<< Volver a la lista de textos
ALQUILADO - por Verónica Cervilla
Web: http://habichuelasmagicas.blog.com/
Colgó el último cuadro que había en la caja y así quedó oficialmente inaugurado su nuevo hogar. Estaba rebosante de felicidad. Las cosas en casa se habían vuelto insoportables y, por mucho que había insistido en que su madre debía estar en una institución psiquiátrica, jamás nadie la apoyó. Con dolor, se decidió a dar el paso hacia la independencia, aunque ésta sólo ocupara veinte metros cuadrados. Incluso su pequeño agujero era mejor que sobrevivir en aquel infierno. La distribución de los muebles estaba cuidadosamente planeada para no desaprovechar ni un centímetro y a la vez gozar de todas sus bien merecidas comodidades.
Dio la bienvenida a su primera noche sola con una copa de vino. Recostada en el sillón que había al lado de la ventana y observando las silenciosas calles del pueblo, saboreó cada sorbo como si fuera el licor de los dioses. El vino siempre le daba sueño, así que en la madrugada dio su celebración por terminada y se marchó a su habitación. Durmió plácidamente, como no lo había hecho en años.
Los primeros rayos del sol que acariciaron su cara la animaron a levantarse. Caminó por el angosto pasillo directa hacia la pequeña cocina americana mientras se desperezaba. Se sirvió un vaso de zumo y, cuando se disponía a sentarse en el sillón, se percató. Todos los muebles estaban cambiados de sitio. Se intentó convencer a sí misma de que el culpable de todo sería aquel vino traicionero que no la dejaba recordar con precisión cómo había colocado sus propios muebles, así que lo dejó estar y prosiguió su día con la rutina habitual. Ni siquiera este pequeño incidente pudo ensombrecer la satisfacción de su primer día como una chica independiente. Llegó a casa agotada y se metió en la cama, soñando profundamente. Al día siguiente, volvió a levantarse con ganas de enfrentar un nuevo día. El café la reclamaba desde la cocina cuando, de repente, volvió a ocurrir. Cada uno de los muebles había cambiado de lugar otra vez. Ya no había forma de contarse a sí misma otra mentira para no asustarse. No supo qué pensar, no encontraba explicación lógica que pudiera calmar su curiosidad.
Decidió hacer frente a la situación y pasar esa noche durmiendo en su sillón, ahora mágicamente colocado al lado de la televisión. Todo trascurrió con normalidad. Abrió sus ojos con miedo. “Por favor, que todo esté igual, que todo esté igual”, repetía en su cabeza. Respiró con alivio al ver que su sillón seguía junto a la televisión, la mesa en el centro de la estancia, las estanterías, la lámpara, los cuadros, todo estaba tal y como lo había dejado antes de dormir. Con esta tranquilidad, se marchó a trabajar.
Introdujo la llave en la cerradura, como lo había hecho las noches anteriores, pero por alguna razón no conseguía abrir la puerta de su apartamento. Era como si hubiera algo al otro lado que lo impedía. Empujó con fuerza y logró entrar. El mismo sillón en el que había disfrutado de aquel vino estaba detrás de la puerta, los cuadros apilados encima de la televisión, la mesa boca abajo delante de la ventana, todo había sido cambiado de nuevo. Se quedó inmóvil en la puerta del inmueble intentando asimilar lo que estaba ocurriendo cuando un ruido que provenía del baño, la hizo reaccionar. Corrió hacia allí, pensando en cuántas veces le había gritado a la protagonista de la película que hacer eso en mitad de la noche no era la mejor idea. El agua salía con fuerza de la ducha vacía. No tuvo tiempo de absorber la nueva información, el ruido de las patas de madera siendo arrastradas contra el suelo desde el comedor la interrumpió. Un escalofrío recorrió su espina dorsal. Respiró hondo y, con su mano temblorosa, giró el pomo que daba acceso al comedor. Empujó la puerta con cuidado, mientras su respiración se aceleraba al escuchar el movimiento del resto de los muebles.
-¿Mamá?-dijo petrificada desde el quicio de la puerta.
Comentarios (12):
Verónica Cervilla
28/11/2014 a las 18:51
Gracias a los que habéis comentado mi texto. Me alegro que os haya gustado y me han servido mucho vuestros consejos. Siempre aprendo de este taller 🙂
Un abrazo
julieta blanco
28/11/2014 a las 19:13
Hola Verónica! Yo fui una de las que comentó tu texto, espero que te hayan sido útiles los comentarios.
Te invito a pasar por mi texto, es el 109. Saludos!
Juan Kova
28/11/2014 a las 21:44
Hola Verónica, tuve la suerte que me comentaras mi texto así que vine a devolver gentilezas =).
Desde el principio me metí en la piel de la protagonista ya que la historia de mudarse de la casa familiar a mi también me paso y, si bien en mi caso no fue tan dramática, el sentimiento lo reflejas a la perfección. Tu historia si bien aborda, de alguna forma, una trama típica en un relato de terror me resultó interesante por que esta bien escrita. Tiene los detalles que me hicieron entrar en la piel del personaje y mantiene la intriga justa para un texto de estas características.
Me gusto el relato y la forma en que escribís,
Saludos!
Marcelo Kisi
28/11/2014 a las 22:34
Hola Verónica, me gusta la forma en que escribís, y me hiciste acordar de mi primera vez solo en mi apartamento. Y mi preocupación por la madre de la protagonista (me quedé pensando: ¿con quién la dejó a la pobre?)de alguna manera se resuelve al final, o mejor dicho, se complica más! 🙂 Excelente!
Veronica Cervilla
28/11/2014 a las 23:41
Gracias Juan y Marcelo 🙂 Podría haber segunda parte entonces para que os cuente lo que pasaba con la madre jeje
Gracias Julieta! Ya me pasé por tu relato 🙂
Espero seguir leyendo vuestros relatos.
Un abrazo
Manuel
29/11/2014 a las 09:49
Muy bueno, me ha encantado. Enhorabuena!
Aradlith
29/11/2014 a las 20:24
Me gusta la naturalidad con la que has narrado la historia. Y el tema de la mudanza creo que es algo que nos toca a todos muy de cerca, a veces cuesta acostumbrarse a un entorno nuevo. Yo también me centré en mi mudanza para escribir mi relato, jajajaja.
Lo que no me esperaba era el giro del final, con la madre de la protagonista. En general me ha parecido una historia muy conseguida.
Un saludo.
Veronica Cervilla
29/11/2014 a las 21:23
¡Muchas gracias! La verdad es que ahora vivo en un sitio con mucha historia y me dio que pensar jaja
José Torma
02/12/2014 a las 17:22
Hola Veronica!, no recuerdo si te habia leido antes pero mi madre que pedazo de relato te has escrito. No tiene absolutamente nada que no me guste. No te aturdire con pequeñeces, solo te quiero decir que… ¡Bravo!
Felicidades.
Verónica Cervilla
02/12/2014 a las 17:32
Wow, muchas gracias José 🙂 Me has alegrado el día con ese comentario. ¡Me alegro mucho de que te guste!
Un abrazo
Aurora Losa
12/12/2014 a las 11:22
Pobrecita, mira que huir de todo y encontrarse de que lo único que ha conseguido es cambiar de escenario.
A mi me inquietó un poco, pero al final me he reído bastante.
Un apunte: en la frase “Se quedó inmóvil en la puerta del inmueble” me ha roto la lectura la cercanía de dos conceptos y sonidos tan iguales como “inmóvil” e “inmueble”, en el taller se ha recomendado muchas veces leerse los textos en voz alta antes de darlos por finalizados para evitar ese tipo de problemas.
En cualquier caso me ha gustado muchísimo tu relato y la idea. Muy bien escrita la escena del principio, es la que más me ha gustado, aunque el resto del relato no desmerece.
Enhorabuena.
Verónica Cervilla
12/12/2014 a las 15:29
Eso es. A veces lo que nos da miedo tiene una explicación jeje.
Gracias por el apunte! 🙂
¡Saludos!