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El sombrero - por Carme

Web: http://mixetanegra.blogspot.com.es/

Cuando sonó el teléfono, Marina acababa de llegar de la calle. Aún no se había quitado el abrigo, y en su mano, el sombrero de lana que había comprado en unos grandes almacenes por un impulso absurdo, pendía olvidado.
Se aclaró la voz antes de responder. Era un número desconocido, y eso siempre la hacía pensar en las empresas que tenían su currículum.
Pero era una mujer la que estaba al otro lado de la línea. Una vecina de su madre. Marina se inquietó. No entendía muy bien las palabras arrastradas de aquella mujer que sufría Parkinson. La cortó como pudo, y se dejó caer en el sillón más cercano.
Esa mañana, en lugar de ir a levantar a su madre, había decidido ir a dar un paseo por la ciudad. Estaba cansada. Sus hermanos trabajaban, se divertían, salían con sus familias y amigos, y no se acordaban de visitar a su madre más que en fechas señaladas.
Era Marina, la solterona, la que estaba en paro y sin cobrar, la que se ocupaba de la anciana. Esa mañana, mamá había ido a contar a la vecina que se había caído en el baño, y que su hija no había estado allí. Lo más probable es que no fuera cierto. Su madre mentía, a sus vecinos, a sus propios hermanos, mientras la criticaba constantemente. Las lágrimas corrían por sus mejillas. El periquito empezó a revolotear en su jaula. Un rayo de Sol lo había alegrado, y, piando, reclamó la atención de Marina, que se levantó del sillón, reparando en que aún sostenía el sombrero gris entre sus dedos. Lo dejó caer, y se acercó a la jaula. Quería huir. Irse lejos. En algún lugar del mundo debía haber un hueco para ella. Un trabajo, un nuevo hogar. Nadie la echaría de menos aquí. Quizás París. O Barcelona, tanto daba. Una punzada de dolor le recordó a su vieja madre, sentada en su piso húmedo. Seguro que a estas horas, aún estaba sin desayunar ni vestirse. Cogió la jaula, y la acercó a la ventana. Abriendo la portezuela, intentó que el perico saliera volando, a un lugar donde pudiese ser feliz, donde no existieran obligaciones ni remordimientos. Solo libertad. Pero el pajarito, tras pensárselo unos momentos, saltando desde la mano de ella al alféizar, revoloteó ruidosamente hacia dentro de la sala, y se posó sobre el sombrero gris.
Marina, con una triste sonrisa y los ojos húmedos, comprendió. Cerró la ventana, se puso el sombrero, y cogió la llave del piso de su madre. Su rostro triste y cansado parecía solo el reflejo del que había entrado hacía unos minutos en la casa cuando volvió a salir.

Comentarios (4):

Fabián

31/01/2015 a las 13:15

Muy buenas Carme

Seguiré la formula del formulario para comentar de una forma ordenada.

Forma:

Me ha gustado la claridad con la que narras tu relato, salvo un par de momentos que te los comentare mas adelante, por lo demás te ha quedado fluido y es muy fácil de leer. No hay momentos de esos en los que el lector tiene que leer con una botella de oxigeno a su lado, por la falta de comas y puntos.

Un pequeño paréntesis, no se como has hecho para meter tanta información en menos de 750 palabras!

En cuanto a la sintaxis me ha parecido bastante correcta, no hay palabras que se repitan excesivamente, buena organización. Casi casi perfecta, lo único que me sonó un poquito raro es la justo la última frase:

“Su rostro triste y cansado parecía solo el reflejo del que había entrado hacía unos minutos en la casa cuando volvió a salir. “

Entiendo lo que quiere decir pero me da la sensación de que se podría ordenar mejor esa frase.
Me suena un poco mejor poniendo una coma entre “casa” y “cuando”, o trasladando el “cuando volvió a salir” al principio de la frase, para no mezclar el entrar y el salir poniéndolos tan juntos.

Contenido:

Me gusta mucho el detalle de que se ponga nerviosa al oír el teléfono, sabiendo que ha echado curriculums.

Solo hay una cosa que no me quedó del todo clara: Desde el principio hasta la mitad la idea que capto es que su madre es una persona dependiente debido a su edad, hasta el punto de que hay que levantarla, vestirla y darle de comer, tareas de las que se encarga la protagonista y de las cuales está un poco harta. De lo que deduzco que le dedica o absorbe demasiado tiempo del día.
Mi duda llega con esta frase :

“Esa mañana, mamá había ido a contar a la vecina “

Aquí pensé: “ah pues….no es tan dependiente como para tener que estar ahí todos los días”, también pensé en que podría haber utilizado el teléfono para llamar a su vecina, pero dice “ido”, o sea que se levanto, se vistió y se traslado sin ningún problema a casa de su vecina.

Y eso me hace pensar que, la protagonista, está utilizando el estado de salud de su madre para justificar o compadecerse de si misma, el hecho de no tener trabajo ni vida social por falta de tiempo.

Ojo, no se si fue tu intención o soy yo que le estoy dando demasiadas vueltas, pero tampoco estaría mal el planteamiento eh. La de personas que hay que dejan pasar la vida por que quieren, por que les da pereza esforzarse, y prefieren justificar sus carencias con problemas externos.

Ángel Gabriel

31/01/2015 a las 16:22

Siguiendo con el esquema propuesto, la historia en cuanto a la forma, me gusto, lo entretenido de su lectura, en donde a pesar de no tener dialogo lo hace fluido, la ambientación de la habitación, y la soledad que experimenta la protagonista son geniales, en cuanto al contenido, entiendo que la madre sufre de Alzahimer, que es una enfermedad que hace que el paciente tenga lagunas mentales, por eso es que puede visitar a la vecina, cuando esta cuerda, y puede vestirse y hacer sus que haceres diarios.
El otro aspecto es la soledad que experimenta la protagonista, su soltería, ya esta en una edad madura y el amor no ha tocado su puerta, razón por la cual siente esa amargura, que su vida es inutil y que sus hermanos no la ayudan con la enfermedad de su padre.
En cuanto a la enfermedad de la madre, la soledad de la protagonista, y el panorama de la trama, excelente. En cuanto a la estructura de la trama, falta un poquito, porque no existe nudo, si hay un pequeño conflicto pero más interno, sobre sus sentimientos, y pensamientos, pero un conflicto externo no lo presenta, no hay intriga, porque presenta todo el cuadro tal y como se vive en ese hogar, si tiene un cierre, que puede entendenderse como algo que quedo inconcluso, abierto, hasta que la protagonista decida tomar acciones concretas.

Carme

01/02/2015 a las 12:29

Muchas gracias a los dos por vuestros comentarios. Creo que he conseguido lo que quería, por la duda que plantea el ambiguo estado de la madre. Eso esperaba que se planteara el lector, hasta qué punto la madre es dependiente, o se aprovecha de la hija, o la hija está atada a esa necesidad que ella misma ha creado. Es un hecho más frecuente de lo que nadie piensa, invisible. De lo que las paredes hablarían si pudiesen. De nuevo, gracias.

Adella Brac

04/02/2015 a las 08:22

Yo he entendido que la madre se aprovecha de la hija, fingiendo estar peor de lo que realmente está. Es una historia muy común.
En cualquier caso, ¡buen relato! Un saludo 🙂

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