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Vacío - por Jordán
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Ernesto era un hombre que siempre iba con su sombrero puesto. Un sombrero que había sido llevado por los Martínez-Cornejo durante muchas generaciones. Su padre lo heredó de su padre, el cual lo había heredado de su padre. Era mucho más que un sombrero; era un símbolo familiar y una distinción entre todos los habitantes de Segovia.
Le conocían por todos los lugares, su familia era famosa por apoyar al bando franquista durante la Guerra Civil española. De vez en cuando, alguna que otra persona le solía llamar: Ernesto “el facha”.
Una vez, hacía ya 10 años, apareció pintada una cabina de teléfono de su barrio. En ella se podía leer “Ernesto, cabeza cesto, eres más facha que esto…” y al lado un águila con las fechas entrecruzadas.
La realidad era bien distinta. Nadie le conocía de verdad. Ninguno sabía que papeleta metía dentro de la urna cuando votaba, ninguno sabía si fumaba Chester o Camel, ninguno sabía si tenía familia al otro lado del acueducto. Todo eran habladurías, elucubraciones vagas que salían de la boca de asnos que, a pesar de la poca potencia que tenían, causaban mucho ruido dentro de la cabeza de Ernesto.
Un buen día, Ernesto decidió quitarse la vida. Nadie entendía que había pasado por su cabeza hasta que un mes después, el Norte de Castilla decidió publicar la carta que había dejado antes de suicidarse.
Querida vida:
Ya no tiene sentido que siga viniendo a visitarte todos los días, no sé quién eres. No tiene sentido que siga comiendo la misma sopa de ajo, ni siga bebiendo el mismo vino; todo me sabe igual. No veo las formas en las nubes y me comporto como si fuera un niño. No entiendo cómo funciona el calendario, no acierto a encender la televisión a la primera y me cuesta hacer un círculo con un lapicero. Me tropiezo demasiado con la escalera cuando antes bajaba dando brincos y para colmo, ayer fue el segundo día que me pierdo al intentar llegar a casa. ¡No sé ni pronunciar “Buenos Días”!
Entre otras cosas, mi cabeza no aguanta más. Me encuentro encerrado en una jaula, sin poder hacer lo que en realidad quiero. No porque no quiera, sino porque no puedo. Pero el que menos puede es mi corazón. La pena ha invadido mi cuerpo y no me reconozco. Perdí lo único que me ataba a los recuerdos, mi sombrero.
PD: S.S.F.S.R.H.A.S.P.A.S.S.A.
Comentarios (7):
Patricia
29/01/2015 a las 17:25
Hola Jordán,
Soy una de las personas que ha valorado tu relato y me da mucha curiosidad el tema de la PD. Espero que puedas desvelarme de qué se trata….
juana Medina
29/01/2015 a las 19:43
Muy buen relato, muy buen clima. Esa relación tiempo-recuerdos-sombrero me parece que podría desarrollarse mucho más sin el límite de la cantidad de palabras, pero en fin, como disparador está. También a mi me queda la curiosidad de la P.D. y la pregunta de si no resulta demasiado críptica. Tal vez al momento de escribirla sólo le quedaran esas letras de recuerdo, no sé. Cuéntamelo, por favor.
Gracias por tu relato. Nos leemos.
Jordán
30/01/2015 a las 00:43
Buenas noches (Españolas). Pues la verdad, fue un relato que escribí en una hora que tenía libre; no me dio tiempo a revisar ni a valorar casi nada de lo que escribí (fue un poco Brainstorm que trate de unir). Respecto a lo de la PD: Se trata de una frase que le solía decir mucho esa persona que ya no conoce y a la que visita siempre…Siempre Serás Feliz Si Recuerdas Haber Amado, Si Puedes Amar, Si Sigues Amando (y si, me quedó un poco colgando porque lo quería alargar más pero ya me metía en sitios de los que no sabía salir) así que lo deje en forma de P.D: y dejar, de este modo, cierta intriga.
Jordán
30/01/2015 a las 00:44
Por cierto Patricia, muchas gracias por haber comentado el texto. Me pasaré por el tuyo 🙂
Jordán
30/01/2015 a las 00:50
Juana, así es. Es lo poco que puede recordar: alguna vez amó. Pase lo que pasé, muera quién muera, acabe dónde acabe, siempre va a recordar eso. Me pasaré, en cuanto pueda, por tu texto. Grazie Mille.
Adella Brac
01/02/2015 a las 19:44
“no veo las formas en las nubes” 🙂 Sin duda, lo mejor del relato es esa carta que le escribe a la vida 😉
¡Un saludo!
Jordán
03/02/2015 a las 10:58
Muchas gracias Adella. Lo cierto es que el texto comenzó con la carta y de ahí fui dando forma al texto -en el poco tiempo que tenía. Para el próximo, el del microrrelato, prometo usar más tiempo jajaja.