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ANTES DEL AMANECER - por Chiripa+18

Atardecía cuando fue a visitar la tumba de su padre.
Cósimo Lesto 1919-1999 -leyó, se instaló y comenzó a sacar lo necesario de la mochila.
Como todos los meses Erasmo pulió la lápida, botó las flores secas en el basurero, llenó el envase de agua limpia y colocó en él un ramo de crisantemos amarillos que había comprado camino al cementerio.
Se distrajo con los colores imposibles del atardecer y con los haces de luz que entretejían las nubes deshilachadas. Se perdió en los recuerdos de aquel noble personaje, su padre, a quien agradecía todo lo que era y que no debía haber muerto tan pronto. Lo echaba de menos todos los días.
Ojeó su reloj y cobró conciencia de que el cementerio pronto estaría cerrado para los vivos. Guardó sus útiles y cuando apuró el paso Erasmo trastabilló y fue a parar, mochila en mano, en una fosa muy profunda que debía ser usada pronto.
Pasaron un par de horas antes de que recobrara el conocimiento y se dio cuenta, con horror, que ya el sol se había ocultado y que le dolía el cuerpo hasta para respirar. La mochila le molestaba bajo su espalda, pero no podía sacarla de allí. La cabeza le colgaba hacia atrás. No podía moverse. Debía tener algunos huesos fracturados.

-En pocas horas me encontrarán, pensó y dando un respiro profundo, se dijo -No hay nadie, relájate y trata de dormir.

Sin embargo, la mente comenzó a hacerle jugarretas. Pasaron por su memoria La Sayona, El Mocho Miguel, La Hidrocoquina Peluda y otros cuentos de espantos y aparecidos que su padre le echaba a él y a sus primos, frente a la chimenea, en las encerronas de invierno.
Después recordó "El entierro prematuro", la película más terrorífica que había visto en su vida, que lo había traumatizado y que él consideraba causa de su único y mayúsculo MIEDO: ser enterrado vivo.

-No estoy en una caja y de noche no entierran a nadie -pensó para espantarse el miedo que sentía lo iba invadiendo.

Pero no podía quitarse de la cabeza la escena de aquella película en que los profanadores de tumbas al abrir una urna se encontraron con un esqueleto cuya calavera mantenía una expresión de terror sobrehumano y sus manos se aferraban a la tapa.

-Cuando amanezca comenzaré a gritar hasta que me encuentren- decidió.

Rodeado de una densa y tibia oscuridad Erasmo se durmió con la profundidad del que no puede hacer más nada.
Soñó con su padre vivo que lo sentaba en su regazo y juntos contaban diamantes en el cielo de azabache.
Entonces, el grito de un ave nocturna lo despertó. Sintió como si algo rodara y que le caía tierra cerca de la cara. Oyó otras voces y pasos alrededor a la fosa. Cerró sus ojos. Muy apretados.

-¿Serán profanadores de tumbas, como los de la película, o serán delincuentes que pasan las noches en el cementerio? – se preguntó Erasmo sabiendo que ninguna de las respuestas posibles sería buena para él.

Le zumbaban los oídos, no entendía lo que decían las voces. Sentía como si tuviera una bola caliente que crecía dentro de su pecho, apretando pulmones, corazón, invadiendo cada espacio. Toda la masa encefálica le latía dentro del cráneo.
Presa de miedo, Erasmo constató que había clareado un poco y eso le hizo creer que se acercaban los obreros a aprestar la fosa. Quiso gritar, pero no pudo, ni siquiera hablar. Le dolía todo de la cintura para arriba. Las piernas no las sentía y en los brazos sentía un cosquilleo.
Con gran esfuerzo pudo levantar el brazo y ver la hora en su reloj. Casi las cinco de la madrugada. Las voces no eran del personal del cementerio. Y comenzó a llorar sin parar, sin ruidos, sin esperanzas, sin ver. Lloró hasta que se le acabaron las lágrimas. Sintió unos pasos rápidos que se acercaban y luego se alejaban.
-Consigan tablas, palas, baldes- oyó que decían.
Entonces lo entendió. Eran malandros, pillos, asesinos que en verano solían dormir en los cementerios, fuera del radar policial.
Lo habían descubierto.
Oyó pasos que se aproximaban al hoyo.
Abrió sus ojos deshidratados y los clavó, implorantes, en los del sujeto que lo miraba como si estuviera ante un animal insignificante.

-Ayúdame, le rogó en un susurro.

Y en seguida oyó la orden: -¡Échenle tierra a este desgraciado. Entiérrenlo para que no cante. Y rápido, antes que termine de salir el sol!

Comentarios (22):

Pato Menudencio

28/11/2014 a las 21:48

Hola Chiripa, fui uno de los anónimos, XD.

Me gustó la historia de ser enterrado vivo. El cementerio se presta para muchos fantasmas y otros horrores, me alegra leer que el miedo venga de algo más original.

Las observaciones ya están hechas, así que no me queda más que decir.

Felicitaciones.

Netogonzo

29/11/2014 a las 04:54

Me gusta, me gusta. Lo has narrado muy bien, en ningún momento pude predecir que pasaría, así que lo leí de corrido, sin parar. La verdad es bastante original y la idea en general me agrada.

Felicidades Chiripa.

Te invito a leer el mio y me ayudes con tus comentarios a mejorar.

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Marazul

29/11/2014 a las 22:40

Es muy bueno tu relato Chiripa. Y eso que me horroriza la idea de que alguien pueda ser enterrado vivo. Por eso lo he leído corriendo, sin recrearme para no pasar miedo.
Muchas gracias por hacerme pasar un rato tan desagradable Chiripa. Escribes genial y espero que cuando el tema sea de risa me hagas pasar un buen rato.
Un saludo. Marazul

Anoide

29/11/2014 a las 22:48

Hasta el final tuve la esperanza de que se salvara. ¡Qué horror ser enterrado vivo y no poder moverse!

Un relato agradable de leer. Casi ni te enteras de que llegas al final. La idea, en sí, me gustó bastante.

¡Un saludo!

Marcelo Kisi

29/11/2014 a las 22:59

Excelente relato, Chiripa, una idea original que, aunque sea de cementerios logra salirse del género terror y quedarse igual en el tema del miedo. Brillantemente ejecutado, final inesperado. En fin, lo disfruté!

Moria

30/11/2014 a las 22:54

¡Hola, Chiripa! 😀
Me ha gustado, tiene un buen desarrollo y se deja leer. Solo te corrijo una cosita, que quizá te la dijo Pato o alguno de los otros chicos en las revisiones, pero por las dudas jaja

“Debía tener algunos huesos fracturados.
-En pocas horas me encontrarán, pensó y dando un respiro profundo, se dijo -No hay nadie, relájate y trata de dormir.”

Nadie puede dormir si tiene un hueso fracturado. Tan solo con un mínimo dolor de cabeza estamos despiertos toda la noche. Eso fue lo que me sacó de tono en la historia. Creo que le hace falta desesperación. Vamos, si te entierran vivo o te caés en un tumba, creo que lo último que dirías sería: “-Cuando amanezca comenzaré a gritar hasta que me encuentren”. El personaje tiene una tranquilidad demasiado inverosímil. Hazme ver la locura, la desesperación 😀

¡Abrazo fuerte! Lo que dije no quita que sea un excelente relato, solo es una patadita para que vayamos mejorando en esto y viendo ciertas cosas 😀

Roger/NHICAP

30/11/2014 a las 22:58

Hola Chiripa,
Me ha gustado ru historia. Perfectamente estructurada la trama, la narración es perfecta, vas mostrando muy bien lo que el lector se imaginaría en un trance parecido. El desenlace encaja muy bien, aún siendo algo inesperado y original.
Muy linda la frase: “juntos contaban diamantes en el cielo azabache.”
Enhorabuena, nos leemos.
Un abrazo

Ryan Ralkins

30/11/2014 a las 23:32

Acabo de leerlo por vez primera y debo decir dos cosas:
1. Te felicito por tan excelente relato.
2. Gracias a este relato no pienso entrar a un cementerio o a otro lugar en el que estén haciendo excavaciones.

Saludos y como dije antes, buen relato.

Netogonzo

01/12/2014 a las 02:04

Hola Chiripa, muchas gracias por tus cometarios, y para nada te equivocaste, ja ja ja en efecto la abuela le dio mate al Jacinto para liberar su propia sombra.

Saludos.

Wolfdux

01/12/2014 a las 11:43

Chiripa un relato muy bueno.
Me despistate, me quitaste la idea de que lo enterrarían vivo cuando el mismo protagonista habla sobre ello. Como bien dice Anoide, leí pensando que se salvaría, pobrete… Te lo cargaste, jejeje.

Coincido con Moria, si yo me cayera en una fosa, vamos, ya puedo tener mil huesos rotos que no me planteo dormirme ahí. Por lo demás, un relato excelente.

¡Nos leemos!

Job Peró

02/12/2014 a las 00:15

Genial, Chiripa. Coincido con lo expuesto en los comentarios anteriores. Quizás falta algo más de desesperación y angustia en su tono, pero uno se mete rápido en la historia y el final sorprende. Enhorabuena.

José Torma

02/12/2014 a las 01:03

Hola Chiripa. Antes de nada dejame decirte que eres de los autores que busco siempre porque nunca decepcionas y esta no es la excepcion. Aparte de lo que te comentan, a mi me gusta los dialogos internos ponerlos en comillas («, ») y alguna que otra cosilla que vi por ahi que no le quita ni un pelo al relato.

Al igual que la tropa, me brinco que durmiera placidamente con un par de huesos rotos. Curiosamente mi padre se acaba de caer y tiene un par de costillas rotas y ya sabras los gritos de dolor por la noche (al fin ya fue al medico) pero pues es solo un detalle.

Un abrazo y felicidades.

Osvaldo Mario Vela Sáenz

02/12/2014 a las 01:18

Chiripa el relato es excelente. nada major que un panteón como aposentto del terror. Desde todos los tiempos el camposanto ha sido tsms de historias de terror. Creas a la perfeccion el escenario para tu obra. Yo al igual que otros esperaba en mis adentros que Erasmo se salvara. El uso de el “quien” o el “que” en una misma oración me destanteó. Un enroque del contenido ayudaria. Se leería “Se perdió en los recuerdos de aquel noble personaje, su padre, quien no debió de haber muerto tan pronto y al que agradecía todo lo que era. Por lo demas tu trabajo me parecio perfecto. Enhorabuena

Osvaldo Mario Vela Sáenz

02/12/2014 a las 02:52

Chiripa, tienes razón, los tiempos deben de mandar en un escrito. Lo correcto es: debía al igual que agradecía. Te felicito y te doy las gracias por tu comentario.

lunaclara

02/12/2014 a las 08:51

Hola Chiripa: Gran relato! Qué bien describes. Yo me sentía allí, en la tumba, al lado del prota…
Esto (Cósimo Lesto 1919-1999 -leyó, se instaló y comenzó a sacar lo necesario de la mochila.) lo hubiera escrito así: “Cósimo Lesto 1919-1999”, leyó. Se instaló y comenzó a sacar lo necesario de la mochila.
Por lo demás, genial!!
Nos leemos.

Osvaldo Mario Vela Sáenz

02/12/2014 a las 12:03

Chiripa, con unas palabras mas, un final diferente.
“sol… Al sentir la primera palada de aquel espeso barro abrió sus ojos solo para darse cuenta que se había caído de la cama. Le dolia todo el cuerpo.”

fernando sanz félez

02/12/2014 a las 12:05

Poco puedo decir que no te hayan dicho ya. Supe que era carne de cañón, pero no pensé que fuera a ser sepultado. Ahí también me engañaste al ofrecer él mismo esa posibilidad y quedar descartada. Sin embargo, apuntas a unos personajes, los malandros (jamás oí algo semejante, no sé si son invención) que viven en los cementerios para escapar de la policía. Vamos las catacumbas de Roma versión moderna… y me parecen muy interesantes. PAra mi, resultan tan interesantes que desbancan al pobrecillo de mi atención. Vamos que cuando le empiezan a caer paladas de tierra yo me acercaría a los malandros para que me contaran cosas de su vida, dejando al desgraciado bien enterrado.
Muy buen relato.
Un saludo.

David Rubio

03/12/2014 a las 00:48

Llegué muy tarde y los compañeros han estado muy precisos en sus comentarios. Ante todo, de los que leí hasta ahora es quizás el que más claramente se podría identificar con el género propuesto. Es todo un relato de terror.
En cuanto a la forma. Como han dicho, los diálogos internos van entre comillas. Como es un relato de un personaje quizás sobraría que le hubieras puesto nombre, siempre es él no hace falta nombrarlo y como se suele decir, lo que no aporta, resta.
En cuanto al fondo y tratándose de relatos cortos, quizás restaría protagonismo a su relación con el padre. Eso flaquea lo que de verdad importa: la agonía de quien va a ser enterrado vivo. Su relación con el padre no es importante en este relato. A mi gusto lo hubiera empezado con él ya caído en la fosa, paralizado por sus fracturas, atento a los ruidos, al miedo.
Un gusto seguir leyéndote.
Un abrazo!!!!

juanjohigadillo

03/12/2014 a las 10:24

¡Felicidades! Salvo alguna cosilla que ya han mencionado en comentarios anteriores, me gustó mucho el final, sobre todo porque, como alguien ha dicho, ya había desechado el que fuera enterrado vivo.
Saludos.

Brillo De Luna

03/12/2014 a las 15:30

Chiripa, me gustó te relato y me causó mucha gracia los nombres que elegiste para los personajes.
Veo que ese miedo es más común de lo que parece, a este paso tocará seguir el ejemplo de los chinos y colocar un timbre en cada ataúd por sí acaso uno se llegara a despertar…
Un gusto leerte y gracias por tus comentarios!

Ratopin Johnson

05/12/2014 a las 21:18

Chiripa me ha gustado tu relato. Error fatal del pobre Erasmo. Visitaba ese cementerio todos los meses, cambiaba las flores de la tumba de su padre y aún así, a pesar de andar probablemente por los mismos caminos mes tras mes, cayó en la fosa. No es raro, a veces ocurre que uno mete la pata, y se pregunta: “cómo me ha podido pasar eso, si lo he hecho mil veces”. Me ha dado mucha pena Erasmo, y con el nombre que has elegido y el de su padre, todavía me ha despertado más ternura.

Virginia Figueroa

09/12/2014 a las 12:37

Hola chiripa!!! Siento el retraso… Suscribo todo lo que dicen los compis. Es un relato muy bueno. A mi todo lo que venga de un cementerio me da mucho miedito y lo de ser enterrado vivo… Ufffff. Un horror!!! Poco más me han dejado que comentar 😉

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