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Alas - por Ichabod Kag

Web: http://beyond-kag.blogspot.mx/

Cuatro segundos.
Caigo. Y mientras caigo, veo el suelo avanzar hacia mí. Todo el circo me observa sin pestañear, sin proferir si quiera un ruido. Esperan el impacto para reaccionar.
Yo, por mi parte, prefiero no pensar en ello. En los segundos que restan para mi final, cierro los ojos y me enfoco en mis recuerdos. Así, acuden a mi mente aquellos días en los que observaba a los pájaros volar a través de la ventana. Solía pasarme los días contemplándoles sin pensar en otra cosa.
Recuerdo también las palizas que mi padre me daba para que continuara con su oficio de zapatero. Pero no sirvieron de nada. Mi anhelo siempre fue volar como las aves. Por las noches, siempre soñaba que crecían alas en mi espalda y entonces era capaz de acompañar a los rayos de luna en el firmamento y danzar sobre las nubes de tormenta en medio de la oscuridad.
Pero al despertar y comprobar que seguía pegado al suelo, no podía sino llorar. Aquello no era más que un sueño.
Tres segundos.
Recuerdo también que un día decidí, por razones que evaden mi memoria, dar una vuelta por el rio. Fue allí donde la vi. Estaba ella recostada cerca de la ribera, comiendo un durazno y leyendo un libro cuyo título también olvidé.
Al advertir mis pasos, alzó la vista. Nos contemplamos y, pasado un tiempo, se levantó y acercó hacia mí. No recuerdo de lo que hablamos ese día, pero de mi mente nunca se borrará la sensación de tenerla a mi lado, su mano entre la mía. Caminamos hasta que las estrellas asomaron en el cielo junto a la luna.
Nos vimos en otras ocasiones y, en una de ellas, le platiqué mi sueño. Ella, contrario a lo que esperaba, no se río sino que me contó su propio secreto: sabía volar.
Dos segundos.
Me llevó, entonces, al circo y me mostró su arte. Y fue entonces, al verla surcar la carpa como una avecilla, que me enamoré aún más. Supe que no podía vivir sin ella, así que me le uní abandonando a mi padre y sus sueños de crear una dinastía de zapateros.
Mi avecilla me ayudó a perderle el miedo al vacío y a disfrutar de la vida en el aire. Sus besos me otorgaron alas como las de las águilas para remontar los cielos.
Jamás olvidaré aquellos días ni la forma en que nos tomábamos de la mano en pleno vuelo. Pero, como todo en el mundo, aquello llegó e su fin el día menos pensado.
Un segundo.
En un ensayo a ella le fallaron las alas. Se podría decir que también tuve algo de culpa, puesto que no la sujeté a tiempo. Mi avecilla cayó y cerró sus ojos para no volver a abrirlos.
Después, yo continué actuando, pero ya nada fue lo mismo Volaba como lo hace un avión, puesto que ella se había llevado mis alas junto con parte de mi corazón. Y también el día menos pensado, mientras recibía los aplausos del público, tomé una decisión…
Mañana muchos dirán que lo que está a punto de acontecer fue un accidente y, seguramente, me llorarán por unas horas. Quizás alguien tenga la decencia de enterrar mi cascarón. Pero tengo la confianza que después me olvidarán. Abro los ojos y al ver el suelo frente a mí, no puedo sino dejar escapar una sonrisa.
Esta es mi decisión. Quiero irme con ella del mismo modo que viví a su lado: volando.
Cero segundos.

Comentarios (9):

Denise

28/05/2014 a las 15:26

Muy bello, te felicito!

forvetor

29/05/2014 a las 00:00

hola Ichabod!
bonito y terrible… curiosa combinación. me ha gustado especialmente el recurso de la cuenta atrás y la resolución, cuando lo empecé no sabía hacia dónde iría un relato tan corto que empezaba con una caída. bien resuelto!
la próxima vez echa más carne a las fieras, que sólo comemos una vez al mes y por sabrosa esa pieza nos sabe a poco ^^
un saludo, nos leemos!
Sergio Mesa / forvetor
http://miesquinadelring.com/
pd. espero ansioso tú continuación de la Historia Compartida 😉

Wolfdux

29/05/2014 a las 11:04

Buen relato Ichabod, creo no haberte leído antes, pero me parece que tienes un talento especial para escribir. Me ha gustado mucho la historia que nos presentas, el ritmo es perfecto y con un final de película.

¡Felicidades!

Ana Vera

29/05/2014 a las 17:48

Cuatro segundos que resumen toda una vida. ¡¡Muy bueno!!

NHICAP

30/05/2014 a las 02:05

Hola Ichabob,
Una idea genial, la cuenta atrás, desarrollada con una prosa fluida y las palabras justas para mostrar los sentimientos y emociones del prota.
Buen relato, felicidades.
Un abrazo

Aurora Losa

30/05/2014 a las 08:25

Precisa la forma en que nos relatas la secuencia en dos tiempos, los segundos de caída y lo que desemboca en ella.
A pesar del fatal desenlace no evoca pena, ni dolor, al contrario deja una sensación de paz, como la que debe sentir tu protagonista, así de bien has transmitido sus anhelos que uno se siente como él, se siente él.
ENHORABUENA
PD. ESpero que para la continuación de la historia compartida no te pongas tan “romántico” ;P

Aina Pons Triay

02/06/2014 a las 06:44

Ichabod, un relato precioso. Me ha encantado la forma, con la cuenta atrás marcando la estructura. Y has transmitido muy bien los sentimientos del protagonista, recordando los motivos por los que decide volar por última vez para estar con ella para siempre.
Tan sólo un par de detalles:
– “se levantó y acercó hacia mí” creo que sería mejor “se levantó y acercó a mí” o “se levanto y vino hacia mí”.
– “aquello llegó e su fin el día menos pensado” aquí se te ha ido el dedo: “llegó a su fin”.
– ” pero ya nada fue lo mismo Volaba como lo hace un avión”. Falta un punto entre “mismo” y “Volaba”.
Son detalles sin demasiada importancia, pero si quieres revisarlo, quedará más redondo. 🙂
Enhorabuena. Nos leemos.

José Torma

05/06/2014 a las 23:26

Hola Ichabod.

Sabes que un dia desperte con la absoluta certeza de que podia volar, que me concentraba y levitaba. Era tal mi conviccion que se las platique a mis padres, los cuales solo atinaban a verme sin apenas poder contener la risa. Creo que volar es el sueño de mas de uno.

Tu relato tiene una tristeza tangible, casi se sale de la pantalla. Sabes que va a pasar y sin embargo, con todo tu ser, deseas que el resultado sea diferente. Ya en un relato anterior maneje el tema del suicidio (si te interesa se llama La Razon de la Sin Razon hace dos talleres) y me comentaron que lo hice de una manera muy sutil, aqui nos lo anuncias y al ser en primera persona, adquiere una brutalidad maxima.

Tu relato conmueve, me gusto mucho.

Muchas felicidades.

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