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Luca - por Marcelo Kisi+18
Hoy, en esta isla, ha ocurrido un milagro. La Isla es el pabellón de máxima seguridad en la cárcel de Cicloacán, en el desierto de Monora. Lo llaman así por la canción de Madonna, La Isla Bonita. Los presos tenemos ese talento macabro para los nombres. En nuestra capilla, sin ir más lejos, le rezamos a Santa Muerte.
Yo tengo suerte de estar con Luca, que me convirtió en su "esposa" el día que llegué. Salvo él, a mí nadie me toca. Ni siquiera cuando, cada tres meses más o menos, se lo llevan al Pozo por dos semanas. Todo acá es jerarquías. Yo soy más joven, y estoy acá por bajar a tres ancianitas para quitarles su pensión a la salida del banco. Casi una travesura infantil.
Luca no. Él era un sicario de los Jotas, uno de los cárteles más grandes de Tuámez. Se cargó a decenas, y de maneras bastante horribles. Los cadáveres quedaban ahí: colgados en puentes, carbonizados en barriles, crucificados en cercas de alambre, empalados por el trasero como pollos en postes en mitad de la calle. Para que se vea. Para que todos sepan que nadie se mete con los Jotas. Al lado de Luca, yo soy una monjita descalza. Pero se encariñó conmigo, y me enseña cómo es el mundo de verdad. A la noche no me trata mal, porque cuando tiene pesadillas sobre su infancia de fuego, sabe que yo estoy ahí para abrazarlo. A cambio de mis cuidados y de mi cuerpo, me convirtió en intocable en La Isla.
Luca tiene una hijita, la Ana Paula. Tiene ya nueve años, pero no la ve desde hace cuatro, cuando el sida se llevó de una vez a la ex de Luca. A la pequeña la pusieron en un orfanato, y ya no quiso ver a su papá porque su madre, esa perra, la había envenenado contra él.
Hoy, después de la salida al patio, se hizo el silencio en La Isla. Alguien dijo mi nombre. Me levanté rápido de la cama, llegué al patio y vi que traían a Luca atado y tambaleándose. "Arréglalo, tiene visitas", me dijo un guardia. Luca me miró, sus ojos negros dijeron un nombre. "Ándale", dije, pero no quise darle ilusiones. Me llevó un par de horas, era difícil cambiarle la facha, porque lo habían servido bien. En La Isla, la cadena alimenticia es implacable, y el viejo matón es bocado predilecto de los de arriba. Hice lo que pude, y él me dedicó una sonrisa triste.
Me dejaron acompañarlo, pero no me permitieron entrar. Como si se tratara de un dignatario extranjero, vaciaron el comedor y lo hicieron entrar custodiado por dos gorilas. Yo me quedé en la puerta, mirando de lejos. Pasaron unos minutos y yo veía a Luca temblar. Conocía ese temblor, que preanunciaba un drama. Llegaba cuando tenía que castigar a alguien, cuando se tenía que defender, cuando lo venían a buscar. Ahora el temblor podía ser bueno.
Entonces se abrió la puerta del frente. Alguien, quizás la abogada de Luca, había logrado convencer a la niña. De lejos vi una figurita menuda, los ojos negros bien abiertos, enmarcados por el cabello azabache lacio, bien largo, precioso, con un moño rosa en la cabeza y una cruz, justo en medio del vestido de domingo. Luca miró hacia atrás, buscó mis ojos y sonrió, esta vez con ganas.
Ana Paula avanzó con una mujer, supongo su celadora, que la sentó enfrente de Luca. Él la miró, ella bajó los ojos. Luca entonces preguntó algo, no pude escuchar. Ella levantó la mirada. Sonrió y balbuceó la respuesta. Luca siguió preguntando por un buen rato, o le contaba cosas. Disfrutaba.
Entonces ocurrió. La Ana Paula sacó de su carterita una hoja de papel y unos lápices de colores. Dio vuelta a la mesa y se sentó a las rodillas de Luca. Extendió el papel y empezó a dibujar. También hablaba, explicándole contenta a su papá lo que hacía. Y él, que nunca reía ni lloraba, hizo las dos cosas a la vez.
Yo no veía bien por las lágrimas, pero me pareció que por la ventana entraban más gorriones que en los días comunes, y que Santa Muerte, por una vez, lo miraba a Luca con ternura. Los gestos dulces de Ana Paula llenaron de luz el comedor de La Isla. Me recordaban a su papá, al niño que nunca conocí, al que sufrió y tuvo miedo, al que aprendió a amar y a matar en Tuámez.
Comentarios (21):
Marcelo Kisi
29/12/2014 a las 16:34
Un error que quiero corregir aquí: salvo para uno de mis tres comentaristas, no quedó claro que el personaje-relator de mi cuento es hombre, no mujer. Debí haber dado un indicio más claro, porque no había intención de crear enigma precisamente ahí. La práctica “marital” en las cárceles es conocida en todo el mundo, es practicada por presos y presas que afuera probablemente solo mantendrían relaciones heterosexuales, y es tema de análisis antropológico sobre la vida en las cárceles. Esto lo digo porque me queda como reflexión el reclamo de uno de mis comentaristas de que el autor debiera introducir una dimensión de crítica social (¿moral, anti-homosexualidad carcelaria, anti-homicidios?) en el discurso del relato. Yo creo que una ficción de este tipo busca poner un fenómeno existente (o varios) en el tapete, y el resto es tema para los lectores y los críticos, como precisamente lo hace este compañero que comentó mi relato. Algunos lo verán como denuncia, otros como apología. En las diferentes lecturas está la riqueza de toda arte, y el debate obviamente queda abierto: ¿cómo se pone en juego este asunto, por ejemplo, en una serie como Dexter? Aprovecho para agradecer enormemente a mis 3 comentaristas por el tiempo que se tomaron, por sus palabras de entusiasmo y también de crítica. ¡Gracias!
juana Medina
29/12/2014 a las 18:05
Excelente!!!!!!!!!!!!! Te felicito de corazón. Me ha conmovido profundamente. No creo que debas aclarar nada en cuanto a las relaciones maritales de las cárceles, ni mucho menos agregar opinión personal al respecto. Eso es cosa del lector.
Fuerte, doloroso, realista y a la vez de mucha ternura. Un abrazo
Tavi Oyarce
29/12/2014 a las 19:27
Marcelo: Un cuento redondo, profundo, da gusto leerlo.
Te felicito
Cristina
29/12/2014 a las 23:02
Hola!
Un relato conmovedor, sin duda alguna. Me ha dejado sin palabras, es duro y tierno a la vez. Muy emotivo ver como un padre se junta con su hija tras años de encierro y como lo cuentas a través del narrador. Simplemente, genial de verdad. Al leer la historia no comprendí que el protagonista era un hombre, así que gracias por la aclaración. 🙂
Un saludo!
Cesar A. Martin
30/12/2014 a las 11:30
Muy bueno. Consigues meternos en la isla y guardar sus normas. Has sido capaz de sacar la parte mas humana de supuestos monstruos. Ambientas toda la escena a la perfección, desde el lenguaje, la psicología y el argot. Para mi “la esposa” le da más realismo al relato. El único pero son los nombres que utilizas, no se si existen en realidad, pero parecen ligeramente camuflados, me hace preguntarme por ellos y alejarme un poco de la historia, aunque repito quizás sea por desconocimiento.
Enhorabuena por tu gran trabajo y un saludo. Nos leemos
lunaclara
30/12/2014 a las 12:20
Muy bien escrito, Marcelo. Me ha gustado mucho. Se imagina una la cárcel, su ambiente, y todos esos asesinatos pertrechados por Luca.
Felicidades y Feliz Año nuevo!
Marcelo Kisi
30/12/2014 a las 12:34
Gracias mil por sus comentarios, hacen bien al alma! César, efectivamente, los nombres son un tema. Tuámez es una paráfrasis de la ciudad de Juárez, en el norte de México. Santa Muerte es real (ponlo en Google, te encontrarás con una historia insólita). El tipo de ejecuciones entre cárteles también es real. Los niños y jóvenes ya se involucran en la guerra de carteles desde pequeños. El resto es ficción, pero en ese lugar suceden historias mucho más terribles que esta que pude contar. Cambié los nombres porque no creo saber lo suficiente y para no ofender a nadie, pero quiso ser mi humilde homenaje a la gente que vive y sufre en Juárez.
Aldo Brov
30/12/2014 a las 16:19
Hola Marcelo, Muy buen relato, uno se siente en esa carcel. Me gusta como mezclas los dos mundos de Luca, la rudeza del mundo del cartel con la sensibilidad de su hija y ese niño que alguna vez fue. Se acerca a lo humano, hace pensar si un monstruo que hizo semejantes cosas podria ser un hombre normal en esta sociedad, ya que aun tiene algo de humano en el fondo.
No puedo evitar decir que el estilo de este relato tiene similitudes con el del mes anterior. No solo por estar en primera persona, donde ademas intentas mostrar cosas del personaje principal segun sus palabras, en el otro senti que el tipo era un prejuicioso, mal parido, y yo hasta diria un argentino por su forma de expresarse, en esta no mostras a un mexicano, sensible y sumiso, tal vez arrepentido de sus actos que, no tiene problemas de ser la “mujer” del mas malo, solo para estar cuidado, pero ademas por el uso de frases cortas, como las vas encadenando una tras otra. Dejas que el personaje, en su especie de monolog cuente toda la historia. Es verdad que la frase obligatoria nos forzaba un poco al narrador en primera persona, de hecho yo lo use.
Me gustaria leer algo tuyo, escrito en tercera persona y con dialogo, tal vez ya escribiste en meses anteriores.
Saludos!
Marcelo Kisi
30/12/2014 a las 17:31
Aldo gracias! Y qué honor me haces en recordar mi relato anterior, que fue en realidad el primero en este taller. Con tantos compañeros y tantos textos, no es nada obvio y se te agradece. Efectivamente, escribo también en tercera persona, utilizo mucho los diálogos, todo lo que sirva para “proyectar una película” al lector. Si bien lo pienso, es cierto que también incurro mucho en relatar desde el punto de vista de alguno de los personajes, sea central o como en este caso lateral. Me parece muy rico, porque me permite ser como un actor que adopta personalidades diversas. Debe haber ahí una vocación de actor frustrado, quién sabe… De todos modos, acepto tu reto, y el próximo relato va en tercera persona y con diálogos! Gracias mil por el ojo y el alma atentos, y feliz 2015!
Julieta Blanco
31/12/2014 a las 01:00
Qué bien que escribís Marcelo =) Es un relato bastante duro al comienzo, pero que logra conmover, de verdad. Muy bien!! Feliz año!!
leonardo
31/12/2014 a las 11:04
Muy buen relato Marcelo, me conmovió mucho porque le das una buena dosis de realidad y aunque se sabe que es un relato de ficción no se desencadena de la realidad que sucede en muchas cárceles, te cuento que soy muy nuevo en todo esto de escribir y mas aún de comentar y por lo que he visto en comentarios tuyos anteriores tienes un buen olfato. Me gustaría que comentaras el mio y que seas todo lo crítico que consideres, mi relato es el número 44, saludos y felicitaciones!!
David Rubio
31/12/2014 a las 15:50
Me tienes encandilado, Marcelo. Es un relato maravilloso, los personajes con sus luces y sombras dan una riqueza de matices que es de agradecer en estos tiempos tan maniqueos.
La verdad me sorprendió tu comentario. Se entiende perfectísimamente que es un hombre quien narra.
Puede que haya algún error pero la lectura es tan fluida, las frases están tan bien construidas que he sido incapaz de encontrarlo.
Un gusto leerte y mis mejores deseos para este año 2.015.
P.D. No me gusta comentar mis relatos, quiero que hablen por si mismos, para bien o para mal. Pero tu comentario a mi texto de este mes me ha emocionado. Es un texto difícil de comprender y tu has clavado lo que intenté expresar con ese Universo cuántico.
Marcelo Kisi
02/01/2015 a las 07:32
Gracias a todos!
Julieta gracias por tu onda!
Leonardo, ya me paso por tu texto, será un honor.
David, también es emocionante saber que el relato te gustó, y que damos en la tecla cuando intentamos explorar y transmitir la complejidad del mundo.
Para mí, poder aportar y recibir en este espacio se convierte en una fiesta intelectual y espiritual! Buen año para todos!!
José Torma
02/01/2015 a las 22:40
Mira que bien se la carga el Marcelo. Hermano yo vivo en Juarez e intente, en uno de los borradores que no vieron la luz, reflejar esa realidad que vivimos en esta frontera. Mi relato sobre las desaparecidas no vio la luz porque se me paso de cursi y no pude ni tuve el corazon de modificarlo. Te recomiendo que no hagas aclaraciones al inicio, yo por estupido, lei tu primer comentario (uso el termino leer de manera laxa y falsa porque lo lei mal) eso me predispuso a pensar que tipo de carcel conviven hombres con mujeres? Pense en las Islas Marias, pero luego al final me di cuenta de mi estupido error.
Suena ilogico decir que un relato es bonito, entrañable, cuando el trasfondo de lo que narra es algo tan feo, pero te agradezco que lo hicieras. Gracias a Dios Juarez ha cambiado y es la esperanza de los locales que lleguemos a estar bien en un futuro cercano.
Creo recordar que mencionaste que eras argentino, pues eres el argentino mas mexicano que conozco.
FElicidades y que gran adicion a nuestro mundo Literauta.
Marcelo Kisi
03/01/2015 a las 00:51
José, qué honor me haces. Que le guste a la gente es una alegría, pero que le guste a alguien de Juárez, que además es buenísimo escritor, es la cumbre! Lamento que el primer comentario haya desteñido tu primera lectura, es parte de la inseguridad que da el no saber las reacciones de los compañeros. Algunos agradecieron la aclaración, otros dijeron que no hacía falta. Como diría un argentino, qué sé yo… 😉 Abrazos y de nuevo gracias por tus palabras!
Anoide
03/01/2015 a las 02:46
Marcelo, yo aprendí el mes pasado la lección de no dar aclaraciones sobre lo escrito porque, a partir de que lo hice, muchos lo malinterpretaron :S Y me parece que en tu caso no hace falta, se entiende con las leves insinuaciones que haces.
Dicho esto, tengo que decir que me he emocionado con el final. Sí, suena raro decir que es una historia bonita, pero es que lo es. Siempre me gusta sacarle el lado “tierno” a los monstruos, que seamos capaces de ver que en realidad no son tan malos. No lo justifico pero, ¿quién sabe por qué circunstancias de la vida llegó este hombre a hacer lo que hacía?
De nuevo es un placer leerte. Yo también recuerdo bien el relato de noviembre 😉
¡Feliz año nuevo!
Marcelo Kisi
03/01/2015 a las 16:47
Anoide síiii me compliqué, no? Ya está, aprendí, si me queda algo ambiguo me la aguanto y lo explico más tarde o nunca. Fuera de eso, mil gracias por tu comentario, el relato tiene exactamente ese espíritu. Suerte en los exámenes, pero no dejes de estar, así nos seguimos leyendo! 🙂
Marazul
03/01/2015 a las 18:03
Hola Marcelo el relato está perfecto y se entiende muy bien. Lo que pasa es que la realidad es muy dura y tú te has atrevido a plasmarla tal y como es. Describes a los personajes de una forma impecable, lo que nos da una idea muy acertada de sus sicologías. Un ambiente muy duro con un final suavizado por la presencia de Ana Paula. supiste adaptar muy bien “el milagro” en esta historia.
Narras muy bien, un gusto leerte
Saludos
Marazul
Sergio Mesa
08/01/2015 a las 19:17
estupendo relato Marcelo, de lo mejor que he leído este mes. es el primero que leo tuyo y ya mismo entras en mi lista de imprescindibles para futuras ediciones.
tal como dice maese David el texto es tan fluido y tan agradable de leer (en su forma) que es difícil encontrarle algún pero. se nota que hay una mano experimentada detrás de esas letras.
en cuanto al contenido, tampoco entiendo cómo pudo alguien confundir el género del narrador, cuando varias veces se refiere a sí mismo en masculino. supongo que fue por la naturalidad con que acepta su rol de “esposa” y la sensibilidad que demuestra… yo asumí directamente un trasfondo homosexual en el protagonista al margen del “emparejamiento penitenciario”. pero, como muy bien dices, es parte de la magia del arte: que cada uno hile su versión a partir de la estupenda madeja de hilo que nos ofreces.
sólo felicitarte otra vez por el excelente relato.
un saludo, nos leemos!
Sergio Mesa / forvetor
http://miesquinadelring.com/
Marcelo Kisi
10/01/2015 a las 09:18
Sergio, un verdadero honor que te pases a leer mi relato, y más todavía por los elogios que derrochas. Es una de las alegrías que tenemos como talleristas, y un gran logro en sí: el saber que hemos podido brindar el placer de la lectura a nuestros pares. No es poca cosa! Gracias mil!!
Wolfdux
17/01/2015 a las 13:39
Felicidades Marcelo.
Otro relato excelente. Tienes un estilo que engancha desde el primer párrafo. Un abrazo.