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Sonrisa solidaria - por marazul
Querida Teresa:
Por fin puedo sentarme un momento para escribirte tranquila. Recibí tu carta en la que me contabas que mamá estaba bien, aunque un poco despistada y olvidadiza. Es papá el que me preocupa con lo que me cuentas de los últimos análisis. Pido a Dios que me permita poder volver a verle, aunque sea por última vez.
Me pides que te comente acerca de mi vida en Koidu y me recomiendas que sea prudente y que me cuide.
Te voy a contar querida hermana:
Mi vida transcurre en el patio del colegio, ahora habilitado como improvisado hospital.
¿Recuerdas las fotos que te envié hace un año?, el escenario ha cambiado por completo. Ahora los columpios están desiertos, ya no juegan niños en la arena, ni tan siquiera una pelota olvidada rueda por el patio.
Aunque lo peor no es eso Teresa, lo peor es que ya no se escucha el griterío de los niños, su risa, ni tan siquiera un llanto. El silbato llamando a filas, los recreos, los improvisados partidos de fútbol.
En aquellas fotos los niños vestían uniforme azul con camisa blanca. Las niñas adornaban su cabeza con trenzas y lazos de colores; los niños mostraban su blanca y franca sonrisa.
Pero ahora. ¿Dónde están los niños?
Recluidos en sus humildes casas, sin poder acudir a la escuela, sin jugar ni correr por el patio, ni aprender. En todos los hogares hay alguien enfermo y el gobierno ha decretado "cuarentena".
Por este motivo el patio del colegio presenta una visión muy diferente. En lo que un día fue campo de fútbol ahora están instaladas tiendas de campaña para acoger a los enfermos. Cuento nueve tiendas, más otra destinada a médicos, enfermeras, cooperantes y personal administrativo. En esta podemos tomar café y es la que utilizamos como lugar de descanso. Desde aquí te escribo Teresa. Mañana un cooperante llevará esta carta al centro de Koidu y en unos días espero la recibas.
Por cierto que se acerca el Pilar y quiero que felicites a la tía de mi parte. Transmite mi recuerdo y añoranza de aquellas celebraciones en el pueblo, cuando nos reuníamos toda la familia en la larga mesa del jardín. Luego dábamos un largo paseo; en bicicleta unos, los otros a pie. Al regresar era el momento de recoger higos y ciruelas que llevábamos a casa para hacer mermeladas. Algo tan sencillo se convierte ahora en el mejor de mis recuerdos.
Ayer fue un día duro aquí en el patio; recibimos a tres personas con los síntomas. Pero no te preocupes hermana que siempre seguimos el protocolo y lo llevamos a rajatabla.
Me emocionan sus caras de angustia ante lo desconocido y me entristece no poder cogerles la mano, tocar su piel en una caricia. Su mirada inerme me desarma y sólo puedo responder con una sonrisa disfrazada de marciano. Esa sonrisa solidaria que tal vez no les llegue nunca a través del traje blindado que nos protege.
Es verdad que soy fuerte y animosa. Tu me conoces bien y sabes que me vine a Africa hastiada de convencionalismos y de una vida cómoda pero vacía.
Sin huir de nada y en busca de una vida plena me quedé, porque estas gentes te dan algo que engancha: " les necesitas tanto como te necesitan ".
Tengo que dejarte querida Teresa, he de tomarme la temperatura y estoy cansada.
Con la esperanza de poder veros unos días en estas Navidades recibe un gran abrazo de tu hermana
Soledad
Comentarios (11):
José Torma
28/10/2014 a las 22:43
Hola Marazul, que ingenioso, ¡una carta!. Maravilloso, me ha gustado mucho, felicidades y te espero por mi cuento…
https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-19/1910
Saludos.
Roger/NHICAP
29/10/2014 a las 18:12
Hola Marazul,
Excelente carta, muy lograda. Desprende espontaneidad y ternura. También trata con enorme sensibilidad la horrible desgracia que padecen muchos países de Africa, un tema de gran actualidad en España.
Empleas las palabras precisas para que fluya la narración de manera ágil por la sencillez del texto, que tiene la estructura de un relato.
Felicidades Marazul, un buen trabajo que a mí me ha gustado.
Un detalle insignificante. Soledad pide a su hermana Teresa que felicite a la tía, “…se acerca el Pilar…” Pero se olvida de felicitar a Teresa, cuya onomástica es tres día después del Pilar. Ya sabes, a cambiar el nombre de Teresa y asunto resuelto con rigor. Je,je.
Un abrazo
Peter Walley
29/10/2014 a las 23:41
Hola Marazul,
Me gusta mucho la forma que tienes de escribir, es poética sin que suene en ningún momento artificiosa. Bien hecho, nos leemos por aquí.
lunaclara
29/10/2014 a las 23:59
Hola Marazul: que buen volver a leerte!!
Un tema triste el que tratas con gran humanidad y naturalidad.
Transmites mucho en tus escritos, mas de lo que te imaginas. Y eso es muy bueno. Proporcionar profundidad ayuda a elevar los pies de esta tierra a veces tan cruel.
Felicidades!!
Aurora Losa
30/10/2014 a las 12:23
Veo que has aprovechado el tema tan actual del ébola y los cooperantes que llevan años ayudando a los enfermos para tu relato.
Es un texto conmovedor que explica la frustración de los cooperantes a la hora de enfrentar una enfermedad que les deja sin una medicina fundamental: el consuelo que da un abrazo.
Puede que de la carta me sobre el momento en que justifica por qué está allí (es algo inherente a la condición de cooperante) y, explicarlo, rompe la familiaridad con su hermana.
Por lo demás un texto muy bien aprovechado.
Enhorabuena.
Fernando Sanz Félez
30/10/2014 a las 13:40
Hola, Marazul. Maravilloso cuento. Original y conmovedor. Evoca realmente las relaciones familiares llenas de añoranzas y distancias. Me ha encantado, pero es precisamente en ese detalle donde le encuentro el fallo. Es muy difícil realmente transmitir información a un tercero (el lector) que se mete en una conversación entre dos personas que saben mucho de sí mismas: “…aquellas celebraciones en el pueblo, cuando nos reuníamos toda la familia en la larga mesa del jardín. Luego dábamos un largo paseo; en bicicleta unos, los otros a pie. Al regresar era el momento de recoger higos y ciruelas que llevábamos a casa para hacer mermeladas. (…)” Me chirrió tanta explicación. No se lo estás contando a Teresa (ella ya sabe que después de pasear cogiais higos y ciruelas) me lo estás contando a mi, el lector, pero es una carta y yo sólo estoy esomando los ojos por encima del hombro de Soledad… Ella no sabe que estoy ahí. no sé si me explico. Esa información, si quieres transmitírmela se debería buscar otra manera: ten cuidado con la bicicleta y si coges higos o ciruelas, cómetelos a mi salud o la de mis niños… Yo qué sé, algo así… Teresa ya sabe que cogían la bici y comían higos… ahora también lo sé yo, pero no me lo ha contado Soledad, lo he deducido de su conversación.
En fin, me ha gustado el cuento. Una sensibilidad exquisita y una bofetada de realidad poética.
Por cierto, ahora que hablamos de poesía, “Su mirada inerme me desarma (…)” no sé si es una redundancia o un hallazgo rítmico. No sé si me gusta, pero me ha llamado la atención.
Y por supuesto, ese aviso, esa espada de Damocles que situas sobre Soledad, es demoledor: “he de tomarme la temperatura” Es fantástico. Conviertes un acto rutinario en una sentencia a muerte. Cinco palabras separan la vida de la muerte. Y Teresa sin respuesta a ese interrogante hasta la próxima carta. Fantástico detalle.
Enhorabuena
Marazul
04/11/2014 a las 00:03
Hola amigos. Agradezco mucho vuestros comentarios. Aprendo un montón.Es verdad que a veces doy demasiadas explicaciones y es algo que tengo que corregir.Pero por otro lado si he conseguido tocar vuestra sensibilidad me siento bastante satisfecha.
Roger no se te escapa una…!!! que fallo lo de las Teresas jajajajaj……..pero me gusta que me lo digas. Nos leemos pronto otra vez. Saluditos
Emmeline Punkhurst
05/11/2014 a las 23:33
Hola Marazul:
Me he emocionado mucho con tu relato. Escoger el formato “carta” me ha hecho implicarme más en la lectura y la introducción del tema del ébola es un acierto.
¡Enhorabuena!
Cesar A. Martin
07/11/2014 a las 12:39
Enhorabuena por el relato, el género epistolar me ha parecido un acierto y una solución muy ingeniosa. Logras un tono nostálgico y emotivo sin caer en la sensiblería, lo que me parece muy difícil, y consigues acercarnos a Soledad. La escena y la frase están tan integradas en la historia que las vuelves invisibles, en lo que siempre reconozco un gran mérito. De nuevo enhorabuena y mucha gracias por tus comentarios, son muy motivadores.
Miranda
07/11/2014 a las 22:47
Marazul:
Me ha encantado, ya todos te han dicho lo acertado que es el formato carta y el tema que has tratado. No se si el nombre de Teresa lo has utilizado como un homenaje a Teresa Romero, la 1ª enferma de Ebola en España.
Me ha gustado mucho el guiño que has hecho a un tema tan duro.
Me gustaría que te pasaras por mi relato, te dejo el link
https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-19/1989
Pato Menudencio
22/11/2014 a las 15:37
Hola Marazul. Por fin pude pasar por tu relato (Patricio Valenzuela, el alter ego de “Pato Menudencio”, estuvo de mudanza, XD).
Quedó muy bien lograda la carta. Le diste una atmósfera íntima y cercana, que le da un grado de complicidad al lector.
Imaginé el colegio con todos sus detalles y a los miembros de la ONG ayudando a los enfermos.
Felicitaciones.