Literautas - Tu escuela de escritura

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A vos no te conozco - por Gota

Cortaba la cebolla a la velocidad de la luz. Con respiraciones entrecortadas e incontables parpadeos intentaba en vano ganarle la batalla al vegetal. Marina nunca lloraba, ni en la cocina, ni en living y menos que menos en la cama. Nadie vivía con ella y de nadie hubiera tenido que esconder una mar de lágrimas, pero Fermín había repetido una y mil veces que le gustaban las mujeres que caminaran por la vida alegres y campantes, desplegando sonrisas al andar (por eso, Marina usaba la pasta dental que él recomendaba).

Esa noche, como todas las noches de lunes a viernes a las 20:02 hs. inmediatamente después de los datos del clima, toda la casa se llenaba de una sola voz: “Buenas noches amigas y amigos, una noche más junto a ustedes, una noche más de su programa radial favorito: Fermín del corazón”.
Los martes cenaba con el vestido azul que le llegaba debajo de las rodillas. Fermín siempre repetía que una mujer elegante muestra solo la mitad de sus piernas. Por eso, Marina acomodaba su cuerpo y todos los elementos de la cena alrededor de su radio dejando un espacio libre para que la voz de Fermín la envolviera, la sonrojara.

Aprovechaba la primera publicidad para retocarse el maquillaje en el baño. Sus labios rojos esbozaban extraños besos frente al espejo y así, toda arreglada, volvía a la mesa 20:18 hs y terminaba su cena con los ojos fijos en el dial atenta a cualquiera que hozase irrumpir en su noche y se atreviera a cambiarlo. Nadie cambiaría su programa de radio, nadie tocaría a su “Fermín del corazón”.

Cuando Fermín, con voz engolosada y casi sensual, daba las buenas noches a sus fieles oyentes, Marina se despedía de él con un beso volador, lavaba los platos, colgaba el vestido, bajaba el volumen de la radio y se dormía enseguida. Jamás dormía más de seis horas, Fermín no lo toleraría en una mujer elegante.
Y así pasaba sus noches mientras vivía sus días en una nube de nada, de ama de casa aburrida. En una eterna actitud de espera.

El Miércoles, 20:02, otra vez la hora, el clima y la felicidad. Silencio. 20:03 hs. Más silencio. No lo soportó. Nunca en cinco años la radio de la cocina se había quedado muda. Nunca en cinco años había sentido la imperiosa necesidad de encender el televisor. En rojo, enmarcado en negro, el titular repetía hasta el hartazgo: Falleció Fermín Gonzalez, el famoso locutor de “Fermín del corazón”. Fue, también, el corazón de Marina el que se paralizó. El reloj de la cocina anunciaba 20:09, Marina descubrió el rostro de la voz. Es horrible, pensó, desagradable, espantoso, ¡repugnante!

Su cuerpo afortunadamente recordó las respiraciones que hacía al cortar la cebolla y le devolvió el aire para que se diera cuenta que por primera vez en millones de años, un sentimiento nacía en ella. No era pena, no era tristeza. Era la fractura de un sueño, era la pérdida del color verde, el de la esperanza, era el fin de la nada, era el adiós de su única razón de ser.

A las 20:12 Marina se desplomó en el sillón, dejó caer sus sueños de amor y cambió por primera vez, la imagen mental que tenía de su príncipe azulado Fermín, el de la voz clara, y apagó la radio. Por primera vez en su vida no hizo lo que alguien (su madre primero, su ex marido después, su mejor amiga o el mismísimo Fermín) quisieran que hiciese.

Quizás esa noche, esa primera noche a solas consigo misma la sorprendería, inevitablemente, el sonido de su propia voz.

Comentarios (11):

Leonardo Ossa

01/04/2015 a las 04:19

Gota, nos ilustras muy bien sobre aquella dependencia que se adquiere cuando nos gusta un programa de radio. Cualquier variación en la programación, adquiere en uno el verdadero significado de “traumático”
Saludos.

Juana Medina

01/04/2015 a las 22:19

Hola Gota, me ha gustado mucho tu relato. Está bien escrito, con buenos y necesarios detalles, y la intriga necesaria como para querer saber dónde vamos a parar. Me quedé pensando que además de la obviedad de la compañía para solitarios que puede ser la radio, de la facilidad con la que cualquiera puede ilusionarse a partir de una voz, y del discurso interior en que se transforma muchas veces, que en realidad conocer a la gente por partes:una voz, una foto, una obra, siempre nos dibuja alguien que no es y querríamos que fuera aúnen el caso de #los malos#.
Aún entre nosotros, compañeros literautas,¿cuántas desilusiones habría viéndonos las caras?
En cuanto al empezar a ser uno mismo y no lo que otros quieren de nosotros, es un enorme tema aparte.
Felicitaciones! Hasta la próxima lectura

Macu Joan

02/04/2015 a las 10:15

Me ha gustado mucho el relato. La atmósfera y la intriga que creas son estupendas. Te seguiré leyendo! Enhorabuena!

GAIA

02/04/2015 a las 11:28

Gota: Tremendo!! Me gustó mucho, sigue escribiendo

Ratopin Johnson

02/04/2015 a las 19:36

Muy entretenido Gota. La historia es cercana y puedo reconocer aspectos y situaciones que se acercan bastante a la realidad. Bien descrito esa especie de “enamoramiento” y dependencia. Estaba pensando según iba leyendo en la película Misty (Escalofrío en la noche, la titularon en España) de Clint Eastwood, pero Marina no tiene nada que ver con una psicópata.

Marcelo Kisi

02/04/2015 a las 22:02

Hola Gota!
Me ha gustado mucho tu relato. Para mí tocás con sabiduría y sensibilidad tres temas: el de la soledad, un mal endémico para el que la sociedad parece no interesarse en tener solución. Otro es el del fanatismo por los famosos, y el precio que pueden llegar a pagar los que lo practican/padecen. El tercero es para mí la mirada desde el lado de Fermín: cuánto cuidado tenemos que tener de aquello que decimos a otros, porque nunca sabemos cómo va a influir, cómo otros se van a transformar por cosas que decimos, a veces sin pensarlo demasiado. TEnemos todos una gran responsabilidad! Te felicito por un relato delicioso y sabio!

Minnie

06/04/2015 a las 13:12

Me gustó tu relato. Me hizo pensar en que cada persona crea su propio mundo, realidad o fantasía, todo de depende de que tan solitario se sienta. Hay amores platónicos que para algunas personas son más fuertes que los reales, es el caso de la protagonista.
Yo te recomendaría mejorar un poco las puntuaciones, te sigo leyendo.

Darkristal

06/04/2015 a las 13:59

La soledad que se siente es impactante.
Seguramente habrá pasado muchas cosas como para que haya terminado así, pero notable es ver las consecuencias de haber hecho lo que se le decía incluso mucho tiempo después.
Desafortunadamente muchas personas eligen que decidan por ellas a decidir por si mismas, y en este caso quedo muy evidente.
La soledad pega fuerte cuando las ilusiones caen.
Buen trabajo, sigue asi.

Gota

10/04/2015 a las 21:49

Fe de erratas: Gracias a la mirada de uno de mis comentaristas, debo reconocer que me equivoqué en una palabra. Es correcto: Osase (en lugar de *hozase)
Ops!

Gota

10/04/2015 a las 21:51

Y muchas gracias a todos por sus cálidos comentarios!! Estoy pasando por sus textos!! Cariños!!

Ryan Infield Ralkins

13/04/2015 a las 16:36

Pues si que es intrigante el relato. Estuve pegado a la silla mientras leia. Buen manejo de vocabulario, de facil lectura. Excelente.
Felicitaciones y saludos.
Gracias por tu comentario en mi relato.

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