:
—¿Acaso no me conoces? —La curandera cayó postrada y gimiendo suplicó.
No colocarlo, tenemos por inclinación que lo que continúa es parte del diálogo y podría confundir.
No olvides que todo lo que va entre ¿? ¡! Siempre inicia con mayúscula.
Como leerás son detalles “técnicos”, que no le restan mérito a la interesante historia que has planteado.
Enhorabuena. Nos leemos.
Illarguia
29/04/2015 a las 22:21
Gracias por pasar por mi maldición. Este relato me deja un buen sabor, tiene un cierto aire a Salem’s Lot de Stephen King, por eso uno espera que el funcionario, el cura, o el tabernero (ese lo acabo de añadir a tu historia), sean aliados diabólicos, o al menos que continúen con el misterio, provocando que el cochero (perdón, el conductor del autobús), advierta a la joven maestra de los peligros de su primer destino.
Un abrazo.
Chiripa
30/04/2015 a las 00:05
Aunque hay algo del final que no me cuadra, pienso que tu relato está muy bien narrado.
Los diálogos muy bien llevados y las descripciones nos permiten visualizar el pueblo, el acantilado, la amargura de un par de personajes y la simpatía del sacerdote. ¡Enhorabuena!
Te invito a revisar el texto y agregar unas cuantas tildes que omitiste.
Gracias por pasarte por y comentar mi maldición.
Slds.
Denise
30/04/2015 a las 00:11
Es un lindo relato, con misterio incluido. Quizás sea porque tengo demasiado libro y película encima, pero me lo vi venir un poco. Los personajes son como medio estereotipados, pero funcionan muy bien. Estoy de acuerdo con las observaciones de Illarguia, y agrego que el final me pareció un poco apresurado, supongo que se debe al límite de palabras. Y debo decir que los diálogos me parecieron geniales.
Saludos!
grace05
30/04/2015 a las 00:30
Hola Mondregas: te doy las gracias por tus comentarios en mi relato.
El tuyo me pareció muy bueno. Me atrapó, mantiene la tensión y el lector lo recorre con avidez para llegar al giro final, interesante también. Muy bien escrito es de ágil lectura con vocabulario claro. En cuanto algunas cositas que marca KMarce, si bien debes tenerla en cuenta no le sacan mérito a tu trabajo.
¡Te felicito!!!!!
Juana Medina
30/04/2015 a las 02:04
Salud! Fui una de los lectores de tu relato. Me encantó en ese momento, me encanta ahora. Sigo pensando que el nudo está entre el prejuicio temeroso de todo el pueblo y la inteligencia desprejuiciada de la maestra, que por algo es maestra y no de otra profesión. Felicitaciones otra vez. Nos leemos en la próxima.
mondregas
30/04/2015 a las 08:07
Gracias a todos por vuestros comentarios. Es verdad que tengo problemas con la ortografía, soy muy descuidado y cuando repaso, la historia me absorbe y pierdo de vista el motivo de la relectura. De todas formas lo seguiré intentando hasta conseguirlo. Los finales que hago siempre me salen así. He escrito algunas comedias y la directora de la compañia siempre me hace cambiar el final, y me resulta difícil porque yo no lo puedo ver de otra manera. Ya me preocupa que todos piensen que los finales que hago son precipitados.
KMarce gracias por aclarármelo, ahora entiendo tu relato y también recuerdo que vi la película, a veces es que estoy un poco espeso.
Quique Crespo
01/05/2015 a las 18:45
Muy buen cuento, me gustó. A me gustó el final aunque éste haya sido abrupto, será que a mi me ocurre parecido a vos, que me sale terminar mis relatos de esa forma, sobretodo cuando tengo un límite en el número de palabras.
Las descripciones están muy buenas, aunque creo que hay algunos excesos de éstas en un par de casos (por ej. al decribir a Raquel podrías resumir diciendo “una bella jóven”. No aporta a la historia su edad exacta ni que digas que es guapilla de cara y bien proporcionada. Lo mismo ocurre con el funcionario, nada aporta que el tipo sea calvo, de 60 años, enjuto y encorvado).
Por último, cuidado con las repeticiones de palabras. Fijate en el término “pueblo”, en los primeros 7 renglones está repetido 3 veces, y en el resto del relato se sigue repitiendo varias veces más.
Me gustó el lenguaje y me gustó la historia. Repito, muy buen cuento.
Eloisa Braus
01/05/2015 a las 19:04
Increíble la historia que se puede construir a partir de un diálogo. Como bien te dicen, lía un poco el que los guiones no estén marcados. Sobre todo si el relato se basa en el diálogo.
Se lee rápido y crea expectación por saber qué es lo que pasa en el pueblo.
Autor
02/05/2015 a las 18:25
Bien, me limitare hablar acerca de la historia ya que los detalles sobre la composicion del texto y los errores gramatocales ya han sido expuestos.
Debo de añadir que los dialogoa son muy buenos a pesar de que en algunos momentos se confuce la
narrativa como parte de ellos.
La historia es buena, nos guias a un pueblo, muy bien descrito, y la vida cotidoana de sus habitantes hasta la llegada de la joven maestra y el hecho que ella provocas. El final aunque apresurado no resta interes y da la sensacion de dejar la historia rededonda. Gracias. A segiir escribiendo. Lamento los errores de orotografia pero mi telefono tiene la pantalla dañada y no puedo verifocar cOmo las esxribo.
Aner
02/05/2015 a las 23:19
¡Buena historia! Como ya te apuntan, necesita una revisión formal, pero la trama es atractiva y diría que está bien resuelta; probablemente, esa revisión formal ayudaría a que la comprensión resultase más sencilla (especialmente en la conversación final). Creo que reflejas muy bien la atmósfera del lugar y el carácter cerrado de los lugareños.
Netogonzo
04/05/2015 a las 03:40
Hola Mondregas,
Gracias por pasarte por mi maldición. La tuya tiene un ritmo que atrapa de inmediato, así que lo devoré rapidísimo. Si bien es cierto que al principio los últimos diálogos fueron un poquito confusos, terminé por comprender la historia y me ha gustado bastante el argumento.Al igual que yo tienes que trabajar en las tildes.
Te felicito y estaré a la espera de tus próximos textos.
Delfina
28/05/2015 a las 20:14
Hola, me gusta tu relato y la forma que tienes de describir, la historia interesante y bien llevada.
Se me hace un poco raro el final, un tanto precipitado pero, muy agradable todo. Enhorabuena