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Electrónica - por Lorena Huelquén
<<Ya es viernes>>, suspiré. <<Hoy es viernes ¡por fin!, bienvenido descanso>>, me saqué la ropa interior. <<Ya estoy cómoda, después de toda una semana de tacos y fajas>>, sonreí para mí.
<<Tac, tac, tac, pa, pa, pa, chipún, chipún, tac, tac, tac, pa, pa…>> un sonido estridente mordió mis oídos.
–¡¡¿¿Qué es eso??!! –dije gritando y un Tac, tac, tac, pa, pa, pa, chipún, chipún, acalló mi voz. Indignada y roja como manzana confitada, cerré la puerta de calle para ahogar en parte el nunca cambiante, tac, tac, tac, pa, pa, pa, chipún, chipún. Sin embargo, igualmente se escuchaba el radio como si el vecino tuviera la fiesta electrónica en el estar de mi casa.
<<Ring, ring…>> (móvil)
–¿Vecino?
–¿Con quién hablo?
–Con su vecina, la del lado.
–Ya, ¿en qué puedo ayudarla?
–El ruido de su fiesta.
–La música querrá decir.
–Sí, la música, bájela si es tan amable.
–Claro –me colgó el pelotudo.
<<Voy a cerrar la puerta de calle>>, pensé mientras avanzaba descalza hacia la salida de la casa. <<Es bueno usar la diplomacia en estos casos, el chico tiene razón: todos tenemos derech…>>, Tac, tac, tac, pa, pa, pa, chipún, chipún, tac, tac, tac, pa, pa…
–¡¡Otra vez el ruido!!, – grité, tratando de no ahogarme en mi rabia. <<¿Celu, el celu dónde lo dejé?>>. Tac, tac, tac, pa, pa, pa, chipún, chipún, tac, tac, tac, pa, pa…<<Mejor voy a la policía…mejor los llamo, mejor…>>
Un golpe seco en el pecho me atacó por sorpresa, el aire faltó, los músculos del brazo se negaron a alcanzar el móvil que apareció sobre la cama, al lado de los calzones que me había sacado. <<¡Es un ataque al corazón!>>, pensé, <<me muero>> alcancé a musitar. Tac, tac, tac, pa, pa, pa, chipún, chipún, tac, tac, tac, pa, pa…. <<Dios, llévame conti…>>
Una corriente eléctrica me estremece, el pecho se hincha de rocío y aire, salta, salto, mi corazón, yo misma. Miro hacia todos lados asustada, descolocada, desorientada, completamente sola. Tac, tac, tac, pa, pa, pa, chipún, chipún, tac, tac, tac, pa, pa…
–¿Y ese ruido?, –elevo la voz, muy irritada.
–No, no es ruido –contesta San Pedro–, es música electrónica. –aclara, gritando mientras sostiene dos trozos de nubes para cubrir sus adoloridos oídos. Tac, tac, tac, pa, pa, pa, chipún, chipún, tac, tac, tac, pa, pa, pa, chipún, chipún,…
Comentarios (4):
Leonardo Ossa
30/03/2015 a las 17:37
Lorena me has hecho reír con tu relato. Tienes humor. No me queda claro si San Pedro escuchaba la misma emisora en una radio para entretener a los angeles, o tenía algún vecino igual de inoportuno.
Volveré a leerte en otra oportunidad. Un saludo.
grace05
30/03/2015 a las 22:58
Me encantó tu historia. Vivaz, con humor y realista. Quién no tuvo un vecino que pone la música a todo lo que da. Me sorprendió el final. Me había hecho la idea que ibas y lo trompeabas, pero bueno él fue más fuerte, te mató de la rabia.Con San Pedro escuchando la misma música, pienso que tu vecino también se había muerto con semejante ruido. jajaja
¡Excelente trabajo!!! ¡Te felicito!!
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beba
31/03/2015 a las 17:24
¡Ja, ja, ja! ¡Excelente argumento! Y muy bien escrito, por si fuera poco. Felicitaciones.
Luis Ponce
31/03/2015 a las 18:22
Aplaudo el humor. Ni en el cielo nos libramos de los vecinos. Son los Karmas que no nos abandonan, nos siguen de vida en vida. Hay que averiguar como curarnos. La aparición del texto representando al ruido es tan fastidiosa como el ruido mismo. Muy bien escrito, gráfico.
Te seguiré leyendo.