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El circo de LaGrange - por Fernandinho Vargas
– ¿Usted busca el circo de LaGrange? – me pregunta el anciano de la gasolinera en la que paré.
Asiento.
– Pocos saben interpretar los escritos de LaGrange. La mayoría creen que se encuentra en el mar. Las costas se plagan de turistas y los lugareños promueven la mentira en busca de lucro – hace una pausa –. Sin embargo, usted viene aquí.
– Pasé varias temporadas en el mar – reconozco con pudor.
Miro hacia afuera a través de la ventana. El polvo del desierto danza de un lado al otro, la coreografía del caos. El anciano sacude la cabeza.
– Todavía le falta la mitad del acertijo. ¿Qué piensa hacer con respecto al beso?
– Pensé que lo del beso al mediodía era figurado…
– Claro que no – me dice riendo exageradamente.
Cuando su burla termina hace sonar una campanilla. De una puerta del fondo sale una joven de piel morena y ojos verdes. A medida que se acerca, me aparto del mostrador y dejo mis manos suspendidas, sin saber qué hacer con ellas.
– Le presento a mi hija, Gea – dice el anciano, ella hace una reverencia –. Permita que lo acompañe, por favor, ella no tuvo oportunidad de ver el circo y me gustaría que lo haga.
Cierro los ojos afirmando. La chica rodea lentamente el mostrador y se para a mi lado. Trato de no observarla mucho delante del anciano. Toma mi mano y con la cabeza me señala afuera. Chirría la puerta y salimos. Ella lidera la procesión de dos.
– Es un viaje largo – me aclara, su voz suena a uvas con miel.
Caminamos hasta que todos los horizontes parecen espejismos. Ella se sienta en el piso, tardo un poco en acompañarla. Me pregunta acerca de mi vida, le cuento que soy biólogo y me intereso en especies exóticas, no es sorpresa mi fascinación por el mito del circo de LaGrange, mis intentos fallidos, mis viajes en citroneta a través del país, las caridades de las que vivo. Ella escucha atenta mientras nuestras sombras merman. Vuelve a tomar mi mano. Miro al piso, debe ser mediodía. Levanto mi vista y encuentro dos esmeraldas que me miran, cerca, huele a aloe vera. Un remolino de polvo muestra una garra de tigre. Cierro los ojos y un elefante estornuda. Los labios de Gea están más secos que los míos, una suavidad rasposa. Me acaricia la oreja, toma aire con la nariz, relajo la frente. Ruge un tigre, galopa un caballo. Me empuja hacia atrás y se separa.
Abro los ojos, el circo nos rodea, pero no dejo de verla, sé que en cuanto aparte la mirada, la ilusión se desvanecerá. Un perro se levanta y empieza a perseguir al hurón con cola de vaca volando en círculos a nuestro alrededor, los ojos de Gea reflejan al dragón cuyo color no puedo distinguir, el caballo con crines de arena galopa tras ella montado por una serpiente con bonete, o eso creo ver. El polvo ya forma un tornado, cae desde lo alto y toma forma de carpa. Ella aprieta mi mano y me sonríe, ya no soportamos más polvo los ojos, los cerramos y concluimos la función con un abrazo casi eterno.
Comentarios (11):
Gabontza
27/05/2014 a las 18:27
Me he quedado con ganas de saber más… La vida del protagonista parece muy interesante y también parece que hay (o va a haber) algo más entre él y la chica. Me encanta cómo están escritos los dos últimos párrafos y cómo describes la acción del circo fundiéndola con lo que hay entre ellos dos.
José Torma
27/05/2014 a las 22:08
Que onda? me prometiste la miel y me quitaste el frasco antes de tiempo. Quiero saber mas. De el, de ella, del circo de todo!!
Muy enganchante y bien escrita, una nota para mi confusa y solo porque soy muy chiple
“Miro al piso, debe ser mediodía. Levanto mi vista y encuentro dos esmeraldas que me miran, cerca, huele a aloe vera. ”
Me confunde el ritmo, pienso que despues de miran, deberia ir un punto y Cerca huele a aloe sin coma. Pero como te digo tal vez sean solo cosas mias.
Me gusto mucho, felicidades.
Yo soy el No 38 por si te animas a leerme.
Saludos
fernando sanz
28/05/2014 a las 10:28
oeoeoeoeoe
Vaya pasada!!!
Me ha encantado. Eso por delante. El principio suena casi rutinario. Una transición hacia algún lugar. Sin embargo, de repente, “Su voz suena a uvas con mial…” Esa frase, soltada así, a quemarropa, te deja descompuesto. Sigues con “caminamos hasta que los horizontes parecen espejismos…” Ahí te hace trastabillar… el estornudo del elefante simplemente te mata. Después ya todo da igual. Ya cualqueir cosa es posible, incluída una serpiente con bonete. Me encanta.
Un pero, por decir algo, que si no se dice algo crítico parece que no hemos dicho nada, la pregunta del anciano y su continuación se pueden poner en el mismo párrafo. Despues de “asiento”, se pone la barra de diálogo y el canciano continúa, ya que (a mi me ha ocurrido) si no parece que el siguiente diálogo es la respuesta del interpelado, del biólogo.
Estupendo cuento. Enhorabuena.
Adella Brac
29/05/2014 a las 13:06
Hola, reitero lo que ya te han dicho. Me gusta como avanzas de la normalidad a la magia, pero me has dejado con ganas de más 🙂
Hay una errata; “ya no soportamos más polvo los ojos”.
Fernandinho Vargas
29/05/2014 a las 20:06
Hola, muchas gracias por los comentarios y las observaciones! Es un texto que pienso seguir trabajando y extendiendo. Surgió con la consigna del taller y después me disparó un montón de ideas más, pero tuve que mantenerme dentro de las 750 palabras.
Me alegro que lo hayan disfrutado!
Chiripa
29/05/2014 a las 21:55
Fernandinho, discúlpame si repito los comentarios de los compis (es que no los leo).
Tu relato me ha parecido original y bien narrado. Utilizas bellas metáforas que enriquecen las descripciones. Los diálogos me parecen apropiados, de diferente longitud, lo que da movilidad a la narración. Para mi, es una bella fantasía, que hasta llena de poesía me ha parecido.
Te invito a revisar esta frase: “…soportamos más polvo los ojos, los cerramos…” en la que has de modificar algo. ¿Qué tal, soportamos más polvo EN los ojos, o ..soportamos más polvo, cerramos los ojos…?
Cordial saludo y Enhorabuena
Chiripa
29/05/2014 a las 21:59
Fernandinho, si deseas responder este comentario, por favor hazlo en mi relato, porque, en mi afán de leer y dar feedback a la mayor cantidad posible d textos, no tendré tiempo de volver por aquí.
Saludos.
Ana Vera
30/05/2014 a las 22:21
Muy hermoso, muy lírico. Me gustaría leer una versión más larga que aclare un poco más quién es ese biólogo.
Carlos Dauro
01/06/2014 a las 08:20
Enhorabuena por tu relato, me gusta va de menos a más y, ese es el problema, que me has dejado con ganas de más. Nos leemos. Feliz verano.
Escarlata
01/06/2014 a las 12:04
Hola. ¿Qué tal Fernandinho?
Me ha gustado mucho tu historia, y como aparentemente empieza con normalidad y después nos deja con un final abierto. Ese cambio le hace especial e interesante.
Felicidades y saludos.
Luis del Moral Martínez
08/06/2014 a las 15:26
¡No puede ser! Nos dejas a todos en ascuas :). Queremos más, tienes que seguir la historia por favor. Me ha encantado la naturalidad y la forma de narrar, pero quiero saber más sobre ese misterioso circo.
Un abrazo.