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Feriantes - por fernando seguí
Mi madre nunca nos lleva al circo. A la feria tampoco. Son mis abuelos quienes se encargan de eso. Yo creo que odia a los feriantes, les tiene una manía increíble.
Siempre que llegan las fiestas de Navidad, mi hermana y yo lloramos y pataleamos hasta que mami cede y permite que nuestros abuelos nos acompañen. Vivimos con ellos desde que papá murió, cuando mi hermana nació, aunque yo no recuerdo su entierro. Mamá se queda en casa.
Una vez en el circo mis abuelos nos compran algodón rosa de azúcar y palomitas dulces de colores en un puesto regentado por dos ancianos. Es un matrimonio encantador que nos trata con mucho cariño. Al despedirse, nos inflan a besos y abrazos. La mujer, que se parece mucho a mi hermana, trata de retenernos con zalamerías y se le escapa alguna lágrima incluso.
Ya dentro de la carpa lo pasamos pipa con las acrobacias de los artistas,con los caballos,con los leones y los funambulistas. Pero lo mejor, lo que más deseamos, es ver a los payasos.
Yo de mayor quiero ser payaso.Uno de ellos, que toca una bocina de esas antiguas y lleva una flor en la solapa que dispara un chorro de agua, se acerca a nosotros, como todos lo años, nos gasta un par de bromas y nos saca al centro de la pista. Los payasos nos hacen todo tipo de tonterías y juegan con nosotros. Cuando se despiden, el que nos sacó nos regala una flor para mamá y nos da un beso.
Regresamos a casa emocionados y yo le cuento a mami lo de que de mayor quiero ser payaso.
—La cabra siempre tira al monte — me grita — Tu estudia para ser alguien de provecho y dejate de tonterías.
Mi madre coge la flor y la mete en una caja donde las guarda todas, que ya están secas, junto a una foto de mi padre.
Algún día me escaparé y me haré feriante.
Comentarios (3):
Aurora Losa
27/05/2014 a las 19:34
Hola, Fernando.
Yo soy una de tus comentaristas anónimos y me gustó tu relato, enternecedor.
Deja una sensación agridulce que logras con esa mezcla de inocencia del niño, ignorante de la realidad que le rodea, y lo que nosotros sabemos, algo que lo hace aún más triste.
Enhorabuena.
Ana Vera
28/05/2014 a las 17:36
Estoy de acuerdo con Aurora Losa, la sensación agridulce y la mirada inocente del niño. Muy bien narrado, a pesar de la brevedad de tu cuento, has conseguido contar toda una historia. Enhorabuena!!
José Torma
29/05/2014 a las 23:14
Este relato solo tiene algo feo, es muy corto!.
Me gusta que en pocas palabras creas un universo de amor, ingenuidad y fraternidad.
Muchas felicidades.