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Kobe 17/01/1995 - por Cesar A. Martín
Se le rompió la voz, ya no podía gritar más. Se resistía a conectar la radio porque no sabía cuánto tiempo pasaría allí y no quería que se agotasen las pilas, pero estaba desesperado. «Sólo un minuto –pensó− hasta que me tranquilice».
"…se han registrado temblores de magnitud 7.3 en la escala de Ritcher. Los primeros datos oficiales hablan de quinientos cincuenta y tres fallecidos y más de tres mil desaparecido, aunque las autoridades advierten que son estimaciones, que el alcance real de la catástrofe todavía se está evaluando y que se irán facilitando los partes a medida que se confirmen. Los expertos aconsejan que nadie se acerque a las zonas más afectadas, puesto que las réplicas podrían provocar nuevas sacudidas…"
Tenía que hacer algo, nadie iba a venir a ayudarle y cada vez se sentía más débil.
¬Una, dos y tres −se estiró intentando zafarse de los escombros que lo aplastaban. Las heridas se le abrieron y los huesos estallaron de dolor−. Ahhhhhg −se le escapó entre los dientes.
No pudo evitarlo y rompió a llorar, lágrimas de sangre y barro resbalaban hasta la boca arrancándole violentas arcadas. Todo su cuerpo sufría, y lo hacía con tal intensidad que creía que iba a enloquecer. A veces le daba un respiro y le dejaba descansar. Aprovechaba para pensar en ella; como el día en el que Naoko le regaló la radio:
−Espera un minuto −le dijo antes de desaparecer más de una hora en el centro comercial. Cuando regresó, cargada de bolsas, sonreía culpable.
−Toma cariño, para que la próxima vez no te aburras −se disculpó tímida, ofreciéndole un paquetito con un enorme lazo. Desde entonces siempre lo llevaba encima. Acarició el aparato como si se tratara de ella.
"…la rapidez de los rescates es crucial, tras las primeras doce horas las posibilidades de supervivencia se reducen a la mitad, no obstante hay que ser optimista, la naturaleza humana ha demostrado que…"
Giró la rueda del volumen hasta que la lucecita roja se apagó. No le apetecía escuchar la crónica de su muerte. Ahora su empeño por dosificar la radio le parecía ridículo. Derrotado cerró los ojos. Un cálido sopor le iba envolviendo y le invitaba a escaparse, a dejar de padecer.
Cuando ya se creía libre un terrible pensamiento lo trajo de vuelta a aquel agujero; Naoko podía estar como él… o peor.
−No, no, no por favor −suplicó. Su suerte ya no le importaba, la impotencia dolía más que cualquier tortura de la carne. La veía atrapada, enterrada, malherida… «No, nada de eso –pensó− ella está por encima de todo esto». Se convenció y recordó como Naoko superó aquel cáncer sin darle importancia o como salió intacta de aquel accidente que ella misma provocó. Le asomó una sonrisa, buscó el transistor y sintonizó una emisora musical. Quería dedicarle sus últimos pensamientos.
Primero vio sus ojos que le sonreían y le anhelaban, luego sujetó su cintura y olió su pelo. Rozaron sus labios, divertidos y cómplices, mientras la música los mecía. El dolor se iba y dejaba paso a una maravillosa calma, una paz que lo llenaba todo.
* * *
Golpeaba con la barra de hierro y si tenía solidez daba el paso. Se movía con mucho cuidado, no olvidaba que aquellas ruinas podían ser la tumba de cientos de personas y se tenía que concentrar con todas sus fuerzas para que aquello no le afectase. Escuchó algo que parecía una melodía. Se quedó quieto pero los escombros se asentaban y no le dejaban oír. La volvió a escuchar y corrió hacia ella lo más rápido que pudo olvidando toda precaución.
−Tranquilo, estamos aquí, aguanta –gritaba−. ¡Ayuda! ¡Socorro! Venid rápido −avisaba a los otros voluntarios.
Lanzaba los cascotes por los aires, frenético, con rabia, lo más lejos que podía.
−Aguanta, aguanta, que ya llego −se repetía. Abrió un hueco y entró la cabeza, la melodía cada vez le llegaba más nítida, tenía que estar cerca. Por fin distinguió la lucecita roja del transistor y lo que parecían un par de dedos rodeándolo.
−¡Ayuda! ¡Deprisa! −gritó de nuevo. Volvió a entrar la cabeza−. Hola, soy Haruki. ¿Tú cómo te llamas? Tranquilo, ya te sacamos, ¿Estas bien?, bueno da igual, ya estás a salvo, no te muevas por si acaso. Menos mal que has dejado la radio encendida. Ha sido una gran idea, si no la hubiera escuchado… −no paraba de hablar, no quería descubrir que hablaba solo.
Comentarios (26):
Cesar A. Martin
28/03/2015 a las 18:10
Hola a todos, antes de nada quería disculparme por un error en el formato. Cuando paso los relatos al formulario de envío se producen algunos desajustes, como la separación entre párrafos, las letras en cursivas o las tabulaciones, siempre lo corrijo antes de mandarlo, pero esta vez no lo hice, espero que no provoque mucho ruido en la lectura.
Un saludo.
Paola
28/03/2015 a las 18:11
OOOOhhh!
Comprendo que el final correcto es ese…pero me da mucha pena!
Me ha gustado, Cesar,podías haberle dado una atmósfera de tensión y ansiedad pero así me parece más elegante, más humano.
Saludos
Marazul
28/03/2015 a las 19:14
Pues yo como Paola….¡qué pena! y me quedé con ganas de saber cual era la melodía que sonaba. Sin embargo ya se que eso no es lo importante. Lo principal es la atmósfera de angustia que creas y la importancia que tiene la radio en tu relato. Además destaco los diferentes estados de ánimo del protagonista. Primero lucha y grita por salir, luego los recuerdos, su preocupación por Naoko lo que le convierte en un hombre íntegro, y por último se entrega…se rinde. Un buen relato lleno de humanidad. Un saludo
Ryan Infield Ralkins
28/03/2015 a las 21:29
Muy triste tu relato, pero que pieza de relato. Bien redactado e intrigante, mantiene a uno en tensión desde que comienza hasta que acaba. Concuerdo las compañeras: el final es triste pero es el correcto, me parece.
Cuando comencé a leerlo no pude evitar pensar en la caída de las torres gemelas. Debe ser horrible quedar atrapado entre los escombros, herido y sabiendo que estas con un pie en la tumba.
Excelente relato, me encantó.
Saludos y gracias por comentar mi relato.
P.D.: Rompe Ralph si me sirvió de inspiración. Esa película esta genial, je je.
David Rubio
29/03/2015 a las 01:22
Es un relato “humano”. Describes el momento final, la resignación. Cuando ya no queda esperanza. Haces pasar por distintas emociones al personaje. Por eso la atmósfera, el final y el tono me parece muy apropiado. No hace falta añadir suspense, la historia no va de eso.
Muy buen relato César.
Jose M Quintero
29/03/2015 a las 01:45
Quede sin comentarios. Es un gran relato.
Creo que pasó lo que debía pasar, no hay escenas ni palabras de sobra, cada frase te lleva al triste final.
La parte final, cuando llega el rescatista, es desconsolodora.
Me gusto mucho, felicitaciones.
beba
29/03/2015 a las 02:14
Tan hermoso como triste.Muy bien construido, con ritmo tenso y lento. Una impresionante atmósfera de angustia que se apoya en la radio, como elemento sedante y como ayuda. Excelente construcción de los estados de ánimo del protagonista. Aplausos.
Luis Ponce
29/03/2015 a las 03:58
Muy bueno, especialmente por la valoración de su parte humanista. El desprendimiento de su situación personal a favor de la salvación de ella. Es un gran mensaje, escrito de una bella manera.
Saludos.
Piloska
29/03/2015 a las 11:08
Un relato magnífico en el que encontramos muy bien descritas las emociones de este personaje que, incluso en el momento trágico piensa en Naoko.
Y la descripción de la labor del voluntario, su lucha por conseguir salvarlo…
¡Perfecto!
Diego Manresa Bilbao
29/03/2015 a las 19:50
Muy muy bueno Cesar…
Impecable, la narracion, la ternura, el estilo… un 10!!!
P.D: Has leido a Murakami no? Por los nombres mas que nada…
ToneTTi
30/03/2015 a las 10:38
Hola César, menudo relato. Me ha gustado muchísimo. Totalmente impresionado; es una de esas historias que dejan poso en el lector. Enhorabuena por el magnífico trabajo. Y gracias por comentar mi texto. Tú también has ganado un nuevo lector 🙂
ILLARGUIA
30/03/2015 a las 18:22
Gracias, por tus halagos, compañero. ¡Pedazo de relato te has marcado!
Por llevar un poco la contraria, al final se salva el protagonista, la radio, se entiende.
Bromas aparte, sin las cuales no cabría esperanza para el ser humano con todo el horror que nos sacude diariamente, me pareció una soberbia recreación histórica del Gran terremoto de Hanshin.
lunaclara
31/03/2015 a las 00:08
Hola Cesar: qué buen relato el tuyo. Las descripciones ayudan a meterse en la escena y desear no querer separarse de ese pobre hombre.
Te felicito. Has logrado lo que muchos buscamos: que rebose de humanidad cada frase que escribimos.
Felicidades!!
Marcelo Kisi
31/03/2015 a las 08:22
Hola César!!
Excelente, bien pensado, ejecución correcta. El relato cumple su intención de provocar emoción, ya sea si se tratara de final feliz o no, como éste. Bien!
Es cierto que la remembranza es con uno de muchos terremotos en Japón. Pero a nivel literario me trajo otra remembranza: cierto cuento de Bradbury (no recuerdo el título) en el que el protagonista es un astronauta que se ve disparado de su nave espacial, no hay modo de volver a ella ni existe posibilidad de rescatarlo. Sabe que se va a morir después de largos minutos mientras le dure el aire, y que su cuerpo o lo que quede de él estará eternamente en órbita.
A diferencia del de Bradbury, tu relato crea un leve suspenso, porque hay esperanza de rescate, pero los pensamientos en la agonía son los mismos.
Felicitaciones!!
Pikadili
31/03/2015 a las 11:29
Genial, muy bien escrito y estructurado. Gran historia. No puedo añadir nada más, está perfecto. Enhorabuena.
Un saludo!
José Torma
31/03/2015 a las 22:05
Vaya Cesar, pedazo de relato, nos metes ahi entre los escombros con el protagonista, aferrado a una cosa irracional como el radio (la radio) aca en Mexico decimos el radio jeje, para sobrellevar su situacion.
Si tienes tiempo, te invito a que revises un relato mio que se llama Paralisis, con un tema similar pero diferente final.
https://cuentoshistoriasyotraslocuraselorigen.wordpress.com/2013/11/11/paralisis/#more-48
Al final tu historia es real, cala hasta los huesos. Muchas felicidades.
Roger/NHICAP
02/04/2015 a las 08:38
Hola César,
Muy bueno César. Un gran relato, cun la radio como peotagonista que has desarrollado con una tremenda sensibilidad para trasmitir con intensidad los pensamientos del joven atrapado. Bien construido, destaco la primera intervención del locutor describiendo el alcance de la catástrofe. Es perfecta.
Felicidades y un abrazo
Mon
02/04/2015 a las 10:49
Que capacidad tienes para narrar una historia que te pone los pelos de punta. Describes de una manera la escena que te hace vivirla totalmente.
Simplemente perfecta. La radio como tema de unión de la trama genial.
¡Enhorabyena! De momento eres mi relato preferido;)
Iracunda Smith
02/04/2015 a las 13:42
Como lectora te digo: ¡¿Por quéeee?!
Como compañera te digo: Así tenía que ser, un final que emociona al lector.
¡Muy buen trabajo!
Mayca Nasan
02/04/2015 a las 21:07
Gran relato! Me ha gustado mucho, una historia muy humana y con una gran carga emocional.
Felicitaciones!
Troya
03/04/2015 a las 15:17
Muy bueno y bien escrito. La frase final me ha dado un escalofrío, tenía la esperanza de que saliera de ahí.
¡Enhoranuena!
Wolfdux
03/04/2015 a las 17:38
Gran relato Cesar. No sé porque pero me he imaginado que sería salvado… ¡Nos leemos!
Silvyt
05/04/2015 a las 20:11
¡Hola!
Esto me pasa por llegar tan tarde, ya está todo dicho. Me ha atrapado la tensión que creas con el protagonista. Un final triste pero una frase magistral final: “no paraba de hablar, no quería descubrir que hablaba solo”
Me gusta tu estilo.
Un saludo
Conxita Casamitjana
06/04/2015 a las 15:11
Casi todo ya está dicho, me ha gustado mucho el relato,
Me ha mantenido con la tensión para acabar con una frase fantástica pero con un final muy triste.
Los estados de ánimo del protagonista muy bien definidos.
Fantástico.
Pato Menudencio
07/04/2015 a las 20:10
Me ha gustado la historia. Me parece que era un final adecuado.
De haber un final feliz la historia habría perdido.
Se me ocurrió una idea retorcida. Un relato a tres voces.
1- el protagonista.
2- Alargar la historia de Haruki.
3- cerrar la historia con Naoko teniendo el mismo desenlace que su novio.
Saludos.
Darkristal
07/04/2015 a las 20:26
Rayos :c
bueno, el relato es excelente, me confundí un poco por el cambio de personajes pero después de leerlo otra vez lo entendí.
Muestras claramente la angustia de tus personajes y la negación de algo evidente como la muerte de la persona a quien tratan de rescatar.
Felicidades y sigue adelante.
PD: curiosa elección de la localizacion de los nombres, me barajo algunas teorías, pero me gustaría saber cual es la oficial XD