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La luna de los gatos - por Rubia Alubia (aka A. Losa)
Web: http://ladesdichadesersalmon.wordpress.com
“Buenas noches, queridos oyentes, y bienvenidos a La luna de los Gatos. Hoy hablaremos con Leopoldo Rivera, experto en control emocional. Comenzamos.”
Celestina, viuda de Garmendia desde hace seis meses, bate unos huevos en el plato de loza. No es aficionada a la radio, pero desde que su Bartolo, que en paz descanse, la dejó para reunirse con su creador, no concibe una noche sin el ruido del viejo transistor, aunque la mitad de las veces solo emita un zumbido irritante.
Se ha prometido que, en cuanto cobre la pensión, irá a comprar un aparato más moderno, de esos con cedé, para poner el disco de “Los Panchos” que su nieto le regaló. Puede que incluso se apunte a las clases de ordenadores donde los jubilados.
Ahora que está sola, el siglo XXI en el que vive le parece un lugar extraño; todo el mundo enganchado a aparatos que, a su vez, se enganchan a la red eléctrica para obtener energía y al Wi-Fi para conseguir contenidos.
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“Entonces, dice usted, Sr Rivera, que es importante no mentirnos sobre nuestro estado de ánimo ¿no es así?”
“En efecto, muchas veces es más fácil para otros adivinar cómo estamos que para nosotros mismos, y eso dificulta mucho el diagnóstico y tratamiento de los trastornos emocionales.”
Ramón Jiménez, nacido en permanente estado de soltería, se quita la chaqueta de su elegante traje italiano y la deja con sumo cuidado sobre el galán de noche. Ha tenido un día de perros que le ha obligado a quedarse trabajando hasta tarde; ni siquiera ha podido pasar por el gimnasio y ahora se siente culpable. Ha encendido el equipo Hi-Fi nada más llegar a casa y, demasiado desganado para buscar un disco, ha optado por sintonizar la radio recalando en la conversación entre una locutora de voz juvenil y un tipo de los que te cobran un pastón por llamarte desequilibrado a la cara.
No cree en los libros de autoayuda, ni en todas esas “memeces” de la inteligencia emocional, pero, en días como este, se pregunta qué ha hecho mal para no encontrar a ese “alguien” con el que compartir la rutina.
Se mira al espejo antes de meterse en la ducha, le gusta lo que ve: un cuerpo trabajado sin llegar al increíble Hulk y ni rastro de las arrugas que, le consta, sus excompañeros de escuela lucen sin remedio. Entonces ¿qué pasa? ¿por que no logra interesar a nadie?
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“Todos cambiamos dependiendo del lugar. Un tiburón en el trabajo puede ser tan asustadizo como una ardilla en cuanto sale de la oficina. Somos un “yo” diferente para cada situación, y debemos aceptar cada uno de esos “yo” para ser felices. A veces, hacer algo por los demás nos ayuda a reencontrarnos, a recordar quiénes somos en realidad.”
Celestina apaga el transistor al mismo tiempo que el horno, donde ha hecho un bizcocho de bienvenida para la joven que se mudó recientemente al piso de arriba. No es momento de perder las buenas costumbres. Mañana se lo subirá, seguro que agradece el detalle.
En la última planta, Ramón termina de aplicarse la crema antiarrugas de a 60 euros los 20 mililítros y se sonríe. Eso le ayuda a dormir, aunque sea solo, una vez más.
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“Amigos oyentes, aquí acabamos el programa de hoy. Nos volvemos a encontrar mañana, si ustedes quieren, aquí: en la 94.5 FM. Buenas noches.”
Olga Martínez se despide del técnico de sonido y rechaza, por enésima vez, su invitación a una copa. Mira el móvil antes de salir de la emisora, un whatsapp de su madre: “Ven mañana a comer, hay lentejas.” Apaga la pantalla de forma mecánica y espera el autobús. Está cansada, solo quiere llegar a casa y echarse a dormir. Sabe que su cuota de audiencia será baja, apenas un puñado de insomnes y deprimidos.
“Puede que no parezca gran cosa, pero ayudarás a mucha gente que no tiene nada más que tu voz al otro lado del aire vacío de su salón” le dijo su amiga el primer día.
Lo dudaba entonces y lo sigue dudando ahora.
Lo que Olga ignora es que, mañana, Ramón ayudará a Celestina a subir a compra, tomarán juntos el primer café de muchos, y que ella recibirá un bizcocho que hará de broche perfecto a las lentejas de su madre.
Comentarios (21):
delaberna
28/03/2015 a las 15:51
Se intuía que, de alguna manera, las historias se iban a entrelazar al final, pero eso no cambia el hecho de que lo hagan maravillosamente. El último párrafo es una joyita. Me gusta especialmente que se desarrolle en futuro.
Me gusta mucho también cómo cambia ligeramente el tono de la narración, según el personaje al que se refiere. Sutil y elegante. Buen trabajo!
Diego Manresa Bilbao
28/03/2015 a las 17:30
Sombrerazo Aurora,
No mucho que anadir a lo que ha dicho delaberma, un relato magnifico, que forma de unir las tres historias, que maravilla!!!
Nos leemos!!!!
David Rubio
28/03/2015 a las 21:17
Casi lo paso de largo con tu cambio de nombre!
Es delicioso, se lee de una manera agradable.
Lo que no sé es si esa relación llegará a buen puerto. Creo que son dos personas un tanto distintas, Olga y Ramón. Salvo que medie Celestina claro.
falta una l al final cuando dices ” a subir a compra”
Un abrazo muy fuerte, Aurora
marazul
29/03/2015 a las 00:46
Un relato de lo más entretenido y con un lenguaje claro y sencillo. Tres historias, tres vidas unidas por la radio y por la vecindad. Me encantan esas historias contadas desde fuera. Esas historias que nos muestran el interior de los hogares, sus costumbres, sus rutinas…..Enhorabuena Aurora me encanta leerte. Un abrazo
Virginia Figueroa
29/03/2015 a las 09:20
Molaría que Celestina fuese la madre de Olga (nombre que no me agrada por motivos personales, jeje)
Es un relato muy variopinto, con muchas historias cotidianas. El reflejo de las distintas maneras de vivir y de ver la vida de las personas. ¿Hay felicidad en alguna de ellas? Por el momento no se ve. Pero… ¿Qué es la felicidad? Llama a ese Leopoldo y que nos haga un programa sobre ello!!
Muy bien contado, amiga. Me recuerdas a algún relato de Pron. Son geniales.
Un abrazo!!!
A.Losa
29/03/2015 a las 12:19
Hola. Gracias por pasaros (incluso con el cambio de nombre, jaja)
Me alegro de que el resultado os haya gustado, tanto a vosotros como a mis comentaristas anónimos que han sido el superlativo de benévolos.
Yo personalmente no estoy del todo contenta; ha sido una de esas veces en que tienes que empezar a amputar miembros para que cumpla los requisitos (no sufráis, he mandado lo cortado a las familias como pruebas de vida) y, como pasa en estos casos, me ha dado la sensación de que el texto perdía esencia con cada palabra que salía de escena.
Prometo la versión completa del director algún día no muy lejano en http://ladesdichadesersalmon.wordpress.com
Esta semana me iré pasando por todos los textos y comentando, seguro que hay historias geniales.
A.Losa
29/03/2015 a las 12:20
David, gracias por pillar el gazapo. Yo, que me jacto de repasar el texto cien millones de veces, y se me ha colado. Ay, si no fuera por mis ángeles de la guarda…
Roger/NHICAP
29/03/2015 a las 23:18
Hola Aurora,
Sorry pero no me sale llamarte por ese seudónimo de legumbre dorada.
Excelente confluencia de tres historias muy naturales, narradas con brillantez por su sencillez y lenguaje, me encantan las metáforas que empleas. El toque de humor que subyace está muy logrado, es inherente a tu estilo.
Felicidades Aurora, es un placer leerte.
Un abrazo
fernando sanz
30/03/2015 a las 14:47
Enhorabuena, Aurora. La verdad, no es un gran cuento ni una gran historia. De alguna manera se ve venir. Pero está tan bien contada, con tanto tacto y delicadeza, que la vuelve entrañable y real. Y bella.
No olvides la versión extendida del director. Seguro que vale la pena echarle un ojo.
Felicidades.
José Torma
31/03/2015 a las 19:33
Aurora hoy y siempre! jaja muy rubita tal vez pero Aurora forever!
Te iba a comentar lo de la l pero me lo gano DAvid.
A mi me gusta el hecho de que en tan poco espacio, las tres historias converjan (probablemente mal escrito pero ya no te extraña eso de mi) y logres algo que aunque se intuia, es bonito ver realizado.
Te pregunto y me contestas en tuiter. Los consejos del radio, son tuyos o plasmaste ideas de otro lado? como sea funciona de maravilla y yo la verdad no veo que desmerezca ya que no se nota lo amputado por ningun lado.
Besazo
Iracunda Smith
03/04/2015 a las 09:02
Lo primero: ¿Rubia Alubia? jajaja ¡Me has tenido un rato buscando tu nombre y me topo con ese peazo de pseudónimo!
Lo segundo: Genial , como siempre. Ha sido original, entretenido, real y tierno. De los mejores de este mes.
¡Un abrazo!
Wolfdux
03/04/2015 a las 17:50
Hola Aurora,
me ha gustado mucho. Me ha parecido ver un cambio de tono entre los diferentes personajes que le pone la guinda al relato. Estaré pendiente del “director’s cut”.
¡Nos leemos!
Peter Walley
03/04/2015 a las 18:29
Hola Aurora,
Has contado la historia con tal delicadeza que dejas al lector con una sonrisa en los labios. Un placer leerte como siempre.
Saludos, Peter
Anoide
03/04/2015 a las 18:52
Muy bueno, Aurora. Siempre me gusta leerte porque sé que voy a tener un buen relato esperándome 🙂
Me gusta especialmente que introduzcas a cada personaje con un extracto del programa de radio que oyen. El último párrafo también es remarcable, con ese vistazo al futuro que nos ofreces.
¡Qué placer leerte! Un saludo.
Ratopin Johnson
04/04/2015 a las 20:20
Me recuerda un poco a Cadena de favores. Para cerrar el círculo, ¿qué pasa con el pobre técnico de sonido? :). Entiendo, entiendo, no podemos juntarlos a todos. Y Celestina, ¿se llama Celestina por alguna razón? Bueno, aparte de esto, me ha gustado el relato, se lee de un tirón. “A veces, hacer algo por los demás nos ayuda a reencontrarnos, a recordar quiénes somos en realidad”, esto es bastante cierto.
Silvyt
05/04/2015 a las 19:36
Hola!!
¡¡Pero que genialidad!!
Suscribo lo que apuntan los demás. Me veo en la obligación de alabar ese esbozo que haces de cada personaje y te ánimo. Sé cómo te sientes: sólo son tres personajes con sus propio carácter que nos presentas magistralmente con una pequeña pincelada. ¡Ay! Que hubiera perfecto hubiera sido sin la tijera cortando.
Celestina es genial, no sé quien lo ha apuntado, pero con ese nombre se va a entrometer entre Olga y Ramón y…
¡Jajajajaja! Yo también me pasaré a ver la versión del director .
Un saludo.
Ryan Infield Ralkins
06/04/2015 a las 00:10
Concuerdo con los compis; me encanta la forma como se entrelazan las historias. Y como dijeron,el cambio de tono de cada uno, su construccion unica…increible.
Felicitaciones.
Saludos y gracias por tu comentario en mi relato.
Adella Brac
06/04/2015 a las 14:30
¡Maravilloso! Me ha encantado como juegas con la conversación en la radio para añadir información y la manera en que los personajes están perfectamente creados en unas pocas líneas. La única pega es que se ha acabado y yo quería seguir leyendo 😀 ¡Buen trabajo!
Demetrio Vert
07/04/2015 a las 18:43
Ingeniosa historia. Tres personajes distintos que el destino unirá, no se sabe pará qué, por lo que las posibilidades son infinitas.
Estoy de acuerdo con algún comentario en que la historia se adivina.
Literariamente, tal vez “mostrar” un poco más los personajes, y “describirlos” menos. Celestina está mucho mejor “mostrada” por sus hechos, acciones.
Buen relato. Felicidades.
Si te pasas por el mío, agradeceré tu opinión.
https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-24/2937
Pato Menudencio
07/04/2015 a las 21:11
Definitivamente me ha gustado. Las historias entrelazadas me encantan. Es genial como las piezas se van uniendo hasta llegar al desenlace (muy a lo “how i met your mother”).
Dan
15/04/2015 a las 15:50
¡Buenas!
Seguro que si los comentaristas anónimos han sido tan benévolos ha sido por que el texto lo merecía. No creo que a nadie le amargue un dulce. Al final esto es un taller y hay que leer y comentar textos muy distintos y con muy distintas virtudes y, también, defectos. En el caso de tu relato, poco puedo añadir a todo lo que te han comentado, tanto en público como de forma anónima. Estoy seguro de que yo no habría podido hacer mejor crítica 😉
¡Enhorabuena por el relato! Como otros, quedo a la espera de la versión extendida xD
Seguiré pendiente de lo que vas escribiendo =D
¡Un saludo!