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Otra Vez. - por Daniela

Web: http://danysaturnite.tumblr.com/

El autor/a de este texto es menor de edad

Salí apurada del aula, con todos los libros en la mano, haciendo malabares para poder meter cada cosa en el bolso. Caminé mientras tanto por aquel desolado pasillo blanco.

Absorta en mi mundo no me di cuenta que en vez de estar yendo a la salida, avanzaba hacia la parte más recóndita del internado. Aquella parte desierta que ya nadie visita.

Lo primero que pensé fue el por qué fui hasta allí, y la respuesta apareció más deprisa de lo que imaginaba.
Una extraña melodía sonaba en la distancia, guiándome hacia el lugar de donde provenía.
Un lugar que poco conocía y poco quería conocer.

Sabiendo esto, yo seguí avanzando. Y no podía comprender por qué lo hacía.
Si lo único que se había apoderado de mi cuerpo en ese momento era el miedo, y no alguna extraña curiosidad por saber que se escondía detrás del sonido.

Mis manos temblaban tanto que lo que sostenían terminó esparcido por el suelo, y no me detuve para levantarlo. Yo sólo seguí la melodía, hipnotizada.
No podía salir de aquel estado, aun cuando mi cuerpo me pedía a gritos que parase.
La primera señal de que algo andaba mal fue ese extraño sonido agudo en mis oídos, luego esa sensación pulsante en mi cabeza seguida de la aceleración de mi corazón, golpeando mi pecho tan fuerte que me costaba respirar.
Con la respiración entrecortada caí al piso, con las manos extendidas, que trataban de agarrarse a algo. Cualquier cosa para no caer.

Mi cuerpo entero se contrajo. Primero los dedos de los pies, las piernas, las manos. Hasta que todo el cuerpo estuvo en una frenética convulsión.
Mi vista se nubló, y se me hizo incapaz poder ver cualquier cosa.
Pero sí podía escuchar, y lo que oía era aquella siniestra melodía acercándose cada vez más. Tanto así que pude escuchar hasta los pasos de la persona que producía esos sonidos.
Podía confundirse con un violín, pero era más que eso. Era su voz, y el sonido que salía de su garganta era escalofriante.
Pretendía ser una nana, que traía consigo pesadillas y dolor.

Su gélida mano acarició mi mejilla, provocando otra ola de espasmos.

— Tranquila… — Su voz intentaba imitar el murmullo del río, tratando de ser suave y tierna. Pero era todo lo contrario.

Con su mano acariciaba mi cabello, produciéndome escalofríos.

— Eres la primera en mucho tiempo que ha venido a verme. — Su tono desvelaba una sonrisa, como si estuviera feliz de tenerme allí, temblando del miedo.

Sentí como se levantaba por el roce de sus ropas, acomodándose para volver a tocar esa perversa melodía. Esa vez, el violín se encontraba desafinado y cada nota sonaba mal, como el ruido que hace una puerta vieja y oxidada al abrirse.
Mis manos viajaron instantáneamente a mi cabeza, tapando mis oídos, arrancándome los pelos. Desesperada por aquella tortura.
Empecé a gritar en posición fetal, esperando que alguien oyera mis suplicas.

Aquella persona reía frenéticamente, disfrutando de mi dolor.
Y cuando pensé que ya nada podría salvarme, cuando acepte que aquello sería mi tortura eterna, alguien en la distancia gritó.
Era el conserje.

— ¿¡Quien anda allí?! — Gritó nuevamente el portero, y esa vez lo oí mucho mejor.

— ¡Mierda! – Mi torturadora susurró, dejando de tocar su instrumento. — Todo esto es tú culpa…

Escupió con rencor, susurrando las palabras en mi oído.
Luego de eso, me cogió del pelo y me arrastró mientras tararea una extraña pero conocida canción.

— ¡Ayuda! Por favor. — Imploré, desesperada. Casi al borde del llanto.

Traté de zafarme de su agarre, luchando con todas mis fuerzas, aprovechando que la visión volvía, que veía más claramente.

La mujer que me arrastraba llevaba un blanco vestido manchado con sangre, su largo y mugriento cabello le llegaba hasta los tobillos, que mis mejillas.

— ¡Suéltame engendro del demonio! — Le grite, soltándome por fin de su agarre.

Y corrí, corrí como alma que lleva al diablo. Como si mi vida dependiera de ello.
Corrí por esos eternos pasillos desgastados y cubiertos por completo de humedad, con puertas oxidadas y ventanas rotas.
Doble en la esquina, demasiado brusca, y sin darme cuenta, sin poder detenerme a tiempo, me golpee con el portero.
Este estaba escoltado por dos personas vestidas de negro, quienes, al recibir su orden, vinieron a por mí, llevándome otra vez al mismo lugar.
Y aquella mujer, embarrada en sangre, me saludó. Tarareando aquella extraña melodía.

Comentarios (5):

Job Peró

02/12/2014 a las 01:24

Hola, Daniela. He sido uno de los revisores de tu relato. Sigue escribiendo!!! Me gusta tu estilo.

Mi relato es el 12, La habitación de invitados. Me gustaría conocer tu opinión.

Daniela

02/12/2014 a las 23:14

Hola, Job. Gracias! Sin dudas seguiré escribiendo, aunque sea en alguna servilleta (:
En cualquier momento pasare por tu relato, el titulo suena prometedor.

Ryan Ralkins

09/12/2014 a las 21:41

No se porque pero eso de la música extraña me recordó a las sirenas de las historias griegas. Me gusto mucho tu relato. El estar escrito en primera persona ayuda mucho.
Saludos y de nuevo te digo, buen relato.

Aurora Losa

12/12/2014 a las 09:12

Hola, Daniela.
A mi me ha gustado mucho tu relato, en especial cómo describes los gestos tiernos de la mujer y sus efectos torturadores, has conseguido darle un contrapunto muy bueno.
Sí te diré, en cambio, que he notado que, a partir de la mitad del texto, comienzan a faltar las tildes y te invito a repasar los relatos varias veces para que no se cuelen ese tipo de faltas.
Por otro lado, hay una frase: “La primera señal de que algo andaba mal fue ese extraño sonido agudo en mis oídos, luego esa sensación pulsante en mi cabeza seguida de la aceleración de mi corazón, golpeando mi pecho tan fuerte que me costaba respirar.” en la que me pega más poner “aquel” en vez de “ese”, no sé por qué y sólo es mi opinión.
A pesar de estos matices, me gusta mucho el estilo que has imprimido al relato y estoy impaciente por ver qué nos ofreces este mes.
Enhorabuena

Daniela

26/12/2014 a las 22:49

Ryan Ralkins,Aurora Losa Gracias por los comentarios.
Quizá participe el mes que viene, para esto del milagro no se me ocurrió mucho.

Saludos, y de nuevo, gracias por los comentarios 😀

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