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2:45 - por Anoide
Sonia ya sabía que iba a ser una de esas noches cuando se metió en la cama.
Un escalofrío le recorrió la espalda. Se acurrucó de costado a la espera de que su cuerpo calentara las sábanas, y se frotó los pies uno contra otro para hacerlos entrar en calor.
El reloj de la mesita de noche marcaba la una de la madrugada. Lo miró un instante antes de darle la vuelta; parecía que los números rojos se burlaban de ella. «¡Eh, tu marido aún no ha vuelto a casa!», le gritaban. «¿Recuerdas que ayer no llegó hasta que nos pusimos en las 3:00 am?»
A medida que sus ojos se acostumbraron a la oscuridad, las siluetas de los muebles se fueron dibujando. Se dio la vuelta para mirar al techo con pesar, sin querer pensar dónde estaría Luis. Cada vez más días se despedía de él al marcharse al trabajo sin saber cuándo le volvería a ver.
El silencio de aquella habitación vacía caía sobre ella, la aplastaba contra la cama y no la dejaba respirar. Sonia exhaló un hondo suspiro y tragó saliva para deshacer un nudo en la garganta, antes de removerse una vez más para alargar el brazo y alcanzar la mini radio. La encendió y, al ponerse los auriculares, la agradable voz de un locutor fluyó hasta sus oídos y le alivió un poco la opresión en el pecho.
No siempre había sido así. Los primeros años de su matrimonio fueron felices, aunque ahora se preguntaba a veces si lo fueron porque ella aún no sospechaba nada. Las discusiones, los días sin hablarse y la frialdad vinieron tras el primer descubrimiento de un número de teléfono ajeno en el bolsillo de un pantalón de Luis.
El locutor le hablaba al oído pero Sonia no le prestaba atención; solo se concentraba en la cadencia de su voz. Lo imaginó alto, de facciones finas y labios gruesos; el tipo de hombre le gustaba. ¿Sería ella capaz de hacer algo así?
Negó con la cabeza con tristeza.
***
Se sobresaltó cuando notó que el colchón se hundía a su lado; debía de haberse quedado dormida en algún momento de la noche. Entreabrió los ojos para darle de nuevo la vuelta al reloj: las 2:45 am.
—Buenas noches —le susurró Luis cuando la vio despierta.
Sonia se quitó los auriculares y guardó la radio en el cajón. Quiso acercarse a él para besarle y, quizás, preguntarle dónde había estado. Pero apestaba a alcohol barato; no del de los vasos de chupitos, sino del que vendían en el mercadillo dentro de botes de perfumes de imitación. Se detuvo a centímetros de su rostro para retirarse otra vez y quedarse mirando cómo caía dormido poco a poco.
Se odiaba por no ser más fuerte para decirle adiós.
Comentarios (21):
Diego Manresa Bilbao
28/03/2015 a las 16:47
Muy bueno Anoide!!!!
Me ha gustado, creo que tiene mucha verdad y melancolia encerrada dentro; ademas, es una sensacion que hemos tenido todos al meternos en la cama, algun problema no te va a dejar dormir y lo sabes; mas, si estas esperando o preocupada por alguien,
Felicitaciones!!!!
Nos leemos!
Luis Ponce
28/03/2015 a las 19:15
Me ha gustado, no sé, si por la coincidencia de nombres o por similitud con situaciones de la vida pasada, pero me ha dado una especie de remordimiento.
Los asteriscos del sueño muy bien usados y el ritmo de la narración perfecto.
Nos leemos.
Gracias por tus comentaros en el mío, te doy la razón y me servirá de experiencia.
Juana Medina
28/03/2015 a las 19:28
Ese vacío al entrar a una cama fría, esperando a alguien o alguna noticia, ¡qué bien descripto está! Y excelente ese paso de la soledad a escuchar la radio para distraerse y terminar en la tentación de hacer lo mismo que el marido. Perfecto.
Paola
28/03/2015 a las 19:35
Un buen relato, Anoide, vives su angustia y te identificas con ella en lo de escuchar sin oír. Es un momento en la vida de una persona, sin ser un relato, per te hace pensar, te hace sentir…y de eso se trata.
Enhorabuena
David Rubio
28/03/2015 a las 19:42
Muy bien Anoide. Ritmo ágil, clara intención sin salirse por la tangente, estilo directo y, por tanto, objetivo cumplido. Me gustó como lo planteaste.
¡Ah! Creo que de este relato te puede salir otro. Cuando ella tome la decisión de actuar en consecuencia.
Saludos
Denise
28/03/2015 a las 22:32
Simplemente impecable. Me gusta mucho tu estilo.
KMarce
29/03/2015 a las 03:42
Anoide, te felicito por las descripciones de los hechos naturales y cotidianos que hacemos todos, me ha gustado que hallas seleccionado una hora como título, te diré que me ha pasado igual, tengo tres historias en donde una hora en partícular ocurre en ellas, por un susceso que me pasó en la vida real, adicional que me encantan esos detallitos.
Te han felicitado y me uno a ese coro. Una narrativa fluída, sencilla pero agradable. Una ortográfia muy bien cuidada y atención a la gramática, yo pondría dos puntos antes de las primeras flechas, pero ya eso es cuestión de estilo y no significa que lo tuyo no sea correcto, está bien.
Te comento que conosco a una pareja con iguales nombres, pero completamente buena relación.
Solo me resta decirte: ¡Enhorabuena! Nos leemos.
U.Monserrat
30/03/2015 a las 13:16
Anoide, creo que has descrito a la perfección los sentimientos de la protagonista, junto con sus inquietudes. El texto te hace reflexionar sobre ciertos puntos de nuestra vida, será que a lo mejor muchos de nosotros en algún momento nos hemos encontrado en una situación similar.
Como el resto de compañeros, me uno a las felicitaciones por tu narrativa y este gran texto. Enhorabuena.
Ryan Infield Ralkins
30/03/2015 a las 14:13
Me uno a las felicitaciones. Relato bien narrado, de ágil lectura y buen vocabulario que describe un tema que ocurre mucho. Personajes que son realistas en todo sentido pues están tan bien presentados que uno llega a pensar que existen y que los esta viendo como en una película.
Felicitaciones por esta tremenda pieza de literatura.
Saludos.
ILLARGUIA
30/03/2015 a las 20:39
Me uno en el sentir general, muy buen relato. Me encanta sobretodo el tercer párrafo, resultan tremendamente expresivas las voces de los objetos inertes. El vacío y el silencio que siente cuando Luis se va a trabajar, es el mismo miedo que sentimos a perder el amor de las personas que nos rodean: la soledad de los números rojos, el frío de las sábanas, la cálida voz que apenas oye ofrece un rayo de esperanza, pero eso no es suficiente. Uno se pregunta si esa mujer, Sonia, tendrá el valor de afrontar todo el dolor y rehacer su vida.
Roger/NHICAP
30/03/2015 a las 23:04
Hola Anoide,
Muy elegidas y ordenadas las palabras para expresar el sentimiento de desamor que tiene atrapada a Sonia. Me ha gustado la narración que muestra su estado anímico, sin dormir, “el silencio de la habitación vacía la aplastaba contra la cama…”
Buen relato Anoide.
Un abrazo
José Torma
31/03/2015 a las 00:27
Hola Anoide, gracias por pasarte por mi relato.
Del tuyo iba yo muy contento, me vi con ella en esa cama grande y revisando el reloj, estuve con ella en su angustia y desesperacion. Hasta ahi todo muy bien. El final me quedo chato, pero espero que en la continuacion, la mujer lo deje, ya que nunca la imagine debil. Si preocupada pero no sumisa.
Felicidades.
Jose M Quintero
31/03/2015 a las 05:54
Hola Anoide.
Me gusto mucho tu relato, logras describir muy bien toda esa preocupacion que siente ella, ademas de un buen uso de la radio para relajarse por un momento.
Me gusto la parte que las manillas “le habla” y se burla de ella, logra sacarte una sonrisa en ese momento.
Es un gran relato, Felicitaciones! 🙂
Chiripa
02/04/2015 a las 18:59
Bien narrado, Anoide, con descripciones al dedo y buen ritmo. Sentí el insomnio y la infelicidad de Sonia y la de Luis, también.
Me gustó mucho el tercer diálogo.
Saludos y gracias por comentar mi relato, adopto la sugerencia del corte y me robo la idea de los *** para separar las vivencias de mis dos personajes pples.
Marcelo Kisi
02/04/2015 a las 20:56
Anoide querida, relato precioso, sensible, terrible. Estupendamente escrito, en un estilo que ya me ha cautivado. Felicitaciones!!
Peter Walley
03/04/2015 a las 18:40
Hola Anoide,
Me ha gustado por la delicadeza con lo que lo has contado. La imagen final de ella quedándose a unos centímetros de él antes de darse la vuelta es muy buena.
Felicidades, un saludo.
Leonardo Ossa
03/04/2015 a las 19:17
La lectura de este relato me ha gustado. Personalmente soy de los que escucha radio toda la noche, entre sueños. Cuando me desvelo, la radio es una excelente compañía. Ahora estoy separado, pero, cuando espero el retorno de alguno de mis hijos en la noche me encuentro con situaciones como la que describes.
Un saludo.
Wolfdux
04/04/2015 a las 12:15
Buen relato Anoide. Has conseguido plasmar muy bien la situación. Felicidades.
Mon
05/04/2015 a las 22:52
Gracias Anoide por los consejos al hacer mi comentario. Es un privilegio recibir criticas de alguien que escribe tan bien como tú.
Tu texto me ha transmitido una tristeza y una resignación que duele. Lo has expresado fenomenal me encantó la frase “el silencio de la habitación vacia caía sobre ella, la aplastaba y no le permitía respirar” resume en poco un sentimiento de angustia muy fuerte.
¡Enhorabuena!
Darkristal
06/04/2015 a las 13:52
Realmente bueno, tu perspectiva acerca del enfriamiento matrimonial es tal que casi se puede sentir un viento helado salir de la pantalla.
Es impresionante el abismo de unos cuantos centímetros que dibujaste entre dos personas en la misma cama.
Buen trabajo y sigue asi.
A.Losa (aka Rubia Alubia)
07/04/2015 a las 08:48
Quizá el final me resulta precipitado, como si te hubieras quedado sin espacio, pero el resto de la historia es perfecta. Logras que nos sintamos en esa habitación, retratas los movimientos de Sonia con una naturalidad que cuesta no recordar las veces que nosotros los hacemos sin darles la menor importancia.
Un buen trabajo.