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¡¡¡Horror!!! ¡Que errooor! - por Miranda
7:00 a.m. ¡Maldito despertador!. Ashley, le dio un golpe para apagarlo y se dio media vuelta. Se sentía muy cargada, los sonidos le retumbaban y la cabeza le pesaba como si sus sesos fueran de cemento.
Entre brumas oía las voces de los niños, los ladridos del perro y el ruido de los cacharros en la cocina, además la luz que entraba por las persianas le hacía daño.
Esos malditos críos, eran su vida, los adoraba, pero también eran su pesadilla. Desde que se separo de John estaban viviendo con ella, pero no se sentía preparada para cuidar sola de tres criaturas.
Como cada noche después de acostarlos y preparar las cosas para el día siguiente, se dedicaba un rato a sí misma, pero de una forma autodestructiva, refugiándose en el alcohol y las drogas y dándose pena por la situación a la que había llegado.
Llevaba dos años sin pareja y seis meses sin trabajo, y desde luego la nueva fuente de financiación no le había traído tranquilidad precisamente.
Aquella noche además se había tomado más dosis de las que acostumbraba y se encontraba especialmente mal.
Los niños, a pesar de ser pequeños ya se levantaban solos. Robert el mayor tenía nueve años y ejercía de organizador, cuando el despertador sonaba se levantaba y despertaba a sus hermanos para que se vistieran.
La ropa solía estar en la silla al lado de la cama donde su madre la dejaba la noche anterior. Eran tantas las mañanas que su madre no se levantaba bien, que ya se habían acostumbrado a levantarse, asearse, vestirse y desayunar, el autobús escolar los recogía a la puerta de su casa.
Pero aquella mañana, había más alboroto del habitual. Alice, de 4 años, la más pequeña lloraba y ni Robert ni Nina conseguían calmarla. Goofy su mascota había estado mordisqueando su mochila nueva y la había roto. Alice abrazaba sus pinturas y cuadernos y lloraba.
Robert se acerco a la cama de su madre
–¡¡Mamá, mamá!! Goofy ha mordido la mochila de Alice ¿donde hay otra?
–En el armario –dijo Ashley entre la bruma del sueño
El pequeño abrió la puerta del armario y cogió una de las mochilas, la que menos pesaba, corrió a la cocina. Toma Alice la mochila nueva de mama, Robert le ayudo a meter sus pinturas y cuadernos. Alice se seco las lágrimas y sonrió, miro a su hermano agradecida.
Salieron corriendo justo a tiempo de ver llegar el autobús.
Una vez en clase, cuando Alice fue a sacar sus pinturas y cuadernos, descubrió que en la mochila había muchas bolsas de chuches, hoy lo pasaría bien con sus amiguitos, cuando salieran al patio del colegio, las repartiría.
Asheley, se despertó e intentó levantarse de la cama, pero al ponerse de pie, todo le daba vueltas, los sonidos sonaban como un eco lejano, se tambaleó y tuvo que sentarse en el borde.
De repente lo vio. ¡El armario estaba abierto!.
En su mente confusa, aparecieron imágenes, Robert, la mochila. Alice……
Dios mio, ¡Que error!
Tambaleándose, llegó hasta el baño, el corazón le iba a mil por hora, se miró al espejo, las pupilas dilatadas la delataban, tenía que espabilarse, abrió el armario y se tomó dos pastillas, tendrían que hacer efecto, se dio una ducha fría, disimulo sus ojeras y su demacrada cara y se tomó un café cargado, tenía que ir al colegio.
Se puso unos vaqueros gastados y una camiseta blanca y negra, se recogió el pelo en una coleta y se subió al coche. Tenía que darse prisa.
Esperaba llegar a tiempo
Desde que se había quedado sin trabajo y con los niños, iba de mal en peor, se preguntaba cómo podía ser tan irresponsable, necesitaba ayuda, pero no sabía cómo pedirla ni a quién.
Cuando estaba acercándose al colegio, se cruzo con ambulancias y coches de policía. Aparcó y entró corriendo en el patio. Vio a la directora y corrió hacia ella
–¿Dónde están los niños? –dijo casi sin aliento
– En el hospital, por supuesto –contesto recriminándole la directora- ¿Dónde cree que pueden estar si manda a su hija a clase con un alijo de cocaína, que ha estado repartiendo en el recreo?.
¡Había llegado demasiado tarde!.
La directora hizo una seña al inspector de policía, que se acercó.
–Esta es la madre de Alice
–Queda usted detenida por contrabando de drogas e incitación al consumo en menores.
Definitivamente, su nueva fuente de financiación solo había empeorado las cosas.
Comentarios (19):
Miranda
28/10/2014 a las 15:03
Hola a todos, quiero dar las gracias a mis tres comentaristas anonimos, me gustaria mucho que os identificarais para poder comentaros yo a vosotros tambien. Con comentarios como los vuestros dan muchas ganas de seguir escribiendo.
Gracias
José Torma
28/10/2014 a las 17:10
No lo habia leido, fuiste mezquina en el grupo de guassap jaja pero que bueno, un texto redondo, sobrio. Un par de cosas que brincan un poco es el Ni Ni (Robert ni Nina conseguían calmarla.) Tal vez yo hubiera buscado otro nombre en vez de Nina. La segunda es que puede ser un poco predecible, pero apuras la conclusion para que funcione. “Llevaba dos años sin pareja y seis meses sin trabajo, y desde luego la nueva fuente de financiación no le había traído tranquilidad precisamente.” Lo dices con todas sus letras y al final me sorprendiste.
Muy bueno, felicidades.
Pato Menudencio
28/10/2014 a las 17:38
Clap, Clap. Sólo me queda aplaudir.
Que fuerte el relato, con gran carga social, muy bien llevado.
Tal vez el “queda usted detenida” se podría sacar para que la frase final sugiriera el desenlace, pero sólo es una opinión personal para un relato que está buenísimo.
Saludos.
Ana
28/10/2014 a las 21:19
¡Qué bueno! No quiero saber de dónde has sacado la idea, pero es genial. Uno no sabe si reírse o llorar.
Es una trama totalmente inesperada. Patio + ¿Dónde están los niños? = Mil cosas, pero jamás se me habría ocurrido algo así.
¡Felicidades!
Un saludo,
Ana
Roger/NHICAP
28/10/2014 a las 21:57
Hola Miranda,
Buen inicio de curso.Estupendo relato.
Avanza a buen ritmo y subiendo el nivel de intriga hasta el giro final que pone el lazo a lo intuido por el lector.
Bien estructurado y escritura sencilla.
¡Felicidades Miranda!
Un abrazo.
lunaclara
29/10/2014 a las 14:42
Qué chulo!!! Siempre me ha encantado leerte. Bordas los relatos, de principio a fin. Me encanta, porque sabes transmitir el ambiente familiar con sus problemas y sus alegrías.
Muchas felicidades!! Y por supuesto que nos seguimos leyendo, eh!
Diego Manresa Bilbao
29/10/2014 a las 15:15
Muy interesante relato Miranda!!!!
Me ha gustado mucho, aunque he de decirte que desde lo del cambio de mochila me lo estaba imaginando…
De todas formas , enhorabuena!!!!
Chiripa
29/10/2014 a las 18:45
Hola Miranda,
Genial el tema y muy bien estructurado, el relato te ha quedado redondito
Excelentes ritmo y nivel de intriga.
¡Enhorabuena!!
Solo te anoto que se te ha colado una “e” extra la tercera vez que nombras a la madre: “..Asheley, se despertó e intentó…”
Gracias por comentar mi relato y ¡feliz resto de semana!
Peter Walley
29/10/2014 a las 23:04
Hola Miranda,
Has conseguido deprimirme con tu relato, lo que supongo significa que está muy bien escrito 😉 por lo menos dejas abierto si se muere algún niño de sobredosis o no.
Saludos, nos leemos.
David Rubio
30/10/2014 a las 00:09
Buen relato Miranda,
Creo que te has basado en una noticia que apareció hace unos días en la prensa y la has aprovechado muy bien, has conseguido crear una buena historia con ella.
Bien escrita y estructurada quizás retocaría las explicaciones iniciales. Cuando hablo de explicaciones me refiero, por ejemplo a esta parte: “… se dedicaba un rato a sí misma, pero de una forma autodestructiva, refugiándose en el alcohol y las drogas y dándose pena por la situación a la que había llegado.
Llevaba dos años sin pareja y seis meses sin trabajo, y desde luego la nueva fuente de financiación no le había traído tranquilidad precisamente.
Aquella noche además se había tomado más dosis de las que acostumbraba y se encontraba especialmente mal.”
En un relato puedes “explicar” o “mostrar” pero creo que siempre se debe intentar mostrar, huir de esas explicaciones que ralentizan el ritmo y quitan magia al relato, además tienden a dictar al lector lo que debe sentir, cuando eso solo le corresponde al lector.
Bueno, no sé si me expliqué, ya es tarde y estoy pelín cansado.
En todo caso, lo que te comenté al principio, un buen relato
Un gusto leerte
Ana/Anoide
30/10/2014 a las 17:44
Hola, Miranda! Enhorabuena por tu relato, ha sido un placer leerte. Está muy bien estructurado y narrado, pero te iba a comentar lo mismo que David Rubio, y es que hay demasiadas explicaciones al inicio del texto que podrías haber sustituido para darle dinamismo y fluidez.
Soy nueva aquí y por los comentarios veo que tienes buena fama… Te seguiré la pista! 🙂
Josan
30/10/2014 a las 18:51
Buenas Miranda,
Ha sido un placer leerte, y todo un descubrimiento. El relato me ha gustado, está bien construido, y aunque bien es cierto lo que ya comentan anteriormente sobre la extensión de algunas descripciones, en mi opinión se podría dar sendos trazos y explicar mucho en una única frase. Así daría agilidad y mantendría el ritmo del relato.
Me lo he leído de un tirón, lenguaje sencillo, conciso y sobre todo en la segunda parte consigues dar el vértigo que necesita. Bravo.
Un saludo, nos leemos.
Luciano Sívori
30/10/2014 a las 19:04
Me gustó. Quizás el título es demasiado literal, como que dice demasiado. Un título del estilo “La mala financiación” habría tenido el efecto de ser más sutil y cobrar sentido sobre el final. También hay algunos errores de tipeo / gramática, pero la historia está muy bien.
Dentro de las posibilidades que había para escribir la historia, encontraste una forma original y diferente de relatar una historia que es -por cierto- atrapante y sorprendente. Te felicito por la creatividad.
Sergio Mesa
31/10/2014 a las 18:47
wenas Miranda!
buen relato compañera, me gusta encontrar temas sociales en los relatos del taller, aunque resulten tan duros como este. estoy muy de acuerdo con las observaciones de maese David, hay partes que por expositivas y reiterativas pierden un poco. pero general me ha gustado bastante 😉
un saludo, nos leemos!
Sergio Mesa / forvetor
http://miesquinadelring.com/
Emmeline Punkhurst
02/11/2014 a las 18:32
Muy buena historia, Miranda. Casi me he hecho una imagen mental de la protagonista, muy recurrente en algunas películas americanas, y que has descrito a la perfección.
Si me permites, lo único que cambiaría sería el título, pero ya sabes que es cuestión de gustos.
Un saludo.
Aurora Losa
03/11/2014 a las 13:23
Esperaba un desenlace más cómico, pero es que yo suelo tirar de humor para quitar hierro a situaciones tan dramáticas como la que planteas.
Terrible la situación a la que nos llevan los fracasos y las malas decisiones.
Wolfdux
05/11/2014 a las 12:21
Felicidades Miranda! Una noticia que te has llevado a tu terreno dotándola de empatia.
¡Nos leemos!
Maureen
08/11/2014 a las 10:25
Hola, Miranda.
Yo creo que más que lo de que das muchas explicaciones al principio, es cosa del punto de vista del narrador: al principio y al final es una tercera persona que cuenta todo el tiempo los pensamientos de Ashley (casi como una falsa primera persona), mientras que en el trozo central en que hablas de los niños es un narrador externo a todos los personajes. Tal vez podrías mantener el narrador externo todo el tiempo y marcar lo que piensa Ashely con comillas (o cursiva, aunque aquí no se puede).
Por lo demás, un texto estupendo con un final impactante. Me ha gustado mucho y me ha parecido una idea muy original para usar las premisas del reto.
Enhorabuena.
marazul
10/11/2014 a las 18:06
Hola Miranda, describes una situación más común de lo que a veces nos creemos. Tu historia contiene muchas más historias: el poder destructivo de las drogas, la necesidad de los servicios sociales, el dolor de una madre que no puede atender a sus hijos, el aprendizaje de esos pequeños en esa situación de desamparo, los problemas que les puede acarrear ver a su madre así, la necesidad de madurar a edad temprana. En fin, Miranda que el tema es interesante. Lo expresas y transmites bien, sólo las primeras frases explicativas que quedan un poco sueltas y cortantes.
Por lo demás me ha parecido un buen relato. Felicidades. Un saludo