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ESPÉRALA OTRA VEZ, SAM - por Diego Manresa Bilbao
Sam apareció en el lugar acordado cinco minutos antes de la hora en la que tenía la cita con Ana. Se sentó en una de las mesas de madera del lugar, con los bancos más incomodos de toda la zona, decidido a esperar pacientemente. Quería tener unos minutos para tener claras las palabras que iba a decirle. Habían decidido verse en el único rato de descanso común que tenían, después de la cadena de notas que había circulado de mesa en mesa a lo largo de los últimos dos días. Lo suyo era vox populi a esas alturas. Había sido difícil pero por fin consiguió una cita. Nada podía hacerle más ilusión en el mundo. Ninguna chica le había gustado tanto desde el año pasado. Ni siquiera el desapacible clima de la ciudad y la neblina de final de otoño con la que había amanecido iban a amargarle el día.
Mientras esperaba, Sam siguió metódicamente su rutina habitual de los descansos. Bebió lo de siempre a esas horas –batido de fresa doble- y sacó uno de sus finos cigarrillos, con aroma a chocolate, dedicándose a morderlo compulsivamente. Estaba muy nervioso, y conforme el tic-tac del reloj le acercaba al momento en el que Ana debía llegar, más nervioso se ponía.
Le había gustado desde el primer momento que la vio, la chica nueva que apareció de la nada en septiembre. Nadie sabía de donde había venido. Corrían rumores de que su familia tenía dinero e inversiones, pero vestía de una forma muy normal para una chica de su edad, nada ostentosa. Muy natural y sencilla, aunque aparentaba algún año más de los que tenía, o decía tener. Quizá por ello le gustaba. También debía ser por su fino cabello rubio y los ojos azules que le hacían parecer una belleza sueca de película de James Bond o Humphrey Bogart. Por tener, tenía las mismas maneras y expresiones frívolas que tenían esas mujeres.
Lo que no se podía decir de Ana es que fuera puntual. Fiel a su diaria costumbre de llegar tarde, se estaba retrasando. Dos minutos, según el reloj con el escudo de su equipo favorito de fútbol que le habían regalado las ultimas Navidades. Mujeres. Le parecía que en cualquier momento iba a aparecer, con esa media sonrisa y cara de susto que traía todas las mañanas al pedir perdón por el retraso.
Para no pensar en su tardanza, echo una ojeada alrededor. Pudo ver que se estaba jugando un partido de baloncesto. No conocía ya a casi ninguno de los jugadores que jugaban, eran bastante veteranos. Jugaban muy desorganizados, de una forma bastante poco profesional. No estaba siendo un partido entretenido, con lo que se quedó mirando a una pareja de apariencia bastante mayor que bajando de un autobús se preguntaba “¿Dónde están los niños?” mirando a todos lados. Se les veía bastante preocupados hasta que vieron aparecer a sus nietos saliendo del autocar.
Y Ana ya llegaba 5 minutos tarde. En 10 minutos se les acababa el descanso, no iban a tener tiempo para nada.
Cuando ya no podía con el nerviosismo, de repente apareció otra compañera, Lucia, que había hecho buenas migas con Ana desde que llegó a la ciudad. Traía un mensaje de parte de Ana, y por la cara que puso al darle aquel trozo de papel doblado en cuatro partes, no parecía que fueran a ser buenas noticias. Leyó la nota para sus adentros:
“Lo siento, he decidido irme con Pablo. Lucia me ha dicho que su padre tiene el coche más grande que el tuyo”
Mujeres, pensó Sam. No te puedes hacer ilusiones con ellas. Siempre habrá algo, sea un coche, otra persona, o su padre, que las acabe alejando de ti. Trató de mantener una posición digna, pero no pudo evitar que le resbalara una lágrima por la mejilla.
Cuando más sumido en sus tristes pensamientos estaba, el ruido de la campana despertó a Sam de su ensoñación. Oyó a Doña Matilde decirle a lo lejos:
– Samuel, vamos para clase, el recreo ha terminado.
Y, en efecto, para él había terminado. Esa misma tarde, jugando a las canicas, Sam nos juró que nunca jamás se volvería a enamorar. Como es obvio, ninguno de los chicos de la pandilla le creímos…
Comentarios (15):
José Torma
28/10/2014 a las 23:51
Que tal Diego?
Una bonita alegoria de los primeros amores y de lo intenso que pueden llegar a ser, en nuestras mentes al menos jaja, me gusto el trato y aunque el final no me encanto, me quedo con el gusto del 95 % del relato.
Felicidades.
Anoide
29/10/2014 a las 12:39
Hola Diego! Por aquí estoy como prometí.
Me ha gustado bastante la forma en que le das un aire adulto a los pensamientos y sentimientos de Sam sin dejar de mostrar que es un niño. Al fin y al cabo, quién de pequeño no ha sentido esas preocupaciones y esa tristeza que parece que son más grandes incluso que uno mismo?
Lo único que me ha chirriado un poco es el final, que me pareció algo precipitado. Por lo demás, muy tierno y agradable de leer.
Tenías razón con que tienen ciertas similitudes… Niñas algo frívolas, niños encariñados con ellas, la profe al final… No sé si hemos caído en tópicos o si sólo es que pensamos muy parecido 😛
Un placer leerte! Nos veremos por aquí.
Pato Menudencio
29/10/2014 a las 22:09
Respecto a Ana. Que hija de puta, XD.
Pobre Sam, Lo friendzonearon tan temprano en su vida.
Está bien relatada la historia, me gustó.
Pd: Todos alguna vez hemos caído en la friendzone, Sam necesita ser vengado.
Saludos.
Peter Walley
29/10/2014 a las 23:19
Hola Diego,
Me ha gustado mucho toda la parte en que Sam está a solas con sus pensamientos, la carta de Ana me ha parecido un poco bestia (podía haberle dicho algo como ‘no eres tú, soy yo’, que queda mejor ;-)). También me ha despistado un poco la historia, pensaba que Sam era demasiado mayor como para jugar a las canicas…con una segunda lectura se ve mejor.
Cesar A. Martin
29/10/2014 a las 23:38
Muchas gracias por tus comentarios, son mu halagadores y más después de leer tu relato. Me ha encantado como consigues transmitir los nervios de la primera cita y como mantienes la intriga sobre el resultado de la cita. Un saludo y enhorabuena.
Diego Manresa Bilbao
29/10/2014 a las 23:54
Hola Literautas!!!!
Muchas gracias por vuestros comentarios, parece ser que el final no ha gustado, me lo han comentado varios… Yo queria que con esa nota quedara claro el tono “infantil” del relato, pero no estaba convencido de la frase y si que es verdad que no queda bien… Muchas gracias y se anota para proximas ocasiones!
P.D: Pato, Sam sera vengado en proximas ocasiones, o si se puede en la vida real…
Ana
30/10/2014 a las 16:02
Hola Diego,
Qué bueno. A mí sí me gusta el final. Tal y como describes a Ana (¿no había otro nombre para esa desalmada?) me creo que sea capaz de pasar de Sam porque el padre de otro tenga un coche más guay.
Me encantan los detalles infantiles como el cigarro de chocolate y el reloj del equipo de fútbol en medio de tanto pensamiento adulto.
Me ha gustado Lucía, que pasa casi desapercibida en el relato, pero que es un personaje real como la vida misma. La típica amiga “recadera” de la chica guapa.
Te felicito por el relato y espero ansiosa la venganza de Sam.
Un saludo,
Ana (no soy la del relato con los mismos nombres que el tuyo)
Diego Manresa Bilbao
30/10/2014 a las 16:30
Gracias Ana!!!
Ese es el efecto que queria conseguir exactamente…Siento por todas las Anas, queria hacer un minimo homenaje a mi sobrina recien nacida jejejejeje…
Dime cual es tu relato y le echare una buena lectura!!!!
Miranda
31/10/2014 a las 14:06
Hola Diego
Estoy de acuerdo con Ana, (la comentarista), el final no podía ser otro, siendo tan malvada Ana (la protagonista). Me he divertido leyendolo. Que dura es la vida infantil, y la que viene despues, jeje.
Lialo con Lucia y a ver que hace Ana si al padre del nuevo noviete le confiscan el coche con la crisis. ¡Que maldades se me ocurren!.
Gracias por pasarte por mi relato.
Saludos. Nos seguiremos leyendo
Aurora Losa
31/10/2014 a las 14:28
Hola, Diego.
A mi me parece que la idea del texto es genial, pero me he perdido a lo largo del relato varias veces. Para empezar, no termino de tener claro dónde han quedado, según comienza la historia creo que es en el sitio donde trabajan, pero luego ve a la gente del autobús y pienso: “no, en una cafetería, claro”.
Y la edad de los protagonistas me ha vuelto loca: ¿adultos, niños, adolescentes, preadolescentes? Él tiene cigarrillos y ella autonomía para vestirse como quiera (niños, no), le deja plantado por uno que tiene un coche mejor (preadolescentes, no) y luego la profesora se dirige a él como si tuviera 10 años.
Insisto en que la idea en sí es buena, pero no termino de verla plasmada, lo siento. Lo que sí me ha gustado ha sido la conclusión final de no volver a enamorarse cuando todos sabemos que lo hará, hasta las trancas (es como decir: no vuelvo a beber, cuando tienes una resaca terrible)
Aurora Losa
31/10/2014 a las 14:28
Por cierto, el guiño a Casablanca en el título y las alusiones a las parteners de Bogart, todo un acierto.
Diego Manresa Bilbao
01/11/2014 a las 11:25
Hola Aurora!!!!
Critica aceptada! En principio yo queria hacer el contraste de un crio con pensamientos adultos, y de una posible cita en una cafeteria con el esperar en un patio de colegio, pero si que es verdad que mas de uno lo ha entendido asi,no ha quedado todo lo claro que queria, con lo que habra que seguir practicando para mejorar!!!
Muchas gracias por todos vuestros comentarios, el mes que viene mas!!!!
Chiripa
01/11/2014 a las 17:07
!Que buena narración, Diego!
No se si fue por la falta de cafeína, pero yo estuve un buen rato pensando que era una cita de jóvenes. De manera que cuando descubrí que era de chicos colegiales, me sorprendí. Y eso me gustó mucho. Me gustan las sorpresas, giros inesperados, etc.
Para la parte formal te recuerdo que los colegiales no tienen tanta libertad en cuanto a vestimenta, por ejemplo. Por último, el tercer párrafo da más para un relato de adultos que para uno de colegiales. De manera que, si te interesa, re-formula las edades y ya!!!
La nota de Ana deja mal parado al género femenino, de manera que creo que quien se salvó fue Sam. jajajaja
Saludos!
Te invito a pasarte por “El Grito” (# 111 ) @
https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-19/1969
Chiripa
01/11/2014 a las 19:25
Diego, vuelvo por aquí para agradecerte doblemente tus comentarios, que, por cierto, he tomado en cuenta para mejorar el relato. Había algo del mismo que no me gustaba. Ese primer párrafo no lograba encajar como yo quería. Y gracias a tus sugerencias ¡ZAS!, lo eliminé sin remordimiento. Por eso pienso que estas semanas de feedback son muy positivas.
Y ahora a escribir la próxima escena. ¡Suerte y felíz fin de semana!
Kathleen
10/11/2014 a las 14:28
Hola Diego
Tu historia me ha gustado muchísimo, empezando por el título que me ha llamado la atención porque se nota la alegoría al “Tócala otra vez, Sam” de Casablanca. Además me encanta tu forma de narrar, me parece fácil de leer y al mismo tiempo describes bastante bien los pensamientos del protagonista.
Me ha entristecido el final, pero creo que Sam volverá a enamorarse cuando menos se lo espere.
Un saludo.