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De pájaros y peces - por Ginebra Morgane
Web: http://originalifestyle.blogspot.com.es/
Hoy, en esta isla, ha ocurrido un milagro. Pero, claro, eso no le importa mucho a nadie. Esa es la gracia de los milagros, que son cosas pequeñas que todo el mundo espera que sean grandes, así que se esconden como ratoncillos por los recovecos de la vida y se acurrucan hasta que un observador lo suficientemente atento los encuentra y, si es una de esas personas que saben de secretos, guarda su recuerdo atesorado hasta su último suspiro.
La niña era un pájaro, pero acabó siendo un pez. Qué lástima, pensaron todos, era un gran pájaro. Volaba de un árbol a otro, de un tejado a otro y de las farolas hasta la estatua de la plaza principal. La gente adulta miraba con ese dulce asombro que se reserva a las locuras de los niños pequeños, y los chavales de la aldea vitoreaban con admirado regocijo las proezas de la niña-pájaro, que permanecía indiferente. Un ave no busca alabanzas con su vuelo, está en su naturaleza.
Todos la querían, era una fresca brisa de alegría para el frustrante día a día de los isleños, que trabajaban duro para mantener la pequeña industria pesquera del lugar, a todas luces insuficiente para sacar a las buenas gentes de la pobreza. Algunas familias sufrían y lo pasaban mal. Pero no eran gente cruel, y querían a la niña-pájaro. Por eso nadie entendió cómo alguien podía haberle hecho daño. Quizás fue porque donde hay un ave tiene que haber un cazador; o quizás alguien hundido en la miseria no pudo soportar tanta belleza.
Pero, ¿qué clase de depredador acecharía quién sabe cuántos días y untaría grasa en el borde de su nido preferido para hacerla caer? ¿Cómo es posible que exista un ser tan horrible que sea capaz de golpear y violar su frágil cuerpecillo toda la noche y luego dejarla tirada y mutilada en la orilla del mar? ¿Qué depravado sin alma ni corazón puede llegar a hacer eso? Simplemente no cabía en la cabeza de los aldeanos que alguno de ellos pudiese albergar en su interior a tamaño monstruo. Les incomodaba sobremanera pensar en ello. Así que no lo hicieron.
Y así, poco a poco, olvidaron a la niña-pájaro sin alas, que se convirtió en media niña. En una niña rota. Su familia lloró la desgracia, pero se alegraban de que estuviese viva; y tanto era su alivio que no se dieron cuenta de que la niña rota no lo estaba sólo por fuera, sino también por dentro. El malvado le había quitado algo más que la movilidad de las piernas, le había quitado la mitad de su ser. No hablaba, no comía, no vivía. Preferiría haber muerto.
Esta madrugada, en ese momento azul antes del amanecer, la niña rota decidió morir del todo. Así que con su silla de ruedas recorrió trabajosamente el camino hacia la orilla del mar, buscando el lugar donde la habían encontrado ese fatídico día y así cerrar el círculo de su desdicha. Allí, se adentró en el agua, silla incluida, hasta que una ola la volcó y la arrastró. Se dejó flotar, esperando el frío eterno.
Pero los rayos del sol irrumpieron tiñendo las nubes de mil tonos de naranja, y era muy bonito, así que la niña rota braceó un poco para verlo mejor. Recordó que desde el embarcadero del final de la playa se veían unos amaneceres preciosos, y quiso ver uno antes de partir. Así que sin darse apenas cuenta comenzó a nadar hacia allí. Era agradable. El agua hacía su cuerpo ligero, y al deslizarse por ella notaba su caricia y su apoyo, sus brazos se acompasaban con el vaivén y se sentía libre de ir, venir, subir, bajar… casi como si volara.
Hoy, en esta isla, ha ocurrido un milagro. Uno de esos milagros pequeños, que no importan a nadie, salvo al que los ha recibido. Hoy el agua ha llenado la mitad que le faltaba, y la niña ya no está rota. Ella era un pájaro, pero ha acabado siendo un pez.
Comentarios (8):
Carlos
28/12/2014 a las 19:06
Me ha gustado mucho cómo la fantasía va cogiendo forma por el relato hasta ofrecer más lecturas y darle sentido al inicio. Muy sentido y logrado.
¡Felicidades!
Margarita Graña
29/12/2014 a las 14:48
Hermoso cuento,emocionante.
Saludos
Tavi Oyarce
30/12/2014 a las 00:45
Muy bien logrado el tono del cuento. La frase justa para entrar en la fantasía.
Seguiré tus próximos relatos
Te felicito
Silvyt
30/12/2014 a las 14:07
Creo que se me ha escapado algo… No termino de ver con claridad que le ha pasado a la niña, si solo le han cortado las alas o hay algo más escondido entrelíneas que soy incapaz de reconocer, pero que mi torpe cerebro cree que está ahí.
Otro apunte: Gracias por hacerme trabajar para comprobar que “tamaño”, también sirve como intensificador y que se escribe así. Lo había oído, pero nunca lo había visto escrito y creía que se escribía de otra forma. En serio, gracias, hoy me has enriquecido.
Enhorabuena por el relato y la forma en que te engancha.
David Rubio
01/01/2015 a las 11:58
Enhorabuena, Ginebra. Es un relato muy bueno. Utilizas ese tono de fábula para mostrar no solo la crudeza de la infamia cometida sino la hipócrita actitud social respecto a las víctimas. Al final, después de toda la indignación y compasión, es la víctima, la que queda sola con su infierno tras la agresión. Y todo entre líneas escondido en esa estructura de cuento tradicional
Lo dicho enhorabuena y Feliz 2.015
Oriana Berjoy
01/01/2015 a las 21:49
Magnífico relato, Ginebra. Creo que has sabido como encajar la premisa del ejercicio en tu relato a la perfección. Sin duda la historia es impresionante; vas tejiendo poco a poco el cuento, introduciendo diferentes giros que provocan al lector ganas de seguir leyendo hasta que al final nos regalas un clímax inesperado, cerrando y aclarando el primer párrafo.
Un texto redondo, felicidades.
Ryan Ralkins
05/01/2015 a las 16:43
Es tan buen relato que al leerlo parecía que estaba viendo como una película toda la escena. Me encantó el final. Es un buen relato. Me hubiese gustado que se vengara del infeliz que le corto las alas pero eso no habría entonado bien, XD.
Saludos y felicidades.
Henry
16/01/2015 a las 18:00
Hermoso, me encantó. Lo guardaré para leerlo pronto. Pensaba que iba a tener un final triste y sinceramente me sentía emocionado -soy fanático de rala tgedia, jaja-, pero amé el desenlace feliz que no esperaba. También amé el contexto que le diste al milagro.
Estaré al pendiente de tus próximos escritos, suerte y feliz año ♥