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Su sonrisa - por Silvyt

Hoy, en esta isla, ha ocurrido un milagro.

Quizá la mayoría de las personas no lo aprecien y la Iglesia nunca lo declarará como tal, pero no es necesario.

Gran Canaria no es una isla demasiado grande, pero procuro verla a menudo. A veces por azar, otras a propósito. La veo todos días, la admiro todo el tiempo, siempre sospechando que ella no me ve a mí. Sabe que existo, por supuesto, pero no soy más que una sombra en su vida, aunque haya crecido con ella.

No es ni un ápice consciente de su valor. Tal vez porque nadie se lo haya explicado todavía, tal vez porque lo haya olvidado; no sabe de su fortaleza.
No es la más alta ni la más delgada. Si tiene algún disgusto, ella lo afronta sola, sin lamentar su suerte, sin que nadie se dé cuenta a su alrededor.
No obstante, si te has equivocado sabe hacértelo ver. No con presencias, sino con ausencias. Esa eterna sonrisa, de la que no se siente orgullosa, desaparece y su animada charla se disipa en breves afirmaciones o negaciones; aunque no sucede a menudo.

Para la gente de por aquí sólo es una mujer más. Trabaja como administrativa en la distribuidora de la isla. Su compañera la recoge cada mañana para ir a trabajar y cada tarde se despiden en el quicio de la puerta blanca de su hogar; esa es su rutina.
Sin embargo, ha sido capaz de mantenerse alejada de la hipocresía de la sociedad; de su escepticismo. En su trabajo, y en su vida, siempre descuelga el teléfono con una sonrisa que te llega a través del auricular y calma tus nervios. La estresante situación por ese pedido que no llega, se sosiega. Todo, bajo su melodiosa voz, vuelve a estar bajo control aunque lo único que necesites saber sea el número de un albarán. Esa voz, esa sonrisa, sale de su pecho para instalarse en el tuyo.

Son muchos los incapaces de apreciar que esa bondad, la que le sale por cada poro, no esconde más dobleces. No hay amargura en su voz, no dice una palabra más alta que otra, no juega con dobles sentidos.
Para muchos, ella es sólo una burda sombra más en la isla. Quizá sea lo justo pues los demás son también sombras para ella.

Hace ya más de una semana que la llamaron del hospital. Al fin había llegado la hora.
No era una operación complicada, pero nos dijeron que al abrir habían encontrado tejido adiposo que habían tenido que retirar; obstaculizaba la visión más de lo esperado.

Hoy ha terminado el post-operatorio, al fin el número de medicamentos se ha visto reducido a cero.
Hoy me ha mirado.
Hoy me visto y esta vez me ha admirado ella a mí.

A algunas personas les asusta el cambio. A veces el sordo tiene miedo de volver a oír por no ser capaz de identificar los sonidos. A veces el ex-alcohólico tiene miedo de oler un buen vino. A veces el miedo nos coarta y otras sólo nos obliga a dar un paso atrás para saltar más lejos. Eso era lo que le había pasado a mi madre.
No soy capaz de imaginar cómo se siente, pero sé que ya no volveré a mirarla desde lejos esperando que me reconozca. Sé que, cuando la visite en casa, no esperará que sea yo quien hable primero para reconocerme por la voz.

Quizá la Iglesia no lo declare como auténtico, pero hoy, en esta isla, ha ocurrido un milagro. La sonrisa de mi madre vuelve a iluminar sus pupilas de nuevo. Hoy su sonrisa nace de sus labios, acariciando su mirada, para instalarse en ti y calentarte desde dentro.

Comentarios (11):

Cesar A. Martin

29/12/2014 a las 00:21

Muy bonito. Escondes muy bien el desenlace, nos conduces por lo que creemos la idealización de la amada para después, dejarnos frente a un canto al amor maternal. También regalas algunas reflexiones sin desperdicio. Enhorabuena y un saludo.

Pato Menudencio

30/12/2014 a las 21:39

Que linda historia acerca de la relación madre-hijo.

Hasta Camilo (personaje de mi cuento) se enternecería.

Saludos.

Marcelo Kisi

31/12/2014 a las 07:27

Silvyt hola!
Tu relato es entrañable, destila ternura! El milagro de una sonrisa renovada no es menos milagro que la más enorme de las fortunas. La recuperación de la vista es un evento que puede significar todo un mundo. Lo escribes con un estilo que se condice con lo que está ocurriendo, con serenidad, armonía y dulzura. Eso es lo que a mí me transmite. Como aporte, dos cosas. La primera es pequeña: al principio empiezas hablando de Gran Canaria y luego pasas a la madre del/la narrador/a con sujeto tácito, entonces parece que sigues hablando de la isla y la estás personificando. Si no quieres decir todavía que es su madre puedes inventar algún otro modo, o llamarla por su nombre, pero ahí falta un giro. La segunda cosa: hay dos planos de narrativa: uno es el hablar general, y el otro es narrar hechos y aconteceres que dan cuenta de personajes y hechos, nos los hacen conocer a través de lo que hacen y de lo que ocurre. Una cosa es decir “Siempre descuelga el teléfono…” y otra es colocar un diálogo en el que atiende y contiene a un cliente, haciéndonos ver lo cálida que es, en lugar de contárnoslo en lenguaje general. No es que haya problema con las descripciones, pero todo es una cuestión de dosis. INcluso los cuentos infantiles empiezan con lenguaje general: “Había una vez… y la princesa era así y así…”, es decir con el pretérito imperfecto; pero muy pronto se llega a la acción: “Pero un día ocurrío…”, es decir: una ruptura, un desarrollo, un desenlace. En tu relato predomina el lenguaje general, y la acción es minimalista, como acurrucada tímida en un rincón del texto. Creo que con un estilo narrativo delicioso como el tuyo puedes dar un paso más y agregar la acción: qué y cómo ocurrió que se quedó medio ciega, cómo fue ese primer tropiezo con las escaleras, y cómo fue la escena de la primera vez que no reconoció a su hijo/a; por supuesto la operación y la escena de cuando le quitan las vendas y ve bien, donde lo primero que vea sea a su hijo/a después de años! Y todo eso con un poco de diálogos que también ayuden a contar el “qué pasó”. De nuevo, escribes hermosamente, y has elegido un tema conmovedor. ¡Así que adelante! Y felicísimo año!

Silvyt

31/12/2014 a las 12:01

Muchas gracias!
Cesar: Mil gracias por tu benevolencia, porque ese caos de segundo párrafo no tiene perdón… La prisas de escribir sobre la bocina.
Pato: Seguro que Camilo lo entiendo, yo sé que en el fondo no es un mal chico, solo se ha visto superado por la situación XD
Marcelo: Ahora mismo paso a leerte. Gracias también por tus apuntes, lo del segundo párrafo ya me lo mencionaron mis 3 comentaristas, no ha sido buscado, no quería confundir al lector. Está mal escrito y punto jejeje. En cuanto a los diálogos, los he metido en otras propuestas, pero en esta quería que fuese una historia completamente sujeta al punto de vista del protagonista. Un diálogo la hubiera enganchado (como explicas muy bien) al presente, a la realidad. Por eso solo utilizo el pasado histórico, para conseguir esa “acción minimalista, como acurrucada tímida en un rincón del texto”… Ays!! es que me ha encantado esa expresión.
Muchas gracias igualmente a todos, porque pienso poner en práctica vuestros consejos.
Feliz salida y entrada de año!!

Ryan Ralkins

02/01/2015 a las 15:54

Hola Silvyt
Fui uno de los comentaristas y si mal no recuerdo mi principal problema con tu relato es ese párrafo de la Gran Canaria. Pero debo decirte lo que te dije entonces: logras balancear el interés de leer la historia y el que sea fácil de leer.
Lo mas que me gustó fue el final. En mi opinión emotivo.
Saludos y felicidades.

José Torma

02/01/2015 a las 21:19

ah fregados!! me tomo por sorpresa y soy lo suficientemente hombrecito de admitir que se me nublo la vista con lagrimas. que bonito bonito bonito.

NO hagas caso de nada mas, tu relato pega y punto.

Felicidades.

Cristina

03/01/2015 a las 13:09

Hola Silvyt!

Un relato entrañable y conmovedor, manejas las palabras que da gusto y sabes transmitir emoción con tus descripciones.

En general, me ha gustado tu historia aunque admito que a mi también me confundió lo de Gran Canaria jajaja igualmente, la trama se desarrolla sin problemas, así que no te preocupes.

Quiero añadir que coincido con a opinión de Marcelo, me falta algo más de acción hacia la mitad del texto, aunque el final es sublime 🙂

Te felicito por tu trabajo.
¡Un saludo!

Anoide

03/01/2015 a las 19:30

Me uno a los confundidos por Gran Canaria, jajaja. Salvando ese detalle, el texto es una maravilla. Me tomó por sorpresa el final, no me esperaba que fuese su madre. Muy emocionante 🙂

Un saludo, ¡y feliz año nuevo!

Roger/NHICAP

04/01/2015 a las 14:23

Hola Silvyt,
Tarde pero he llegado a leerte y descubrirte. Y me alegra haberlo hecho. ¡Guauu!
Un precioso relato muy cálido y entrañable. Citas la virtud de la fortaleza de la madre pero tu al escribir este bello texto, nos muestras la cantidad de ternura que guardas en tu interior. Pienso que es imposible escribir algo así sin esa maravillosa cualidad.
Me ha gustado mucho, escrito con sensibilidad y buen uso de las palabras.
Enhorabuena y un abrazo

Silvyt

09/01/2015 a las 19:38

Muchas gracias a todos, la próxima escena la leo una vez más antes de enviarla!!

David Rubio

14/01/2015 a las 00:54

Poco que añadir, y tras Marcelo, cualquier comentario sobra. Quitando las fallas que te han comentado y suscribo, el relato denota que tienes sensibilidad de sobras, solo te falta meterle un poco de Rock and roll para conseguir atrapar al lector.
En todo caso, un buen relato. Saludos

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