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Suave como el terciopelo - por Luis A.R. Selgas+18
Web: http://universosenblanco.wordpress.com/
Ese día observé por vez primera la libertad en vida; como jamás lo había hecho, en las tiernas alas de un pájaro, en el suave mecer de sus plumas al viento. Pues yo ya estaba muerto, y lo estaba por la prisión que habían supuesto los grilletes de un beso de sus labios. El pájaro revoloteó dando piruetas, se posó en el borde de la ventana y picó el cristal. Parecía que me llamaba. Yo no acudí, pero mi alma no resistió la invitación que se le hacía para emprender el primer y último vuelo. Cerré los ojos y desperté…
Ella entró por la puerta del lavabo haciendo resonar sobre el parqué las agujas de sus zapatos de tacón. Estiró las piernas para esquivar el cadáver tendido en el suelo, mi cadáver. Suena raro hablar de uno mismo cuando ya estás muerto; pero después de todo, la mayoría de las personas que alguna vez han vivido, hoy están muertas. Supongo que todo es cuestión de acostumbrase en esta vida. Ella pasó por encima mío sin pudor por la abertura su falda, y qué falda, y qué piernas. Mi sangre nunca volvería a correr enfebrecida por aquellas piernas, una verdadera lástima. Aunque al final resultase ser una arpía y acabase con mi vida, la verdad es que había valido la pena. Era mi arpía. Además, no es que yo no me lo mereciera. Siempre fui un idiota del tres al cuarto, un don nadie de poca monta, un estúpido que habría ido al infierno por esos labios de rubí. Moriría por ella… morí por ella.
Mi arpía se agachó con cuidado de no tocarme, para recoger del suelo el maletín que yo había dejado caer cuando recibí el disparo en el pecho. El maletín de la pasta, le llamaba ella; porque dentro debía haber cien mil dólares. Eso era lo que había terminado valiendo nuestro amor. Y pensar que yo creía que con ese dinero íbamos a fugarnos y pasar el resto de nuestras vidas en medio del paraíso. Ella fue hasta el tocadiscos, puso un vinilo y lo encendió. El aire se llenó con las notas de nuestra canción, “Blue Velvet”. Una despedida o una broma, ¿quién sabe?
—Siempre fuiste un cobarde —le dijo a mi cadáver—. Pero admito que esta vez has sido útil, cariño.
Teníamos un plan. Esa mañana yo debía ir al bar de Pete el gordo, el mayor capo de la zona. Tenía que entrar en su despacho y cambiar el maletín de la pasta (era para sobornar al juez Constanza) por uno preparado con una sorpresa de explosivos. Nosotros nos íbamos con el botín, y nadie tendría tiempo de buscarnos mientras recogían los trocitos del jefe. Pero ella tenía pensada otra cosa. Me esperó en mi piso. Cuando yo entré escuché el agua de la ducha correr. Me imaginé su silueta detrás de la cortina. Al abrir la puerta del baño yo aún tenía el maletín en la mano. Mi arpía estaba sentada sobre la tasa del retrete, apuntándome con aquel revolver. Bang, un disparo en medio del pecho me rompió el corazón. Entonces volé y al final fui libre.
No puedo culparla, incluso muerto aún la seguía amando. Me hubiese gustado poder decirle una última cosa. Ella levantó el teléfono y marcó un número.
—Hola. Ya tengo el dinero —dijo al aparato—. No te preocupes, no sospecharán nada. Cuando explote el maletín todos sabrán que fue él, estarán tan ocupados con el circo que tendrán montado que, no se pararán a pensar quién lo mató… Sí, yo también te amo.
Se acercó al fiambre por última vez, se besó los dedos y me los acercó a la frente.
—No hubiese funcionado, cariño. Siempre fuiste un cobarde —se burló de mí.
Y tenía razón…
Cerró la puerta tras de sí sin que yo pudiera disculparme por haber sido un cobarde. Sin poder decirle las últimas palabras que me habría gustado. No me importó el disparo en el pecho, pero aquella llamada me había dolido en el alma. Ya no importaba lo que le quería decir. Ella se lo había merecido.
El pajarito seguía picando el cristal de la ventana. Por debajo de la letra de “Blue Velvet” aún se escuchaban sus zapatos de tacón al alejarse por el pasillo. Llevaba bajo el brazo el maletín con la bomba que no me había atrevido a cambiar. Después de todo, yo siempre había sido un cobarde.
Comentarios (14):
Silvyt
27/05/2014 a las 23:23
Hola!!
Muchas gracias por tu comentario, ha sido el que más me ha animado. Por cierto, ¿decidiste participar en el reto de los adjetivos calificativos? Porque he encontrado algunos, aunque no muchos y ya me entra la duda… Yo lo intenté, pero mis comentaristas no habéis dicho nada al respecto, así que no sé… igual se me han colado muchos y por eso no se ha notado.
Bueno, tu has abierto la veda, así que en cuanto a la forma:
,y –> La Y es un nexo de unión, igual que la coma, por lo que no se suelen poner juntos. Sin embargo, está muy bien utilizado en la estructura: […]la abertura su falda, y qué falda, y qué piernas[…]
Le das un énfasis a la oración que te hace comprender al protagonista de una forma perfecta.
Encima mío –> Es una expresión incorrecta, yo he cometido el mismo error millones de veces. La expresión correcta es encima de mí, porque ese espacio no te corresponde(no es tuyo, no sé si se me entiende).
tasa–> Se te ha colado el dedo, es taza.
–> También hay una oración “ella había pensado otra cosa” que genera duda, yo habría puesto algo como “ella tenía otra idea”, pero eso es porque soy un poco maniática y tengo la sensación de que “cosa” es demasiado poco concreta.
Y ya está. Jajajajaja!! En cuánto al contenido, me quito el sombrero. Pocos finales me han sorprendido tanto como el cambio del maletín. Y esto es un gran elogio, a la mayoría de los relatos se les ve el final mucho antes de llegar al final. El giro que le das en apenas el último párrafo consigue una inesperada y agradable sorpresa para mí.
Perfecta utilización del tempo de las oraciones y párrafos y gracias por la acertada utilización de los puntos y comas. Es un recurso que apenas se utiliza, pero le da agilidad a los textos. La descriptiva el principio y del final es genial, es un estilo muy bueno. Cuídalo porque a la mitad del texto me da la sensación de que lo has perdido.
De todas formas, ENHORABUENA, me ha encantado.
Denise
28/05/2014 a las 18:33
Bueno, no tengo nada que agregar al comentario tan detallado de Silvyt. Me gustó mucho el relato, sobre todo cómo, a pesar del leitmotiv de “soy un cobarde”, no se anticipa para nada el final.
¡Excelente!
forvetor
28/05/2014 a las 18:59
hola Luis!
buen relato, reconozco que me costó un poco entrar en él. la primera parte está cargada de imágenes y cuesta un poco (a mi al menos) situar al protagonista y su particular situación. tal como dice Silvyt el final es un acierto, más que por el tema de la bomba por encontrar la forma de redimir al personaje a través de su propia cobardía. chapó. esos párrafos son los que más me gustan del relato.
no habría reparado en ello si no lo comenta Silvyt, pero es verdad que hay una “y” que no me parece bien utilizada. pero no son las de la frase que ella pone como ejemplo, que tal como dice tiene su aquel por darle una cadencia determinada a esa frase, sino la que parte la segunda oración del texto. ahí estás usando una coma y una “y” a la vez para hacer lo mismo, una de las dos sobra.
de resto no puedo sino secundar los apuntes de la compañera, que un putada llegar a comentar después de un análisis tan exausto. 😉
imagino que decidiste pasar del desafío porque hay varios adjetivos, otra vez será.
un saludo compañero, nos leemos… en los blogs hasta que Literauts vuelva a arrancar ^^
Sergio Mesa / forvetor
http://miesquinadelring.com/
hupacal
28/05/2014 a las 20:52
¡Ufff! ¡BRAVO!
La ambientación, Blue Velvet de fondo, el pajarillo en la ventana, la historia con traición y el maravilloso final! Me ha encantado
Y lo que dice Denise, utilizas el leitmotiv de una forma lo suficientemente sutil como para no esperar el final pero lo suficientemente explícito como para que sobresalga en el contexto.
Sencillamente genial.
Nymeria
28/05/2014 a las 21:20
Impresionante, sencillamente impresionante. Me has enganchado desde el primer momento y el final no se espera y es sorprendente.
Muchísimas felicidades, me quedo con ganas de leer más cosas tuyas. ¡Un abrazo!
José Torma
28/05/2014 a las 22:23
Me paso igual que a Forvetor. Lo empece a leer como 3 veces y casi estuve a punto de pasar de el, no se como explicarlo pero el inicio con el pajarito y toda esa alegoria me estaba perdiendo. Afortunadamente segui y me encuentro con una historia muy bien contada, primera persona rarona pero funcional. Me encanto el detalle de como vas mencionando su cobardia sin dejarnos saber que al final esta misma sera la que le de cerradura al asunto.
Felicidades
Ana Vera
29/05/2014 a las 15:23
Maravilloso, me ha encantado, muy buen relato, ya te lo han dicho los compañeros, suscribo absolutamente el comentario de Hupacal, una historia magnífica y narrada con un estilazo muy seductor.
Aurora Losa
30/05/2014 a las 09:52
Me has sorprendido gratamente, con el juego del título y la canción y con la historia en sí. He estado en vilo toda la historia y el final lo vi venir al final, como debe ser.
Destaco tu forma de mantener el amor del cadáver por “su arpía” y las descripciones que enriquecen el relato.
Desde luego has hecho un buen trabajo.
Enhorabuena.
Luis A.R. Selgas
30/05/2014 a las 10:41
Muchas gracias por los comentarios, las críticas son muy útiles y exhaustivas. Es verdad, yo me lo he buscado pidiéndoselo a Silvyt (que por cierto es el mejor de los tres relatos que recibí este mes).
Sobre el reto, pensaba intentarlo, pero ya que mi idea se centraba en el género negro, los adjetivos eran fundamentales para crear ese ambiente descriptivo. Ya lo haré la próxima vez.
En el primer párrafo quería crear un clima más filosófico y poético que precedía al momento de la muerte, luego viene la chicha, jeje.
Me alegra mucho que os haya gustado a todos el giro final, que en realidad lo venía anunciando desde medio relato, yo pensaba que se me vería el plumero.
En cuanto a los que quieran seguir leyéndome, los invito cordialmente a mi blog. Allí cuelgo esta semana el relato de este ejercicio. Tened por seguro que los que tengan su propio rincón recibirán una visita mía.
Un gran saludo a todos.
http://universosenblanco.wordpress.com/
Chiripa
30/05/2014 a las 14:02
Luis, que bien que construiste el texto fuera del contexto de la carpa y los actores.
Bien estructurado, con un tema original, excelentemente bien narrado, hace que el lector
lo recorra, de cabo a rabo, de un tirón.
Romántico y poético, tu ralato me ha gustado mucho.
Estoy segura de que los ocho comentaristas anteriores te habrán hecho notar algunos errores, (que supongo son typos), pero que vale la pena considerar para la versión definitiva de tu relato
(Si deseas responder mi comentario, por favor hazlo en mi relato, ya que con el afán de leer y dar feedback a la mayor cantidad de textos, no volveré a pasar por aquí.)
¡Felices e inspiradas vacaciones !
David Rubio
30/05/2014 a las 23:09
Hola Luis,
Un relato magnífico, tienes muchísima clase escribiendo. Fíjate que aún recuerdo el primer relato que te leí en falsaria, aquel del mensaje en la botella.
Respecto a las sugerencias apuntadas, creo que la frase de la coma y de la Y podrías solucionarla así: “Ella pasó por encima mío sin pudor por la abertura su falda. ¡Y qué falda! ¡Y qué piernas!” No dejan de ser exclamaciones.
Luego vi esta frase: “Se acercó al fiambre por última vez, se besó los dedos y me los acercó a la frente.” El fiambre es él y el relato es en primera persona, al escribirlo así pasa a ser una tercera. Creo sería más correcto “Se acercó a mi cara y, tras besarse los dedos, me los pasó por la frente” De paso evitas esa repetición de “acercó”.
Un abrazo y un gustazo volver a leerte Luis
Miranda
31/05/2014 a las 19:26
Hola Luis:
Encantada de pasarme por aquí. Tu muerto y su arpía, me han parecido unos personajes estupendos, si no los hubieras matado, podías usarlos en una continuación.
Además, con la ventaja de un revisión previa como la de Silvit, puedo centrarme en el contenido más que en la forma. Que es una lectura más cómoda.
Hay una sola cosa que me choco al principio: el final del primer párrafo dice “cerré los ojos y desperté” creía que el protagonista estaba soñando, pero luego en la segunda frase del segundo párrafo dices “Estiró las piernas para esquivar el cadáver tendido en el suelo, mi cadáver” entonces es que estaba muerto. Si vas a subirlo al blog, échale un vistazo.
Pero quiero que quede sobre todo, mi opinión de que es un buen relato, divertido, con final sorprendente y me ha encantado como has retratado tanto al muerto cobarde como a la arpía de tacón de aguja.
Felicidades, nos seguiremos leyendo
Nota:
Si vas a leer el mío de este taller (el numero 3) es la segunda parte del que hice en el taller anterior (nº 69 escena del castillo), te recomiendo que lo leas completo.
Aina Pons Triay
01/06/2014 a las 12:57
Luis, un relato excelente, sublime y elegantemente contado.
Los detalles ya te los han comentado los compañeros, así que no incidiré ellos, porque la verdad es que me ha gustado tanto que no me he dado cuenta de ninguno de ellos.
El giro final inesperadísimo, realzando la cualidad de “cobarde” del muerto, es fantástico. Enhorabuena. 🙂
Pato Menudencio
04/06/2014 a las 15:05
Al principio me costó seguir el relato por el lenguaje poético que usaste.
Pero luego repuntó hasta convertirse en una historia brutal, de intrigas, pasiones y traiciones que engancha.
Logras una tensión envolvente, que me hace recordar a las buenas películas de mafiosos.
Saludos.