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Paranoia - por Juan Kova+18

El espeso y agrio humo se esparce por la pequeña habitación como la niebla en una ciudad gris. Fumo un porro para quitar el dolor porque si no estuviera colocado probablemente intentaría volar mis sesos. Estoy perdiéndome con la hierba, viviendo cada día como si fuera a morir. Yo sé que es un arma de doble filo, mientras relaja cada musculo de mi cuerpo tieso me desata una paranoia voraz. Escucho pasos en el pasillo alargado de la pensión e imagino a mis enemigos cruzando la puerta a balazos, también flasheo que la gorra patea la puerta para detenerme o matarme ¿por qué lucho para vivir si solamente vivo para morir?
Un razonamiento choca violentamente contra el otro y me obstruye el cerebro. Me pregunto qué fue de mi vida, en qué momento se escurrió de mis manos como la fina arena que se escapa de un puño entrecerrado. Después empiezo a maquinarme la cabeza en lo que sería de mí si hubiera tomado otras decisiones, retrocedo, no me arrepiento de nada, arrepentirse es de cagón, de tímido
– Los tímidos nunca la ponen, decía mi amigo Tonga mientras tomaba un trago de birra en la esquina.
Soy yo y mi fierro, solos en el mundo, lo cargo y descargo como un acto reflejo, pruebo que no se trabe y me aseguro que tenga el cargador lleno. Si vienen por mi me los voy a llevar conmigo, ya tengo la suerte echada, soy un fantasma en estos campos de muerte asfaltados.
El barrio fue como un campo magnético que me atrajo a la vida criminal, me crié admirando a los pibes (especialmente a mi hermano mayor). Ellos eran los dueños del barrio, dueños de sus vidas, si querían algo lo tomaban sin preguntar. Nacieron en el barro y se irguieron orgullosos
– ¿Qué vas a hacer amigo?, me decía el Loro, ¿Vas a ser un gil laburando 12 horas de repositor de supermercado por dos pesos? En un día gano más de lo que ganan estos bobos en un mes.
Los mejores autos, la mejor ropa, las mejores chicas, la vida de alta gama que veíamos en la tele y nunca imaginamos poder tener. Cuando era pibito y coqueteaba con la muerte, jugaba a la ruleta rusa y creía que la muerte era un juego, me creía el protagonista de una película de acción, hasta que me di cuenta que en este juego la sangre es real y la muerte tan cotidiana como el asadito en el barrio los domingos al mediodía. Cuando perdí a mi hermano una parte de mi se escindió por completo de mi cuerpo, fue el primer día en que pensé en la soledad y me aterrorizó (incluso más que la muerte). Viéndolo en retrospectiva fue el día en que me convertí en hombre, deje de ser un nene que jugaba a ser un gangster y mi mundo de fantasía se derrumbó bajo una implosión violenta. Quise salir, escapar, empezar de nuevo pero esta vida te arrastra a un callejón sin salida. El día que decidís salirte es el día en el que caes, es el karma del delincuente. La gorra me la tenía junada y cuando caí en cana soltaron el rumor que había delatado a mi banda para que me bajen la sentencia. En nuestros códigos esto es una sentencia de muerte.
Estoy viviendo bajo una paradoja, estoy libre y a la vez nunca estuve más encerrado en mi vida. Fumo una seca más del porro para anestesiarme del dolor, mi dolor y el de los que no están más, que se desvanece en el aire impregnándose en los que aún vivimos como una fina capa de cera en una madera antigua.
La cabeza me da vueltas y mi cuerpo esta bañado en un sudor frío. Con el arma en la mano miro cada rincón de la pieza como si estuviese vidriada pero no veo nada. Detecto un sonido agudo y repetitivo en el picaporte de la puerta. Un fuerte golpe la abre súbitamente y, simultáneamente, mi dedo se desliza sobre el suave gatillo de metal de mi 9 milímetros. Un sonido seco precede el impacto en una frente que se tiñe de rojo. Las lágrimas comienzan a brotar de mis ojos cuando observo la cabellera larga y el cuerpo de mujer que cae pesadamente al piso sin vida.
Mecánicamente apoyo el frío caño de metal sobre mi sien y la escena se desvanece bajo un telón blanco que lo cubre todo.

Comentarios (11):

Aradlith

28/11/2014 a las 17:54

Me ha resultado muy interesante tu historia, sobre todo porque has clavado la paranoia del protagonista. Aparte le has dado un trasfondo que engancha, hasta el punto de llegar a empatizar con él. En general se me ha hecho una buena historia, muy dramática.
Un saludo.

Marcelo Kisi

28/11/2014 a las 22:07

Hola Juan!
Sencillamente excelente, bien construido, me encantó el estilo cinematográfico y actual, sin adjetivación cargada, un personaje y un narrador que saben lo que quieren y adónde van, llevando al lector en buenas manos al desenlace. Te sugeriría nada más limpiar alguna rima involuntaria (“…como si estuviese vidriada pero no veo nada”, “Un fuerte golpe la abre súbitamente y, simultáneamente”), pero fuera de eso impecable!

Denise

30/11/2014 a las 21:49

Muy buen relato, realmente pude sentir la angustia del protagonista.

Leibnis69

01/12/2014 a las 02:08

Lo admito escogí uno al azar, y terminé leyéndolo tres veces…¿qué puedo decir? es una historia realmente te atrapa, su sentido de querer estar vivo y al mismo tiempo no saber cuando va a morir…simplemente ¡espectacular!

Juan Kova

01/12/2014 a las 18:41

Muchas gracias a todos por sus comentarios, me puse muy contento al ver que mi idea de relato pudo tener este efecto atrapante que comentaron varios por acá. Yo mismo me quede atrapado en la historia, después de estudiarla, trabajarla y pulirla decidí continuarla. No se si va a llegar a una novela, pero minimamente ya estoy trabajando un relato largo con mas historias cruzadas vinculadas a este relato corto.

En parte tome esta decisión impulsado en sus comentarios, como también en las criticas de amigos y familiares. Así que muchas gracias a todos por tomarse el tiempo de leerlo y escribirme lo que les pareció, me sirvió mucho!

Anoide

02/12/2014 a las 15:22

Hola, Juan. No he seguido el orden de relatos, sino que fui leyendo al azar. Me alegro de haber abierto el tuyo porque te ha quedado redondo.

Más allá de lo que engancha la historia y del trasfondo que tiene, está muy bien escrita. Un lenguaje apropiado y cuidado, sin descripciones excesivas, hilando una idea con otra, y luego hay párrafos que incluso suenan musicales.

Me gusta. Está de diez, enhorabuena 🙂

MON

02/12/2014 a las 17:17

Transmites una sensación de angustia y dolor interno muy fuerte.
Me llevaste a una de esas películas de pandilleros y me hicistes creer como siente uno de ellos en lo más profundo.

Enhorabuena por tu texto, te seguiré leyendo

beba

04/12/2014 a las 22:38

Es una historia muy bien trabajada y organizada. Un argumento tristemente cotidiano, hoy por hoy, pero narrado con mucha fuerza expresiva, desde adentro, por el protagonista. Adelante.

Aurora Losa

10/12/2014 a las 10:15

Vaya, Juan. Un relato impresionante con su denuncia implícita.
Me alegro de que hayas hecho terror real, con una situación factible y, por desgracia, cotidiana en algunos barrios de todo el mundo. Sólo te pondré un pero: estéticamente, puede que separar algunos párrafos con punto y aparte favorezca la primera imagen del relato.
Por lo demás se lee del tirón, cuando lo estás leyendo no echas en falta esas separaciones, aunque sí cuando llegas de primeras y te tienes que enfrentar a la lectura de más de cien textos, si tienen aspecto de bloque, suele costar empezarlos.
En cualquier caso, enhorabuena por un gran trabajo.

Javi

20/07/2015 a las 09:01

Qué sorpresa enterarme que tengo un cuñado escritor. Muy bueno, Juan, me gustó mucho de verdad. Sólo por decirte una pequeña crítica, creo que caés en algo que a mí me pasa muy seguido: el exceso de adverbios. Es jodido prescindir de ellos, pero creeme que en la mayoría de los casos, si los reemplazás por otra palabra, el texto se enriquece. Pero es una pelotudez comparado a la riqueza y al alma que tiene el relato. Felicitaciones, Bicho! (y nos vemos en unas semanas).

Javi

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