Laura tenía la imprensión de que si alcanzaba sus metas lograría mejorar su situación económica, por eso se propuso terminar su carrera universitaria.

Todos los días en su apartamento, le gustaba ver llegar a su ventana principal, cinco palomas que buscaban el pan que Laura les ponía. Disfrutaba ese sonido exquisito que sus amigos alados emitían cuando degustaban las migajas de pan.

Una mañana estaba en el baño cuando el teléfono empezó a timbrar, Laura corrió a contestar para recibir la llamada tan esperada, le aprobaron su solicitud de admisión a la facultad de medicina de la universidad de sus sueños. Su mente solo decía: ¡Lo estoy logrando!

Llegó el primer día de clases; escogió el mejor de los atuendos. Una blusa blanca con una falda marrón y un sombrero blanco. Emocionada por lo que iba a encontrar en su primer día, Laura sabía que ese día sería el inicio de su carrera en el mundo de la medicina hasta especializarse como veterinaria. ¡ Y así fue! luego de 4 años, en donde cada día era el reflejo del entusiasmo de su primera vez en la universidad, sumado a las grandes ganas de triunfar.

Como cada mañana, Laura dejaba las migajas de pan esperando a las cinco palomas. Para su sorpresa esa mañana solo llegaron cuatro. Con curiosidad se asoma a la ventana y ve una jaula en el apartamento contiguo y dentro de ella a la quinta paloma. Fue muy grande su asombro y descontento que no pudo contener su ira. Le hizo una visita a los que para ella eran personas irracionales que privaban de libertad a una paloma indefensa, no sabía si verla en la jaula era más doloroso que el saber que ya no llegaría a su ventana a degustar las migajas de pan.

Laura hizo que liberarán a la paloma, ella misma abrió la jaula permitiéndole emprender su vuelo, vuelo que ella disfrutaba al recordar el logro de sus sueños.