En el exterior hacia una tarde de perros. La lluvia golpeaba los cristales insistentemente, creando una opaca y fina cortina de agua. Sólo de vez en cuando, la estancia era iluminaba especialmente por un rayo, seguido de un cercano trueno.

La estancia era agradable y acogedora, con un cierto aire vintage, mezclando lo moderno con lo antiguo. Una falsa chimenea encendida, una mesa restaurada, o aquella vieja radio que ella había recuperado del caserón de sus abuelos maternos. Absorta, escuchaba la radio mientras ordenaba un pequeño cajón de fotos antiguas que miraba con añoranza. La música inundaba la sala, produciendo en ella una verdadera sensación de paz.

Entonces… la puerta se abre y aparece él, tranquilo, con su chaqueta empapada, con su semblante serio, un tanto atormentado, pero seguro de sí mismo.

La música parece ahora intensificarse, cuando él se acerca y le dice: "Tus ojos sólo me miraran a mí, tu aliento será únicamente mío, tus manos sólo tocarán mi piel, porque te amo y eres mía". Ella le mira y como única respuesta, le sonríe temblorosa, al mismo tiempo que una lágrima se desliza por su mejilla.

Tras un tiempo incalculable de caos y locura, él se va hacia la puerta y sólo una vez más, mira hacia atrás, para observar como ella cabizbaja, está en el suelo con la mirada perdida y con un hilo de sangre en la comisura de la boca.

…y la radio seguía encendida, como único testigo de lo ocurrido, y de sus entrañas parten las conocidas notas de una famosa canción:

"He salido de dentro de ti. Yo quiero irme lejos, tanto como pueda. Quiero que me veas desaparecer."

Y entonces ella levanta la cabeza y vuelve a sonreír.