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El Avión. - por Josan
El vuelo se desarrollaba sin ningún problema. El runrún de los motores era constante, de vez en cuando alguna turbulencia menor hacia bibrar el fuselaje de la nave. El avión, un bimotor con muchos años de servicio, se comportaba elegantemente y seguro.
El piloto y el copiloto aprovecharon para intercambiar algunas notas y manipular botones en el panel lleno de luces y letras que tenían ante sí. Algunas interferencias en la radio captaron la atención del copiloto e hizo un par de ajustes con los dedos sobre las teclas de colores antes de hablar.
—Dicen que se aproxima una tormenta, recomiendan desde la torre de control tratar de esquivarla dando un rodeo.
—Ni lo sueñes, mantendremos el mismo rumbo y velocidad —dijo el piloto con un gesto de desdén—. Sabes tan bien como yo que nos esperan y esa maniobra retrasaría nuestra llegada más de una hora. Debemos entregar la carga a la hora señalada.
El copiloto inconscientemente miró hacia atrás para ver a través de la puerta de la cabina las cajas grandes de madera que transportaban. Gigantes silenciosos amarrados con cadenas y correas, llenos de sellos de transporte y enormes letras en alemán. Cuando volvió a mirar hacia afuera el cielo se había oscurecido, enormes nubes algodonosas, negras como boca de lobo, los iban a engullir en cualquier momento.
El piloto se ajustó los cascos y comprobó que sus sistemas de sujeción estuvieran bien anclados. Asió con fuerza los mandos de la aeronave y apretó los dientes. Engullidos por la oscuridad, ambos hombres trataban de domar el avión, la tormenta zarandeaba con virulencia el aparato y éste emitía unos quejidos largos y sonoros de metal en torsión.
Llovía con intensidad, los motores se comportaban con fiabilidad, de peores habían salido. Una nueva turbulencia hizo estremecer el alma del viejo avión, después vinieron otras más suaves, y de nuevo se repitió la violencia de los embates de la tormenta.
Los hombres, atentos cada uno a lo que debían hacer, se movían con la precisión de un bailarín que ejecutara una pieza de extrema dificultad. No se decían nada, pero se podía ver el miedo en sus ojos, no un miedo atenazador, si no el de los valientes que son conscientes de ser mortales.
De pronto una luz cegadora iluminó el cielo. Grises y sombras. Ruido acuoso y el runrún de las hélices. De nuevo oscuridad salvo por el pequeño primero, grande después, resplandor que vió el copiloto en su ala derecha. El rayo había impactado en el motor que ahora era una enorme bola de fuego.
—¡El motor derecho está en llamas!.
Ambos, piloto y copiloto, daban bandazos con fuerza a uno y otro lado. La nave era ingobernable en quellas circunstancias. Manipulaban los controles con un ansía frenética.
—¡Está todo perdido, nos vamos a estrellar. Debemos saltar!
—dijo el copiloto víctima de terribles temblores.
—¡No, no podemos abandonar la nave! ¡Jamás hemos dejado una misión sin completar y una miserable tormenta no podrá con nosotros! —dijo el piloto a la par que trataba de enderezar el rumbo.
—Bueno, dirás lo que quieras, pero yo me bajo—hablaba el copiloto mientras se descolgaba del columpio—. Y encima con tanto zarandeo se me ha caído el bocadillo de chocolate y quesitos que me hizo mi padre.
El taconeo y el crujido de las ropas al rozarse unas contra otras se oía por el pasillo. Unos instantes después la profesora estaba en el patio. Miró a uno y otro lado, pero no había rastro de los dos niños. El timbre había sonado hace más de diez minutos y aquellos dos seguían sin aparecer.
—¿Dónde están los niños? —se dijo para sí la profesora.
Dió la vuelta al edificio de la escuela y allí los vió. Compañeros de travesuras encaramados a aquel viejo columpio de hierro con forma de castillo, que unos días era una fortaleza, otros una trinchera y hoy, hoy había sido un avión.
Comentarios (19):
Nick Brooks
28/10/2014 a las 16:52
No sé quien tiene más imaginación, si los niños o tú.
Me ha encantado tu cuento.
El giro que le das de pronto, aplausos 😀
Muy muy bueno.
¡Nos leemos! 😉
Josan
28/10/2014 a las 17:23
Muchas gracias Nick, ya se sabe, uno no debe nunca dejar de sacar el niño que lleva dentro. 🙂
¡Nos leemos!. 😉
Un saludo.
kirby Durden
28/10/2014 a las 23:11
Me sacaste una sonrisa en el final.. Muy creativo!
me encanto.. seguí así!
Josan
29/10/2014 a las 17:00
¡Muy amable Kirby!.
Con una sonrisa al final me doy por más que satisfecho. 🙂
Y gracias a los que amablemente leyeron y me dieron un poco más de luz para retocar y corregir alguna cosa. Sobre todo esas tildes que me han patinado y que “vibrar” la primera es con uve… ¡grrrr!, maldita disteclia…
Un saludo.
Denise
30/10/2014 a las 00:54
Me gustó muchísimo, el recurso es conocido, pero funciona perfectamente. El detalle del bocadillo me pareció genial, me hizo reír XD
Miranda
30/10/2014 a las 17:00
Que divertido Josan.
Yo ya me había metido tanto en la historia de los pilotos y la tormenta, que me había olvidado que tenia que aparecer un patio de colegio y unos niños desaparecidos, jaja.
Felicitaciones por el relato.
Saludos, te espero por el mio si tienes un rato.
Te dejo el Link
https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-19/1989
Saludos y nos leemos
Josan
30/10/2014 a las 18:26
¡Muchas gracias Denise!. Si os he hecho reír me alegro, me da una hermosa bocanada de aire fresco saber que con mis torpes letras he podido provocar algo tan bueno, la risa. Qué no nos oiga el monje de “El nombre de la rosa”, Jorge de Burgos, tendría mucho que objetar a ese respeco. 😉
Muy amable Miranda, muchas gracias por tu comentario. Con sumo gusto pasaré por tu relato y así intercambiaremos impresiones. 🙂
Un saludo, nos leemos.
Ana
30/10/2014 a las 20:23
Muy ocurrente. Lo del bocadillo de chocolate y quesitos me ha descolocado un segundo y luego me ha hecho reír.
Toda la idea es muy original.
¡Enhorabuena!
Josan
31/10/2014 a las 16:21
¡Muy amable Ana!. Me gusta ver que la idea de girar la historia de esa manera ha tenido tan buena aceptación. 😉
Un saludo, nos leemos.
Ángel Gabriel
01/11/2014 a las 03:19
Toda la historia esta bien lograda, cuando leía sobre los pilotos y el avion callendo no le encontraba sentido en cuanto al tema que era el colegio y los niños, fue hasta el final cuando unes el relato que todo encaja perfectamente y logras esa fusión perfecta, la frase de los bocadillos y el abuelo, me parecio fuera de tono en medio de una situación de emergencia tan grande como la caída presipitada que estaban teniendo los pilotos, pero al integrarlo al final ese toque también el genial.
Tiene intriga, suspenso bien manejado, ambientación, sintesis porque termina el relato no lo deja abierto, los dos personajes son redondos bien logrado, crea espectativa porque uno esta ancioso por conocer el final, hay intriga porque uno no sabe que sucederá, esta bien colocado el conflicto, porque uno de los pilotos quiere abandonar la nave y el otro no, tiene estructura porque hay una presentación de los personajes y del ambiente, tiene nudo porque uno no sabe como será el desenlace y tiene desenlace porque el final esta bien logrado. El ritmo en el relato esta bien logrado porque tiene acción desde el principio y durante todo el relato, no logra mostrar los hechos, porque lo invade a uno la emoción de que pasará. Para mi tienes un !!!DIEZ¡¡¡¡
Josan
03/11/2014 a las 22:59
¡Muchas gracias Ángel!. De verdad que me siento muy halagado y a la vez muy contento de que te haya gustado.
Un saludo, nos leemos.
Marazul
04/11/2014 a las 18:39
Hola Josan me ha gustado mucho tu relato porque avivas la imaginación del lector. Y como nosotros, escritores de Literautas, sabíamos que se tenía que desarrollar en el patio de un colegio pues sinceramente nos has despistado. ¿Sabes que pensé yo? pues que el avión se iba a estrellar precisamente allí, en el patio. Menos mal que los niños están sanos y salvos jajajaaj….Enhorabuena, un buen relato. Saludos
Josan
05/11/2014 a las 17:17
¡Hola Marazul!.
Muchas gracias por tu comentario, me hace mucha ilusión. Sorprender era una de mis intenciones, la otra, era mantener a los niños intactos. 😉
Un saludo, nos leemos.
Aurora Losa
06/11/2014 a las 11:08
Enternecedor. Nos metes de lleno en una aventura, como si fuéramos los propios niños. Te prometo que me he pasado casi todo el relato pensando que los niños que exigía la premisa estaban en las cajas y algún tipo de transporte macabro.
Sólo apuntarte una frase que me ha resultado complicada:
De nuevo oscuridad salvo por el pequeño primero, grande después, resplandor que vió el copiloto en su ala derecha.
Quizá si la redactas así: De nuevo oscuridad salvo por el resplandor, pequeño primero, grande después, que vio el copiloto en su ala derecha.
Es solo una sugerencia, claro.
Josan
06/11/2014 a las 19:12
¡Hola Aurora!.
Muchas gracias por tu comentario, y por tu sugerencia. La tengo en cuenta y enredaré en la versión original para ir modificando cosas en base a vuestras estupendas sugerencias. 🙂
Un saludo, nos leemos.
Maria
09/11/2014 a las 19:56
Me encanta leer relatos, que de manera sencilla, con palabras sencillas y nada rebuscadas me hacen imaginar. Te diré que por un momento pensé que estaban en alguna guerra :); vale yo igual tengo demasiada imaginación.
Lo mejor, que me saques una sonrisa al acabar de leer el relato.
Wolfdux
11/11/2014 a las 04:23
Excelente relato, me ha gustado mucho como has escrito la historia, fluida, sencilla pero que atrapa desde el primer momento. Felicidades.
Josan
11/11/2014 a las 22:13
Muchas gracias por vuestros comentarios, se agradecen mucho, de verdad. Ando metido con el relato de este mes y estoy verdaderamente atascado. 🙂
María, la imaginación como la alegría, nunca es demasiada. Ha sido un verdadero placer sacarte una sonrisa. 😉
Wolfdux, muchas gracias por las felicitaciones y por haber sacado un ratito de tu tiempo para echar un vistazo a mi humilde relato. Gracias de corazón.
Un saludo, nos leemos.
Celeste
09/10/2015 a las 19:21
Me encantó!!