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“Homicisium” - por Luciano Sívori

Web: http://www.viajarleyendo451.blogspot.com.ar/

«Hoy, en esta isla, ha ocurrido un milagro: nadie ha querido cargar con el muerto.»

Así comienza un manuscrito italiano –hallado entre los restos de la inundación de La Plata en el 2012– que podría resolver una de las incógnitas más curiosas de la Edad Media. Se encontró entre las pertenencias de un tal Bruno Ferreiro, aún desaparecido, y podría haber sido ingresado a la Argentina junto a la inmigración de su bisabuelo, Luca Ferreiro, en 1902.

El antiguo documento –húmedo y polvoriento– es un cuaderno cocido a mano y de hojas desprendibles. La tinta se ha corrido en algunos sectores y faltan páginas que aparentan haber sido arrancadas deliberadamente. Relata el avistamiento de un asesinato en la Isola di San Pietro, isla del sur occidental de Italia, famosa descubrirse deshabitada en 1876, aunque con indicios de haber sido residida por un pequeño grupo de personas.

El manuscrito original fue sometido al correspondiente examen técnico. Esta traducción es propia:

«Esta mañana, cuando salí en busca de pescado para el almuerzo, encontré al viejo Morelli rodeado por una vasta multitud. Era un fiambre y había sido atravesado por una arpón que perforó su pecho. Su rostro había sido desfigurado a golpes y su cuello mostraba las clásicas marcas del estrangulamiento.

No pienso esconder el hecho de que no siento pena por el hombre. Giácomo Morelli era (ahora debo hablar de él en pasado) el hombre más odiado de todo San Pietro. Para mi sorpresa, todos lo observaban y nadie se disponía a moverlo.»

Interrumpo el relato para hacer una aclaración que, creo yo, será de utilidad para el lector menos avispado. En varios territorios de la época medieval existía una ley que determinaba que si un cuerpo era hallado sin vida (y en circunstancias extrañas) todo el pueblo debía pagar una multa llamada homicisium para costear la sepultura. A nadie le gusta pagar impuestos. Por ese motivo, cuando encontraban a un muerto en las calles, los mismos habitantes lo levantaban para trasladarlo a una localidad vecina, o incluso para hacerlo desaparecer. Se entiende, por consiguiente, el desconcierto del autor. Prosigamos:

«Filippo Tolomei, el brujo del pueblo, afirmó que llevaba más de un día sin vida cuando lo encontraron. El viejo le debía unas cuantas consultas. “¿Quién mató a Morelli?” es lo único que se escucha, entre susurros, cuando uno camina por el lugar. Varias de las sospechas recaen sobre Giulia Brunetto (o cualquiera de su familia, para lo que importa). El infeliz aprovechó un día que la cruzó trabajando tarde (ella limpiaba las porquerías de su granja) y la forzó por detrás. Lleva tres meses de embarazo.

En la pulpería escuché que se le atribuye el atroz homicidio a Carmelo Salvatore, hijo no reconocido de Morelli. Dicen que es el único capaz de un acto de salvajismo tan descomunal. Pero Carmelo es un amigo, y yo por él pongo las manos en el fuego.

Mi mujer, Andrea, me hizo confesarle que no había sido yo el responsable. Es cierto que la granja debió ser mía por ley, y Morelli me la arrebató con impunidad. Pero no soy hombre de rencores y mi habilidad para la pesca con lanza nos trae un plato a la mesa cada día.

Lo cierto es que han pasado cuatro días y el fiambre sigue ahí tirado. Nadie ha tomado la iniciativa de trasladarlo. Ni siquiera su hermano, Massimo, que está cortado por la misma tijera. Se sospecha que buscaba el monopolio del rancho. Si me preguntan a mí (aunque nadie lo ha hecho), la cosa fue por amor. Giácomo y Massimo ansiaban a la misma mujer, Sofía Capobianco. (¡Y qué hombre no desearía a tan refinada señorita!)

Sofía se me ha insinuado más de una vez, y no mentiré al decir que fui tentado por la lujuria, incluso una vez…»

Acá faltan, por desgracia, unas cuantas páginas del manuscrito que podrían haber arrojado más luz sobre el asunto. Con lo poco disponible, es posible que nunca pueda pronunciarse una sentencia definitiva acerca de las motivaciones del asesinato, ni sobre el verdadero autor de tan aterradores hechos.

Lo siguiente que puede leerse, con garabateos más inseguros, son estas líneas:

«Ni las moscas ni los gusanos quieren acercarse a aquella carroña. Los cuervos también esquivan el vientre inerte que se niega a descomponerse. La hierba ha dejado de crecer debajo. Ya no sabemos qué hacer con él. La gente ha empezado a mudarse a la isla vecina. »

Comentarios (15):

Roger/NHICAP

28/12/2014 a las 18:47

Hola Luciano,
¡Viste! Acerté con el autor de Homicisium. Al comenzar a leer el primer texto de me tocó comentar. Era obvio que el,autor debía ser argentino ya me pareció apropiado a tu estilo.
Soy quien te comentó sobre lel empleo de la voz pasiva al principio de la historia.
Buen relato compañero y muy instructivo.
Un abrazo

Maureen

29/12/2014 a las 09:58

Qué historia más interesante, me has dejado con la intriga de saber quién mató al tal Morelli. De hecho, la historia me ha resultado tan creíble que me he ido a buscar la isla de San Pedro a ver si era una leyenda real.

Muy buen relato y muy bien narrado, enhorabuena.

Luciano Sívori

29/12/2014 a las 12:48

@Roger/NHICAP: ¡Gracias, che! Tus comentarios me vinieron geniales (o como decimos en Argentina: “me vinieron al pelo”). Me los agendé para pegarle una revisada al texto.

@Maureen: hay dos o tres pistas que llevar a pensar quien podría haber sido el verdadero asesino, pero todo queda ambiguo. ¡Ni siquiera yo estoy tan seguro!

Pueden leer más textos propios en mi blog. ¡Están invitados a recorrerlo!

http://www.viajarleyendo451.blogspot.com.ar/

Luciano.

Maureen

29/12/2014 a las 13:08

Hum, pues ya que lo dices… voy a arriesgarme a decir que han sido todos. Las tres causas de la muerte parecen indicarlo: el muerto tiene un arpón clavado y el narrador dice que es bueno pescando con lanza; el estrangulamiento suele hacerse desde atrás, tal y como forzó a la chica, por lo que puede haber sido alguien de esa familia; y los golpes hacen pensar en el salvajismo que atribuyes a Carmelo Salvatore. ¿Acierto?

Denise

29/12/2014 a las 14:49

Todo lo que tenga que ver con la Edad Media me gusta XD El recurso del relato enmarcado es atinado porque ayuda a la comprensión del texto, aunque (y esto es un gusto personal) eliminaría la parte referida a la laguna, más que nada porque ya se dijo al principio que había una. Unos puntos suspensivos y listo. Por lo demás, me gustó mucho, sobre todo el final.
Y hoy, gracias a este relato, aprendí lo que es el homicisium XD

Denise

29/12/2014 a las 15:26

Una cosa más: estaba pensando que quizás sí dejaría lo del “garabateo inseguro” porque da una idea del estado de ánimo del narrador, pero me di cuenta de que se podría pensar que en esa época es raro que un campesino sepa escribir, o estoy hilando muy fino?

julieta blanco

29/12/2014 a las 18:09

Genial! Me encanta cómo relataste la historia, resulta muy, muy creible. Ya estába preguntándome por qué el hecho de que nadie quisiera cargar con el muerto era un milagro, hasta que leí lo del impuesto.
La historia y su redacción me recuerdan un poco a Crónica de una muerte anunciada.
Además, voy a decirte que me alegra leer historias que ocurren en tierra conocida.
Sólo una cosita: escribiste “famosa descubrirse deshabitada”, y creo que ahi iba un “por”, ¿verdad? Pero es genial, y te deja con ganas de saber quién fue!!
Te agradecería que pasaras por mi texto, es el 80. Suerte!!

Luciano Sívori

29/12/2014 a las 20:06

@Maureen: va por ahí la mano, o por lo menos me gusta pensarlo de esa forma =)

@Denise: ¡siempre un placer leer tus comentarios!

@Julieta Blanco: uno de mis comentaristas me remarcó esa “fe de erratas”, ja. Lo tengo que corregir en mi texto fuente.

¡Voy a tratar de pasar por todos sus cuentos! Pero aguanten que lunes y martes me toca trabajar. (-.-)

ILLARGUIA

29/12/2014 a las 22:03

Me gusta el relato, los personajes son perfectos, creíbles, se dibujan con un solo trazo, como los esperpentos de Valle Inclán, por cierto qué manera de darle la vuelta al Morel de la frase inicial y transformarlo en otro Morelli, distinto al de Cortázar. Del asesino poco se puede decir ya, Fuenteovejuna, todos a una. Al final ¿gana el malo?, ¿no?, porque se queda con la isla.

Eunice Espejo

30/12/2014 a las 11:10

Me ha gustado mucho tu relato. Es tan creíble que parece que se trata de una investigación científica en curso.

Saludos!

lunaclara

30/12/2014 a las 11:42

Luciano, lo que más me ha sorprendido es el final. Muy buen trabajo! Y muy buenos nombres seleccionados para adornar tan cruel cuento.
Felicidades!

marazul

30/12/2014 a las 17:12

Que interesante tu relato Luciano. Al mismo tiempo que nos cuentas una historia de asesinato al mas puro estilo Agatha Christie nos descubres esa ley medieval tan extraña y curiosa. Ficción y realidad de la que todos aprendemos un poco (anda que no es popular la frase :”echarle a uno el muerto”). Y si esto no fuera poco lo escribes con un lenguaje impecable y muy ameno.
Enhorabuena y Feliz Año…!!!

José Torma

09/01/2015 a las 17:51

Maestro. Un relato exquisito, contado en una perspectiva que te hace estar ahi. Aca en america los nombres asi no suenan tan coloquiales, aunque imagino que en Argentina y Chile tal vez si.

Yo tambien pense que lo habian matado entre todos (pero solo por mal pensado, sin logica como la que siguio Maureen jaja)

Yo no creo que tengas mucho trabajo de pulir, a mi me ha gustado bastante.

Saludos

El ciervo alado

09/01/2015 a las 19:23

Simplemente magnífico, che! No encontré nada para corregirte. Soy argentino y lo entendí perfectamente. Sigue así, y terminarás como Cortazar.

El Ciervo alado

David Rubio

13/01/2015 a las 01:12

Solo puedo darte la enhorabuena, el relato roza la perfección. Muestras una técnica narrativa excelente. Como las 750 palabras es un espacio muy pequeño para mostrar un hecho, a sus sospechosos y la explicación, utilizas la ambigüedad que no solo despierta la imaginación del lector sino que le da más fuerza. Además, ese final donde ni los gusanos se acercan, explican de forma insuperable la catadura del fallecido. Incluso explicas el concepto de HOMICISIUM sin que rompa el ritmo, ni el desarrollo del relato.
Sin duda un texto para aprender.
Mi reconocimiento

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