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AQUEL DÍA..... - por Chiripa
Rocío, mi mujer, dice que yo mantengo dos "relaciones de pareja" de manera perfecta: una con ella y otra con el sol.
Sumamos siete años de vida en común y pronto tendremos nuestro primer cachorro, como me gusta decirle.
Con la estrella solar tengo una conexión rutinaria, como si mi vida, buen funcionamiento y mis conductas dependieran de su luz.
Con el alba aparezco por el parque, incluso antes de que lleguen los de mantenimiento y visito todas las criaturas cuadrúpedas encerradas. Después de una sesión de caricias, paliques y cepillado de sus pelambres, las dejo salir a los "espacios abiertos", donde pasan el día bajo la sombra de agrupadas Arecaceae (palmeras), gigantescos Enterolobium (corotúes) y perfumados Calathea (bijaos).
Cada día, cuando el calor abrasa, almuerzo en las oficinas y llamo por teléfono a Rocío. Conversamos de su gravidez y de mi ronda matutina.
Durante la primera hora de la tarde visito el acuario y el serpentario, que son techados y al final de la jornada le dedico algún tiempo a las actividades burocráticas.
A las seis estoy con Rocío viendo al sol acostarse desde el balcón de nuestro piso, abrazados y acariciando su panza que crece y crece.
Biólogo y zoólogo, con treinta y cinco años a cuestas, dirijo el Parque de la Flora y la Fauna de la capital. Delegar actividades me permite el lujo de pasar bastantes horas al aire libre, supervisar las mejoras y evaluar resultados. Dedico solo dos a la planificación de actividades para obtener recursos materiales, junto a mi excelente gerente de Recursos Humanos, Pilar y el honesto Ramón, alias Moncho, quien administra, cual mago, los recursos anuales.
Aquel día mi recorrido matutino comenzó como siempre. Pasé por la oficina a dejar el maletín.
Noté que había un papel fosforescente, que revisaría por la tarde. Cogí el sombrero y la cazadora. Ví que el móvil registraba la llamada del vigilante nocturno que, temprano cada día, reporta la ausencia de novedades. Salí hacia las jaulas a liberar a los animales. En el camino revisaría los mensajes de voz almacenados en la grabadora del celular.
Levanté el cuello de la chaqueta, subí su cremallera y me encasqueté el sombrero para cubrirme las orejas. La pertinaz llovizna me obligó a guarecerme y cambiar mi rutina: visitaría primero a los ofidios y el acuario. Después podría dedicar buen tiempo a los animales grandes.
Aquel día el guardia nocturno también cambió su rutina y llegó más temprano. Antes de dejar el parque al amanecer había hecho, sin éxito, un par de llamadas y dejado el reporte de la irregularidad en papeles de llamativo color sobre los tres escritorios de las oficinas administrativas. Quería asegurarse de que todos estuviésemos enterados de la extraña desaparición.
Cuando entré en el edificio en forma de "S", activé la grabadora del móvil. Mientras, seguí con la vista el camino de cajas vítreas donde se exhiben los reptiles. Las revisé en estricto orden y me pareció que una de ellas estaba vacía. Me acerqué mientras marcaba la clave de acceso al buzón de mensajes. Sentí un golpetazo en el talón de la bota, justo en el momento en que oí la voz del vigilante que me informaba la desaparición de las mapanares.
Me agaché tratando de localizar las agresivas Bothrops atrox. Busqué sus dorsos color oliva decorados con diamantes de contornos color crema, pero no las vi por los alrededores.
-¿Estarán juntas? -me preguntaba justo cuando sentí que algo cayó sobre la copa del sombrero y resbalaba hacia mis hombros. Solté el móvil y antes de poder agarrar la culebra por la base de la cabeza sentí la certera entrada de un par de agujas húmedas en el lado derecho del cuello.
Pilar se sorprendió al ver llegar al vigilante tan temprano. Tampoco ella había visto la nota escrita en papel fosforescente que él había dejado en su escritorio.
Me llamó. No pude contestar su llamada. Ella intuyó la realidad y supuso lo peor.
Inmediatamente y por todos los medios posibles alertó a todo el personal y pidió a la nómina médica portar suero anti-ofídico y el botiquín de primeros auxilios.
La mayoría corrió al Serpentarium. Otros salieron a hacer el recorrido que suelo hacer en las mañanas.
Aquel día por la tarde, acariciando a nuestro hijo que crece en su panza, Rocío y yo planeamos un viaje de vacaciones a la más extensa reserva animal de África mientras, desde la ventana de un cuarto del hospital, vimos al sol hundirse en el horizonte.
Comentarios (18):
Ryan Infield Ralkins
28/01/2015 a las 22:35
Si te soy sincero tengo que decirte sin mas que tu relato…me gustó, me intrigo, me sorprendió y me recordó una mordida de culebra que recibí una vez por agarrarla por el rabo. Lo único que podría decir que es raro es la cuestión del sol aunque entiendo que eso le da una atmósfera de tranquilidad al trabajo ajetreado que tiene el personaje.
Pero es un buen relato.
P.D. Al final creí que el moriría, xd.
Diego Manresa Bilbao
28/01/2015 a las 23:58
Muy buen relato Chiripa, sin embargo creo que haces la introduccion demasiado larga, aunque como dice Ryan, tambien indica la paz y tranquilidad de espiritu del protagonista… Esta conseguido
Nos leemos!
Osvaldo Mario Vela Sáenz
29/01/2015 a las 00:26
Chiripa que forma tan sutil de ir construyendo el scenario perfecto para tu texto. Felicidades. El final me pareció algo apresurado, pero sabiendo de la limitacion de espacio, lo supiste manejar muy bien planeando unas vacaciones desde el cuarto de hospital.. Enhorabuena.
Emmeline Punkhurst
29/01/2015 a las 13:22
Hola Chiripa:
Me encanta la manera de “mascarse la tragedia” ante los indicios ignorados de que algo no va bien. También la importancia del sol, que en mi fuero interno he interpretado como el disfrute de la vida por parte del protagonista, disfrute que es amenazado por el accidente que le ocurre.
Buen relato.
lunaclara
29/01/2015 a las 13:29
Hola Chiripa: es una x introducción larga, sí, pero me gusta cómo dominas el lenguaje de ese mundillo del parque o zoo, las descripciones son geniales. A mi también me gusta tomar el sol, y en invierno lo busco mucho cuando paseo.
Lo que más me ha gustado es esa imagen de acariciar la panza de Rocío, esperando a su “cachorrito”.
Felicidades!!
Virginia Figueroa
29/01/2015 a las 17:23
Aunque al principio, con la primera frase, parece que el relato va a tratar de algo totalmente distinto, un poco más metafísico, luego vas dibujando el escenario en el que va a transcurrir la historia. Me gusta mucho tu manera de narrar, Chiripa, no obstante en este relato veo mucha introducción y poca acción. Se me hace un poco lento, pero si reconozco que he aprendido muchas palabras y has enriquecido el texto de manera muy didáctica.
Es un buen ejercicio de redacción, tienes muchas aptitudes para contar historias. Enhorabuena!
Un besito!
Ratopin Johnson
29/01/2015 a las 21:21
Hola Chiripa,
A mi me ha gustado mucho más la parte introductoria, que la de la acción, que en el agún momento me ha resultado confusa. Cómo describe el protagonista su vida, su trabajo, cómo lo disfruta, cómo lo conoce, me ha hecho sentir cierta envidia. También me encanta el sol, los paseos y el aire libre
Saludos!
Marcelo Kisi
29/01/2015 a las 23:10
Chiripa, qué bueno haber recibido tu relato “en anónimo” para comentar. Yo fui el que te dio la lata con el comentario largo y que dices que te pareció una buena lección. Ya los compañeros te están señalando también el problema con el equilibrio entre la intro y la acción. Por tus relatos anteriores (todavía estoy traumatizado con el entierro de hace dos talleres!), no creo que tengas problema en traernos un verdadero drama la próxima vez.
Abrazos y nos leemos!
José Torma
30/01/2015 a las 00:44
Bienvenida Chiripa!
Que te digo? como buen ofidiofobico se me erizo la piel, queria dejar de leer y no podia. La intro como te dicen me hizo casi desistir pero cuando imagine lo que podria pasar y porque nadie leia el mensaje fosforecente… enloqueci de terror.
Muy bueno, en especial que sobrevivio.
Saludos.
Luis A.R. Selgas
30/01/2015 a las 02:46
Hola chiripa. Tu manera de narrar me parece soberbia. Aunque sigo pensando que a tus historias les falta algo. Creo que en este relato me he dado cuenta de que lo que necesitas es más espacio, en un texto tan corto hace falta concresión, elegir un tema y abordarlo con claridad y una profundidad solo insinuada. Tu buscas crear una atmósfera muy compleja y bien detallada en el carácter de los personajes, cosa que en tu estilo narrativo se nota; pero que en un relato tan corto hace que se difumine.
Te felicito por tu manera de escribir y me gustaría leer algo tuyo más largo donde pudieras lucirte de verdad.
Un saludo.
https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-22/2552
Roger/NHICAP
30/01/2015 a las 13:52
Hola Chiripa,
Buen relato. Una interesante lección sobre clases de árboles y topos de ofidios que podemos encontrar en ese Parqiue, imagino tropical o casi. Te recreas a gusto en esas descripciones y como te han dicho,la resolución padece algo.
No obstante, yo destaco como la narración nos va llevando intrigados a ese final que se intuye tras la mención del papel fosforescente en la mesa del biólogo.
Buen trabajo, lo leícon ganas
Un abrazo
David Rubio
30/01/2015 a las 18:50
Es una gozada volverte a tener en el taller, Chiripa. Se nota todo el trabajo y tiempo que dedicaste al relato pero comparto lo que te dijeron los compañeros. En realidad no es falta de acción o que la introducción sea larga. El problema es que el conflicto no es el centro del relato. Es un mero accidente final, ese juego con el papel fosforescente está muy bien, pero el problema es que hasta el final no vemos su importancia y como el conflicto empieza con la picadura, que es al final, nos pasamos el relato sin saber muy bien hacia donde nos llevas. Como siempre me gusta dar propuestas te propongo que cojas el instante de la picadura y te lo lleves al inicio del relato y, a partir de ahí, con el biólogo sintiendo como el veneno le está matando, tira hacia delante.
Un abrazo
Pato Menudencio
30/01/2015 a las 22:15
Recordé al cazador de cocodrilos, que pese a estar siempre frente al peligro, tenía calma por hacer lo que le gustaba.
Bien relatada tu historia, felicitaciones.
Saludos.
Pupú
31/01/2015 a las 14:48
Hola Chiripa, muchas gracias por tu comentario en mi relato.
Estoy de acuerdo con los comentarios que te han dejado acerca de la parte de introducción y acción. Creo que en un texto más largo no daría la sensación de estar comprimido. Coincido con el comentario de David Rubio.
La introducción me parece muy buena, me he imaginado el ambiente cálido y tranquilo de un día de verano paseando por el zoológico. Con la pertinaz llovizna y el subirse la chaqueta me he liado un poco, pero he pensado que sería algo así como una pequeña tormenta de verano o que está en un día muy caluroso de invierno.
Por otro lado, el uso de la primera persona es el ideal para intimar con el lector pero yo tendría cuidado en describir las acciones de otros sin que el protagonista esté presente. Por ejemplo cuando Pilar se sorprendió al ver llegar al vigilante tan temprano y que tampoco ella había visto la nota escrita en papel fosforescente que él había dejado en su escritorio, a no ser que Pilar le contara eso por teléfono, ¿cómo sabría el protagonista todo eso?
Me he reído cuando he visto que los dos usamos a un personaje llamado Ramón, que son tan disintos; uno honesto como el tuyo, alias Moncho, y el mío un canalla.
Saludos!
marazul
31/01/2015 a las 17:39
Hola Chiripa. Es un relato bien documentado, me refiero a los nombres técnicos, y ambientado. Has elegido un magnífico escenario para una historia de intriga, y unos personajes secundarios (los animales del zoo) a los que se les podría sacar mucho partido, si el relato fuera más extenso.
Buen relato con final feliz
Un saludo. Marazul
Wolfdux
05/02/2015 a las 16:47
Hola Chiripa,
un relato exquisito, que como bien indica Virginia, nos ha hecho aprender un buen puñado de palabras nuevas o que al menos no solemos utilizar. Coincido con David, el conflicto esta muy al final del relato, lo que obliga a hacerlo muy rápido y hace que el texto quede descompensado. Pero por lo demas, perfecto. Un placer leerte.
¡Nos leemos!
Adella Brac
07/02/2015 a las 17:10
¡Hola Chiripa!
Tu relato fue uno de los que me tocó comentar. Como ya te dije, me gusta el ambiente que creas y el detalle de que el protagonista hable de su hijo como “su cachorro”.
¡Un saludo! 🙂
Silvyt
15/02/2015 a las 18:30
Hola Chiripa!
Me he leído la historia del tirón, pero debido al poco tiempo que tengo, no he leído los comentarios de los compañeros, así que por favor te pido que me disculpes si me repito:
La introducción es extensa, pero crea el entorno perfecto en el que se desarrolla la escena; por cierto, mis felicitaciones por el vocabulario, me parece de gran calidad.
Lo único que retocaría es un poco es final. Supongo que te tocó meter la tijera para quedarte en las 750, pero te animo a que especifiques un poco más el final. Se me ha hecho un nudito en el estómago de pensar que se había muerto dejando a Rocío y a su cachorro solos.
Por lo demás, mis felicitaciones!
😉 Un saludo